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Sussy la niña mala (Susy, una ama de casa muy dulce 2)

gerar10

Bovino adicto
Registrado
26 Mar 2008
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Después de brindar con los muchachos y darle un trago más a su cerveza, decidió ponerse de pie desconcertando por un momento a los chicos. "Creo que el dominó ya resulta aburrido, traeré algo mejor" dijo doña Susy. Se levantó y sin ir demasiado lejos abrió su bolso y extrajo de él una perinola, mientras los ojos de los dos adolescentes se posaban, como si estuvieran acariciando a la distancia sin recato alguno, aquel par de hermosas nalgas que aún seguían enfundadas en ese apretado pantalón de mezclilla. Se dio vuelta para quedar frente a los muchachos quienes inmediatamente movieron su mirada hacia arriba y con ello detenerse a observar ese par de hermosos, níveos y aún firmes senos que los acusaba con sus pezones erectos como señalándolos para decirles que ellos eran los indicados para disfrutar en breves momentos de ellos.

Ya no hay que esperar más muchachos, les dijo doña Susy, a partir de este momento tendrán que obedecer todo lo que yo les diga para que el juego resulte más fascinante y excitante, y observándolos fijamente a los ojos les preguntó, están dispuesto a ello?

Sí!! dijeron al unísono los muchachos quienes con esa palabra sólo reafirmaron lo que ya sus erectas vergas, apuntando al techo, lo decían desde hacía rato.

Muy bien, les dijo Susy, quítense las trusas para empezar… y no admito réplica dijo firmemente, cuando observó que ambos chicos se miraban uno al otro como preguntándose si lo deberían de hacer, pero ante el mandato de la señora no tuvieron más opción.

Los ojos de Susy se posaron en una y luego en otra. Ambas vergas juveniles. A la distancia y a su parecer se veían muy hermosas. Duras, firmes, calientes y apuntando, como a ella le fascinaba, sin titubeos hacia el firmamento. Aunque Manuel era el más joven su miembro era más que apetecible, morena y gorda, le ganaba por unos cuantos centímetros a la del "chino". Ninguno de los dos se cohibió, era tal el ambiente de cachondería y calentura que ninguno de los chicos buscó taparse, sino todo lo contrario, buscaron mostrarse más para ver quién sería el primero.

Susy se levantó, se quitó las zapatillas y el pantalón deslavado de mezclilla con cierto trabajo, encendió el aparato de sonido y puso un disco con una gran variedad de canciones con el fin de no tener que levantarse continuamente a cambiarlos. Ajustó el volumen para que se pudieran escuchar entre ellos, pero que al mismo tiempo amortiguara un poco los sonidos que ella estaba segura más tarde se tendrían que escuchar. Quedó solamente en una tanga azul cielo, su intimidad perfectamente depilada que dejaba un hilo finamente delgado que ascendía de aquella ardiente cueva hasta su casi plano vientre a pesar de sus 37 años, haciéndola ver demasiado sensual y deseable.

Ahora, dijo Susy, voy a hacer girar la perinola, y lo que caiga lo adaptaré a mi gusto, les parece? Sólo hay una regla: cuando yo le haga algo a uno de ustedes… el otro prometerá no tocarse nada, están de acuerdo???

Sí!!! Siii.. estamos de acuerdo… Dijeron nuevamente casi al mismo tiempo, como al mismo tiempo se tocaban los huevos subiendo sus sendas manos por sendos calientes troncos juveniles.

"toma una" indicaba la perinola al dejar de girar sobre la mesa de centro. "Como "Manú" está a mi derecha, empezaré con él… un minuto –dijo doña Susy, mirando a "el chino, - tú tomas el tiempo… ambos ignoraban a qué se refería la señora pero más que nadie deseaban que sucediera para quitarse las dudas. Tomando el reloj de la mesa lateral se la dio al "chino", un minuto volvió a decir…

Se agachó suavemente sobre las piernas de Manuel, quitó con ternura sus manos que descansaban sobre sus piernas, "tú tranquilo" le dijo mirándole fijamente a los ojos en tanto que su bello rostro ya casi descansaba entre las piernas de aquel afortunado joven. Abrió suavemente sus labios y sacando su lengua fue posándose en los huevos duros de Manuel. Chupó suave, ella sabía que si lo hacía con intensidad corría el riesgo de hacerlo terminar. Primero uno, luego se fue al huevo izquierdo, en tanto su mano acariciaba suavemente la base de esa verga caliente y dura. Sus labios besaban suavemente los huevos de Manuel y luego succionaba con cierta dureza haciendo que el chico volviera la cabeza hacia atrás y en un movimiento instintivo tomará con ambas manos la cabeza de doña Susy, como para asegurarse que no se quitara de ahí. Ella suavemente quitó sus manos de su cabeza, tenía que lograr que él se calentara al máximo, pero al mismo tiempo no quería que terminara muy pronto, tenía que enfriarlo un poco. Rodeó suavemente, con su ardiente lengua, la base de aquella verga juvenil y dura, iba a envolverla toda con sus manos para ir hacia la cabeza cuando la voz del chino interrumpió "un minuto" se dejó escuchar… ella se levantó y pudo ver que los líquidos preseminales abrillantaban la cabeza roja de la verga de Manuel. Se retiró depositando un suave beso en la cabeza de aquel pene y el sabor agridulce de sus líquidos fueron embebidos sin reparo por tan atractiva señora.

Ahora vas tú… a ver qué "sale", le dijo al "chino", en tanto la perinola giraba primero fuertemente y luego en movimientos torpes caía sobre la mesa de centro para dejar ver un "toma una" nuevamente.

"El chino" pensó que recibiría el mismo tratamiento pero la mente de la señora Susy ya tenía más que pensado qué seguiría. "Otro minuto" le dijo a Manuel dándole al mismo tiempo el reloj y tomando la crema chantilly que había traído untándosela generosamente en su seno izquierdo. "ándale, le dijo al "chino", toma una… tú sólo chupa el ‘chantilly’… sólo chúpalo" al tiempo que con ambas manos hacía presión en la base de su seno izquierdo para levantarlo un poco más. "El chino" se acercó a su teta izquierda, y cual bebé fue chupando primero suave y luego con mayor rapidez y dureza. Los quejidos de Susy hacían evidente que se estaba calentando mucho. "El chino" hacía muy bien su trabajo. No aguantó mucho y con ambas manos empezó a despeinar los cabellos del "chino" indicándole con ello el grado de rudeza, velocidad y lugar que requería. Luego apretó fuertemente la cara del "chino" contra su teta en tanto que apretaba fuertemente, también, sus piernas como deseando que algo estuviera entrando en ella. Soltó la cabeza del "chino" para recargarse sobre sus brazos que extendió por atrás de su cuerpo para facilitarle aún más el trabajo al joven. Manuel empezó a tocarse con cierto temor, sabía que doña Susy tenía un carácter fuerte, y mientras observaba a la señora morderse los labios para luego abrirlos y en un movimiento aspirando fuertemente aire, dejaba escapar un "oooooo… siiiiiiii.. si..", él sobaba lentamente su verga con su mano derecha sin perder de vista como doña Susy se recostaba en el sofá para deslizar su mano derecha por su entrepierna y tocarse sin miramientos, introduciendo un poco dos de sus dedos en esa hendidura húmeda y caliente… "Un minuto" dijo Manuel, y contra su voluntad, pues sabía que esa era la parte de su cuerpo más sensible, con la cara colorada Susy abrió los ojos y separó los labios del "chino" de su seno, quien hizo como si no hubiese escuchado y todavía buscó seguir succionando aquellas tetas deliciosamente mezcladas con sabor de mujer caliente y la crema dulce del chantilly.

Tratando de arreglarse un poco el cabello y dejar un breve tiempo para que se le bajara el color de su rostro, tomó la perinola y la volvió a girar. "esta aplicará a mí" dijo, como si supiera que fuera a dejar ver aquel juguete. "Toma dos" se leyó en la cara del hexagonal juguete. "Pónganse de pie" ordenó doña Susy, "frente a frente"… Ella se hincó a un costado de ambos jóvenes y tomando cada una de las vergas henchidas y calientes en cada mano, miró hacia arriba para verles a los ojos y decirles, "ahora no hay tiempo, así es que ustedes dirán en qué momento me detengo… y claro! Si no quieren que me detenga mejor… " dijo al tiempo que maliciosamente dejó escapar una risita cachonda y ligera. Dirigió sus labios hacia la verga de Manuel, esta vez ya no fue suave, besó la cabeza redonda y roja, succionó con lentitud pero con fuerza mientras con sumo tacto sus blancos dientes tocaron la sensible piel del miembro y soltando rápidamente lo fue envolviendo con sus carnosos y rojos labios, mientras su mano izquierda, apretando fuertemente, deslizó la piel del pene del "chino" retrayéndolo y luego halando, sin dejar de apretar fuertemente, hacia ella y repitiendo este movimiento varias veces, en tanto sus labios no dejaban un trozo de la caliente verga de Manuel fuera de su boca. Así siguió durante varios minutos, mamando golosamente la verga de "manú" como ella le decía, y masturbando el caliente tronco del "chino". Se podía ver a sí misma y su mente voló a tiempos lejanos. Apenas contaba con 18 años y 3 meses cuando dejó la casa paterna. ¿El motivo? Estudiar. Aún no cumplía los 19, cuando conoció al maestro Rojas. Roberto Rojas era su maestro de Economía, materia que no se le hacía nada fácil. Recurrió en busca de ayuda y asesoría varias veces hasta que terminó en la cama con él. El profesor Rojas tenía cerca de 40 años y más deseos insanos y calientes guardados en su cabeza que puso en práctica con la "señorita Susy" como la llamaba en clases. Ella nunca supo si lo hacía para recalcarle que era suya o para callar cualquier asomo de rumores o chismes con sus compañeros.

Se podía ver a sí misma. Ahí estaba esa noche. El "profe" Rojas y un amigo de él. Era una de sus perversidades: compartirla. Apenas tenían cerca de dos meses de relación, pero él se portaba muy generoso con ella. Le pagaba el apartamento y no le faltaba nada. Se lo pidió una noche de pasión desenfrenada y ella aceptó. Al principio con ciertos temores y luego ya, en un dejo de cachondería, con inmenso deseo de sentirse deseada y poseída por dos hombres… por dos machos.

Ahí estaba ella. En medio de la sala. Le había comprado para esa noche un vestido de colegiala. El típico. Falda a cuadros, tipo escocesa y blusa blanca. Lo usaba sin ropa interior. Ahí estaba ella. En medio de la sala. En cuatro. Parando su hermosa colita y apuntando hacia el amigo del profesor. El amigo la cogía fuertemente, así como estaba. Vestida de colegiala, y el profesor Rojas parado enfrente de ella sentía su ardiente cavidad bucal entrar y salir de su dura verga. Era la primera vez que estaba con dos hombres al mismo tiempo. A sus escasos casi 19 años empezaba a gozar los diversos placeres del sexo. Y hoy estaba ahí con dos enhiestas vergas a su disposición. Parecía que los roles habían cambiado. Ahora era dueña de la situación. Segura y dominante, pero al mismo tiempo una hembra ardiente y dispuesta a todo.

Cambió de verga. Introduciéndose ahora la del "chino", era un poco más delgada pero igual le fascinaba. Siguió "trabajando" el pene de "manú" fuertemente con su mano derecha. Lo apretaba y lo soltaba. Le acariciaba los huevos. Su boca no dejaba de llevar a los límites del paroxismo al "chino". Era capaz de introducírsela toda en la boca. Con cierta delicadez haló de la verga a "manú" hacia el frente de ella. Quería tener las dos en su boca. Fue acelerando el movimiento tanto de su mano como de su boca. Intercambiaba rápidamente de verga. Primero "el chino", luego "manú". Lo chupaba todo. Se las metía toda. Los chicos ponían los ojos en blanco. Manuel incluso se levantó sobre la punta de sus pies cuando sintió que algo ascendía por sus piernas y se albergaba en sus testículos. "El chino" se controlaba un poco más. Manuel ya no aguantaría mucho tiempo más de tan rico tratamiento. Sentía que alcanzaba el cielo. Fueron unos minutos más que les pareció eterno. Entre espasmos, gritos y una intensa sacudida que parecía que una descarga eléctrica caía sobre sus cuerpos, empezaron a vaciarse sobre el rostro de doña Susy. La linda señora las alternaba en su caliente boca para poder beber el néctar juvenil y ardiente que a borbotones dejaban escapar esas dos vergas firmes y potentes. Un chorro le cayó en el cabello mas a ella no le importó, siguió succionando una y otra, hasta sentir que se vaciaban completamente, y dejando escapar hilos finos por la comisura de sus labios sonreía sintiéndose satisfecha de tener para ella esas dos virilidades jóvenes y bellas ante sus ojos y sólo para satisfacer sus intensos deseos.

Uy chicos… vaya que tienen bastante "batería" dijo cuando al separarse de ellos, todavía las vergas seguían apuntando hacia el techo. Esto aún no termina eh? Les dijo, al tiempo que tomando su cerveza le sorbía un trago, seguramente ya algo caliente por el tiempo que había transcurrido. Vamos a bañarnos, les parece? Y luego a ver qué inventamos, síganme, remató, caminando delante de ellos y contoneando sus caderas de manera exagerada para que los chicos vieran lo que aún falta por venir y por comerse.
 
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