NUESTRA PRIMERA EXPERIENCIA INDECENTE.
Pilar es mi esposa y ambos tenemos 46 años y casi 30 de casados, en una ocasión al estar viendo una película gringa, la esposa del protagonista le confiesa una infidelidad ocurrida años atrás, a lo que el marido le responde que lo importante es que siguen juntos y que nada los podía separar, ni siquiera esa infidelidad; eso nos causo cierta polémica ya que según nosotros hay cosas que se pueden tolerar y otras que no.
Al día siguiente durante el desayuno retomamos el tema, y eso por insistencia de Pilar, ya que al parecer le había gustado la temática del día anterior. Ella cuestionaba que es lo que yo podía tolerarle, ya que después de muchos años de casados y con nuestros hijos viviendo con sus respectivas parejas, ambos necesitábamos algo diferente, y ella deseaba saber mi límite, saber hasta donde era posible, sin que hubiese algún daño a nuestra relación.
Le conteste que la idea era excitante por sí misma, pero como nunca habíamos hecho algo parecido debería de ser lo más cauteloso pero sobre todo, lo más cuidadoso posible. Así que le propuse que ella le coqueteara y se exhibiera con otro, pero como si fuese de manera accidental, así que pusimos las manos a la obra y ese mismo sábado invitamos a una pareja más o menos de nuestra edad a nuestra casa, esto para tomar unas copas y jugar baraja, Juan y Karla.
Ellos llegaron a las 5 y los recibí, diciéndoles que pilar no tardaba en llegar que aun se estaba bañando, mientras tanto serví las primeras copas dando inicio a una amena charla, la cual fue interrumpida con la llegada de mi esposa, quien se presento con una mini falda de las llamadas de “vuelo” tableada, y una blusa escotada, dejando a nuestros invitados boquiabiertos ya que esto hacia que luciera al máximo sus atributos, la excusa que dimos es que era excesivo calor, era el mes de mayo, y no se despertó la mínima sospecha.
Las copas y las risas fueron en incremento, dando inicio a tocar temas picantes, uno de ellos fue cuando le pregunte a Juan por qué no dejaba que Karla se vistiera sexi, a lo que él nos contesto que era ella la que no quería, provocando que Karla se ruborizada, diciendo que le daba un poco de pena, yo le conteste que eso no era malo, que siempre y cuando ella se mostrara con personas afines, que obviamente no podía vestirse así frente a desconocidos o caminar por la calle de esa forma; en ese momento me di cuenta de que era la oportunidad de que pilar se mostrara, y le dije –Pilar ¿puedes ponerte de pie y modelarnos?. A lo que ella acepto gustosa, pude ver de reojo como Juan no le quitaba los ojos de encima a ese hermoso par de piernas y el redondo y apetecible trasero de mi esposa.
En una de las ocasiones que fui a servir mas tragos, le llame a pilar para que me ayudara, ahí le pedí que comenzara a coquetearle a Juan, pero me contesto que se sentiría incomoda por su esposa, le dije que no se preocupara que comenzaría a servirle los tragos mas “cargados” a Karla, seria sencillo que ella se durmiera en el sofá.
Cuando regresamos con ellos, Karla pidió permiso para ir al baño, le guiñe un ojo a pilar y también salí, pero por el lado opuesto es decir al jardín, según yo para buscar un picahielos, lo que hice fue darle la vuelta a la casa y ver por la ventana de la cocina que era lo que mi esposa estaba haciendo, y pude observar como ella se empinaba para recoger una de las cartas que estaba en el piso, dejando babeando al pobre de Juan, quien hasta se inclino un poco para verle la tanga a mi esposa después ella se sentó frente a él y mientras platicaba ella abría un poco sus piernas dejando ver la diminuta tanga roja que se asomaba, en eso llego Karla y mi esposa cerro las piernas, yo le di la vuelta nuevamente a la casa y me incorpore a la mesa.
Obviamente Karla se durmió, y al poco rato le dije a mi esposa que le enseñara a jugar ajedrez a Juan quien nos dijo que nunca lo había jugado, Pilar se sentó pegado a él y mientras le explicaba sus senos rozaban “accidentalmente” el hombro de Juan, yo me fui a servir otra copa y pude ver como por debajo de la mesa la pierna de ella se subía arriba de la rodilla de él. Regrese con mi vaso lleno, pero era de refresco y al terminármelo les dije que me sentía muy mareado que descansaría también en el otro sofá, ahí me senté y me acomode la almohada de tal forma que estuviese semi acostado. Pero no se dieron cuenta de que los estaba observando por el reflejo de un espejo, de esa forma Juan estaría confiado de que no lo estaba observando.
Él le dijo a pilar que se veía súper, que le encantaría ver vestida así a su esposa, pero que era una mojigata, que nunca lo haría, pilar le dijo que solo era cosa de que la dejara platicar con ella y que lo lograría, él le dijo que el próximo sábado estarían ahí que ojala y pilar lograra convencerla.
Pilar le pregunto ¿qué es lo que más te gusta de mi vestimenta? A lo que Juan le contesto que todo, lo que más había llamado su atención es que se hubiese atrevido a usar una mini, y más sabiendo que no tenía ninguna licra o calzón grande, de los llamados mata pasiones, ella le dijo ¡¡ah eres un pillo!!, ¿cómo te diste cuenta?, pues es sencillo dijo él, de forma discreta he observado cuando te has agachado a recoger la carta o cuando te has sentado frente a mí, la verdad es que esa tanga se te ve súper, ¿pero cómo? Si solo has visto un poco de ella, contesto pilar. Me imagino que ha de ser muy bonita la tanga que tienes puesta, como me encantaría verla.
Pilar volteo para donde estaba según durmiendo yo, y dando unos pasos hacia atrás se levanto la mini, dejando al pobre Juan con los ojos cuadrados, después giro mostrando sus nalgas y el seductor encaje de la tanga, el casi implorándole le pidió que le permitirá tocarla, a lo que ella le contesto que no, que ya era demasiado, él le dijo solo un momento.
Ella camino hacia el, dejando que sus manos se deslizaran por sus torneadas piernas, mientras que los ojos de Juan estaban muy abiertos, después ella se volteo de tal forma que sus nalgas quedaron a la altura del rostro de él, quien no dudo un solo instante de besarlas, mientras una erección dejaba al descubierto la notable excitación. Cuando ella estaba comenzando a prenderse, esto a raíz de que sus ojos se entrecerraban, se retiro le dijo que eso era más de lo que estaba dispuesta a dar, pero que le había gustado mucho, Juan le dijo que también estaba encantado, que ojala y que esto se pudiese repetir nuevamente.
Pilar camino nuevamente hacia él y le dijo al oído, -Eso será cuando la mojigata de tu esposa se vista igual que yo-. Extasiado, dijo –cuenta con ello!!, y en prueba de ese pacto Pilar se levanto la mini y se bajo lentamente la tanga, obsequiándosela a Juan.
Lo que sucedió la semana siguiente lo platicare en el siguiente relato. Saludos.
Pilar es mi esposa y ambos tenemos 46 años y casi 30 de casados, en una ocasión al estar viendo una película gringa, la esposa del protagonista le confiesa una infidelidad ocurrida años atrás, a lo que el marido le responde que lo importante es que siguen juntos y que nada los podía separar, ni siquiera esa infidelidad; eso nos causo cierta polémica ya que según nosotros hay cosas que se pueden tolerar y otras que no.
Al día siguiente durante el desayuno retomamos el tema, y eso por insistencia de Pilar, ya que al parecer le había gustado la temática del día anterior. Ella cuestionaba que es lo que yo podía tolerarle, ya que después de muchos años de casados y con nuestros hijos viviendo con sus respectivas parejas, ambos necesitábamos algo diferente, y ella deseaba saber mi límite, saber hasta donde era posible, sin que hubiese algún daño a nuestra relación.
Le conteste que la idea era excitante por sí misma, pero como nunca habíamos hecho algo parecido debería de ser lo más cauteloso pero sobre todo, lo más cuidadoso posible. Así que le propuse que ella le coqueteara y se exhibiera con otro, pero como si fuese de manera accidental, así que pusimos las manos a la obra y ese mismo sábado invitamos a una pareja más o menos de nuestra edad a nuestra casa, esto para tomar unas copas y jugar baraja, Juan y Karla.
Ellos llegaron a las 5 y los recibí, diciéndoles que pilar no tardaba en llegar que aun se estaba bañando, mientras tanto serví las primeras copas dando inicio a una amena charla, la cual fue interrumpida con la llegada de mi esposa, quien se presento con una mini falda de las llamadas de “vuelo” tableada, y una blusa escotada, dejando a nuestros invitados boquiabiertos ya que esto hacia que luciera al máximo sus atributos, la excusa que dimos es que era excesivo calor, era el mes de mayo, y no se despertó la mínima sospecha.
Las copas y las risas fueron en incremento, dando inicio a tocar temas picantes, uno de ellos fue cuando le pregunte a Juan por qué no dejaba que Karla se vistiera sexi, a lo que él nos contesto que era ella la que no quería, provocando que Karla se ruborizada, diciendo que le daba un poco de pena, yo le conteste que eso no era malo, que siempre y cuando ella se mostrara con personas afines, que obviamente no podía vestirse así frente a desconocidos o caminar por la calle de esa forma; en ese momento me di cuenta de que era la oportunidad de que pilar se mostrara, y le dije –Pilar ¿puedes ponerte de pie y modelarnos?. A lo que ella acepto gustosa, pude ver de reojo como Juan no le quitaba los ojos de encima a ese hermoso par de piernas y el redondo y apetecible trasero de mi esposa.
En una de las ocasiones que fui a servir mas tragos, le llame a pilar para que me ayudara, ahí le pedí que comenzara a coquetearle a Juan, pero me contesto que se sentiría incomoda por su esposa, le dije que no se preocupara que comenzaría a servirle los tragos mas “cargados” a Karla, seria sencillo que ella se durmiera en el sofá.
Cuando regresamos con ellos, Karla pidió permiso para ir al baño, le guiñe un ojo a pilar y también salí, pero por el lado opuesto es decir al jardín, según yo para buscar un picahielos, lo que hice fue darle la vuelta a la casa y ver por la ventana de la cocina que era lo que mi esposa estaba haciendo, y pude observar como ella se empinaba para recoger una de las cartas que estaba en el piso, dejando babeando al pobre de Juan, quien hasta se inclino un poco para verle la tanga a mi esposa después ella se sentó frente a él y mientras platicaba ella abría un poco sus piernas dejando ver la diminuta tanga roja que se asomaba, en eso llego Karla y mi esposa cerro las piernas, yo le di la vuelta nuevamente a la casa y me incorpore a la mesa.
Obviamente Karla se durmió, y al poco rato le dije a mi esposa que le enseñara a jugar ajedrez a Juan quien nos dijo que nunca lo había jugado, Pilar se sentó pegado a él y mientras le explicaba sus senos rozaban “accidentalmente” el hombro de Juan, yo me fui a servir otra copa y pude ver como por debajo de la mesa la pierna de ella se subía arriba de la rodilla de él. Regrese con mi vaso lleno, pero era de refresco y al terminármelo les dije que me sentía muy mareado que descansaría también en el otro sofá, ahí me senté y me acomode la almohada de tal forma que estuviese semi acostado. Pero no se dieron cuenta de que los estaba observando por el reflejo de un espejo, de esa forma Juan estaría confiado de que no lo estaba observando.
Él le dijo a pilar que se veía súper, que le encantaría ver vestida así a su esposa, pero que era una mojigata, que nunca lo haría, pilar le dijo que solo era cosa de que la dejara platicar con ella y que lo lograría, él le dijo que el próximo sábado estarían ahí que ojala y pilar lograra convencerla.
Pilar le pregunto ¿qué es lo que más te gusta de mi vestimenta? A lo que Juan le contesto que todo, lo que más había llamado su atención es que se hubiese atrevido a usar una mini, y más sabiendo que no tenía ninguna licra o calzón grande, de los llamados mata pasiones, ella le dijo ¡¡ah eres un pillo!!, ¿cómo te diste cuenta?, pues es sencillo dijo él, de forma discreta he observado cuando te has agachado a recoger la carta o cuando te has sentado frente a mí, la verdad es que esa tanga se te ve súper, ¿pero cómo? Si solo has visto un poco de ella, contesto pilar. Me imagino que ha de ser muy bonita la tanga que tienes puesta, como me encantaría verla.
Pilar volteo para donde estaba según durmiendo yo, y dando unos pasos hacia atrás se levanto la mini, dejando al pobre Juan con los ojos cuadrados, después giro mostrando sus nalgas y el seductor encaje de la tanga, el casi implorándole le pidió que le permitirá tocarla, a lo que ella le contesto que no, que ya era demasiado, él le dijo solo un momento.
Ella camino hacia el, dejando que sus manos se deslizaran por sus torneadas piernas, mientras que los ojos de Juan estaban muy abiertos, después ella se volteo de tal forma que sus nalgas quedaron a la altura del rostro de él, quien no dudo un solo instante de besarlas, mientras una erección dejaba al descubierto la notable excitación. Cuando ella estaba comenzando a prenderse, esto a raíz de que sus ojos se entrecerraban, se retiro le dijo que eso era más de lo que estaba dispuesta a dar, pero que le había gustado mucho, Juan le dijo que también estaba encantado, que ojala y que esto se pudiese repetir nuevamente.
Pilar camino nuevamente hacia él y le dijo al oído, -Eso será cuando la mojigata de tu esposa se vista igual que yo-. Extasiado, dijo –cuenta con ello!!, y en prueba de ese pacto Pilar se levanto la mini y se bajo lentamente la tanga, obsequiándosela a Juan.
Lo que sucedió la semana siguiente lo platicare en el siguiente relato. Saludos.
