Alfredito Ortega Pañiagua
Bovino maduro
- Registrado
- 20 Ago 2008
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Quizá me porte melancólico, pero estos últimos días he estado un tanto "retro", mi mente ha sido bombardeada por malos recuerdos de experiencias sexuales que va desde lo malo hasta las que no quiero hablar de ellas.
No nací sabiendo como es el sexo, lo aprendí de malas experiencias y por malos hábitos, he tenido buenas maestras, también estudiantes, principiantes, góticas, extravagantes, corrientes, especiales y la que es razón de este post.
Ella es la que inicio el cambio, donde deje de ser violento y pase al lado "tierno", lado que no es mas (del lado masculino principalmente) el que se desarrolla al escuchar, prestar atención, esa fue la clave y graduación de ese curso: escuchar y ponerlo en practica.
Las mujeres, como todo ser humano tienen secretos y miedos, aprender a explotarlos solo lo pude lograr luego de varios intentos fallidos por mostrar un machismo desmedido... que con ella no dieron resultados, esas dos primeras ocasiones termino con una mirada baja con los ojos entrecerrados, ceño fruncido y frustración que luego me transmitió, sentir esa imposibilidad es como reprobar un examen; - EL EXAMEN - y con el objetivo de lograr imponer en su rostro una expresión de placer pleno, de deseo consumado, un grito de satisfacción o mejor aun: un suspiro.
Los eventos previos solo demostraron la forma en como no hacer el amor, ese metesaca forzado y jalado, lleno de mordidas, aruñones, suaves golpes, agresividad que terminaba siendo una lucha por sobresalir, orgías, "swings" que dejaban mi ser vació por esa añoranza de una platica cálida y el deseo de un preámbulo antes del evento principal, confieso que me dejaba ir por la pasión, esa fuerza incontrolable que ardía y desembocaba en un acto que como bien podía ser de 10 minutos podría llevarlo por la noche completa, dejándola a ella exhausta, en resumen un desgaste físico total, orgasmos que venían de ella mas por el esfuerzo que por el complemento emocional, esa satisfacción que deja el poder, el poder hacerlo en teatro, cines, auto, parques, oficina y elevador... ahhh que experiencias.
Pero este post no es sobre esas experiencias, es sobre ese momento de genuina conexión, en donde la poesía que en algunos momentos se vierte sobre ese cuerpo femenino tendido, suave y brillante, donde convertí mis manos en instrumentos de expresión, suave masaje que inicio desnudando sus pies, liberándolos de las ataduras del zapato con tacón, amaso, fui seduciendo desde abajo revelando cada dedo, reconociéndolo, fuerte y suave, cada pie... cada pantorrilla morena y torneada, fui sintiendo como su piel cambiaba, se hacia poco a poco mas sensible, su cuerpo emanaba un calor tibio, su respiración cambio, estaba rendida; completamente confiada a lo que mi mente y cuerpo dispusiera con ella, tenia todo el tiempo por delante, quería hacer crecer su deseo.
Tendida boca bajo recorrí sus muslos, nalgas en un "casi sin tocar su piel" con mis manos, levemente colocadas sobre toda esa piel, una piel que muchas veces considere inalcanzable pero estaba ahí, a mi completa disposición, con mis labios pretendía besar pero solo emanaba un soplo tibio, como un beso lejano a sus muslos, partes en que ella no habia sido besada aun... hasta ese momento.
Lentamente fui retirando la ropa que cubría aun partes de su cuerpo, el ambiente me ayudaba estaba controlado, sabanas de hilo permitían que el roce de la temperatura combinado con el de ella, hacia que cambiara de manera mas notable la consistencia de su piel, se ponía "chinita" o de "gallina" y eso hacia el momento mas erótico. Yo aun completamente vestido como una señal de control que se acentuaba por su entera disposición al momento.
Al llegar a su espalda, esa espalda fina y tersa, por una expectación adecuada y constante, me permití dibujar palabras sobre ese lienzo, en algún momento regresaba a sus pies, no hay que olvidarse de ellos, siempre casi no tocándola, cambiando la temperatura entre mi palma y su piel, sintiendo como sus delgados vellos se cargaban electricamente, con sus ojos cerrados, completamente confiada, acompañada de leves besos por sus hombros, espalda y cuello, masajes distantes pero constantes por todo su ahora cuerpo desnudo, palabras dibujadas en su espalda, sonido de respiración cargada de deseo y calor, ¡la gire!, y vi sus pechos, abdomen y sus ojos completamente abiertos, continué bordeando sus curvas, sintiendo su aroma, besando sus aureolas, labios y frente.
Mi masaje paso a su cabeza, rostro y pechos, pero estos casi no los tocaba, vi como su piel cambiaba, su respiración se estaba descontrolando, acaricie de lejos sus mulsos y inicie pasando mis labios por sus muslos, saludando su intimidad, acariciándola yo estando de pie al lado de su cabeza, extendiéndome completamente sobre ella, dejándola que me sintiera de lejos, inicie quitándome la ropa, quería sentir su piel en la mía y que ella sintiera mi piel sobre la de ella.
No tengo ni idea de cuanto tiempo invertí en recorrerla, pero mis masajes se fueron haciendo poco a poco mas intensos, me descubrí recorriendo firmemente sus caderas, con ambas manos, termine recorriendo todo su contorno y al finalizar abrió sus piernas, e inicie con mi lengua a recorrer toda su intimidad, nunca deje de usar mis manos para sentirla, estando en esa posición me acomode poco a poco hasta quedar correctamente en medio de ella, con mis palmas acariciaba su cuello, pechos, nalgas, muslos, la parte trasera de sus muslos, piernas, rostro, no deje de acariciarla y según la fuerza que aplicaba con mi lengua era la fuerza con la que acariciaba, seguí y seguí haciéndolo, no paraba hasta que el dolor me hizo reflexionar, ella se contorsionaba, parecía que la escuchaba gemir, me apretaba la cabeza con sus piernas y muchas veces trato de alejarme, ahí aprovechaba mi fuerza de hombre para mantener mi lengua junto a su clítoris, no use las manos, no me cruzo por la mente el penetrarla con el dedo, ni las use para separar sus labios, en eso... el orgasmo, lento... potente, extendido, me tomo sin contemplaciones del cabello tratando inútilmente de alejarme, no cedí... continué varios momentos mas hasta que me aleje, pero no deje de tocarla, cuando se puso boca bajo, la tome por las caderas y me acerque para sintiera mi miembro, lentamente me acaricie con su vagina sin penetrarla, su orgasmo acabada de terminar, estaba jadeando, lentamente lo fui introduciendo y ella fue abriéndose mas y mas, yo sin cambiar de ritmo, con mi palma en su espalda, ella no se había levantado, seguía boca bajo... fue un momento que duro, sentía su calor, sentía ya mi sudor, pese a que sentía el impulso de volver a ser salvaje y embestirla fuertemente y repetidas veces, me contuve...
Sentía como se perdía, sentía como se presionaba contra mi mas y mas, sentí venir su nuevo orgasmo, diferente al anterior, este no fue mas o menos intenso, simplemente diferente, giro para estar frente a mi, continué con la misma frecuencia, bese sus pechos, la abrace fuertemente, sentí como me perdía, sentí como ella se perdía, la fuerza, la electricidad que nos recorría, giramos por toda la cama, besos, mordidas, caricias... intenso...
Luego esa ternura que queda después de una obra de arte como esta, sentir su pecho en mi abdomen, y sus caricias sobre mi pecho, sentía sus pezones duros que al cabo de unos minutos eran suaves nuevamente, su respiración no dejaba de fluctuar y reía... reia porque ya era de día... y debíamos de ir a trabajar
No nací sabiendo como es el sexo, lo aprendí de malas experiencias y por malos hábitos, he tenido buenas maestras, también estudiantes, principiantes, góticas, extravagantes, corrientes, especiales y la que es razón de este post.
Ella es la que inicio el cambio, donde deje de ser violento y pase al lado "tierno", lado que no es mas (del lado masculino principalmente) el que se desarrolla al escuchar, prestar atención, esa fue la clave y graduación de ese curso: escuchar y ponerlo en practica.
Las mujeres, como todo ser humano tienen secretos y miedos, aprender a explotarlos solo lo pude lograr luego de varios intentos fallidos por mostrar un machismo desmedido... que con ella no dieron resultados, esas dos primeras ocasiones termino con una mirada baja con los ojos entrecerrados, ceño fruncido y frustración que luego me transmitió, sentir esa imposibilidad es como reprobar un examen; - EL EXAMEN - y con el objetivo de lograr imponer en su rostro una expresión de placer pleno, de deseo consumado, un grito de satisfacción o mejor aun: un suspiro.
Los eventos previos solo demostraron la forma en como no hacer el amor, ese metesaca forzado y jalado, lleno de mordidas, aruñones, suaves golpes, agresividad que terminaba siendo una lucha por sobresalir, orgías, "swings" que dejaban mi ser vació por esa añoranza de una platica cálida y el deseo de un preámbulo antes del evento principal, confieso que me dejaba ir por la pasión, esa fuerza incontrolable que ardía y desembocaba en un acto que como bien podía ser de 10 minutos podría llevarlo por la noche completa, dejándola a ella exhausta, en resumen un desgaste físico total, orgasmos que venían de ella mas por el esfuerzo que por el complemento emocional, esa satisfacción que deja el poder, el poder hacerlo en teatro, cines, auto, parques, oficina y elevador... ahhh que experiencias.
Pero este post no es sobre esas experiencias, es sobre ese momento de genuina conexión, en donde la poesía que en algunos momentos se vierte sobre ese cuerpo femenino tendido, suave y brillante, donde convertí mis manos en instrumentos de expresión, suave masaje que inicio desnudando sus pies, liberándolos de las ataduras del zapato con tacón, amaso, fui seduciendo desde abajo revelando cada dedo, reconociéndolo, fuerte y suave, cada pie... cada pantorrilla morena y torneada, fui sintiendo como su piel cambiaba, se hacia poco a poco mas sensible, su cuerpo emanaba un calor tibio, su respiración cambio, estaba rendida; completamente confiada a lo que mi mente y cuerpo dispusiera con ella, tenia todo el tiempo por delante, quería hacer crecer su deseo.
Tendida boca bajo recorrí sus muslos, nalgas en un "casi sin tocar su piel" con mis manos, levemente colocadas sobre toda esa piel, una piel que muchas veces considere inalcanzable pero estaba ahí, a mi completa disposición, con mis labios pretendía besar pero solo emanaba un soplo tibio, como un beso lejano a sus muslos, partes en que ella no habia sido besada aun... hasta ese momento.
Lentamente fui retirando la ropa que cubría aun partes de su cuerpo, el ambiente me ayudaba estaba controlado, sabanas de hilo permitían que el roce de la temperatura combinado con el de ella, hacia que cambiara de manera mas notable la consistencia de su piel, se ponía "chinita" o de "gallina" y eso hacia el momento mas erótico. Yo aun completamente vestido como una señal de control que se acentuaba por su entera disposición al momento.
Al llegar a su espalda, esa espalda fina y tersa, por una expectación adecuada y constante, me permití dibujar palabras sobre ese lienzo, en algún momento regresaba a sus pies, no hay que olvidarse de ellos, siempre casi no tocándola, cambiando la temperatura entre mi palma y su piel, sintiendo como sus delgados vellos se cargaban electricamente, con sus ojos cerrados, completamente confiada, acompañada de leves besos por sus hombros, espalda y cuello, masajes distantes pero constantes por todo su ahora cuerpo desnudo, palabras dibujadas en su espalda, sonido de respiración cargada de deseo y calor, ¡la gire!, y vi sus pechos, abdomen y sus ojos completamente abiertos, continué bordeando sus curvas, sintiendo su aroma, besando sus aureolas, labios y frente.
Mi masaje paso a su cabeza, rostro y pechos, pero estos casi no los tocaba, vi como su piel cambiaba, su respiración se estaba descontrolando, acaricie de lejos sus mulsos y inicie pasando mis labios por sus muslos, saludando su intimidad, acariciándola yo estando de pie al lado de su cabeza, extendiéndome completamente sobre ella, dejándola que me sintiera de lejos, inicie quitándome la ropa, quería sentir su piel en la mía y que ella sintiera mi piel sobre la de ella.
No tengo ni idea de cuanto tiempo invertí en recorrerla, pero mis masajes se fueron haciendo poco a poco mas intensos, me descubrí recorriendo firmemente sus caderas, con ambas manos, termine recorriendo todo su contorno y al finalizar abrió sus piernas, e inicie con mi lengua a recorrer toda su intimidad, nunca deje de usar mis manos para sentirla, estando en esa posición me acomode poco a poco hasta quedar correctamente en medio de ella, con mis palmas acariciaba su cuello, pechos, nalgas, muslos, la parte trasera de sus muslos, piernas, rostro, no deje de acariciarla y según la fuerza que aplicaba con mi lengua era la fuerza con la que acariciaba, seguí y seguí haciéndolo, no paraba hasta que el dolor me hizo reflexionar, ella se contorsionaba, parecía que la escuchaba gemir, me apretaba la cabeza con sus piernas y muchas veces trato de alejarme, ahí aprovechaba mi fuerza de hombre para mantener mi lengua junto a su clítoris, no use las manos, no me cruzo por la mente el penetrarla con el dedo, ni las use para separar sus labios, en eso... el orgasmo, lento... potente, extendido, me tomo sin contemplaciones del cabello tratando inútilmente de alejarme, no cedí... continué varios momentos mas hasta que me aleje, pero no deje de tocarla, cuando se puso boca bajo, la tome por las caderas y me acerque para sintiera mi miembro, lentamente me acaricie con su vagina sin penetrarla, su orgasmo acabada de terminar, estaba jadeando, lentamente lo fui introduciendo y ella fue abriéndose mas y mas, yo sin cambiar de ritmo, con mi palma en su espalda, ella no se había levantado, seguía boca bajo... fue un momento que duro, sentía su calor, sentía ya mi sudor, pese a que sentía el impulso de volver a ser salvaje y embestirla fuertemente y repetidas veces, me contuve...
Sentía como se perdía, sentía como se presionaba contra mi mas y mas, sentí venir su nuevo orgasmo, diferente al anterior, este no fue mas o menos intenso, simplemente diferente, giro para estar frente a mi, continué con la misma frecuencia, bese sus pechos, la abrace fuertemente, sentí como me perdía, sentí como ella se perdía, la fuerza, la electricidad que nos recorría, giramos por toda la cama, besos, mordidas, caricias... intenso...
Luego esa ternura que queda después de una obra de arte como esta, sentir su pecho en mi abdomen, y sus caricias sobre mi pecho, sentía sus pezones duros que al cabo de unos minutos eran suaves nuevamente, su respiración no dejaba de fluctuar y reía... reia porque ya era de día... y debíamos de ir a trabajar
