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Pervirtiendo a mi jefa

JianKarlo

Becerro
Registrado
21 Ene 2018
Mensajes
6
Parte 2:

La tenía de perrito, una de mis posiciones favoritas, de esas que a los hombres nos da ese inexplicable pero morbosísimo placer por someter a nuestras hembras y rebajarlas a ser nuestras putitas.

Ver nuestro reflejo en el espejo del motel aumentaba más la sensualidad, la lujuria y la excitación al ver su cabello tapándole el rostro lo que le daba cierto toque de misterio a su persona, moviéndose al compás de mis empujones y viendo cómo sus enormes tetas se agitaban como si me rogaran que las sujetara y las manoseara.

Le jalé el cabello para que alzara la cabeza y tenía los ojos cerrados de excitación.

“Quiero que veas Daniela! Quiero que veas cómo te cojo por el reflejo y te hago mía!” y abrió los ojos para luego cerrarlos enseguida cuando aumenté el ritmo de la penetración.

“Ssssss… Aaaah!... SSSSS… AAAHHH!” gemía ella una y otra vez con cada empujón de mi pelvis contra sus suculentas nalgas que se agitaban excitantemente con mis intensas embestidas. Gemía como si fuera la primera vez que le abrieran y le ultrajaran su humedecidísima panocha, con esa expresión en su bello rostro que parecía reflejar sufrimiento ante la largura de mi verga dentro de ella y de los imponentes empujones, pero que delataba con sus gemidos que estaba gozando la cogidota que le estaba propinando.

PAASSS! Sonaban las nalgadas que agitaban más sus suaves nalgas para mi elevada excitación.

“¿Te gusta Daniela?” PASSS! PASSS!

“¡AY SI, ME ENCANTA TODO LO QUE ME HACES!” PASSS! PASSS!

“Dime que te encanta cómo te cojo.”

“SIII! ME ENCANTA CÓMO ME COGES DAVID!”

No podía pedir más. ERA LA AMANTE PERFECTA. Una esbelta mujer de mediana edad, cabello negro largo y lacio perfecto para jalonearle mientras la montaba. Su piel morena y clara de una adolescente. Unas enormes tetas 36C que no me cabían en las manos y cuyos pezones se le paraban con facilidad. Unas nalgas de vista engañosa bajo los jeans que solía usar en el trabajo pero que desnudas resultaban estar bien formadas y de buen volumen. Un rostro bello que proyectaba inocencia y mucha discreción. Suaves labios. Unas torneadas piernas que acentuaban la curvatura de sus caderas. Una muy agradable personalidad con un profundo desagrado a los dramas y los celos. Y lo mejor de todo, es que estaba LOCA por mí y porque la cogiera una y otra vez.

Ella tuvo poca suerte en el amor, de modo que sus experiencias sexuales fueron limitadísimas. Me aseguraba que había llegado en el momento perfecto para ella, pues había terminado un matrimonio ya desgastado, se sentía sola, poco apreciada y (para mi enorme sorpresa) hasta poco atractiva. También me juraba que nunca había tenido sexo tan rico como lo tenía conmigo y por primera vez probaba muchas cosas que para mí parecían bastante básicas.

Me provocaba un excitante morbo. Se sentía como hacerlo con una chiquilla de 15 años que apenas estaba explorando, y muy deseosa además, toda la gama de perversiones sexuales comunes en las películas porno softcore. Eso la hacía todavía mejor: que estuviera tan deseosa de dejarse utilizar por mí como si fuera mi juguete sexual para experimentar.

Definitivamente de todas las amantes que he tenido, ella se llevaba el título de LA AMANTE PERFECTA.

“AAAAH! NO MANCHES! ME ENCANTA LO QUE ME HACES!” exclamó cuando de perrito la empujé y me puse encima de ella con ella boca abajo de modo que se tuvo que acostar con la almohada bajo su pelvis, lo que alzaba su culito y hacía que la penetrara aún más profundo y sintiera el largo de mi verga dentro de ella hasta sentirla, según me cuenta ella, casi hasta el cuello.

Me apoyé con las manos en su cadera deleitándome los ojos con la vista de mi pene entrando y saliendo por esas nalgas tan curvilíneas y viendo mi condón bastante humedecido por su vagina entre cada penetrada.

“Davo, espera! Mejor métemela estando tú adelan--MMMFFF!” le tapé la boca, me incliné hacia ella sin dejar de meter y sacar y sólo le zuzurré al oído, “Shhhhh! Las esclavas sexuales no hablan! Sólo tienes permiso de gozar y de darme placer mi rica perrita!” Se empezó a reír.

“Jaja, pinche David! ME ENCANTA LO QUE ME HACES! Nunca me habían hecho esto!”

Así es. Nunca. Cada vez que la veía era como su primera vez en tantos aspectos. Nunca le habían jaloneado el cabello, nunca la habían nalgeado tanto y nunca la habían cogido como una zorrita caliente ni sometido como un vil juguete sexual desechable.

“CALLATE PERRITA CACHONDA! SÓLO GOZA MI VERGA DENTRO DE TI!” Nunca le habían hablado tan sucio.

Me volví a apoyar sobre sus caderas y a nalgearla sin parar un segundo en cogerla. La jalé de las caderas hasta hacer que otra vez estuviera de perrito y luego le manoseé las tetas hasta jalarla hacia mi y se viera totalmente de frente. Era excitantísimo tenerla en esta posición, donde sentía que mi verga penetraba más y me inundaba de placer al ver el reflejo de sus tetas rebotando con cada penetrada.

“SIENTES CÓMO TE LA METO DANY!? EH!? SIENTES CÓMO MI VERGA SE PONE TAN PINCHE DURA POR TU CULPA!?”

“AAAAH SIII! ME ENCANTA PONER TAN DURA TU VERGA!!”

“MIRA NADA MÁS CÓMO ME LA TIENES TAN PARADA MI RICA PUTITA! TE GUSTA PARARME LA VERGA?”

“AYYY SIIII! ME ENCANTA QUE SE TE PARE Y ME LA METAS TODA!!! LA TIENES TAN GRANDE!!!”

“Y AHORA TE LA VAS A COMER TODITA POR CALIENTE!!!”

“AY SIII DAME MAS!!! DAME MAS!!!”

PAS PAS PAS PAS!!! No paraba de sonar sus nalgas contra mi pelvis lo que la mojaba aún más.

La sujetaba de las tetas y le besaba el cuello hasta que estuve cerca de mi punto de no retorno. Quise experimentar a ver qué tan perversa era ella estando excitadísima.

“¿Quieres mi lechita, nena?”

“Sí bebé! La quiero toda!”

Si hay algo que me encanta hacer en mis encuentros, es orillar a la mujer a hacer lo que yo quiero sin siquiera pedírselo con sólo aprovechar la enorme intensidad de su excitación, pues nada es más excitante para mí que una mujer deseosa de hacer cosas sucias y pervertidas sin presionarla, por lo que empecé a experimentar un poco.

La puse boca arriba y comencé a rosar mi pene entre sus piernas. Subí poco a poco rosandole el vientre, luego entre los pechos y para cuando abrió los ojos ya tenía mi verga frente a ella. Sin pensarlo lo sujetó con su mano y la puso entre sus enormes tetas. QUÉ MANERA TAN ESPONTÁNEA DE MASTURBARME CON SUS ENORMES TETAS!!! ESTABA EN LA PUTA GLORIA.

“Quiero que te vengas en mi boca!” Sorpresa, sorpresa. Resultó ser más atrevida de lo que esperaba. Pero para su mala suerte mi excitación ya estaba en un punto tan alto, que bastó unos segundos de ver en el reflejo cómo salía mi pene de entre sus tetas, que lucían más grandes aún en su reflejo, que mis jadeos empezaron a acelerarse hasta terminar embarrándole para su sorpresa las tetas y su cuello. Se rió ante mi inesperado orgasmo y se quedó quieta, sujetándose las tetas hasta que parara de masturbarme con ellas, con los ojos cerrados y una sonrisa propia de una mujer que se siente victoriosa de haber hecho eyacular a borbotones a su hombre.

Me detuve y le di unos suaves golpecitos con mi pene a sus pezones y le embarré un poco más de mi leche a sus pechos y hasta a sus labios. Me la chupó y después de un minuto me paré para empezar a limpiarle el pecho.

“En serio, me encanta todo lo que me haces, nunca había hecho esto!”

¿Qué más podía pedir? Definitivamente LA AMANTE PERFECTA.
 
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