MARTIN CHOLANO
Bovino adolescente
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- 15 Jul 2008
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Como lo había relatado en mi primera entrega (Sexo con la hermana de mi amigo), Tenía unos dos años que conocía a mi amigo Carlos y a su exquisita hermana Ema, cuando yo la conocí tenía ella unos 17 años, y cuando tenía unos 19 añitos me tocó empezar a conocerla no sólo como persona o hermana de mi amigo, sino centímetro a centímetro de los pies a la cabeza, disfrutando cada uno de nuestros encuentros y entregándonos como si fuera la última en la vida.
Después de nuestro primer encuentro apasionado no sabía como abordar a Ema: Éramos amigovios o amigos con derechos?, Ella esperaba que yo le pidiera que fuéramos novios? Yo aún no sabía como darle trato, lo que sí sabía era una cosa: Quería que ella fuera mi novia y decidí empezar a visitarla en su casa ahora como su pretendiente. Tenía un plus: desde antes ya era bienvenido en su casa y eso haría más facil tratar de lograr mi cometido. Desde ese entonces la invitaba a salir a tomar un trago o al cine con el consentimiento de su papá y su hermano.
Ella era una chica de tez blanca, de estatura pasada de 1.60, cabello lacio teñido de color castaño claro hasta media espalda, sin hacer ejercicio mantenía una figura más bien esbelta, con piernas espigadas, vientre planito y brazos firmes, busto mediano pero atractivo, cintura pequeña y unas nalgas que sobresalían de su figura y que al hacer juego con su breve cintura acentuaban más sus dimensiones, tiene unos ojos grandes y expresivos y boca de labios finos y delicados, adornados por un gran lunar en el costado izquierdo de su labio inferior que invita a besarla, de pómulos pronunciados que hacen llamativa su sonrisa.
Como se imaginarán, amigos bacunos, yo era un hombre cotizado entre los asistentes al bar que frecuentábamos, y me gustaba pasear con esa venus tomada de mi brazo, en una atmósfera tan exquisita, donde todo lo que platicábamos era ameno, nuevo y siempre interesante, generando pasión que sabíamos tendría que ser liberada en algún momento! A pesar de ser un jovenzuelo de 24 años en ese momento, traer de la mano a una nena de 19 años que era un imán a las miradas de los demás me llenaba el ego y me sentía imponente, superior a los demás! En ese momento yo sabía, que va! estaba seguro que esa muchacha podría ser la mujer de mi vida!
Después de unas 2 semanas de salir, conocer nuestros lados más personales y de numerosas sesiones de besos, caricias, toqueteos obscenos y manoseos hasta los puntos más recónditos del cuerpo de Ema, decidimos que ya no podíamos seguir conteniendo nuestras ganas de nuevamente tener sexo, y decidimos ir a un hotel cercano recién inaugurado el próximo fin de semana.
Llegado el día "D", yo me preparé, no había pretexto para no lucir bién, oler bien, mostrar buen aspecto y tratar de tener perfectamente planeado todo, quería que fuera una atmósfera única, dificilmente repetible, y me previne con un ramo de rosas rojas antes de pasar por ella a su casa, era sábado, como a las 4 de la tarde cuando llegué a su casa, toqué y esperé a que saliera Ema. Quien salió primero fué su hermano Carlos, mi amigo, quien me saludó, hizo un breve escrutinio sobre mi persona y me dijo afablemente que Ema saldría enseguida "ya sabes como son las mujeres cuando se esmeran en verse bién", me dijo; su comentario me ruborizó un poco porque sabía que mi amigo sabía donde llevaría a "pasear" a su hermana, pero después de un instante yo le contesté que ni era necesario hacerse tanta talacha para ir a tomarse una cerveza a cualquier lugarcillo. Mi amigo Carlos me sonrió con sorna, y cerró la puerta detrás de sí.
Yo ya estaba como agua para chocolate, el saber que disfrutaría una vez más de saborear, oler y tocar la deliciosa piel de Ema me tenía así, pero el comentario de Carlos generó altas expectativas sobre la apariencia de ella, y en eso estaba cuando de repente se abrió la puerta y en ese instante dejó de existir el mundo a mi alrededor, ahí estaba ella, que me había hecho esperar casi 20 minutos fuera de su casa como menso mientras se arreglaba, y de verdad se esmeró: llevaba puesto un vestido corto color naranja muy tenue, de una sola pieza, sin mangas y entallado, que dejaba lucir unos hombros exquisitos, con un escote no muy pronunciado, pero que dejaba ver el nacimiento de sus senos y ese lunar que descubrí la primera noche que estuve con ella, su cabello recogido en un chonguito dejaba ver el escote de la espalda, que era muy discreto pero se hacía hipnotizante con el derrier que le hacía lucir el talle del vestido, que bajaba de la espalda suavemente hasta llegar a su pequeña cintura, y mostrando un trasero exhuberante, majestuoso, bajaba hasta llegar muy por encima de las rodillas, dejando lucir lo que ella consideraba su orgullo, unas largas, espigadas y bien torneadas piernas, impecablemente rasuradas y humectadas que llamaban poderosamente la atención.
La primera impresión me dejó congelado, o más bién a punto de ebullición! Ella solo se acercó, me dió un beso muy sugerente en la mejilla y sutilmente puso su mano en mi barbilla para que cerrara la boca, al tiempo que me daba un suetercillo que no me dí cuenta que traía en la mano, le abrí la puerta del auto y me apresuré a subirme para escapar de ahí. En el camino, que fué muy corto, pasamos a una tienda donde compré una botella de tequila, unas cervezas y unos chocolates rellenos que me pareció podrían servir para la ocasión. Yo iba nervioso, a pesar de haber visto y acariciado varias veces esas hermosas piernas, y es que, debo decirlo con mucho honestidad, sentía como si esa fuera mi primera vez y generaba morbo, excitación y una leve sensación de taquicardia por el ambiente que se había generado.
Llegamos al motel, metí el auto, bajé corriendo a abrir la puerta de mi venus, y bajando todos los souvenirs que llevábamos para la ocasión, nos dispusimos a ocupar la habitación que habíamos rentado. La habitación era amplia, acogedora, tenía una pequeña salita en la entrada que daba paso a una mesa de centro donde estaba el televisor con una base giratoria a 360 grados para poder verse desde cualquier lado de la habitación, una gran cama en el fondo, y en un rincón una coqueta, sugerente y traviesa tina para un baño burbujeante, con dos tarros de champú para generar ese ambiente traviesón como en la tele.
A pesar de que en otras ocasiones ya había besado y manoseado a Ema hasta de manera obscena, ese día quería ser muy propio con cada uno de mis movimientos, y desde que llegué trataba de seducirla galantemente, a pesar de que mi lado perverso me impulsaba peligrosamente a actuar sin miramiento y dejar que el instinto animal fuera liberado! Después de un par de tragos de tequila y una cerveza, donde entre plática y besos ya nos sentíamos listos y cómodos, decidí lanzarme a todo o nada, y después de recostarla en la cama suavemente, tomé un chocolate y le dí a probar, ella lo mordió y me convidó de su boca a la mía haciendo que subiera la temperatura del ambiente. Tomé una tercera rosa y con ella recorrí su cuerpo al mismo tiempo que iba besando, iniciando desde sus hombros, cuello y espalda, pasando por sus senos, su vientre y bajando por sus piernas hasta la punta de sus pies, le quité las zapatillas que llevaba, le besé uno a uno los dedos de sus pies mientras ella se mostraba excitada, y veía como yo no dejaba de admirar la belleza de sus piernas hasta donde el vestido me permitía, y es ese momento abrió ligeramente sus piernas para que mirara más profundo, hasta su ropa interior, generando en mí una sensación electrizante! Me deslicé acariciando y besando suavemente sus pies, sus pantorrillas, sus piernas, hasta llegar a sus muslos y tener a placer para ver y aspirar el olor a su sexo, que mostraba excitación en un bikini negro húmedo y caliente en ese rincón tan delirante!
Por un momento pensé en lanzarme a fondo de una vez hacer de lado su bikini y saborear su vagina, degustar sus jugos vaginales y rendir tributo a tan magnífico manjar que tenía frente a mí, pero aún me faltaba piel por recorrer, y me salté de allí para de una vez, ir quitando tela que estorbaba a mi paso e ir subiendo el vestido conforme iba besando. Llegué a la altura de la cadera y me detuve para acariciar y besar en cada extremo y deleitarme con ese vientre planísimo que veía por primera vez y besar desde la línea del bikini hasta el hombligo, para luego subir lentamente hasta el nacimiento de sus senos, que en ese momento ya habían sido liberados de su cárcel y estaban frente a mí, dispuestos a ser acariciados y besados en el momento que yo quisiera. Ella se quitó el vestido, yo con delicadeza tomé un seno y acaricié ese pequeñísimo, delicado pezón color rosado que estaba hinchado por la excitación y que yo chupaba, mordisqueaba suavemente y jugaba con mi lengua al mismo tiempo que con mis manos acariciaba su cadera y su espalda, y mientras yo pasaba alegremente de un seno a otro, sentía como mi nena se contorsionaba por la sensación. Ya estaba lista.
Bajé nuevamente hasta estar frente a su vagina, y lenta, suavemente, tiernamente fuí bajando su bikini negro que ya se sentía literalmente mojado por la excitación de Ema, al mismo tiempo que se mostraba imponente ese abultado y velludo monte de venus y poco a poco unos labios vaginales hinchados y babeantes que me invitaban a saborear su néctar. Apenas terminé de quitarle el bikini cuando me acerqué, la vi a los ojos, y en ese momento vi en sus ojos una mirada de lujuria que no le conocía y que me estremeció y me causó escalofrío, y con un sutil arqueo de cejas y mordiéndose el labio inferior me invító a devorar ese vagina que tenía frente a mí. Apenas al primer acercamiento, antes de tocarla, me dí cuenta de que estaba expectante a lo que hacía, y yo, con la excitación a más no poder, empecé por sumergir mi cara entre sus pelos púbicos y darle una fuerte aspirada, me volvía a asomar, le dije "simplemente delicioso! con permiso" y ella solamente asintió con la cabeza, para posteriormente ver como era devorada su vagina.
El olor, sabor y la textura de sus labios vaginales y su clítoris me tenían extasiado! Yo jugaba con mi lengua, lamía, la metía en su vagina, saboreaba, chupaba y dibujaba círculos, ochos y quien sabe qué mas cosas con su clítoris, pasaba mi lengua desde su monte de venus hasta su vagina, saboreando sus labios, que me parecían exquisitos. Yo me sentía como pez en el agua, saboreando cada rincón de su sexo, ella estaba calientísima, y en un momento dado, me pidió que introdujera un dedo en su vagina, yo en ese momento estaba acariciando sus senos y su cadera, acerqué mi mano a su cara y ella chupó con pasión el dedo medio de mi mano izquierda, que casi me vengo del extraño placer que sentí, luego metí mi dedo lubicado por su boca con delicadeza en su vagina para jugar al mete-saca mientras pasaba mi lengua por su clítoris, ella ya estaba jadeando escandalosamente y de repente sentí como sus paredes vaginales se contrajeron con mi dedo dentro mientras ella tenía un orgasmo que le provocaba espasmos que la hacían tomarme con fuerza de la mano que tenía acariciando su pezón derecho y de mi cabello. Después de un momento de silencio ella reaccionó y me tomó de la mano para que me acostara junto a ella, yo aún tenía toda, toda la cara mojada con mi saliva y sus jugos vaginales mezclados desde la naríz hasta la barbilla y de mejilla a mejilla. Ella me dijo que le encantó lo que había hecho allá abajo y que esperaba no quedar mal con su desempeño.
En ese momento ya me había despojado de casi toda mi ropa, únicamente tenía puesto un boxer que no disimulaba nada la gran erección que tenía desde hacía un buen rato, ella me dejó recostado boca arriba y me quitó el boxer hasta tener frente a sí mi pene, que yo sentía hinchado por la excitación, y sin mayor preámbulo lo tomó con su mano derecha y se lo metió a la boca poco a poco, arrancándome gemidos de placer por sentir su boca tibia, húmeda, chupando mi pene. Yo tomé una almohada y la doblé bajo mi cabeza para poder contemplar el gran trabajo que estaba realizando mi compañera, quien tomaba mi pene desde la base y jugaba con mis testículos mientras con su boca metía y sacaba y de vez en cuando desaparecía todo en su boca, causándome a mí una rabiosa necesidad de eyacular en su boca, y ella dejando caer unas lagrimillas que decía se le salían al hacerme el sexo oral. Ya estaba yo que no aguantaba y debo decir, en honor a la verdad, que estuve a punto, muy cerca de venirme en su boca, pero no quería que pasara! y de una vez saqué el condón, que ella misma me puso, con su mano tomó saliva de su boca, untó en la punta de mi pene y en su vagina, y así como estaba yo se montó y empezó a cabalgar!
Que rica sensación: ella montada sobre mí llevando el ritmo de sus movimientos mientras yo a placer podía acariciarle las nalgas, los senos, tomarla de la cintura y acariciar su espalda cuando de vez en vez me incorporaba para besar sus senos y besarla en la boca, ya se movía para adelante y para atrás, ya se recargaba en una o las dos piernas para dejarse caer sobre mi pene, ya se movía para un lado y para otro, era un momento delicioso, después de unos minutos, cambiamos de posición y ahora ella se acostaba boca arriba con las piernas abiertas ofreciéndome nuevamente su vagina, que yo no desaproveché y le dí una pequeña mamada antes de acomodarme sobre ella y empezar a embestirla en la posición de misionero, después levanté sus piernas y las recargué sobre mis hombros, después las junté sobre un mismo hombro deleitándome con su hermoso trasero mientras seguía bombeando a veces con un ritmo lento, viendo y sintiendo como entraba y salía mi pene en su vagina, y de repente rápido e impetuoso, y cuando sentía cerca el orgasmo nuevamente lento.
Después de un rato de sexo de mucha calidad que estábamos teniendo, me pidió que cambiáramos, y se puso de a perrito exhibiendo ese culo majestuoso del que era dueña y que me estaba permitiendo disfrutar, yo ya estaba que explotaba y cuando se puso así yo solo pensaba en no venirme enseguida, quería disfrutar al máximo ese espectáculo, la empecé a penetrar poco a poco, sintiendo sus paredes vaginales como se contraían en cada entrada e mi pene, los dos estábamos muy excitados, ella me pidió que la penetrara con más fuerza, con violencia, yo la tomé de sus manos hacia atrás firmemente y la empecé a coger con furia, meintras ella gemía y me pedía más, después de un rato ella me soltó para tomarse las nalgas y abrirse toda frente a mí, dejando ver un ano inmaculado, apetecible, que me invitaba a devorarlo y luego a penetrarlo, yo me lubriqué un dedo y traté de jugar con él, pero Ema me dijo jadeando que no, y yo lo dejé de hacer, simplemente me dediqué a contemplarlo mientras me la cogía de perrito, después ella se llevó una mano a un seno y se empezó a acariciar y a pellizcar salvajemente un pezón mientras con la otra mano se masturbaba, y al mismo tiempo me decía dejando escapar un chillido "métela toda y no te muevas", yo lo hice y sentí como se venía con mi pene dentro, teniendo espasmos frenéticos que la hacían contonearse y apretarme el pene, era sensación única! Yo ya estaba listo para venirme, y después de que ella se repuso y me permitió continuar, yo la empecé a penetrar con más fuerza y cuando sentía cerca el orgasmo ella me preguntó que dónde me quería venir, eso me calentó y le dije que en su boca, ella no quiso, pero de todas formas me dejó venirme en su cara. Cuando estaba apunto de tener mi orgasmo me salí y mientras ella se volteaba me quité el condón, me masturbé frente a su cara y tuve uno de los orgasmos más intensos y espectaculares que he tenido en mi vida! Me sorprendió la cantidad de semen que expulsé en el orgasmo, pero sobre todo la sensación de un orgasmo interminable que me hizo vibrar como nunca hasta ese momento.
Después de un momento que me pareció eterno en el que tuve mi orgasmo y eyaculé en la cara de Ema, volví a la realidad y ví que los dos estábamos bañados en sudor, Ema tenía los ojos cerrados y toda la cara cubierta de mi semen, que le escurría por el cuello y los senos y le llegaba al vientre, cuando me quise mover para ir por un pañuelo para limpiar la cara de Ema me sentí como caballito recién parido: apenas podía caminar, estaba tembloroso aún! Después de ese palo espectacular descanzamos, tomamos una cerveza, nos metimos a la tina, platicamos un tato y después tomamos una siesta, cuando despertamos como a la hora y media ninguno de los dos tenía apetito sexual, estabamos más que satisfechos, por lo que en lugar de echar pata de nuevo, nos salimos del hotel nos fuimos a su casa a echar unos tragos de tequila con su papá y su hermano.
En ese momento yo pensaba que Ema era la mujer de mi vida, en un tercer relato les cuento qué me hizo desistir de ser su novio y porqué el ser amantes fué completamente mejor que apostar el corazón por ella.
Espero que este relato sea de su agrado y sigan al pendiente de otro 100% real.
Después de nuestro primer encuentro apasionado no sabía como abordar a Ema: Éramos amigovios o amigos con derechos?, Ella esperaba que yo le pidiera que fuéramos novios? Yo aún no sabía como darle trato, lo que sí sabía era una cosa: Quería que ella fuera mi novia y decidí empezar a visitarla en su casa ahora como su pretendiente. Tenía un plus: desde antes ya era bienvenido en su casa y eso haría más facil tratar de lograr mi cometido. Desde ese entonces la invitaba a salir a tomar un trago o al cine con el consentimiento de su papá y su hermano.
Ella era una chica de tez blanca, de estatura pasada de 1.60, cabello lacio teñido de color castaño claro hasta media espalda, sin hacer ejercicio mantenía una figura más bien esbelta, con piernas espigadas, vientre planito y brazos firmes, busto mediano pero atractivo, cintura pequeña y unas nalgas que sobresalían de su figura y que al hacer juego con su breve cintura acentuaban más sus dimensiones, tiene unos ojos grandes y expresivos y boca de labios finos y delicados, adornados por un gran lunar en el costado izquierdo de su labio inferior que invita a besarla, de pómulos pronunciados que hacen llamativa su sonrisa.
Como se imaginarán, amigos bacunos, yo era un hombre cotizado entre los asistentes al bar que frecuentábamos, y me gustaba pasear con esa venus tomada de mi brazo, en una atmósfera tan exquisita, donde todo lo que platicábamos era ameno, nuevo y siempre interesante, generando pasión que sabíamos tendría que ser liberada en algún momento! A pesar de ser un jovenzuelo de 24 años en ese momento, traer de la mano a una nena de 19 años que era un imán a las miradas de los demás me llenaba el ego y me sentía imponente, superior a los demás! En ese momento yo sabía, que va! estaba seguro que esa muchacha podría ser la mujer de mi vida!
Después de unas 2 semanas de salir, conocer nuestros lados más personales y de numerosas sesiones de besos, caricias, toqueteos obscenos y manoseos hasta los puntos más recónditos del cuerpo de Ema, decidimos que ya no podíamos seguir conteniendo nuestras ganas de nuevamente tener sexo, y decidimos ir a un hotel cercano recién inaugurado el próximo fin de semana.
Llegado el día "D", yo me preparé, no había pretexto para no lucir bién, oler bien, mostrar buen aspecto y tratar de tener perfectamente planeado todo, quería que fuera una atmósfera única, dificilmente repetible, y me previne con un ramo de rosas rojas antes de pasar por ella a su casa, era sábado, como a las 4 de la tarde cuando llegué a su casa, toqué y esperé a que saliera Ema. Quien salió primero fué su hermano Carlos, mi amigo, quien me saludó, hizo un breve escrutinio sobre mi persona y me dijo afablemente que Ema saldría enseguida "ya sabes como son las mujeres cuando se esmeran en verse bién", me dijo; su comentario me ruborizó un poco porque sabía que mi amigo sabía donde llevaría a "pasear" a su hermana, pero después de un instante yo le contesté que ni era necesario hacerse tanta talacha para ir a tomarse una cerveza a cualquier lugarcillo. Mi amigo Carlos me sonrió con sorna, y cerró la puerta detrás de sí.
Yo ya estaba como agua para chocolate, el saber que disfrutaría una vez más de saborear, oler y tocar la deliciosa piel de Ema me tenía así, pero el comentario de Carlos generó altas expectativas sobre la apariencia de ella, y en eso estaba cuando de repente se abrió la puerta y en ese instante dejó de existir el mundo a mi alrededor, ahí estaba ella, que me había hecho esperar casi 20 minutos fuera de su casa como menso mientras se arreglaba, y de verdad se esmeró: llevaba puesto un vestido corto color naranja muy tenue, de una sola pieza, sin mangas y entallado, que dejaba lucir unos hombros exquisitos, con un escote no muy pronunciado, pero que dejaba ver el nacimiento de sus senos y ese lunar que descubrí la primera noche que estuve con ella, su cabello recogido en un chonguito dejaba ver el escote de la espalda, que era muy discreto pero se hacía hipnotizante con el derrier que le hacía lucir el talle del vestido, que bajaba de la espalda suavemente hasta llegar a su pequeña cintura, y mostrando un trasero exhuberante, majestuoso, bajaba hasta llegar muy por encima de las rodillas, dejando lucir lo que ella consideraba su orgullo, unas largas, espigadas y bien torneadas piernas, impecablemente rasuradas y humectadas que llamaban poderosamente la atención.
La primera impresión me dejó congelado, o más bién a punto de ebullición! Ella solo se acercó, me dió un beso muy sugerente en la mejilla y sutilmente puso su mano en mi barbilla para que cerrara la boca, al tiempo que me daba un suetercillo que no me dí cuenta que traía en la mano, le abrí la puerta del auto y me apresuré a subirme para escapar de ahí. En el camino, que fué muy corto, pasamos a una tienda donde compré una botella de tequila, unas cervezas y unos chocolates rellenos que me pareció podrían servir para la ocasión. Yo iba nervioso, a pesar de haber visto y acariciado varias veces esas hermosas piernas, y es que, debo decirlo con mucho honestidad, sentía como si esa fuera mi primera vez y generaba morbo, excitación y una leve sensación de taquicardia por el ambiente que se había generado.
Llegamos al motel, metí el auto, bajé corriendo a abrir la puerta de mi venus, y bajando todos los souvenirs que llevábamos para la ocasión, nos dispusimos a ocupar la habitación que habíamos rentado. La habitación era amplia, acogedora, tenía una pequeña salita en la entrada que daba paso a una mesa de centro donde estaba el televisor con una base giratoria a 360 grados para poder verse desde cualquier lado de la habitación, una gran cama en el fondo, y en un rincón una coqueta, sugerente y traviesa tina para un baño burbujeante, con dos tarros de champú para generar ese ambiente traviesón como en la tele.
A pesar de que en otras ocasiones ya había besado y manoseado a Ema hasta de manera obscena, ese día quería ser muy propio con cada uno de mis movimientos, y desde que llegué trataba de seducirla galantemente, a pesar de que mi lado perverso me impulsaba peligrosamente a actuar sin miramiento y dejar que el instinto animal fuera liberado! Después de un par de tragos de tequila y una cerveza, donde entre plática y besos ya nos sentíamos listos y cómodos, decidí lanzarme a todo o nada, y después de recostarla en la cama suavemente, tomé un chocolate y le dí a probar, ella lo mordió y me convidó de su boca a la mía haciendo que subiera la temperatura del ambiente. Tomé una tercera rosa y con ella recorrí su cuerpo al mismo tiempo que iba besando, iniciando desde sus hombros, cuello y espalda, pasando por sus senos, su vientre y bajando por sus piernas hasta la punta de sus pies, le quité las zapatillas que llevaba, le besé uno a uno los dedos de sus pies mientras ella se mostraba excitada, y veía como yo no dejaba de admirar la belleza de sus piernas hasta donde el vestido me permitía, y es ese momento abrió ligeramente sus piernas para que mirara más profundo, hasta su ropa interior, generando en mí una sensación electrizante! Me deslicé acariciando y besando suavemente sus pies, sus pantorrillas, sus piernas, hasta llegar a sus muslos y tener a placer para ver y aspirar el olor a su sexo, que mostraba excitación en un bikini negro húmedo y caliente en ese rincón tan delirante!
Por un momento pensé en lanzarme a fondo de una vez hacer de lado su bikini y saborear su vagina, degustar sus jugos vaginales y rendir tributo a tan magnífico manjar que tenía frente a mí, pero aún me faltaba piel por recorrer, y me salté de allí para de una vez, ir quitando tela que estorbaba a mi paso e ir subiendo el vestido conforme iba besando. Llegué a la altura de la cadera y me detuve para acariciar y besar en cada extremo y deleitarme con ese vientre planísimo que veía por primera vez y besar desde la línea del bikini hasta el hombligo, para luego subir lentamente hasta el nacimiento de sus senos, que en ese momento ya habían sido liberados de su cárcel y estaban frente a mí, dispuestos a ser acariciados y besados en el momento que yo quisiera. Ella se quitó el vestido, yo con delicadeza tomé un seno y acaricié ese pequeñísimo, delicado pezón color rosado que estaba hinchado por la excitación y que yo chupaba, mordisqueaba suavemente y jugaba con mi lengua al mismo tiempo que con mis manos acariciaba su cadera y su espalda, y mientras yo pasaba alegremente de un seno a otro, sentía como mi nena se contorsionaba por la sensación. Ya estaba lista.
Bajé nuevamente hasta estar frente a su vagina, y lenta, suavemente, tiernamente fuí bajando su bikini negro que ya se sentía literalmente mojado por la excitación de Ema, al mismo tiempo que se mostraba imponente ese abultado y velludo monte de venus y poco a poco unos labios vaginales hinchados y babeantes que me invitaban a saborear su néctar. Apenas terminé de quitarle el bikini cuando me acerqué, la vi a los ojos, y en ese momento vi en sus ojos una mirada de lujuria que no le conocía y que me estremeció y me causó escalofrío, y con un sutil arqueo de cejas y mordiéndose el labio inferior me invító a devorar ese vagina que tenía frente a mí. Apenas al primer acercamiento, antes de tocarla, me dí cuenta de que estaba expectante a lo que hacía, y yo, con la excitación a más no poder, empecé por sumergir mi cara entre sus pelos púbicos y darle una fuerte aspirada, me volvía a asomar, le dije "simplemente delicioso! con permiso" y ella solamente asintió con la cabeza, para posteriormente ver como era devorada su vagina.
El olor, sabor y la textura de sus labios vaginales y su clítoris me tenían extasiado! Yo jugaba con mi lengua, lamía, la metía en su vagina, saboreaba, chupaba y dibujaba círculos, ochos y quien sabe qué mas cosas con su clítoris, pasaba mi lengua desde su monte de venus hasta su vagina, saboreando sus labios, que me parecían exquisitos. Yo me sentía como pez en el agua, saboreando cada rincón de su sexo, ella estaba calientísima, y en un momento dado, me pidió que introdujera un dedo en su vagina, yo en ese momento estaba acariciando sus senos y su cadera, acerqué mi mano a su cara y ella chupó con pasión el dedo medio de mi mano izquierda, que casi me vengo del extraño placer que sentí, luego metí mi dedo lubicado por su boca con delicadeza en su vagina para jugar al mete-saca mientras pasaba mi lengua por su clítoris, ella ya estaba jadeando escandalosamente y de repente sentí como sus paredes vaginales se contrajeron con mi dedo dentro mientras ella tenía un orgasmo que le provocaba espasmos que la hacían tomarme con fuerza de la mano que tenía acariciando su pezón derecho y de mi cabello. Después de un momento de silencio ella reaccionó y me tomó de la mano para que me acostara junto a ella, yo aún tenía toda, toda la cara mojada con mi saliva y sus jugos vaginales mezclados desde la naríz hasta la barbilla y de mejilla a mejilla. Ella me dijo que le encantó lo que había hecho allá abajo y que esperaba no quedar mal con su desempeño.
En ese momento ya me había despojado de casi toda mi ropa, únicamente tenía puesto un boxer que no disimulaba nada la gran erección que tenía desde hacía un buen rato, ella me dejó recostado boca arriba y me quitó el boxer hasta tener frente a sí mi pene, que yo sentía hinchado por la excitación, y sin mayor preámbulo lo tomó con su mano derecha y se lo metió a la boca poco a poco, arrancándome gemidos de placer por sentir su boca tibia, húmeda, chupando mi pene. Yo tomé una almohada y la doblé bajo mi cabeza para poder contemplar el gran trabajo que estaba realizando mi compañera, quien tomaba mi pene desde la base y jugaba con mis testículos mientras con su boca metía y sacaba y de vez en cuando desaparecía todo en su boca, causándome a mí una rabiosa necesidad de eyacular en su boca, y ella dejando caer unas lagrimillas que decía se le salían al hacerme el sexo oral. Ya estaba yo que no aguantaba y debo decir, en honor a la verdad, que estuve a punto, muy cerca de venirme en su boca, pero no quería que pasara! y de una vez saqué el condón, que ella misma me puso, con su mano tomó saliva de su boca, untó en la punta de mi pene y en su vagina, y así como estaba yo se montó y empezó a cabalgar!
Que rica sensación: ella montada sobre mí llevando el ritmo de sus movimientos mientras yo a placer podía acariciarle las nalgas, los senos, tomarla de la cintura y acariciar su espalda cuando de vez en vez me incorporaba para besar sus senos y besarla en la boca, ya se movía para adelante y para atrás, ya se recargaba en una o las dos piernas para dejarse caer sobre mi pene, ya se movía para un lado y para otro, era un momento delicioso, después de unos minutos, cambiamos de posición y ahora ella se acostaba boca arriba con las piernas abiertas ofreciéndome nuevamente su vagina, que yo no desaproveché y le dí una pequeña mamada antes de acomodarme sobre ella y empezar a embestirla en la posición de misionero, después levanté sus piernas y las recargué sobre mis hombros, después las junté sobre un mismo hombro deleitándome con su hermoso trasero mientras seguía bombeando a veces con un ritmo lento, viendo y sintiendo como entraba y salía mi pene en su vagina, y de repente rápido e impetuoso, y cuando sentía cerca el orgasmo nuevamente lento.
Después de un rato de sexo de mucha calidad que estábamos teniendo, me pidió que cambiáramos, y se puso de a perrito exhibiendo ese culo majestuoso del que era dueña y que me estaba permitiendo disfrutar, yo ya estaba que explotaba y cuando se puso así yo solo pensaba en no venirme enseguida, quería disfrutar al máximo ese espectáculo, la empecé a penetrar poco a poco, sintiendo sus paredes vaginales como se contraían en cada entrada e mi pene, los dos estábamos muy excitados, ella me pidió que la penetrara con más fuerza, con violencia, yo la tomé de sus manos hacia atrás firmemente y la empecé a coger con furia, meintras ella gemía y me pedía más, después de un rato ella me soltó para tomarse las nalgas y abrirse toda frente a mí, dejando ver un ano inmaculado, apetecible, que me invitaba a devorarlo y luego a penetrarlo, yo me lubriqué un dedo y traté de jugar con él, pero Ema me dijo jadeando que no, y yo lo dejé de hacer, simplemente me dediqué a contemplarlo mientras me la cogía de perrito, después ella se llevó una mano a un seno y se empezó a acariciar y a pellizcar salvajemente un pezón mientras con la otra mano se masturbaba, y al mismo tiempo me decía dejando escapar un chillido "métela toda y no te muevas", yo lo hice y sentí como se venía con mi pene dentro, teniendo espasmos frenéticos que la hacían contonearse y apretarme el pene, era sensación única! Yo ya estaba listo para venirme, y después de que ella se repuso y me permitió continuar, yo la empecé a penetrar con más fuerza y cuando sentía cerca el orgasmo ella me preguntó que dónde me quería venir, eso me calentó y le dije que en su boca, ella no quiso, pero de todas formas me dejó venirme en su cara. Cuando estaba apunto de tener mi orgasmo me salí y mientras ella se volteaba me quité el condón, me masturbé frente a su cara y tuve uno de los orgasmos más intensos y espectaculares que he tenido en mi vida! Me sorprendió la cantidad de semen que expulsé en el orgasmo, pero sobre todo la sensación de un orgasmo interminable que me hizo vibrar como nunca hasta ese momento.
Después de un momento que me pareció eterno en el que tuve mi orgasmo y eyaculé en la cara de Ema, volví a la realidad y ví que los dos estábamos bañados en sudor, Ema tenía los ojos cerrados y toda la cara cubierta de mi semen, que le escurría por el cuello y los senos y le llegaba al vientre, cuando me quise mover para ir por un pañuelo para limpiar la cara de Ema me sentí como caballito recién parido: apenas podía caminar, estaba tembloroso aún! Después de ese palo espectacular descanzamos, tomamos una cerveza, nos metimos a la tina, platicamos un tato y después tomamos una siesta, cuando despertamos como a la hora y media ninguno de los dos tenía apetito sexual, estabamos más que satisfechos, por lo que en lugar de echar pata de nuevo, nos salimos del hotel nos fuimos a su casa a echar unos tragos de tequila con su papá y su hermano.
En ese momento yo pensaba que Ema era la mujer de mi vida, en un tercer relato les cuento qué me hizo desistir de ser su novio y porqué el ser amantes fué completamente mejor que apostar el corazón por ella.
Espero que este relato sea de su agrado y sigan al pendiente de otro 100% real.
