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Una tarde con *******

javish

Bovino maduro
Registrado
22 Oct 2005
Mensajes
175
Conocí a ******* por la noche, una noche de esas en los que no hay mucho por hacer, la conocí en un chat y nunca se presentó como tal, lejos estaba yo de saber que mi encuentro era con un verdadero demonio.

Pronto comenzamos a charlar y a descubrir afinidades y diferencias, recuerdo perfecto que una de las dos primeras cosas que me dijo fue que estaba haciendo su tesis sobre un tal "focus de control", curioso que ******* sea sicólogo, pensé.

La relación perduró más allá de esa noche, hasta nos hicimos amigos, me sorprende que ya han pasado años de ese encuentro virtual. Hace poco, me comentó que quería venir al D.F. a ver la exposición de Leonardo y Miguel Ángel, con gusto, me ofrecí a acompañarla y nos citamos un sábado a mediodía.

La esperé en la terminal de autobuses sur, tuve que esperar un buen tiempo su llegada, caminé de un lugar a otro esperando con cierta impaciencia, la entrada a la exposición era a las dos de la tarde.


Después de un rato al fin llegó, al verla vestía un blusón el cuál resaltaba sus hermosas tetas, unos ajustados jeans los cuales delineaban perfectamente sus piernas y su gran culo respingado y unas botas las cuales le daban un toque sexy… Nos saludamos cordialmente y emprendimos la partida rumbo al centro de la ciudad.


Salimos de la terminal, el camino fue bastante tranquilo, hacía tiempo que no nos veíamos, al menos no en persona, la plática era la obligada ¿cómo has estado?, ¿qué tal el clima?, ¿cómo va la vida?, después de un rato al fin llegamos a la zona del centro donde nos estacionamos en un lugar cercano al Palacio de Bellas Artes, caminamos por la calle de Madero para recoger los boletos en una reconocida librería, pasamos al Oxxo dónde compramos un pie de nuez y una lechita, sin albur).


Al llegar al palacio había demasiada gente, mucha más que una tarde sabatina normal, hicimos fila algún rato, en cada descuido de ella aprovechaba para poder admirar su cuerpo, imaginando como se vería cabalgando sobre mí, empinada sobre la cama frente a mi o mamando mi herramienta; la exposición pasó sin pena ni demasiada gloria, siempre es un placer el poder admirar aquellas obras ancestrales, sin embargo, por alguna razón dejaba un sabor de boca incompleto.


Durante el recorrido nos tomamos de la mano, al terminar fuimos a comer y emprendimos el camino de vuelta a la terminal, al estar en el coche me recordó la petición que le hice, una tanga impregnada con su aroma, jamás pensé que la traería, mucho menos como la portaba; búscala… me sugirió e inmediatamente comencé a hacerlo, tocando por encima de su ropa con cierta desesperación, pase mis manos por sus piernas, sus muslos, sus brazos, sus pechos, la verdad la búsqueda era una mera excusa para poder sentir su cuerpo y la suavidad de su piel.


Pronto y mientras manejaba mis manos jugaban con sus tetas, acariciando, jalando, sintiéndolas en todo su esplendor, el roce de las yemas de mis dedos con sus pezones era magistral, he de confesar que soy adicto a esas hermosos pechos y que alguna vez ya tuve el placer de embadurnarlas de mi semen, al final encontré la tanga bajo el resguardo de esos encantos mamarios, la saqué y la guarde en uno de mis bolsillos, sin dejar de manosear todo su cuerpo.


Al fin llegamos a la terminal, buscamos un lugar solitario para estacionarnos, tarea difícil en fin de semana, como pudimos y tratando de ocultarnos seguimos platicando y tocándonos, por encima de mi pantalón sobaba mi verga, la cual estaba dura ya para ese entonces, yo tomaba sus piernas, las apretaba hasta llegar a sus muslos, nos besábamos jugueteando con nuestras lenguas, no pude resistirlo, saqué uno de sus pezones y me lo llevé a la boca, que delicia su sabor, me encanta pasar mi lengua, sentir su rigidez, tener sus pezones entre mis dientes y saborearlos con la punta de mi lengua.


Mientras explorábamos nuestros cuerpos platicábamos un poco de nuestros encuentros sexuales, primeras experiencias y perspectivas a futuro, cachondeábamos de repente y continuamos así hasta que su tiempo lo permitió, desafortunadamente tenía que partir de vuelta a su destino, dejándome caliente como nunca, llegamos a la terminal, nos despedimos con un último beso.


La siguiente visita de ella a la Ciudad de México será en febrero próximo, la cita es en la Expo Sexo y Lujuria, ya les contaré…
 
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