colatraviesa
Bovino maduro
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Laurita acababa de apagar la television y el reproductor de dvd, lo que acababa de ver podría parecerle inocuo, inocente, o interesante a otra persona, pero a Laurita estos temas le interesaban de una manera especial, saber sobre las costumbres sexuales en las culturas neoliticas le excitaba mucho. Imaginar a esos hombrones neandertales, musculosos, fuertes como toros, velludos y con miembros demasiado grandes, comparados con los de los hombres actuales, la hacia soñar. Como no habia nadie en sus casa podía ver y tocarse al mismo tiempo. En el documental recreaban, por razones didacticas, una escena de penetración entre un macho y una hembra neanderthal, y con graficas de computadora obviaban el coito. Laurita llenaba las escenas con su propia cosecha. Imaginaba el miembro enorme, grueso, venoso del Neanderthal parandose, poniendose muy duro, con la cabeza del miembro hinchada, de color morado acercandose rapidamente a la raja de la hembra, y como ésta estaca neanderthal abria el canal mojado y hambriento de la mujer con ese sonido humedo que ella recordaba de cuando su novio la cogia. Imaginaba a la hembra dar un grito de placer y dolor mientras ese macho cabrón la cogia, como la hacia suya y la sometia. El neanderthal le agarraba las caderas y no la dejaba escapar mientras la embestía con dureza, la hembra solo podia dejarse hacer, dejarse coger, sentir como los enormes huevos del macho chocaban con su clitoris y el monstruoso miembro la penetraba hasta la matriz y volvia a salir sin piedad, la hembra en su excitación agachaba la cabeza y gemia y gritaba con fuerza casi perdiendo el sentido. El macho se excitaba viendo salir su miembro venoso totalmente mojado con los flujos de la hembra. De repente se le montaba como lo hacen los perros y le lamia el cuello y le jalaba los pelos a la hembra gritando como loco mientras con una mano le apretaba las chiches. Se levantaba y volteba a la hembra para volverla a coger pero ahora de frente, lamiendole la boca y agarrandola de los hombros. La hembra ya estaba acostumbrada al miembro del macho asi que solo gemia y gritaba de placer...
Laurita, después de imaginar esto, se levantó del sillón, tenía toda la vulva mojada en sus flujos, y la sala entera olia a su pucha, su olor era fuerte, el de una hembra en celo. Aún con las imágenes en su cabeza fue al baño a darse una ducha, mientras el agua tibia caia sobre su cuerpo pensaba en vergas gruesas, grandes, monstruosas partiendole la madre a su panochita, cogiendosela y sometiendola al placer. Mientras pensaba en esto se metía tres dedos a su vagina, pensando: "¿será suficiente o ellos tenían el miembro del tamaño de un puño?.... NO, no voy a meterme el puño, jajajajaja....". Después de un rato se recargó en la pared, abrio bien sus piernas para que le cayera el agua en su papayita, la sensación era muy rica, pero menos intensa, al mismo tiempo se tocaba los senos imaginando que algún macho cavernario la acariciaba y le lamia los senos.
Después de un rato se tranquilizó, secó su cuerpo rellenito y su puchita mojada, ahora si que estaba relajada y lista para ir a dormir. Había aprendido muchas cosas y había calmado su hambre. Por lo menos mientras soñaba con cuevas, troncos gigantes y gritos saliendo de la profundidad del pasado remoto.
Espero que les haya gustado, sugieranme temas.
Laurita, después de imaginar esto, se levantó del sillón, tenía toda la vulva mojada en sus flujos, y la sala entera olia a su pucha, su olor era fuerte, el de una hembra en celo. Aún con las imágenes en su cabeza fue al baño a darse una ducha, mientras el agua tibia caia sobre su cuerpo pensaba en vergas gruesas, grandes, monstruosas partiendole la madre a su panochita, cogiendosela y sometiendola al placer. Mientras pensaba en esto se metía tres dedos a su vagina, pensando: "¿será suficiente o ellos tenían el miembro del tamaño de un puño?.... NO, no voy a meterme el puño, jajajajaja....". Después de un rato se recargó en la pared, abrio bien sus piernas para que le cayera el agua en su papayita, la sensación era muy rica, pero menos intensa, al mismo tiempo se tocaba los senos imaginando que algún macho cavernario la acariciaba y le lamia los senos.
Después de un rato se tranquilizó, secó su cuerpo rellenito y su puchita mojada, ahora si que estaba relajada y lista para ir a dormir. Había aprendido muchas cosas y había calmado su hambre. Por lo menos mientras soñaba con cuevas, troncos gigantes y gritos saliendo de la profundidad del pasado remoto.
Espero que les haya gustado, sugieranme temas.
