conejobugsmx
Bovino maduro
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- 24 Dic 2008
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Esto pasó hace tiempo cuando fui a visitar a mi novia Vanessa,ella y yo estamos por casarnos, cierto día que salía del gimnasio de hacer mis ejercicios de rutina, decidí pasar a visitarla, la que me abrió la puerta fue mi cuñada Cristina, ella tiene 20 años y aunque quiero mucho a mi novia, Cristina siempre me ha parecido sumamente apetecible, ella es novia de mi amigo Germán.
Pues bien Cristina me abrió la puerta y me dijo que no había nadie en la casa, que Vanessa y sus papás se habían ido a casa de su abuela y no regresarían hasta el otro día, cuando me dijo esto me puse nervioso y pensé que lo mejor seria que me retirara, pero ella me dijo que por favor me quedara un rato, pues se estaba yendo la luz muy seguido y le daba miedo, pasé y nos pusimos a ver la tele por un rato y hablamos cosas sin importancia, de pronto se fue la luz y para que no se pusiera nerviosa desde el sillón donde yo estaba le aventé un cojinazo, ella me lo respondió y entonces comenzó una guerra de cojines, se fue acercando poco a poco y cuando estuvo junto a mi la emprendió mas duro con el cojín que tenia en la mano me recosté por completo en el sillón y cuando volteé la mirada quedaron junto a mi sus preciosas piernas, llevaba una minifalda negra pegada, no llevaba medias, levanté la vista y le mire sus pantis blancas y diminutas, creo que ella se dio cuenta que le vi todo, pero no dijo nada, solo seguía pegándome, en un arrebato no me aguanté y la jalé hacia mi y le acaricié las piernas,
ella solo me contestó: ¿esas tenemos?
Lo mas maravilloso fue cuando comenzó a acariciar mi pene, como yo traía pants, se notaba demasiado mi erección, comenzamos a besarnos como un par de desesperados, fui bajando poco a poco mis besos, le desabroché la blusa y le jalé el brasiere, sus senos son diminutos, pero suculentos y firmes, bajé mas y levanté su falda, con ambas manos le bajé sus pantis y Cristina gemía de placer, comencé a jugar con su clítoris y ella gemía mas, después comencé a besárselo y sentí como se vino en mi boca, yo mas fuerte le pasaba mi lengua en su clítoris y ella comenzó a gritar, de pronto se paró y me comenzó a desvestir, puso sus labios en mi verga y comenzó a mamarla como nunca lo habían hecho, ya completamente desnudos la cargué y me la llevé a su recamara misma donde dormían ella y Vanessa, me puse boca arriba y me la monté, la penetre tan fácil que me encantó el repetirlo una y otra vez, ella me rasguñaba y me mordía los hombros, al estármela cogiendo recordé a mis suegros que presumían de la virginidad de sus hijas, con Vanessa he tenido muchísimas relaciones y ahora me estaba tronando a mi cuñada, aunque Germán me había contado que también se la había comido.
Ella comenzó a moverse hacia arriba y abajo, yo le agarraba esas deliciosas nalgas que tiene, de pronto pasó una mano hacia atrás y me acarició las pelotas, entonces le mordí suavemente los senos y se vino tanto hasta el punto de gritar, lentamente y sin sacársela nos acostamos de lado y sus nalgas quedaron mas a mi alcance, se la metía y se la sacaba muy rápido, ella solo gemía y gritaba, de vez en cuando nos dábamos besos en la boca como si siempre lo hubiéramos hecho.
En un momento ella me tomó la verga despacito y se la sacó, caminó hasta el tocador y se sentó en el de frente a mí, abrió las piernas y pude ver toda su cosita, tan roja, tan mojada, tan mía, junto de ella había un vaso con jugo de uva y se lo vació por el cuello y me dijo: ¿quieres jugo?, sin pensarlo, yo me levanté de la cama y comencé a tomar jugo de todas partes de su cuerpo, después, le abrí mas sus deliciosas piernas y se la metí muy duro, dio un grito, pero no me reclamó, solo me dijo: ya me canse pero síguele, no quiero que esto acabe. Después de coger como 2 horas, la apreté a mi y sentí una eyaculación, que hasta ella me dijo que nunca había sentido eso.
Nos tiramos a descansar, ya entrada la madrugada me desperté y la vi destapada, boca abajo, esas nalgas que siempre que la veía las deseaba me hacían una invitación a penetrarlas, la desperté a besos y cuando ella pensó que le haría el amor por la vagina, la puse en cuatro y tomé el frasco de crema facial con el que ella y Vanessa se desmaquillan, tomé un poco con el dedo y se lo embarre muy lento por su ano, Cristina volteó con cara de espantada, yo con una seña le dije que tuviera calma y le pregunté:
¿Nunca te lo han hecho así?, ella con la cabeza me dijo que no, estuve a punto de detenerme, pero al verla empinada y con esas nalgas frente a mi solo pensé (Germán que pendejo eres, mira que desperdiciar este anito) Poco a poco se lo introduje y ella comenzó a ponerse dura, después de que mi verga entró por completo en su ano comencé a moverla de un lado a otro. pasaron muchos minutos, no se cuantos, pero Cristina y yo disfrutábamos mucho esta nueva relación para ella, de pronto antes de venirme, ella alcanzó otro orgasmo, pues mientras se la metía ella se tocaba su clitoris, sentí como mi leche comenzaba a salir, le metí la verga lo mas que pude para que saliera todo mi liquido dentro de ella, Cristina empezó a gritar y a moverse demasiado, cuando todo acabo, nos acostamos y nos besamos casi hasta el amanecer.
Llego la hora de irme, nunca he vuelto a hablar de esto con ella, es mas hubo un tiempo que me rehuia, he regresado a la misma hora con la esperanza de encontrármela a solas otra vez, no ha sucedido pero de vez en cuando nos aventamos un cojinazo y nos reímos de manera coqueta, ¿quien sabe?, quizá después, algún otro día.
:starwars:
Pues bien Cristina me abrió la puerta y me dijo que no había nadie en la casa, que Vanessa y sus papás se habían ido a casa de su abuela y no regresarían hasta el otro día, cuando me dijo esto me puse nervioso y pensé que lo mejor seria que me retirara, pero ella me dijo que por favor me quedara un rato, pues se estaba yendo la luz muy seguido y le daba miedo, pasé y nos pusimos a ver la tele por un rato y hablamos cosas sin importancia, de pronto se fue la luz y para que no se pusiera nerviosa desde el sillón donde yo estaba le aventé un cojinazo, ella me lo respondió y entonces comenzó una guerra de cojines, se fue acercando poco a poco y cuando estuvo junto a mi la emprendió mas duro con el cojín que tenia en la mano me recosté por completo en el sillón y cuando volteé la mirada quedaron junto a mi sus preciosas piernas, llevaba una minifalda negra pegada, no llevaba medias, levanté la vista y le mire sus pantis blancas y diminutas, creo que ella se dio cuenta que le vi todo, pero no dijo nada, solo seguía pegándome, en un arrebato no me aguanté y la jalé hacia mi y le acaricié las piernas,
ella solo me contestó: ¿esas tenemos?
Lo mas maravilloso fue cuando comenzó a acariciar mi pene, como yo traía pants, se notaba demasiado mi erección, comenzamos a besarnos como un par de desesperados, fui bajando poco a poco mis besos, le desabroché la blusa y le jalé el brasiere, sus senos son diminutos, pero suculentos y firmes, bajé mas y levanté su falda, con ambas manos le bajé sus pantis y Cristina gemía de placer, comencé a jugar con su clítoris y ella gemía mas, después comencé a besárselo y sentí como se vino en mi boca, yo mas fuerte le pasaba mi lengua en su clítoris y ella comenzó a gritar, de pronto se paró y me comenzó a desvestir, puso sus labios en mi verga y comenzó a mamarla como nunca lo habían hecho, ya completamente desnudos la cargué y me la llevé a su recamara misma donde dormían ella y Vanessa, me puse boca arriba y me la monté, la penetre tan fácil que me encantó el repetirlo una y otra vez, ella me rasguñaba y me mordía los hombros, al estármela cogiendo recordé a mis suegros que presumían de la virginidad de sus hijas, con Vanessa he tenido muchísimas relaciones y ahora me estaba tronando a mi cuñada, aunque Germán me había contado que también se la había comido.
Ella comenzó a moverse hacia arriba y abajo, yo le agarraba esas deliciosas nalgas que tiene, de pronto pasó una mano hacia atrás y me acarició las pelotas, entonces le mordí suavemente los senos y se vino tanto hasta el punto de gritar, lentamente y sin sacársela nos acostamos de lado y sus nalgas quedaron mas a mi alcance, se la metía y se la sacaba muy rápido, ella solo gemía y gritaba, de vez en cuando nos dábamos besos en la boca como si siempre lo hubiéramos hecho.
En un momento ella me tomó la verga despacito y se la sacó, caminó hasta el tocador y se sentó en el de frente a mí, abrió las piernas y pude ver toda su cosita, tan roja, tan mojada, tan mía, junto de ella había un vaso con jugo de uva y se lo vació por el cuello y me dijo: ¿quieres jugo?, sin pensarlo, yo me levanté de la cama y comencé a tomar jugo de todas partes de su cuerpo, después, le abrí mas sus deliciosas piernas y se la metí muy duro, dio un grito, pero no me reclamó, solo me dijo: ya me canse pero síguele, no quiero que esto acabe. Después de coger como 2 horas, la apreté a mi y sentí una eyaculación, que hasta ella me dijo que nunca había sentido eso.
Nos tiramos a descansar, ya entrada la madrugada me desperté y la vi destapada, boca abajo, esas nalgas que siempre que la veía las deseaba me hacían una invitación a penetrarlas, la desperté a besos y cuando ella pensó que le haría el amor por la vagina, la puse en cuatro y tomé el frasco de crema facial con el que ella y Vanessa se desmaquillan, tomé un poco con el dedo y se lo embarre muy lento por su ano, Cristina volteó con cara de espantada, yo con una seña le dije que tuviera calma y le pregunté:
¿Nunca te lo han hecho así?, ella con la cabeza me dijo que no, estuve a punto de detenerme, pero al verla empinada y con esas nalgas frente a mi solo pensé (Germán que pendejo eres, mira que desperdiciar este anito) Poco a poco se lo introduje y ella comenzó a ponerse dura, después de que mi verga entró por completo en su ano comencé a moverla de un lado a otro. pasaron muchos minutos, no se cuantos, pero Cristina y yo disfrutábamos mucho esta nueva relación para ella, de pronto antes de venirme, ella alcanzó otro orgasmo, pues mientras se la metía ella se tocaba su clitoris, sentí como mi leche comenzaba a salir, le metí la verga lo mas que pude para que saliera todo mi liquido dentro de ella, Cristina empezó a gritar y a moverse demasiado, cuando todo acabo, nos acostamos y nos besamos casi hasta el amanecer.
Llego la hora de irme, nunca he vuelto a hablar de esto con ella, es mas hubo un tiempo que me rehuia, he regresado a la misma hora con la esperanza de encontrármela a solas otra vez, no ha sucedido pero de vez en cuando nos aventamos un cojinazo y nos reímos de manera coqueta, ¿quien sabe?, quizá después, algún otro día.
:starwars:
