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Una puta inesperada I, II, III

galapagoz

Bovino adicto
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21 Jul 2008
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AQUI UNOS RELATOS DE LA RED NUEVAMENTE ESPERO LES AGRADEN Y COMENTEN BUENO O MALO

recuerden son 3 en uno

Una puta inesperada


por Peib


Quisiera comenzar diciendo que este relato es completamente real y que ningún hecho ha sido cambiado, sólo los nombres de los personajes (a excepción del mío) son diferentes.
En ese tiempo, yo era muy joven y vivía con mi padre, pues él lleva divorciado de mi madre mucho tiempo y jamás me he llevado muy bien con ella. Los dos vivíamos en un buen departamento en la Ciudad de México. Y recuerdo que estudiaba en lugar llamado Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur; y es desde ahí, donde mi vida sexual comienza a dar sus primeros pasos.
Quizá, mis experiencias no sean muy interesantes para los lectores, sin embargo espero poder corresponder, de alguna manera, con algo de lo que esta página me ha dejado.
Soy de estatura media (1.77), complexión delgada y la mayoría me dice que soy el doble de Lex Luthor (smallville), ya que por lo regular ando pelón. Era un novato en la preparatoria.
Y fue ahí donde conocí a una mujer que cambiaría muchas cosas en mi vida. Su nombre era Gabriela. Una mujer muy atractiva. 1.60, un poco gordita, pero no en exceso, pechos grandes (115), nalgas firmes y redondas y una cara de niña pícara que pocas mujeres gozan.
La conocí la primera semana de mi ingreso. Lo recuerdo muy bien. Estaba con mis amigos y era media tarde. Teníamos una clase libre y nos restaban 2 horas de ocio que decidimos malgastar con cervezas y mota.
El tiempo siguió su curso y perdimos su noción, pues estábamos pasando un buen rato. De la misma manera el alcohol hizo sus efectos en nuestros jóvenes cuerpos y terminamos inmersos en una de las mejores borracheras de mi vida. Perdimos una clase y nos quedamos intentando conquistar a compañeras de nuestro salón en un lugar llamado “el camino”, donde la mayor parte de los estudiantes frecuenta para drogarse o tomar. Desgraciadamente el alcohol fue más en mi candidata y tuvo que ir al baño después de vomitar muy cerca de mí. Al quedar sólo, comencé a tomar un poco más, cuando una figura femenina se acercó a mí. Era Gabriela. Se sentó junto a mí y me preguntó mi nombre.
- ¿Cómo te llamas?
- Pablo – respondí medio pedo. – ¿Tú cómo te llamas?
- Gabriela, pero la mayoría me dice Ga.
- Ah órale… a mi me dicen Lex o Cold Play. Y en que semestre v…
- La neta me gustas un buen niño, estas muy guapo…
Después de que me interrumpió al decirme eso me quedé helado. Yo no tenía mucha experiencia con las mujeres y ellas nunca habían sido tan directas conmigo, pero la cosa no acabaría ahí, ya que lo que me dijo en hizo enseguida de aquella declaración me impactó de una manera mayor.
- …y quiero que me cojas, si quieres aquí, no me importa, sólo quiero tener sexo contigo.
Y sin más miramientos me besó y colocó una de mis manos en sus pechos. ¡Oh, qué sensación! Era la primera vez que tocaba uno y vaya que fue uno. Ella no llevaba bra y se sentía tan suave, pero era tan grande que mi mano no lo abarcaba por completo. Pero, dada mi inexperiencia no tuve tiempo de disfrutarlo y me retire de ella y de su pecho.
En el camino de regreso a mi casa, mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto. Después de apartarme de ella, le espeté que ni la conocía y que cómo podía querer que yo le agarrara un pecho. Ella me sonrió con esa cara de niña pícara y me dijo que desde que entre el primer día me había visto y quería conmigo, pero que ella no era una persona normal, que tenía gustos diferentes. Me dijo que tenía 2 años más que un servidor, estaba en 5° semestre y también vivía con su papá. Después de hablar algunas cosas de cajón, me dijo que si no me la quería coger, que estaba muy caliente y que quería sexo.
Yo no sabía qué hacer. Mis padres siempre me habían inculcado buenos valores y, bueno, digamos que estaba educado “a la antigua”. Conocerse primero, ir poco a poco, despacio para disfrutarlo todo. Además era un neófito en cuanto a las mujeres y al sexo y no tenía idea de cómo satisfacer a una mujer, sólo sabía que tenía que meter y sacar mi verga de la vagina de la mujer y punto final. Era un niño y… hombre, al fin y al cabo, sin embargo, esta mujer se encargaría de cambiar muchas cosas.
Honestamente, me atrajo esta mujer desde que me besó. Pero esto era muy pronto para mí y aunque deseaba, como todo adolescente, conocer todo lo relacionado con el sexo, algo me detenía.
Le dije que ni siquiera la conocía, que no sabía casi nada sobre ella y que además era virgen y no sabía mucho sobre sexo. Ella me contestó que eso a ella no le importaba, que ella había visto algo en mí y quería coger conmigo. Me dijo que yo podía usarla cuando yo quisiera, cuando quisiera y que la podía manosear cuando yo quisiera, que era el único que lo podía hacer. “Piénsalo”, me dijo y se fue con sus amigos.
Durante los 2 meses siguientes cada día ella me acosaba y buscaba cualquier oportunidad para estar conmigo e insinuarse. Gabriela, era una mujer muy deseada y, si mis recuerdos no me fallan, tuve problemas con diferentes grandulones que la pretendían, pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión. Yo, me dividía en dos. En primer lugar estaba toda mi educación y formación. Pero por otro lado estaba mi instinto y mis deseos. Quería con toda mi alma meterme a la cama con esa mujer, pero a la vez me daba miedo (porque no sabía nada sobre sexo y me aterraban un sinfín de cuestiones como la resistencia, el tamaño de mi verga y mi capacidad para devolver el placer) y daba por sentado que era incorrecto.
Así que después de mucho pensar encontré una “solución” para mi dilema: me convertiría en su novio. Claro, tendría que tardarme en llegar al sexo con ella, pero tenía que calmar a mi “conciencia”. Me decidí a hablar con ella. Fue un lunes, a primera hora. La esperé en mi salón (ya que siempre venía a buscarme) y en lugar de tomar clase, le dije que quería hablar con ella y que mejor nos fuéramos a otro lado.
- ¿Ya por fin te vas a aplicar con esta señorita? Porque ya me estoy impacientando y si no te aplicas, te voy a mandar a la verga uno de estos días, eh? – me dijo con esa cara de pícara que tanto me gustaba.
- Mira, la neta, no estoy de acuerdo con muchas cosas de las que piensas, pero honestamente quisiera formar una relación contigo…
- ¡Ay, qué lindo! – dijo – te me estas declarando…
- Arruinas mi romanticismo…
- ¡Eres único, lex! Si hubiera sido otro wey, ya lo hubiera mandado a la goma
- ¿Por qué?
- Porque a mí no me gusta mucho eso del romanticismo y las cursilerías, pero tú lograste algo que nadie. Pero, ¿Qué hay del sexo?
- Chale, siento que solo me quieres utilizar… – dije riendo – pero sí, en algún punto tenemos que llegar al sexo…
- Ay amor, dilo bien, hasta casi siento que dices “vamos a hacer el amor” – hizo una mueca como de vomitar y sentenció – dime que me quieres coger, es más sexy. A las mujeres no nos gusta esa frase, créeme. Yo no me voy a espantar, al contrario, me gustan más las palabras, por así decirlo, fuertes… me excitan más…
- Bueno, si hacemos eso, tiene que ser a mi manera…
- ¿Cómo a tu manera? – me interrumpió
- Ya me conoces. Mira, como ya te habrás dado cuenta en estos meses, soy un tipo a los 50´s y pues voy lento… además hay muchas cosas que no sé y además, quizá a la hora de la hora, no cumpla tus expectativas y me siento raro con toda esta exclusividad tuya hacia mí.
- ¿De qué tienes miedo cabrón? – me dijo y me acaricio la cara y acercó su cara a la mía. – Me calientas de solo verte y estoy segura de que no solo a mí. Me cae que si yo fuera tú, ya me hubiera cogido a media escuela. ¿No te das cuenta de que hay un chingo de viejas que se mueren por ti?
- ¿Eso qué tiene que ver con lo que te estoy diciendo? – respondí confundido.
- Jajaja, ay mi Lex, eres muy inocente todavía… tons que, pa cuando?
- Pues ya nos conocemos y en este rato que llevamos conviviendo y “conbebiendo”, me agrada tu manera de ser… eres algo loca… pero me gus…
- Uhmm, no te imaginas cuan loca estoy ni cuan perversa soy…
- ¡Ya deja de interrumpirme! – le espeté, pero pareció divertirle
- Así me gusta, chingao, con decisión y mano dura… – se rió y dijo. – Prometo ya no interrumpir.
- Ok. Mira me estas empezando a gustar, y en honor a la verdad me atraes mucho físicamente. Eres una mujer muy bella y… si, la neta me gustaría cogerte, pero poco a poco, con el tiempo, o.k. ?
- ¿Puedo hablar? – levantó la mano, pero su semblante era más serio cuando me hizo una nueva propuesta. – No estoy tan de acuerdo. Mira sólo te pido una cosa: dame solo un fin de semana. Un fin de semana y te prometo que te voy a hacer llegar al cielo. ¿Qué me dices? Sólo un fin de semana y si no te gusta te prometo que te dejo en paz.
- ¿Cómo que un fin de…
Y después de interrumpirme me plantó un beso. Justo como aquella vez que nos conocimos. Pero esta vez fue diferente. Por alguna razón con ese beso, sin hacer nada, me empalmé de inmediato. Era la primera vez que una mujer me besaba y me excitaba tan rápido. De pronto noté como una de sus manos subía rápido por mi rodilla y tocó mi verga por encima del pantalón. En otro momento la hubiera detenido, pero la impresión que había causado en mi con ese riquísimo beso de lengua pudo más que mi mente y no puse objeción a sus caricias que me estaban dando un goce que nunca había experimentado. Una cosa es masturbarse, pero una muy diferente a que una mano te toque… y vaya que esa mano sabía cómo tocar. De un instante a otro los besos eran más apasionados y cuando mi mente estaba cediendo a mi entrepierna ella se despegó de mí, pero sin retirar la mano de mi verga y me dijo:
- ¿No que no wey?
- …
- Jajaja, si todos los putos hombres son iguales y por eso me encantan, por cabrones. – la intenté volver a besar, pero me detuvo. – No cabrón, primero dime si me das un fin o nel.
- ¿Cuándo estas libre?
Nuevamente mi cabeza era un mar de confusión y pensamientos extraños. De alguna manera, en ese fin de semana iba a perder mi virginidad y no sabía cómo había llegado a esa situación. Comenzaba a entender cuando algunos amigos mayores decían que la calentura es muy fuerte, incluso más que la razón.
Mi padre viaja muy seguido por su trabajo y desde que vivo con él, es común que se ausente algunos días, incluso semanas. Él se enorgullecía de mi “madurez” y comportamiento, pues desde hacía un año que realizaba sus viajes de trabajo y jamás había sucedido nada que le enojara. Se iba, me dejaba dinero y yo hacía las compras de ser necesario y cuidaba la casa. Nunca hice nada indebido, ni fiestas ni nada por el estilo. A lo mucho, invitaba a vecinos o amigos a jugar Xbox o a dormir si lo necesitaban, pero no le molestó.
Y por esas cosas del destino, ese fin de semana mi padre se iba a Veracruz y regresaba hasta el miércoles siguiente. Todo fue tan normal como siempre. Se fue el viernes por la mañana y me dejo 5 mil pesos en el desayunador y me dijo que los administrara bien. Así que lo planeé todo. Gracias a que mi horario de escuela era vespertino (por gusto, ya que soy medio matado, pero no me gustó el ambiente que prometía el turno matutino) arreglé el depa lo mejor que pude y esperé a que Ga llegara.
Me sorprendió su actitud y disposición. Ese lunes, después de que le preguntara que fin de semana estaba libre me tomó de la mano y me llevó a un lugar al que todos en el CCH le decían el “revolcadero”. Era un lugar un poco escondido entre el estacionamiento de estudiantes y unos laboratorios. Cubierto de arboles y con mucho pasto, era el lugar predilecto para darse un palito rápido o tener un buen faje. Así que Ga me llevó ahí, pero hizo algo que me dejó atónito. Me recosté en el pasto y ella se colocó arriba de mí, pero justo cuando me incorporaba para volverla a besar, me volvió a tumbar y se quitó la playera quedándose en bra.Había algunas parejas ahí, pero al parecer, casi nadie se dio cuenta de eso, a excepción de algunos weyes que estaban ahí, pero que se llevaron un regaño de sus viejas. Era la primera vez que veía a una mujer semidesnuda tan cerca de mí. Solo había visto porno, pero esto era diferente. Más excitante.
- ¿Y qué estás esperando wey? Son tuyas, haz lo que quieras con ellas. – pero al ver que me quedé paralizado, me volvió a decir. – Eres un ángel lex, eres el primer hombre que conozco que no se abalanza sobre mí al tener la vista de mis tetas. Otros ya me estarían cogiendo. Y aunque me agrada que me respetes, no me gusta. No me respetes wey, que te valga madre todo y tócame, estrújame. Lo que se te ocurra y no sólo ahorita, si no cuando quieras. Ya te lo había dicho. No me importa si hay gente o no. Soy tuya.
Tomó mis manos y las llevó a sus tetas y las movió en círculos. ¡Oh que rica sensación! Ahora no iba a quitar mis manos de ahí, no señor. Era, a mi entender, el primer faje en toda regla de mi vida y aunque por mi mente pasaban muchas cosas, decidí dejarme ir y disfrutarlo. Se inclinó y mientras me volvía a besar colocó sus manos en sus nalgas. Fue el mejor faje de mi vida. Le toqué todo el cuerpo y ella me masturbó de una manera deliciosa. Me besó el cuello, me mordió la oreja y metió su lengua en ella. Pero lo que más me impacto, pero me excitó, fue que cuando llegue al orgasmo ella trató de recoger todo lo que pudo de mi semen, se lo llevó a la boca y lo saboreo para después tragárselo. Pensé que a las mujeres les daba asco, pero al parecer a ella le gustaba. Me dijo que tenía un sabor diferente a otros que había probado y que le había gustado.
Después de eso, nos quedamos hablando. Fue algo, especial. Ella había generado en mí mucha confianza y le confesé mis miedos. Le dije que me daba miedo no llegar a satisfacerla y que me preocupaba que mi verga no fuera lo suficientemente grande, que sentía que era torpe. Ella fue honesta y me dijo que si era un poco torpe, pero que para no tener mucha experiencia, había disfrutado el faje y que se había venido. Que mi verga, tal vez no fuera tan grande, pero que podía estar orgulloso de su tamaño y grosor (18 cm de largo y aprox 3 ½ dedos de grosor… no se a cuanto equivalga…) y también me dijo que ella me enseñaría muchas cosas.
Fue desde ese momento que decidí que quería perder mi virginidad con ella y desde el instante en que mi padre me avisó que saldría de viaje, corrí a telefonearle y avisarle que si quería podía ser en mi casa, a lo cual accedió. Mis nervios no paraban. Quizá estaba comenzándome a enamorar de una vieja loca, pero daba igual. Mi verga y ahora también mi cabeza (a pesar de que le había dicho lo contrario hace unos días) habían tomado una decisión. COGER.
Ga llegó a eso de las 11 de la mañana. Se había vestido con un pantalón blanco muy ajustado y se le marcaba una tanga negra. Traía una boina azul marino, el cabello suelto sobre su hermosa piel morena y una camisa blanca que transparentaba un bra también negro. Cargaba su mochila azul y en sus orejas tenía unos hermosos aretes de pluma de pájaro, también azules. Me saludo con un rico beso de lengua y me agarro el paquete. Le enseñé la casa y ella me dijo que era todo un burgués. Cuando estábamos en mi cuarto rodeé su cintura por detrás y le besé el cuello. Estaba nuevamente empalmado y pegué mi verga erecta a su trasero. Se rió y movió una de mis manos hacía sus tetas, mientras la otra la dirigía a su coño. Pero desgraciadamente ese pequeño faje no duró mucho. Se separó de mí y me dijo muy seria que quería hablar conmigo. Me sorprendió su actitud, pues siempre anda feliz, y conmigo siempre coquetea y tiene esa actitud pícara. Ahora estaba muy seria. Se sentó en el sofá y puso sus cartas sobre la mesa.
- Mira Lex, hay algo que tengo que decirte antes de que empecemos. Si no estás de acuerdo, me lo puedes decir y la cosa queda aquí, sólo te pido que lo que te cuente ahorita no se lo vayas a decir a nadie, ok.?
- Claro Ga, dime
- Sé que es tu primera vez, pero yo no quiero perder ningún momento contigo. La neta me gustas mucho y por tu forma de ser me encariñé mucho contigo y por lo visto tú también. Pero a mí me gusta un el sexo de una manera diferente a la convencional. A mí me gusta el dolor, la humillación, lo sádico, el fisting… es decir, el sexo extremo. No me malinterpretes, creo en el amor y el sexo con amor, pero la mayoría de las veces no me satisface. Y aunque te quiero, mi deseo por ti es más. Si vas a coger conmigo, quiero que no te midas, quiero que hagas lo que quieras conmigo. Quiero que me maltrates, que me pegues, que me humilles, que me hagas sufrir, que me hagas llorar, que me lastimes. Si me quieres y sientes algo por mí, se que lo vas a hacer. Tú tienes algo niño y tienes algo muy carbón. Te lo digo en serio, eres la a la primer persona a la que le confieso todo esto y agradecería que no lo divulgaras. Te quiero mucho y precisamente por ese amor que te tengo quiero ser tu esclava, quiero ser tu puta. Te prometo que si aceptas todo esto yo te enseño a ser el mejor amante del mundo. Además haría todo lo que tú quisieras. Y me refiero a TODO. – se hizo un silencio y después de un poco de tiempo me pregunto. – Entonces…
Me quedé pasmado. En mi vida había escuchado tal paradoja. No entendí en ese momento, ni en los meses siguientes. Amor y humillación. Felicidad y sadismo. Placer y dolor. Jamás pensé que estos términos fueran de la mano, y aunque no lo entendí al momento, lo entiendo ahora.
- ¿Qué pinche pedo te cargas? – le dije después de un rato de quedarme callado
- Lex… – comenzó a decirme con la cabeza baja y con ojos llorosos, pero ahora fui yo el que la interrumpió.
- ¿Cómo puedes pedirme algo así? Sabía que querías sexo conmigo y yo quería hacerte feliz, pero pegarte… ¿cómo es que…? Es decir… ¿qué pinche pedo Gabriela? Yo había planeado algo diferente y me vienes con esto. ¡No mames!
- ¡Te estoy confiando algo muy íntimo cabrón! – me gritó
- Sí, pero no mames Gabriela, haces que me enamore de ti y me sales con estas mamadas…
- Enamo…
- Si… – no lo podía creer, se lo había dicho… – y quería perder mi virginidad contigo, pero es que esto es mucho para asimilarlo de golpe… ¿Cómo podría hacerte daño?… ¡Estás bien pendeja!
- ¿Qué pedo contigo cabrón? Pensé que podía confiar en ti…
Era la primera vez que la veía llorar. Se levantó agarró su mochila y cuando estaba por irse recapacite y algo en mi cambió radicalmente. No la quería perder y haría casi cualquier cosa por estar con ella.
- Perdon… me exalte un poco. No te vayas todavía. Quédate, por favor.
- ¡Y para que me quedo! ¿Para qué me digas lo loca que estoy o cuán retorcida esta mi mente? No gracias. Mejor ve a chingar a tu madre y yo sigo con mi vida.
- Vamos Ga, vamos a hablar. Prometo no juzgarte.
- ¡Lo acabas de hacer wey!
- Anda Ga, si te quedas prometo darte unas nalgaditas – me acerqué a ella, limpié sus lágrimas y la besé.
Aunque seguía llorando se rió y correspondió el beso. Nos sentamos en el sofá y hablamos durante una hora. Ella me trataba de convencer de que esto del sado me gustaría. Pero yo no concebía la idea de dañarla físicamente y mucho menos psicológicamente. Pero después de mucho discutir y algunos besos que hicieron que me empalmara de nuevo, le dije que sí. Que haría lo que ella quisiera.
- ¿Es en serio lex?
- Supongo que sí. Pero no estoy muy seguro de que hacer. Sólo he visto una peli porno de sado, pero no era tan fuerte como lo que tú me dices. No sé qué hacer… bueno, no sé qué hacerte.
- ¡Wow! Sabía que tú tenías algo. Eres especial. Mira primero tienes que entender que yo soy tuya. Puedes hacer lo que se te antoje con mi cuerpo. Lo que sea. Soy tu esclava. Después tienes que ver por tu propio placer, no el mío. ¿Entiendes?
- Sí.
- A ver si es cierto… Dame una cachetada.
- ¿Qué?
- Una cachetada, directo en mi mejilla y bien fuerte. En serio no te midas. Dámela lo más fuerte que puedas.
- Pero…
- Lex, vamos, inténtalo al menos.
Por supuesto no se la di tan fuerte. Pero se molestó por eso y me dijo que se la diera lo más fuerte que pudiera, que parecía vieja si le pegaba de esa manera. Le propine otra un poco más fuerte, pero para ella aún no era suficiente. Me grito que le pegara sin miedo, como un hombre y a la tercera vez le solté un madraso con todas mis fuerzas. La fuerza fue tal que la tiré del sofá y cayó directo al suelo. No sé qué pasó, pero honestamente me excité mucho al pegarle. ¿Me estaría gustando esto?
- ¡Así chinga! – dijo entusiasmada mientras se tallaba la cara del dolor – Muy bien. Ahora dame una orden.
- ¿Cómo que una orden?
- Lo que sea. Cualquier cosa que quieras que haga.
- Quítate todo, menos la ropa interior. – dije después de sonreír.
No lo podía creer. Tenía a una vieja de catálogo por desnudarse en frente de mí y no sólo eso, quería ser mi esclava, estaba enamorada de ella y, por inverosímil que me pareciera, me excitaba y me estaba agradando maltratarla y tener el control.
No sé si fue lo morboso de la situación o porque en verdad quería experimentar todo lo sado, pero yo me desnudé. Algo había cambiado en mí, algo escondido tomó el control de mis acciones y me hizo vivir una primera vez que nunca olvidaría. Una primera vez que disfruté e hice disfrutar. Mi primera vez.
¡Por Dios, vaya que tenía un cuerpazo! ¡Qué tetas! ¡Qué culo! Le dije que se arrodillara y me la mamara. Obedeció y comenzó con su labor. ¡Puta madre, que boca, chinga! Era mi primera mamada y estaba viendo a los ángeles. Su lengua y sus labios comenzaban a hacerme soltar algunos gemidos. Tome su cabeza y la empecé a mover. Estaba muy excitado. Cada vez la movía más fuerte. Parecía que me la estaba cogiendo por la boca, hasta que en un momento se la tragó toda, por completo. ¡Wow! ¡Qué delicia! Pero no paré, a pesar de que escuchaba que tosía mucho y el sonido que hacía al moverme así, era extraño. No entiendo porque, pero ahora me valía madre si la lastimaba o no. Quería disfrutar de lo delicioso que se sentía eso. Y seguí con mi frenético mete y saca en su boca por unos 20 min, hasta que no aguanté más y me corrí en su boca y en su cara. ¡Qué pinche orgasmo, caray! Casi me caigo. Se me nubló la vista y tropecé. Así que me dejé caer en el sofá, pero seguía saliendo semen de mi verga y cayó en el sillón. Me preocupé, porque alguna vez me dijeron que el semen no es lavable. Y se me prendió el foco: ahora tenía esclava. ¡Una esclava para mí solo y haría cualquier cosa que le dijera! No me lo podía creer. Quise probar si en realidad haría lo que yo le pidiera, así que le dije que me limpiara muy bien mi verga, que iba perdiendo su tamaño y grosor y que limpiara muy bien el sofá, con la lengua. No se lo dije ni dos veces, porque ya estaba besando y succionando mi verga para después hacer lo mismo con el sofá. No lo podía creer. Había un mar de confusión en mi mente. La chava con la que estaba era alguien a quien yo apreciaba, pero la estaba tratando como a una perra y me gustaba tratarla así. ¿Debería parar? ¿Debería seguir?
- Ahora, quiero que vayas al baño te desnudes y te metas en la regadera por 5 minutos.
- Aprendes rápido.
- Una cosa más, el agua tiene que ser fría.
Sonrió, se levantó y se dirigió al baño. La seguí, pero en el pasillo la detuve, pues al ver la vista de ese hermoso culo quise hacer algo que se me ocurrió y pensé que le agradaría.
- Alto ahí. – Se detuvo y al instante siguiente le solté una fuertísima nalgada.
- ¡Ay!
Una, dos, tres, cuatro y cinco veces la azoté con mi mano. ¡Qué pinche excitación! La neta, me gustó un chingo nalguearla. Disfrutaba nalgueando a una mujer por la que tenía fuertes sentimientos.
Le dije que continuara. Y caminó sin decir nada. Entró al baño, corrió la puerta de la regadera y comenzó a quitarse el bra. Vaya que tenía unas tetas grandísimas. Mientras admiraba ese par me senté en el wáter con la verga de nuevo parada y masturbándome lentamente. Ella se estaba bajando la tanga cuando le dije que lo hiciera de espaldas a mí. Se dio la vuelta y cuando se empinó le dije que se quedara en esa posición. Una vez más, tenía ese soberbio culo a mi merced. Podía azotarlo las veces que quisiera. Si ella quería que la lastimara, pues entonces la iba a lastimar. Estaba demasiado excitado. Mis dudas iban cediendo así que la iba a azotar tanto como yo quisiera. Se me ocurrió también probar torturarle las tetas, y ver hasta cuanto podía aguantar, pero por ahora estaba su culo. Se quedó quieta empinada, mostrándome su coño bien depilado y su culo. Me levanté y le solté otra nalgada. ¡Uf, como me calienta azotar culos y oír los gritos! Le solté otras tres nalgadas. Su culo ya estaba algo rojo. Le dije que siguiera con mi orden, pero que cada vez que se saliera del chorro de agua serían 15 nalgadas. Abrió la llave fría y dudó. Le aticé el culo y le espeté que si no se metía la seguiría azotando. Y se metió en el chorro de agua fría, pero al momento, se salió. “Van 15” le dije. Tomó valor y aire y se volvió a meter en el chorro. Esta vez aguantó un poco más, pero salió al poco tiempo. “Ya van 30”. Esta vez tardó más en volverse a meter en el chorro de agua así que recibió cinco buenas nalgadas que disfruté. Se metió nuevamente en el chorro y esta vez duró más tiempo, pero ya tiritaba. Su frío fue más y volvió a salir del chorro. “45” y cuatro nalgadas más antes de meterse de nuevo al chorro y al fin pudo estar bajo el chorro el tiempo que le ordené. Cerré la llave y le dije que regresara otra vez a la sala. Me preguntó si podía secarse y le dije que no. Caminó resignada mientras todo su cuerpo se movía, por el temblor que le provocaba el frío. Se quedó parada en medio de la sala. Me senté en el sofá con la verga a punto de explotar de la excitación de estar viviendo una verdadera peli porno.
Y ese era el momento que tanto había esperado. Iba a perder mi virginidad en unos instantes. Le dije que no sabía cómo hacerlo, así que ella hiciera todo. “Siéntate sobre mí” le ordené. Me miró con cara de pícara y temblando de frío se sentó sobre mí. Poco a poco mi verga fue entrando en su vagina hasta que sentí mis huevos en sus nalgas. ¡WOW, WOW, WOW! Me sentí extasiado y casi me vengo, pero quería disfrutar un poco más. Le dije que me cabalgara y comenzó a subir y a bajar rápidamente sobre mí. Mis manos se fueron a sus tetas, las cuales apreté como quise. Suave, fuerte. Pero me impresionó que sus pezones fueran tan pequeños, pues tenía un par de chichotas… Estaba en la gloria. Una mujer cabalgando sobre mí gimiendo como una loca y yo masajeando y pellizcando unas tetas de ensueño. No sé cuánto tiempo pasó de gemidos y pellizcos (ella me dijo que fueron como 30 min) pero no aguanté más y me corrí con un gran grito. ¡OHHHHH, QUE EXTASIS! Una vez más se me nubló la vista y sentí que la vida se me iba. Que cogida por Dios. No supe si ella se corrió o si lo disfrutó (por los gemidos, supuse que sí), pero vaya que yo si había gozado mi primera vez. Ella cayó rendida en mi regazo, jadeando y me dijo al oído con la voz más sexy que yo pueda haber escuchado. “Pinche Lex, para ser tu primera vez, estuvo bien rico cabrón. Ahora déjame limpiarte bien ese glorioso pedazo de carne que me hizo disfrutar”. Se bajó de mi y engulló mi pito que comenzaba a tomar su tamaño normal. No le importo y dejó muy limpio todo. Me volteo a ver y me sonrió. ¡Qué pícara se veía! Se levantó, se dio media vuelta y se empino y me dijo: “45, pero si tu quieres, pueden ser los que quieras”.
Lo que siguió en ese fin de semana es otra historia, pero espero poder contarla en otra ocasión, ya que depende de sus votos, valoraciones e índice de lecturas. Espero les haya gustado.



Una puta inesperada II




por Peib


El culo de Ga estaba muy rojo cuando terminé de propinarle los 45 azotes que le había prometido. Pero yo quería todavía más, quería ver ese culo morado. ¿Qué me estaba pasando?
- 45 – dije yo
- Tienes la mano pesada cabrón… pero me encanta que me azoten el culo… sobre todo el culo… – me contestó ella levantándose
- No te levantes todavía – le ordené – todavía quiero azotarte más…
- ¿En serio? – me preguntó entre feliz e incrédula
- Si…
De la pura excitación se me había vuelto a parar. Le empezaba a agarrar gusto a esto, pero no me quería sobrepasar. Le dí otros diez en cada nalga y le dije que ya había terminado cuando me pregunto
- No creo que hayas probado el sexo anal, ¿verdad?
- Me acabas de estrenar Ga…
- …quiero que me cojas por el culo… se siente más rico cuando te acaban de azotar como tu…
- Lo que digas “puta”…
Parece que eso fue un detonante para ella. Se levanto y me beso apasionadamente. Me agarro el paquete y me masturbaba muy rápido. Se separó de mí y me dijo: “como va a ser tu primera vez, tienes que lubricar mi ojete, pa que no te duela tanto. Yo me encargo de lubricar tu verga. Pero tienes que prometerme que la próxima me la metes sin nada”.
Nos fuimos a mi cuarto y me dijo que me acostara. Ella se acomodó para un 69 y me dijo que le mamara el culo y lo que yo quisiera mamarle. Un 69 en mi primera vez… vaya suerte la mía. Lo primero que me llego fue un olor a mierda, pero andaba ya muy encarrilado para echarme para atrás, así que me dispuse a mi tarea. Al principio si me dio un poco de asco, pero, quizá por el morbo o quizá por otras cosas, pero el asunto de mamarle el trasero a una vieja me excitó mucho y debo confesar que ahora me agrada en sobre manera. Yo chupaba y chupaba ese ojete que me parecía muy pequeño y no me explicaba cómo es que iba a meter mi verga ahí… Me di cuenta de que el coño de Ga estaba muy mojado… de hecho casi chorreaba y entonces, tal vez por instinto, la empecé a masturbar… le metí dos dedos en su coño y después los frotaba en su ojete. Al parecer le gustaba lo que hacía, aunque después me dijo que en ese aspecto de mamar, no era muy bueno. Después me enseñaría algunos truquillos.
Mientras tanto ella me estaba llevando a la gloria por 3 vez. No sé por qué, pero mamaba muy rico, de hecho ninguna mujer con la que haya estado me la mamó como ella.
Después de un rato de felación me dijo que ya estaba bien, que quería que la reventara. Se puso a cuatro patas y me recomendó: “como es tu primera vez, hazlo despacio, vela metiendo poco a poco, o.k.?”. Apunte mi verga a punto de estallar en su culo y forcé la entrada. Me sorprendió la facilidad con la que entraba. No me dolía como ella dijo. Ya tenía la cabeza y un poquito más adentro y decidí clavarla entera. Estaba desesperado y quería venirme ya. Ella suspiró y yo comencé un frenético mete y saca. Tenía un culo riquísimo y sentía que me venía a cada embate. Una vez más comencé a nalguearla (creo que eso me excita muchísimo), pero ella puso sus manos en sus nalgas y me dijo que de nalgadas estaba bien, que ya le dolía bastante el culo. Me enojé, porque yo quería dejarle el trasero morado y le saqué la verga del culo.
- ¿Por qué paraste wey? – me dijo enojada
- ¿No que ibas a ser mi esclava, pendeja? Si yo quiero azotarte más, pues te voy a azotar más. ¿No que me valiera verga lo que tú quisieras? ¿No que podía hacer lo que yo quisiera con tu cuerpo?
- Jajajajajajajaja… me disculpo “amo”, tiene usted razón. – me dijo sonriendo y agregó – Haga lo que quiera con mi cuerpo.
Le volví a dar una fuertísima nalgada y esta vez chilló de dolor, pero no se movió ni hizo nada, de hecho se le veía una leve sonrisa en la cabeza gacha. Le volví a soltar otra nalgada lo más fuerte que pude y la moví de esa posición, pero se levantó y se puso de nuevo a cuatro patas, con el culo bien levantadito. Y se la clavé de un solo golpe. Aulló, pero esta vez era de placer y sin más comencé a trabajarle el agujero a un ritmo frenético. Sus jadeos eran fuertes y me espetaba: “así cabrón, que rico.” “Pégame, destrózame ese culo.” “Así wey, así, que se vea quien es el que manda.” “Dame más duro cabrón, que me estoy viniendo” “Que rica verga wey, no me la saques, por favor, metela más.”
No sé cuánto tiempo duré, porque yo a cada rato sentía que me venía, pero nunca llegue al orgasmo y me cansé de bombear. Eso sí, no se la quería sacar, porque se veía que ella estaba pasando un buen rato y pues ni se diga lo que yo sentía… Me senté en la orilla de la cama y le ordené que se la clavara en el culo, pero de espaldas a mí. Ahora me iba a dedicar un poco a sus tetas. Se la clavó de igual manera de un solo golpe y ella comenzó a saltar. Mis manos se movieron rápidamente hacia sus dos enormes melones. Se los apretaba muy fuerte y le comencé a pellizcar los pequeños pezones que ya estaba bastante duros. “Pellízcame más duro cabrón” “¿Eres maricón o que pedo?
¡Fuerte cabrón! como si me los quisieras arrancar”
Tiré de sus pezones lo más que pude y se los apretaba muy fuerte (temí en momentos en que de verdad se le desgarraran) y aún así ella pedía más. Traté de satisfacer sus exigencias, hasta que, entre convulsiones, me dijo que se estaba viniendo. “Ese ha sido uno de los mejores que he tenido” me dijo.
Quizá después le torturaría más esas tetotas que tenía. Paré porque estaba por venirme y le dije que quería venirme en su boca una vez más. Se la sacó y aproveche para soltarle otra fuertísima nalgada, que la hizo tambalearse, pero cuando me volteo a ver estaba feliz. Se hincó y se dispuso a mamar mi verga, que a decir verdad, tenía algo de mierda de su culo. Pensé que se iba a detener, pero no dudó ni un segundo y la engullo. No tardé mucho en venirme. Se lo tragó todo.
Se sentó al lado mío, me dio un tierno beso en la boca y después me dijo acariciando mi pecho:
- Lex, para ser tu primera vez, ha sido una cogida muy buena… Te amo
- Yo también te amo – contesté sorprendido de su comentario – …pero pensé que eso no era lo que querías…
- No arruines el momento pendejo…
Me volvió a interrumpir. Y sonriendo la besé acariciando su cabello. Reparé en el reloj de la pared y me di cuenta de que ya eran las 4: 45.
- ¿Quieres ir al CCH o nos quedamos? – le pregunté
- Como tu digas – contestó y me miró a los ojos con una tiernísima cara – ahora tu eres el que manda
De alguna manera ver esa cara me excito muchísimo. Esa actitud de niña buena, esa cara de pícara e inocente al mismo tiempo. Estaba enamorado de mi puta. Me empalmé enseguida. Ella lo notó.
- ¿Todavía sigues en pie de guerra? – me preguntó sonriendo
- Pero quiero hacer algo ahora.
- Lo que tu digas “amo” – me dijo mientras me masturbaba lentamente – Aquí está tu puta para que hagas lo que quieras con ella.
- Pues lo que el “amo” quiere es hacerle el amor a la “puta” – dije sonriendo
- Pues… – hizo un ademán de vomitar, pero se acercó con una sonrisa – para eso está tu puta.
La besé y la abrasé. A pesar de que me gustó mucho tratarla mal, me sentí un poco culpable por lastimarla tanto y quería demostrarle un poco de ternura. Al fin y al cabo era mi primera vez y yo tenía pensado algo así. Tierno, apasionado, normalón…
Nos fundimos en besos y caricias. Acaricié todo su cuerpo y ella el mío. Y lo hicimos. Lento, pero fuerte. Suave, pero apasionado. Creo que la temperatura subió un poco más y al poco rato ella se vino. Instantes después lo hice yo. Ya rendidos en la cama, juntos y abrazados, nos quedamos dormidos.
Me desperté a eso de las 9 de la noche y Ga estaba en mi pecho profundamente dormida. Admiré a la mujer que estaba sobre mí. Era hermosa. No me lo podía creer. Acababa de perder mi virginidad y con una mujer sumamente deseable y no sólo eso, sino que también había experimentado algo más: tenía una tendencia sado. En ese momento no sabía lo que me pasaba, mi mente no podía asimilar tanto, sin embargo con el tiempo aprendería algunas cosas. Por un lado me sentía mal, no es bueno lastimar a la gente y menos humillarla, sin embargo eso me había excitado en sobre manera. Quería repetirlo, quería azotar, pellizcar, morder, humillar… pero me sentía excitadamente mal por ello.
Me levante para comer algo. Me dirigí a la cocina con la esperanza de que mi padre hubiera hecho la despensa antes de irse. No lo había hecho. En el refri no había más que unos yogurts bebibles, leche y 3 huevos. Decidí llamar comida rápida. Estaba por ordenar comida china, cuando sentí un leve cosquilleo en mi cuello. Era Ga.
- ¿Qué quieres de comer?
- Lo que tú me mandes comer, eso comeré. Eres mi dueño ahora.
- ¿En serio? – me di vuelta para ver su cara, la cual comenzaba a excitarme
- En serio
- Pues cenaremos comida china, a menos que te tengas que ir. ¿No te van a decir nada si no llegas?
- Tú no te preocupes por eso. Todo está bien. Además te dije que me dieras un fin de semana y te voy a dar un fin de semana.
- Si tu lo dices… – me alcé de hombros y comencé a marcar.
Ga no se quedó quieta y comenzó a jugar con mi verga, que en ese momento estaba flácida, pero sus hábiles manos rápidamente hicieron que estuviera de nuevo erecta. Mientras yo pedía la comida ella me hacía nuevamente un excelente oral. Su lengua recorría cada centímetro de mi erecto miembro para después tragárselo hasta los huevos. Terminé de ordenar la comida pero ella seguía. Yo estaba en la gloria y nuevamente me invadían aquellos sentimientos sádicos. Decidí inclinarme a ellos sin prejuicios. Así que la agarré de sus orejas y las estiré y le ordené: “abre la boca puta, que te la voy a coger”. Sonrió y abrió su boca lo suficiente y comencé a moverme yo y a moverla a ella. Se quejó por sus orejas, pero no hizo nada por quitarse mis manos de ahí. Comencé a aumentar el ritmo y ella de repente tosía porque se la metía hasta los huevos. Es muy rico hacer eso. Me di cuenta de que sus orejas estaban ya muy rojas por el tratamiento que le estaba dando, pero ni siquiera habían pasado cinco minutos. Temí por ella, pero me valía gorro. Ella quería ser lastimada y ahora lo iba a tener. Así que seguí con mi placer. Cada vez tosía más seguido y ya comenzaba a gemir por el dolor en sus orejas.
A mi todavía me faltaba un rato más antes de venirme, pero quería lastimarla un poco más. Seguí como iba por unos cinco minutos más y la solté. Sin embargo aunque la solté y dejé de moverme ella seguía mamando, aunque dejó de gemir. Le dije que parara porque la quería penetrar una vez más por el culo. No tardó ni dos segundos en levantarse y abrirme con sus manos su culo para mi capricho. Apoyé la cabeza de mi verga en la entrada de su ojete y cuando hubo entrado se la clavé de un jalón hasta los huevos. Debo de reconocer que me dolió un poco hacer eso, a pesar de que estaba un poco lubricado por su saliva, además, pues no tenía mucha experiencia en ese asunto del sexo anal, pero a ella pareció gustarle, lo que me impulso a seguir a pesar de que me había dolido. Esta vez comencé a cogerla de inmediato muy rápido. El ritmo era muy rápido, pero parecía gustarle y vaya que a mí también.
De súbito le solté una buena nalgada mientras la cogía y a ella le sorprendió, pero al instante me gritó: “pégame otra vez” Así lo hice y me volvió a decir “pégame más” y volví a soltarle otra nalgada. “Más fuerte cabrón” Le solté una bastante fuerte. “¡más fuerte!”. La siguiente se la solté con todas las fuerzas que tenía y soltó un grito de dolor. Ese fue mi detonante para comenzar una lluvia de nalgadas sobre ese soberbio culo que ya comenzaba a ponerse rojo, mientras ella gemía entre dolor y placer y me decía: así cabrón, deja tus manos marcadas en mí. Ahhh, así más fuerte, si métemelo más, más… ahhhhh ay wey, como me duele… si, pégame, hasta que se te canse la mano… au, asi, au…
No pude más y me vine. No supe si ella se había venido o no, pero la verdad me valió madre. Se la saqué de jalón y ni siquiera tuve que ordenarle que me la limpiara, porque ella ya estaba chupando golosamente mi cipote. Estaba disfrutando mucho esto. Mi primera vez y mi verga estaba ya algo roja de tanto coger. Que delicia.
A los cinco minutos llegó la comida. Ni que decir, los dos teníamos un hambre voraz, así que devoramos lo que había. Al menos yo quedé llenísimo. Ella había permanecido desnuda todo el tiempo y eso me causo morbo, aunque yo iba un poco vestido para recibir al repartidor. Es fantástico admirar el cuerpo de una mujer. Son tan bellas, tan perfectas. Cada línea, cada curva, cada poro, cada movimiento. Son simplemente soberbias. Cuando terminamos de comer, pensé que tendría sueño, pero paso lo contrario, estaba totalmente despierto. Al parecer Ga también y dado que los dos estábamos algo sucios, le propuse darnos un baño.
- Sólo si me vuelves a coger – me dijo poniendo cara de niña inocente y abriéndose de piernas, dejándome ver obscenamente su vulva
- ¿Todavía tienes ganas de coger? – le pregunte
- Pues claro, soy una puta. Tu puta
- Golosa – sonreí y le di un beso – sale pues. Orale, vamos
Me quité la poca ropa que tenía mientras ella se iba al baño moviendo ese soberbio culo que ya estaba muy rojo. Pobre, ya la había azotado mucho y aún así quería más, jejejeje… En la vida me había metido con alguien a bañar y una vez más sería mi primera vez. Me dieron ganas de orinar y me dispuse a hacerlo. Ella me veía con una cara difícil de descifrar, aunque puedo decir que eran ansias o algo parecido. Mientras orinaba, se le quedaba viendo a mi paquete, flácido.
- ¿Algo que me quieras decir? – pregunté
- Mmmm… este… no… nada… – contestó indecisa pero no quitaba la vista de mi pene
- Parece que te lo quisieras comer. Paciencia puta, ahorita te lo tragas
- No… no es eso…
- ¿Entonces? Sabes que me puedes decir lo que sea y no te voy a juzgar… digo, después de todo lo que hemos hecho… hasta yo te debería preguntar, como he estado… – dije avergonzado
- Uy Lex, tú has estado espectacular. Hace un rato que no me jodían como tú. Pero, es que…
- ¿En serio? – le pregunté y todavía estaba orinando, pues tenía la vejiga llena.
Asintió e hizo algo que no me pude creer. Se acercó a mí, se arrodilló y se metió mi pene a su boca, aunque seguía orinando. Me quedé helado, pues no sabía qué hacer. Ella parecía estarse tragando mi orina. ¡Mi orina! De repente abrió su boca y movió mi pene de tal manera que todo su cuerpo quedara bañado con mi líquido amarillo. Cuando terminé de orinar, se levantó y me dijo “gracias”. Yo me quedé de piedra. Se acababa de tragar mis meados y todavía me agradecía por ello… Me dio asco, pero me excite un poco. Que morboso y que pinche loca estaba esta niña.
- ¿Te gustó eso?
- Si… – me dijo con una cara de excitación y vergüenza a la vez
- Pero… en serio te gustan los…
- Si… pero Lex, dijiste que no me ibas a juzgar…
- Callate, no me interrumpas y quédate donde estas.…
Acto seguido, la dejé ahí plantada en el baño. Me fui derecho a la cocina y me serví una jarra de agua. Vaya que me había excitado eso. Me dio asco, pero me había excitado. ¿Hasta dónde llegaría mi perversión y los límites de mi morbo? Un montón de ideas se formaron en mi cabeza. Ese acto había hecho que los límites entre lo asqueroso y lo normal se fueran. Ahora quería hacer muchas cosas y probar sus límites. Por lo pronto, yo ya no tenía. Regresé al baño con la jarra en mano y Ga estaba sentada en el wáter, llorando. Me miró, con cara de regañada, pero al ver la jarra, se sorprendió. Yo, le sonreí y me bebí toda la jarra en frente de ella. Debían de ser como dos litros. Ella empezó a reír, aunque seguía llorando. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro. Cuando terminé le espeté: “a la regadera zorra, que falta mucho para vuelva a orinarte”
Nos metimos y ella seguía llorando, pero estaba feliz. “Te amo”, me dijo, mientras me masturbaba. Nos abrazamos, nos besamos, nos tocamos. Se separó de mí y, agarró el jabón y me dijo “amo, no te preocupes, que yo te voy a bañar”. Me enjabonó todo el cuerpo y me lo limpió todo. Puso especial atención en mi pene. Se arrodilló y lo limpió muy bien con sus manos llenas de espuma. Era el momento perfecto para probar sus límites. Mientras ella seguía limpiando mi verga, me di vuelta y le dije “este lo limpias primero con tu lengua y después con el jabón”. Abrió mis nalgas y luego luego sentí su lengua en mi culo. No había tardado nada en hacerlo. Bien, no le importaba mamarme el culo. Ya después probaría otras cosas que tenía en mente.
Había leído que el “beso negro” es muy rico y estaba comprobando la veracidad de eso. Vaya que es muy rico que te mamen el ojete. Después de un rato que me trabajó el agujero con su lengua, seguimos con el baño. Me la cogí por la concha y terminé dentro de ella.
Ya en mi cuarto, nos dio algo de sueño y nos quedamos dormidos. Había sido un gran día. Terminé rendido y puedo asegurar que Ga también.
CONTINUARÁ…



Una puta inesperada III




por Peib


Ocho de la mañana. Me desperté con unas ganas tremendas de orinar. Me levante para ir al baño, cuando una voz que me detuvo.
- ¿A dónde vas peloncito? – preguntó la voz sugerente de Ga y añadió – No me vallas a dejar aquí…
- Acompáñame – le dije serio recordando lo que había planeado la noche anterior
Sonrió levemente y se levantó mostrándome su anatomía. Pechos, piernas, cintura, cabello. Todo en ella me parecía perfecto. Al pasar junto a mi notó mi ya inhiesta verga. La tomo con una mano mientras me daba un beso de buenos días.
- ¿Después de todas las cogidas de ayer y sigue en pie de guerra?
- Esto siempre le pasa a los hombres todas las mañanas…
- No a todos y no creo que siempre…
- ¿Tú que sabes? – pregunté extrañado por ese comentario, aunque olvidaba que ella tenía mucho más experiencia que yo
- Ya te contaré. ¿A dónde nos dirigimos?
- Al baño
Una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en su rostro. Al parecer le fascinaba que la mearan y en lo personal, me daba muchísimo morbo hacerlo. Llegamos al baño se metió a la regadera y se puso de rodillas abriendo su boca sin que la sonrisa abandonara su rostro. Desnudo y con unas ganas tremendas de desahogarme, oriné sobre aquella bella letrina humana y a pesar de que se acababa de despertar ya se estaba masturbando mientras un líquido amarillo la bañaba. Ella trataba de tragar cada gota y no me dejaba de sonreír. Sin previo aviso paré, pues tenía algo aún mucho más asqueroso planeado y quería ver hasta qué punto podía llegar ella.
- Cada vez que quieras puedes hacer esto. Me encanta.
- Eres una degenerada, pero me excitas con tanta porquería que haces – se rió como una niña chiquita, pero se seguía masturbando – pero no he acabado, tengo algo planeado para ver que tan enferma estas.
- ¿Y eso te excita? ¿Te excita que sea una puta degenerada?
- La verdad sí. Ahora, pon tu culo en pompa, que te quiero coger.
- Eres todo un semental… pero por favor, pégame muy duro.
- ¿No te duelen las nalgas de todo lo que te azoté ayer? – pregunte extrañado, pero excitadísimo de que ella misma me dijera eso
- Sí, pero… ya te dije, me encanta que me azoten el culo.
- Como quiera la putita…
Alzó ese soberbio culo y sin más le solté una lluvia de azotes bastante fuertes. Penetré su vagina primero para lubricarme la verga y se la fui metiendo poco a poco en el culo. A decir verdad me di cuenta de que estaba ya un poco abierto. Y comencé a bombear normal, pero eso si, sin dejar de nalguearla. “Ay cabrón, me estas destrozando el culo” “Au…au…au…” “Ay, me duele, me duele…” me decía y le solté que me valía verga que le doliera, que me encantaba azotarle ese culote que se cargaba y me contestaba “si pendejo, si, dame entonces más duro, sin una pinche… ay… pizca de piedad”
Seguí por no más de 20 minutos con un ritmo normal y ya casi me venía, pero antes de hacerlo, se la saque y comprobé con gusto que estaba llena de mierda. Mi verga estaba casi completamente café. Y lo que hice fue metérsela en la concha, así toda sucia. Y justo cuando se la metí, empecé a orinar de nuevo, pero dentro de ella, mientras la bombeaba muy rápidamente.
- ¿Acaso estas orinando dentro de mi puto pervertido?
- ¿Qué son esas formas de dirigirte a mi pendeja? Eso te va a costar muchas nalgadas. Y si, me estoy orinando en tu pinche concha.
- Pinche puto pervert…
- Si me sigues llamando así… – y le solté un manotazo en los mulsos.
- ¡Pinche puto pervertido! Nalguéame, pégame y hazme lo que quieras cuando se te hinche el huevo cabrón. Lastímame, hazme llorar. ¡Humíllame!… Oh… que rico se sienten tus meados dentro de mí… ¡Oh si! Pégame, más duro… así… OH… ME… AY… VEN…
- ¡Alto ahí perra! Ni se te ocurra venirte, primero te esperas hasta que yo me venga dentro de ti y todo lo que te eche adentro te lo guardas
- Por favor… si me sigues cogiendo… no aguanto…
- ¡Silencio! No me falta mucho…
Y si, en menos de un minuto termine dentro de ella y me despegue para salir a la cocina. “Quédate así puta y ni se te ocurra soltar ni una gota”. Rápidamente fui por una jarra. Cuando regresé se estaba masturbando, pero parecía que había obedecido. “Ahora ponte en cuclillas, mastúrbate y suelta todo lo que hay en esta jarra”.
- ¿Es en serio? – dijo sorprendida
- Si
- Pero…
- Es una orden puta
- Si amo – respondió con una leve y nerviosa sonrisa.
Se masturbo en cuclillas mientras yo le retorcía los pezones lo más que podía. Al parecer eso le ayudo y le gusto porque en un santiamén se corrió y soltó lo que tenía dentro. Algo fue a parar fuera, pero gran parte de la bizarra mezcla quedó dentro de la jarra. Quizá poco más de 4 tragos. Era suficiente. Ahora iba a comprobar si estaba tan mal como yo…
- Ahora trágatelo todo
- Como usted ordene amo
Y lo hizo sin vacilar. Se empinó la jarra y bebió su contenido de un solo jalón mientras nuevamente retorcía sus pezones de una manera brutal. Tal vez por la humillación, tal vez por mis manos o tal vez por todo, pero se corrió una segunda vez en casi nada de tiempo y calló rendida en la regadera. A mí, mientras tanto, se me volvía a parar, sin embargo, ya me dolía la cabeza de tanto sexo… y a pesar de eso quería más. Pero sentía algo más…
- Yo sabía que eras todo un cabrón… Ese ha sido uno de los mejores orgasmos que he tenido… gracias… amo.
- Perdóname…
- ¿Por qué? – sollozó entrecortadamente, pero muy sorprendida
- Tal vez me he pasado un poco… ¿Te ha gustado?
- Mira, tú eres mi amo, no importa si te pasas. Yo soy tu esclava y haría todo lo que tú me dijeras y me refiero a TODO. Si me quieres azotar hasta que sangre, hazlo. Si me quieres cortar un pezón, no lo dudes y hazlo. Si quieres que me beba tus meados y tu mierda, con gusto lo haré. TODO. No hay nada, por doloroso o asqueroso, que no pueda hacer por ti. Y si me gustó… me sentí… tan… animal…
- No mames… estás loca…
No podía creer lo que esa mujer me decía, pero me excitaba muchísimo. Bien dijo alguien que la PALABRA es una zona muy erógena en los seres humanos. ¿Sería capaz de perderme? ¿De combinar todo esto en una sola cosa?
- Loca por ti y por el sexo – repuso
- Te amo – dije tímidamente. ¿Cómo era posible cambiar de ser un patán al antiguo yo de una manera que yo mismo me sorprendía?
- Y yo a ti. ¿Me puedo bañar?
- Claro. Voy a preparar algo para desayunar.
No soy un gran chef, pero si alguna vez me quedase solo, no me moriría de hambre, porque se cocinar al menos un poco y algunas cosas. Sin embargo no había comida en la casa y habría que hacer las compras. Mi mente era un mar de confusión. Primero estaba descubriendo una personalidad que no conocía de mí y que me agradaba mucho y sin embargo sentía algo de culpa por comportarme de esa manera, pues a mi parecer y a lo que me habían inculcado mis padres, eso estaba mal. Por momentos, la excitación y ese “lado oscuro” me consumía y me olvidaba de todo y después venía la culpa.
Creo que por obvias razones decidí seguir adelante para, quizá, vislumbrar algo claro y que todas las madejas se desenredaran dentro de mí. Me dirigí al baño para unirme a Ga y ver si nos podíamos echar otro palito, aunque fuera rápido, pues tenía un hambre voraz y había que salir. La encontré enjabonándose el cabello. Sin duda alguna era una hembra demasiado atrayente. Me metí con ella y le dije que hiciera lo mismo que hizo la noche anterior después de que terminara.
- Tenemos que salir al súper. Pero desayunamos por ahí no?
- Lo que tú ordenes. – decía mientras me enjabonaba el pecho
- No sé me ocurre que hacer hoy… – comenté pensativo
- Coger, coger y coger… – dijo lentamente
- Claro, pero ¿sólo eso?
- Lo que tú digas está bien para mí.
- O.k., Vamos al super y ya después vemos que hacemos. Hay una barbacoa muy rica a diez minutos de aquí, justo en frente de la Unidad Santa Fé. Ya de ahí pasamos al Sam´s
- Date vuelta mi Lex, para mamarte ese delicioso y oscuro ojete.
Después de llenarnos hasta reventar de barbacoa, nos dirigimos a hacer la despensa de la casa. En el trayecto, Ga no dejaba de tocarme y provocarme. Yo estaba excitadísimo y también, cuando el tráfico me lo permitía, le tocaba esas dos preciosas tetas. No traía otra prenda de ropa, más que lo que había puesto el día anterior. Su ajustado pantalón blanco, una playera blanca, de esas que se les pegan a la piel a las mujeres, pero no llevaba su boina ni sus aretes. Aún así se veía extremadamente hermosa. En un cruce que tarda bastante cerca de santa fe y donde generalmente se hace mucho tráfico porque se pone un mercado sobre ruedas, se me ocurrió una idea bastante perversa. Comprobaría una vez más si Ga era tan puta como decía.
- Quitate la playera – le ordené
- ¿Aquí?
- Si, aquí. – respondí secamente.
- Pero…
- ¡Obedece puta o te voy a dejar las nalgas y las tetas moradas de tanto putazo!
Agachó la cabeza y alcance a notar una leve sonrisa. Se sacudió el cabello y se quitó su playera. “Ahora el bra”, le dije y sin más se lo quitó dejando esas hermosas tetas al aire. Mantenía la cabeza gacha y parecía que estaba roja e intentó cubrirse los pechos y se agachó aún más. La verdad me excitó mucho verla así, pero quería llevarla a otro nivel más.
Afortunadamente, casi no tenemos problemas de dinero. Mi padre siempre ha trabajado duro y gracias a eso hemos mantenido un nivel de vida bueno. En ese tiempo teníamos dos automóviles. Un Sentra y una Quest y decidí usar la camioneta por las compras. Dado que la camioneta es algo alta, no se nota mucho, además de que los vidrios son un poco oscuros lo que Ga había hecho no se notaba casi nada, solo que alguien hubiera visto muy de cerca, así que baje el vidrio de su lado. Inmediatamente se agachó y le azoté la espalda.
- Pensé que eras una puta…
- Lo soy – contestó agachada – pero jamás había hecho algo así…
- Pues para todo hay una primera vez. Ahora levántate y no te tapes esos meloncitos.
- Lo que usted diga amo… – dijo mientras se incorporaba lentamente y agregó – pero, por favor, prométeme que si me vas a pegar después… me encanta cuando me pegas…
- Eres una maldita enferma… – y le solté una cachetada y le apreté duramente un pecho.
Eso había alertado a los que estaban al lado de nosotros y para suerte de Ga, era un micro. La miradas y varios chiflidos se hicieron evidentes y noté que Ga se había puesto roja como un tomate. Bajé mi mano a su entrepierna y noté que estaba empapada. Metí, a la vista de todos, mi mano a su concha y la comencé a masturbar. Comenzó a gemir, y cerró sus ojos y se abandonó. Con una de sus manos masajeaba sus pechos mientras yo frotaba frenéticamente su clítoris y los espectadores no daban crédito a aquel espectáculo. El tráfico aminoró y pudimos avanzar, no sin antes escuchar bastantes chiflidos e insultos hacia mi pasajera. Tuve que poner mi atención en el volante, pero sólo por unos instantes porque nuevamente hubo tráfico. Ga se retorcía sus pezones y se estaba masturbando. Yo me bajé el cierre y saque mi verga que ya estaba apuntando el cielo. Aparté su mano masturbadora y la dirigí a mi miembro mientras yo continuaba tocando su panocha. Gemía y mucha gente se le quedaba viendo; unos atónitos, unos visiblemente ofendidos y otros boquiabiertos.
Ga no aguantó más y se vino empapando aún más su ya mojada entrepierna. A mí, por lo pronto, me faltaba bastante y le ordené que me chupara. Seguí manejando mientras recibía un tratamiento oral de lo mejor. La congestión de automóviles se deshizo y llegamos pronto al Sam´s que está en Santa fé. Todavía no terminaba y le ordené que parara. Cuando estacionamos el coche, se iba a poner su bra, cuando le dije que no, que solo su playera.
- Se me va a transparentar
- Obedece, que si me enojo, te hago bajar desnuda.
- Jamás pensé en hacer algo así… – dijo mientras se ponía la playera – pero la verdad es que me estas excitando mucho… ya quiero tener tu vergota dentro.
- Dame un beso
Nos besamos y le apreté los pechos. Hicimos las compras, pero me di cuenta de que se notaba mucho que estaba mojada. Si de por sí, al estar excitada traía los pezones erectos (aquí en México decimos que “trae las altas”) y se notaba que no llevaba bra, si alguien miraba hacia abajo, podía notar que estaba mojada. Se me ocurrió una idea que leí en un relato erótico y pensé en ponerla en práctica.
- ¿Traes más ropa?
- Sí, pero no creo que la usemos mucho
- Quiero comprarte ropa
- ????? – me miró sorprendida
- No quiero oír quejas, además, ya verás…
- Mmmm…
Después de salir de hacer la despensa, nos dirigimos al centro comercial. Me dijo que nunca había venido aquí y que en su vida le habían comprado ropa en las tiendas de aquí. En lo personal, no me gusta comprar aquí, sólo a veces, porque es muy caro, pero hoy tenía pensado algo más. Prefiero comprar mi ropa en el centro o en el chopo. Mis gustos son sencillos, pero definidos si compro ropa de marca.
Desgraciadamente y para mi mala suerte no pudimos hacer lo que planeaba. Había pensado en que ella me modelara varias cosas, pero entre cambios de ropa, meterme al probador y cogérmela dentro y también tenía pensado que ella saliera desnuda, ya sea por la parte de arriba, o por la parte de abajo, pero dada la seguridad de las tiendas y lo difícil que se comportaron los empleados, fue imposible. Al final, le compré dos pantalones, dos conjuntos en una reconocida tienda de ropa interior (con tanga de hilo dental) que yo escogí y dos playeras en. Ella al ver mi decepción hizo algo que me ganó.
Me dijo que quería ir al baño, pero que la acompañara. Me extraño, pero lo hice. Entró con las bolsas y un instante después salió, me tomó de la mano y me metió al baño de mujeres. Sorprendido, temeroso pero excitado, la seguí y ella me dijo que me esperara y se metió en uno de los cubículos. Yo tenía miedo de que alguien entrara y me viera ahí. Después ella salió solamente portando uno de los conjuntos que le compré. Por Dios, que me empalmé ahí mismo. Parecía que estaba ante una Playmate. Dio una vuelta para que la admirara mejor, se acercó, me besó y en eso entró una Señora, pero al vernos dijo “perdón” y se salió. Ga se despegó de mí y se volvió a meter. Me modeló todo lo que le había comprado. Asombrosamente nadie entró en el baño, salvo la señora. Yo ya no aguantaba más y cuando me modeló la última cosa, que era un pantalón café con muchas bolsas (y no traía nada arriba) me metí con ella al wáter, le bajé el pantalón, aparté el tanga negro que llevaba y me la cogí. Ella gemía mientras apoyaba sus brazos contra la pared. Yo aumenté mi ritmo y masajeaba sus pechos que bamboleaban, víctimas de los embates. Esta vez no tardé mucho en venirme, pues Ga me había mamado en el trayecto y estaba muy excitado. Estábamos en lo nuestro, cuando escuchamos la puerta. Yo me paralicé y Ga también. Se escuchaban risas y percibí a tres mujeres. Me asomé un tanto y vi a tres chavas como de 20 años que entraron y se reían. La verdad estaban muy bien, pero en ese momento Ga comenzó a moverse ella misma al notar que paraba y comenzó a gemir. Yo estaba a punto de venirme y las chavas se dieron cuenta de que algo estaba pasando. Y se asomaron al cubículo donde estábamos. Nos vieron en plena faena. Se indignaron, nos gritaron “búsquense un hotel nacos” y otros insultos más y al final salieron.
Cuando estaba por venirme le dije que me la mamara. Se la sacó y comenzó a mamar mi verga. No tardó mucho en recibir su recompensa. Pero en lugar de venirme dentro de su boca, lo hice en toda su cara. No salió mucha leche, pues estaba ya bastante exprimido de la noche anterior. Le ordené que no se limpiara, que esperara hasta que se le secara y saliera así. La esperaría afuera.
CONTINUARÁ…
 

merryl

Bovino maduro
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ta loco el relato una vieja asi... te pone a pensar...

voy a leer las siguientes partes.. pero la chica esta eskisita


Saludos y Hasta Pronto
 

Tlecoatl

Bovino Milenario
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bastante bueno mi amigo, me hiciste recordar muchas cosas de dos de mis ex novias jejejeje, suerte con la continuacion.
 

duvo

Becerro
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27 Dic 2008
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No pues te rifaste ka chido el relato si es cierto adems que suerte! Siguenos contando!
 

Gemini

Bovino maduro
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21 Feb 2008
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Excelente relato mi buen.. me he quedado con ganas de seguir leyendo, espero salga pronto la siguiente parte
 

HackerXtrmo

Bovino adicto
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24 May 2007
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No mams que loca la Ga, tambien me soprenderia y me haria pensar, pero al final seguro reacciono igual jeje. Excelente relato compa, nunca pierde lo interesante y se pone mas loco jeje, comparte mass!
 

flamyboy

Becerro
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25 Jun 2011
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Excelente relato en el aspecto dinamico, te felicito por la redaccion es de lo mejor, creo que lo has trabajado muy bien, si es real o no pues es cosa tuya, en lo personal siento que hay aspectos que lo hacen poco creible mas que nada detalles fisicos,de tiempo o situación, en todo caso mejor omite detalles que le quiten realismo, por ejemplo en casi un dia te comiste al mundo y lo experimentaste casi todo, de golpe, sin experiencia??? Mmmmm creo que con ese material y tu talento puedes darle mayor realismo en dosis con mayor contenido de situaciones, momentos y lugares, mi humilde opinión, espero te sirva, saludos
 

Y3K

Bovino adicto
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27 Dic 2007
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EXCELENTEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!


Me ha encantado, fascinado, extaciado, etc, etc...
 
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