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Me la cogí dormida!!

Mr. Barrio

Bovino adolescente
Registrado
12 Mar 2009
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Me encontraba un poco triste al recibir un mensaje de mi amigo Pablo invitándome a cenar a su casa con motivo del primer aniversario de su matrimonio con Leticia, justamente estaba pensando en que yo ya había cumplido treinta años y aún no me había casado y ni siquiera tenía un prospecto en puerta para iniciar un noviazgo. En nuestro círculo de amigos, solamente Roberto y yo permanecíamos solteros, pero Roberto ya vivía con una chica llamada Ana a la que sólo yo había conocido ya.
Un poco distraído, abrí un archivo en mi computadora en donde guardaba mi colección de películas, fotos y demás material pornográfico, aunque me encontraba en mi oficina de trabajo, a veces me daba tiempo para verlos, incluso había llegado a masturbarme ahí mismo, aunque no tan cotidianamente porque la puerta de la oficina no cerraba por dentro. Vi un video casero de una pareja de esposos haciendo el amor en la cocina de su casa, creí que sería suficiente para animarme, la mujer chupaba con avidez el pene de su pareja y logró ponerlo erecto rápidamente.
Me imaginé a mi mismo sintiendo una felación de una chica sin rostro, toqué mi pene por encima del pantalón y lo sentí flácido y débil, aún dormido. De momento vino a mi mente la imagen de Leticia, la esposa de mi amigo Pablo, me pregunté si acaso ella chupaba el palo de su esposo e imaginé su rostro, con sus mejillas inflándose y hundiéndose al mamar. Nunca me había imaginado a ninguna de las esposas de mis amigos así, a ninguna la veía con deseo, aunque eran chicas atractivas (sobre todo Leticia) eran las mujeres de mis camaradas. No negaba que en alguna reunión o en cualquier otro momento había mirado de soslayo a los escotes o traseros de alguna de ellas pero no pasaba de ahí. Sin embargo en este momento, tal vez influenciado por el vídeo del matrimonio y porque esa noche iría a su casa a cenar, cerré los ojos y pensé en los pequeños pechos de Leticia, tan redondos y tan suaves, los imaginé y comencé a tener una erección.
En la película, el esposo ya tenía a su mujer tomada de las caderas y le propinaba tremendos embates por el culo, haciéndola gemir y gritar de placer. Yo pasé de los pechos imaginarios al trasero de mi amiga, las veces que se lo había visto no mostraba unas nalgas de campeonato, en parte porque ella no vestía de aquellos untados pantalones que levantan cualquier glúteo, sin embargo imaginé que debajo de sus jeans o de su falda, tenía un par de nalgas suaves, firmes y redondas listas para abrirse a la menor provocación. Miré la pantalla de mi computadora y por un momento me imaginé a mi amigo penetrando a su esposa por el culo, como sucedía en el video. Mi imaginación fue más allá y plantee un escenario en donde el propio Pablo me invitaba a penetrar a su esposa
- "Sé que Lety se te antoja ¿Quieres metérsela para que sientas que rico aprieta y que bien se mueve? No te preocupes, a ella le gusta ¿Verdad cariño?
- Si -respondía ella con un gemido- métemela toda ya
Sentí mi pene tan duro que me dolía por la presión del pantalón. Estaba a punto de liberarlo de su prisión cuando escuché la puerta de la oficina abrirse. Pablo entró sonriendo y sentí que mi rostro enrojecía. Sentí pena y alborozo como si de verdad mi amigo me hubiera encontrado cogiéndome a su esposa. Pablo notó un poco de contrariedad en mi y bromeando me dijo:
- ¿Ya estás viendo pornos otra vez? Un día te va a cachar el jefe, mejor velos en tu casa o mejor aún, te vas al Tanga Roja y te consigues una chava para que te acuerdes de como se hace.
- No jodas -contesté cerrando disimuladamente el archivo
- ¿Recibiste mi mensaje? Te espero en la noche en mi casa, ya le avise a Paco y a Diego para que vayan y lleven a sus esposas, también le dije al Robert a ver si lleva a su novia para conocerla.
-No sé si pueda ir porque voy a ...
-No quiero excusas, nos vemos en mi casa a las 9 ok?
-Pero ...
-Ya me voy a mi oficina porque si no luego pasa Don Germán y ya ves como es.
Al salir mi amigo de la oficina, sentí un poco de culpa por haber usado a Leticia para excitarme, pero volví a imaginarla agachada con su rico trasero levantado hacia mi y sus pequeños pechos colgando por delante, como frutos maduros y jugosos y la erección regresó al momento. Abrí de nuevo el video casero y lo adelanté hasta donde se había quedado, el hombre continuó empujando su grueso pene entre las nalgas de su esposa, entraba y salía mientras un poco de espuma lechosa lo envolvía. Con una mano sostenía la cámara y con la otra apretaba y masajeaba una nalga o los pechos que se bamboleaban delante de la mujer. Los gemidos y gritos de la pareja se hacían cada vez más frenéticos anunciando la llegada del clímax, saqué por fin mi pene del pantalón a través del cierre y lo comencé a frotar.
Cerré los ojos e imaginé a la esposa de mi amigo gimiendo y pidiéndome más, que se lo metiera más duro, más rápido, más adentro. El hombre del video comenzó a moverse más rápido también provocando gemidos más excitantes en su mujer mezcla del placer y dolor por la penetración tan violenta de la que era víctima. Yo escuchaba el ritmo y aceleraba el propio pasando del trasero a los senos de mi amiga, sus piernas, sus caderas, su boca, todo su cuerpo. Por fin el hombre del video eyaculó dentro de su esposa, poco a poco fue bajando el ritmo hasta detenerse por completo, se hincó detrás de ella y con una mano separó las nalgas para dejar ver una velluda y húmeda vagina, de entre los sonrosados labios y pliegues vaginales salió escurriendo un espeso hilo de semen, La mujer volteó a la cámara y sonrió, se puso de pie y cubrió sus senos con un sostén, se alejó hacia una puerta mientras la cámara seguía su redondo trasero y ahí terminó el video.
Pero yo no había terminado, ya sentía venirme cuando tocaron a la puerta, inmediatamente entró la secretaria del jefe diciendo:
- Señor, Don Germán lo manda llamar a su oficina, quiere hablar con usted.
- En seguida voy Juanis, gracias- contesté un poco agitado pero disimulando y todavía con el pene por fuera del pantalón, debajo del escritorio.
Una vez que me arreglé un poco, me fui a la oficina de mi jefe.
Eran las 10:30 de la noche, la cena estaba por comenzar. Ya estaban sentados a la mesa Paco y su esposa Alicia, Diego y su esposa Silvia y Roberto que había ido solo. Pablo y Lety servían a sus invitados cuando sonó el timbre de la puerta.
-¿Puedes ir a abrir cariño? -le dijo Pablo a su esposa.
Leticia abrió la puerta y ahí estaba yo.
-Pensamos que ya no vendrías- me dijo ella sonriendo.
No contesté, sólo sonreí también y casi sin disimular bajé la mirada a los pechos de Lety, pequeños, redondos, al parecer suaves. Justo como los había imaginado en la mañana. Leticia llevaba una blusa pegada, lo que hacía sobresalir un poco más sus senos, al salir a la puerta, la suave brisa nocturna fue suficiente para erizar sus pezones y enseguida se marcaron sobre la blusa.
- Pásate, no te quedes ahí parado- me dijo Lety un poco apurada.
Dio la media vuelta y se encaminó al interior de la casa, pude mirar libremente su trasero que se veía pequeño, redondo, firme y suculento bajo aquellos jeans un poco apretados.
-¿Cierras la puerta porfas?- me dijo Leticia en tono melódico mientras se alejaba.
La charla se trató sobre todo de temas del matrimonio, Paco y Alicia eran los que más tiempo llevaban de casados con 4 años, mientras que Diego y Silvia tenían 3. Yo casi no participaba en la conversación pues no tenía mucho que aportar, por eso me dediqué a mirar a los comensales.
Comencé con Paco, él tenía 31 años y siempre había sido un tanto rollizo pero ahora casado había engordado mucho más, se veía feliz aunque en reiteradas ocasiones discutía con su esposa, querían tener un hijo y eso era lo que platicaban en ese momento, su esposa Alicia, de 34 años también había engordado un poco, no es que antes de casarse fuera muy delgada pero ahora se veía más robusta. Miré sus senos y no sentí mucha atracción, los ví moverse provocados por una carcajada que Alicia soltó pero no fue sensual.
Diego, con sus 35 años era el más fornido del grupo y aunque desde que lo conocía en los tiempos de escuela había sido grande y macizo, su trabajo en la herrería había cooperado para que ahora estuviera convertido en un ropero. De carácter un tanto serio y formal, soltaba descomunales carcajadas con las bromas y chistes de sus amigos solamente, su esposa Silvia, de 32 años, era una mujer muy parlanchina, contrastaba con su marido y no sólo en eso pues ella era muy delgada, flaca. Observé también sus senos pero no pude diferenciarlos de entre los pliegues de su blusa, no es que ella fuera fea, no lo era, pero su delgadez no me parecía muy atractiva, de sólo imaginar a mis amigos teniendo sexo, pensaba que parecían un gigante con una niñita.
Tocó el turno a Roberto, 31 años, alto, cabello corto, expresión de niño. Yo creía saber que parte de las malas experiencias de Roberto con las chicas era por eso, esa expresión infantil provocaba que las mujeres lo vieran más bien con cariño que con amor o deseo, tal vez les recordaban a un hermanito menor o hasta a un hijo y por lo tanto terminaban con una tibia relación. Ahora Roberto compartía un departamento con Ana, una chica un tanto liberal y rebelde que no buscaba algo formal, habían vivido juntos cerca de un año y Roberto mantenía la esperanza de que ella se quedara con él y se casaran. Yo no estaba tan optimista ni contaba con ello, tal vez interiormente no lo deseaba porque con Roberto todavía podía salir de antro o quedarme en su casa (ahora un poco menos seguido, por Ana) seguía estando disponible casi siempre para mi, como un soltero a medias, por eso no deseaba que él y su chica formalizaran su relación. Además no quería ser el único soltero del grupo. Miré a Pablo, que en ése momento mostraba las fotos del álbum de su luna de miel, que todos habían visto ya, tenía 30 años, igual que yo, complexión media, había engordado un poco después de su boda. Antes de que se casara habíamos viajado juntos a Bahía Ixtlán pues ya trabajábamos juntos en la misma compañía y nos habían enviado a un simposium, fue ahí donde Pablo me dijo que ya pensaba en casarse y por eso lo llevé en la noche a un bar para festejar y que se llevara a una chica al hotel para que no fuera infiel ya casado, pero Pablo me dijo que no, que desde el noviazgo le debía fidelidad, acababan de cumplir un año de novios con Leticia y no quería serle infiel por lo que solamente nos dedicamos a brindar hasta que terminamos ebrios y tirados en la playa. Era un buen amigo sin duda.
En ese momento el álbum de fotos pasó a mis manos, lo abrí y miré a Leticia metida en un diminuto traje de baño, ella era la más pequeña del grupo, tenía 27 años. Hojee las páginas deteniéndome en donde estaba una foto de Lety, miraba sus pequeños pechos en los que no había reparado antes con tanta singularidad, veía sus piernas y sus hombros bronceados por el sol, miraba el bikini engullido por esas nalguitas salpicadas con arena, la imaginé en su noche de bodas, desnuda y entregada completamente a Pablo, que suerte tenía mi amigo al tenerla. Si bien yo estaba consciente de que ella no era una reina de belleza ni una modelo, reconocía que era muy bonita y tenía un cuerpo exquisito y agradable, hasta común tal vez, pero tenía algo que había despertado mi lujuria.
Después de un momento pasamos a la sala, ahí recordamos, casi al unísono y como por arte de magia que esa noche había partido de fútbol, nos sentamos en los sillones y comenzamos a comentar los pormenores del encuentro que casualmente estaba por comenzar. Yo no era seguidor asiduo del fútbol por lo que me limité a sentarme en un sillón individual, mirando de reojo al comedor donde las mujeres habían comenzado una partida de dominó. Lo pensé un instante y luego me levanté, encaminándome de nuevo hacia el comedor.
-¿No vas a ver el partido? –me preguntó Paco.
- Voy a jugar dominó con las chicas- contesté sin voltear atrás.
Cuando entré al comedor, Leticia salía y le pregunté a donde iba.
-Se terminaron los hielos, voy con una vecina a que me regale unos cuantos- respondió ella.
-Te acompaño- le dije.
-Ok, vamos.
Cuando Lety pasó junto a mi, pude aspirar su dulce perfume. Nos dirigimos con la vecina de junto y Leticia, que era un poco menudita, se puso de puntillas para asomarse por la ventana de la casa. Tocó en el cristal con su anillo de casada y una voz se escuchó desde el interior:
-Ya voy.
Mientras Lety se alzaba para golpear la ventana, di dos pasos atrás para contemplar el trasero de mi amiga, ya no pensaba en otra cosa más que en penetrarlo aunque fuera imaginariamente. Ella volteó sorpresivamente y alcanzó a ver hacia donde estaba dirigida mi mirada, disimulando su contrariedad, ella dijo:
-La señora Elsa es muy buena onda, de seguro me prestará unos cuantos hielos.
-Si -contesté apenado- nunca faltan los buenos vecinos.
De regreso a casa, yo seguía apenado por la situación. Realmente Lety nunca había dado motivos para que yo la deseara así, ella era amable y atenta conmigo como con todos. Analicé la situación y me di cuenta de que todo había iniciado al ver aquél vídeo del matrimonio por la mañana, tal vez influenciado por eso, la había mirado con ése deseo sexual, lo extraño es que haya sucedido sólo con ella y con ninguna de las esposas de algún otro amigo o alguna compañera del trabajo. Sí, deseaba poder penetrarla aunque fuera una sola vez. Hacerla mía y disfrutarla como seguramente Pablo hacía cada vez que quería. Pero sabía que eso era imposible.
Durante el resto de la velada, traté de no mirar a Leticia tan directamente, pero hubo un momento en que ella se agachó a recoger una ficha de dominó del suelo y pude ver el par de pechos que tanto deseaba, asomándose por el escote de su blusa, colgando suaves y tersos como duraznos. Supe que no podía aguantar más, tuve una tremenda erección y sentí ganas de aplacarla de cualquier forma, decidí irme a casa y me levanté disimuladamente. Pero antes de retirarme recordé el motivo por el cual había llegado tarde a la reunión y llamé a mis amigos al comedor.
-Quiero informarles que hoy en la mañana mi jefe me mandó llamar a su oficina- dije.
-¿Ahora que hiciste?- me preguntó Paco, ya alegrado por las copas, igual que los demás.
-Te cacharon viendo pornos- dijo Pablo.
-No, me dieron un ascenso- contesté sonriendo.
-Wow ¡Que bueno! ¡Felicidades!
-¡Te lo merecías!
-¡Enhorabuena!
-¡Bravo!
Las felicitaciones se sucedieron una tras otra al igual que los abrazos, Lety se acercó para felicitarme y también me dio un abrazo suave y delicado.
-¡Felicidades!
-Gracias Lety- contesté, acercando hacia mí aquél suave cuerpo, imaginando sus pechos apretándose contra mí, aspirando su rico aroma.
-Bueno-proseguí- vamos a seguirnos la pachanga mañana en mi casa, los espero para festejar propiamente, ya me tengo que ir ahora, no se les vaya a olvidar.
-Ahí estaremos amigo- me contestaron.
-Ve poniendo la champaña a enfriar jajajaa.
-Te acompaño a la puerta- me dijo Pablo.
Una vez en la entrada de la casa, Pablo me abrazó de nuevo y me dijo efusivamente.
-¡De verdad te felicito! ¡Te lo mereces! ¡Echale ganas para que encuentres una chica con la que puedas compartir todo! ¡Felicidades amigo!
-Gracias, nos vemos mañana.
Aunque ya estaba un poco ebrio, yo sabía que las palabras de Pablo eran sinceras y me apené por sentir las ganas de cogerme a su esposa. Pero de verdad lo deseaba, aunque fuera una sola vez y conduje a mi casa con esa idea, aunque dentro de mí sabía que eso sería imposible pues Lety no era del tipo de mujeres que engañan a su marido y menos con un amigo de él. Cuando llegué a casa, me masturbé pensando en ella.
Al día siguiente me desperté un poco tarde, era sábado y no tenía que ir a trabajar, lo primero que pensé fue en cómo se vería Leticia al despertar. Me creí su esposo la trasladé a mi lado, pensé en que Lety tendría puesto un camisón muy delgado y suave, dormida de espaldas a mí y cerré los ojos para sentir que tocaba su espalda, imaginé que la abrazaba por detrás y acariciaba sus blandos senos por encima del camisón, comenzaba a besar su espalda suavemente, comenzando en la nuca y bajando poco a poco, serpenteando con la lengua, marcando caminos y veredas por donde solamente yo podía transitar, intercalando con besos, marcando mi territorio, trazando mapas con saliva para indicar la ruta que me llevaría hasta su tesoro, mientras ella seguía dormida yo comenzaría a besar sus nalgas, suaves y cálidas, levantaría delicadamente el camisón para dejarlas al descubierto, bajo las sábanas, entonces acercaría la punta de mi dura verga y la colocaría justo en la mitad de su raya, con las manos separaría con cuidado las nalgas de ella para descubrir la velluda entrada de su vagina, aún dormida, la imaginé lanzar un suave y breve gemido al sentir la intrusión, entonces yo abriría aún más sus nalgas para empujar suavemente mi rígido miembro al interior de mi esposa, poco a poco iría entrando y lubricando el húmedo pasaje, cuando ella despertara, ya lo tendría todo adentro y yo comenzaría un lento y rítmico vaivén hasta lograr que ella, totalmente despierta ya, me pidiera más fuerza y más velocidad, hasta que eyaculara dentro y después así, sin salirme, dormir nuevamente abrazados.
Me levanté y me metí a la ducha, también ahí imaginé a Lety, bañándose conmigo, imaginé el agua corriendo libremente por todo su cuerpo desnudo y envidié a mi amigo Pablo porque él la tenía.
El día pasó rápidamente con los preparativos para la cena, compré comida tailandesa y cinco botellas de tequila, regresé a casa por la tarde y arreglé la mesa del comedor, coloqué velas aromáticas en la pequeña sala y me senté a mirar la televisión. A las 8 de la noche llegaron Pablo y Leticia, los invité a pasar y miré disimuladamente como iba vestida mi amiga, llevaba un vestido estampado y delgado que se pegaba a su cuerpo y un delicado escote en v mostraba un poco de sus pechos, calzaba unas coquetas sandalias por donde asomaban unos pequeños y delicados pies. En seguida les invité una copa y para sorpresa mía Leticia también la aceptó, aunque ella no acostumbraba beber demasiado. Comenzamos una charla amena y divertida donde el tópico era recordar cuando se habían conocido y como se habían enamorado hasta llegar al altar y disfrutar ahora un buen matrimonio. Los brindis prosiguieron.
-¡Por el ascendido! -dijo Pablo levantando su tercer trago ya.
-¡Sí! ¡Y porque encuentres a tu media naranja! -dijo Lety sonrojada ya por su segundo tequila.
-Gracias muchachos- contesté.
-¿Que no vas a servirte una o que? -me preguntó Pablo.
-Hoy no tengo muchas ganas, pero a ver si al rato. A las 9:20 llegaron Paco y Alicia y hasta las 10 llegaron Diego y Silvia. Roberto llamó para disculparse porque no podía ir, al parecer su novia Ana también había tenido un compromiso y ya se veía por cuál optó mi amigo. Cenamos la comida tailandesa y entre brindis y anécdotas llegó la madrugada. Todos estaban muy ebrios ya pero sobre todo Pablo y -un poco menos que él- Leticia. Paco se levantó trabajosamente y dijo:
-Bueno, ya nos retiramos, ya estoy muy borracho.
-¡Pero si mira a Pablo! -dijo Diego balbuceando.
-Lo que pasa es que comenzó más temprano que ustedes -dije- además hoy venía muy contento, ya ven, hasta Lety le entró al tequila.
Leticia solamente sonrió, se acomodó un mechón de cabello que cubría sus ojos y arrastrando las palabras me dijo:
-Pídenos un taxi por favor, ya mañana que venga Pablo por el carro.
-Ahorita los llevo- le contesté, yo no había tomado nada- no te preocupes.
Se fueron Paco y Alicia, mientras Diego y Silvia, que no tenían auto llamaron un taxi. Una vez que también ellos se fueron, llevé a Pablo a su auto y lo recosté en el asiento trasero, ya iba profundamente dormido, regresé por Lety y le abrí la puerta de adelante, ella me dijo que se quería ir atrás con su esposo pero yo le dije -lo vas a despertar, mejor ya déjalo dormido.
Durante el trayecto el vestido de Lety se levantó un poco, por lo que se alcanzaba a ver su pierna y estuve tentado a estirar mi mano para tocarla pues ella iba dormitando y no reparó en ello.
Cuando llegaron a su casa, le hablé suavemente.
-Lety, ya llegamos.
-¿Eh? s-si, gracias- dijo ella medio despertando y bajó del auto.
Me dirigí a bajar del auto a Pablo que durante el trayecto no había despertado para nada, pero miré a Leticia batallar con su manojo de llaves y primero fui hacia ella.
-A ver, permíteme, yo abro- dije solicitándole las llaves.
Una vez que abrí la puerta, Lety se apresuró a entrar casi cayéndose y yo regresé por mi amigo, cargándolo lo metí en la casa y lo acosté en el sofá de la sala, Leticia me dio las gracias y me dijo que lo dejara ahí y que por favor cerrara bien la puerta cuando me fuera.
-Me voy a dormir ya- dijo ella y tropezando se dirigió a su recámara.
Me quedé un momento parado en la sala, le quité los zapatos a mi amigo y busqué algo para cubrirlo, encontré una manta y lo arropé, el silencio de la casa sólo era roto por los ronquidos de Pablo. Me dirigí a la puerta pero cuando llegué a ella me detuve, mi corazón comenzó a latir rápidamente al imaginarme a mi amiga dormida en su cama.
Yo quería mirarla. Me encaminé hacia la recámara y con voz muy baja llamé a Lety pero no obtuve respuesta. Llegué hasta la puerta del dormitorio y ahí me detuve, sintiendo que los fuertes latidos de mi corazón podrían delatarme. Toqué suavemente y nuevamente no obtuve respuesta, lentamente empujé la puerta y me di cuenta que una tenue luz proveniente de una lámpara iluminaba un poco la habitación. Volví a susurrar el nombre de Lety con la boca seca y la garganta cerrada. Nadie respondió. Di un paso hacia el interior del dormitorio y ahí observé la cama destendida y un bultito ondulado bajo las sábanas.
Avancé hacia ella y vi que Leticia se encontraba ya profundamente dormida, de costado y dándome la espalda, se veía tan sensual que inmediatamente tuve una tremenda erección.
Me acerqué hacia ella y rocé sus hombros desnudos con las yemas de mis temblorosos dedos, podía ver y sentir el suave ritmo de su respiración. Puse mi rostro junto al de ella y percibí su cálido aliento, me acerqué un poco más y la besé.
Al ver que Lety no había despertado me levanté y me dirigí nuevamente hacia la puerta del dormitorio y la cerré por dentro, ahí mismo me desnudé rápidamente y regresé a la cama, me deslicé suavemente por encima de las sábanas y me recosté junto a mi amiga, ella se movió un poco y yo me detuve como congelado, pero en seguida volví a acercarme.
Delicadamente tomé una mano de ella y la llevé directamente hacia mi miembro duro y grueso, cubierto de venas a punto de estallar, despacio, cerré su mano alrededor de mi verga, aprisionándola, y comencé lenta y suavemente a frotármela, arriba y abajo, era delicioso sentir esa pequeña y delicada mano masturbándome.
Estiré mi mano y levanté las sábanas, esperando encontrarme con el camisón que me había imaginado pero no había nada, nada a excepción de un par de pequeños pechos suaves y desnudos que subían y bajaban al ritmo de su respiración, coronados por unos carnosos y oscuros pezones. Descubrí totalmente a Lety para comprobar que se encontraba completamente desnuda, miré extasiado su redondo y rico trasero, sus nalgas suaves pero firmes que prometían engullir cualquier verga que se acercara.
Leticia se revolvió un poco y movió una de sus piernas, dejando ver su húmeda vagina, estrecha y velluda, dispuesta a recibirme. Observé un pequeño lunar que mi amiga tenía en una teta, me acerqué y lo toqué con la punta de mi lengua. Con una mano tomé una de sus nalgas y me excité al sentir su suavidad, lenta pero firmemente la separé un poco y al abrirla dejé al descubierto su vagina y su oscuro ano. Me mojé un dedo con saliva y lo froté sobre la puchita de Lety, tomé mi pene con la otra mano y lo acerqué con cuidado hacia el trasero de mi amiga. Lo coloqué suavemente, justo en la entrada de su vagina y lo empujé hacia dentro, la penetré suavemente con mi gruesa verga y ella lanzó un débil gemido cuando sintió al intruso en su interior, pero no despertó.
Tomé a mi amiga de las caderas y comencé el movimiento de adentro hacia afuera, tomando un poco más de velocidad, pero en silencio para no despertarla. La penetré una y otra vez mientras ella gemía quedamente, sintiendo placer pero aún completamente dormida. Adentro y afuera, mi palo continuaba su labor mientras su vagina se mojaba más y hacía más fácil la penetración.
Leticia gemía de placer y se colocó boca abajo y sin dejar de metérselo me acomodé un poco por encima de ella, le levanté una pierna y continué cogiéndomela, no podía creer que en verdad estaba sucediendo eso, era maravilloso. Me alejé un poco para ver las redondas nalgas de Lety y mi pene deslizándose entre ellas, que espectáculo tan fantástico, así seguí la penetración por algunos minutos, entre ahogados gemidos de ella y leves, casi imperceptibles exclamaciones mías. Cuando llegó el momento del clímax, Lety sintió tanto placer que casi despertó, su mano, luciendo el anillo de casada se aferró a la orilla de la cama e instintivamente arrugó las sábanas. Leticia inconscientemente juntó las piernas, aún estando boca abajo y yo abrí las mías encima de ella para seguir penetrándola, la presión en esta posición era tremenda por lo que después de unos cuantos embates más, me salí de ella y eyaculé un chorro de esperma abundante y caliente sobre sus apretadas nalgas.
Satisfecho me levanté y me acerqué hasta mi ropa. En la cama, tendida boca abajo y con mi semen resbalando por su trasero, Lety sonrió entre sueños, quizás pensando en que su esposo le había hecho el amor y se cubrió con las sábanas.
Salí a la sala y constaté que mi amigo Pablo aún seguía dormido, caminé hasta mi auto y me sentí como en medio de un maravilloso sueño, me senté al volante pero no encendí el motor. Repasé en mi mente los momentos vividos hacía unos minutos y sentí como mi pene recobraba la rigidez. Suspiré y metí las manos a mi chamarra en busca de mis llaves y descubrí que además de las mías, estaban también las llaves de la casa de mis amigos. Sonreí y me bajé del auto.
Leticia permanecía en la misma posición como la había dejado, de espaldas hacia mi y un poco boca abajo, de nueva cuenta me desnudé y cerré la puerta de la habitación, me acerqué a la esposa de mi amigo y de un suave jalón le quité las sabanas de encima. La tomé por la cadera y le di la vuelta para que quedara boca arriba, de frente a mi, ella sólo suspiro levemente pero permaneció dormida. Lentamente le abrí las piernas y me coloqué en medio de ellas, ahí estaba su jugosa vagina, todavía mojada, esperando por mi verga. Volví a penetrarla con mi duro palo y ella al sentirlo lanzó un hondo gemido de placer, comencé de nuevo el vaivén con movimientos firmes y cadenciosos. Estando encima de mi amiga podía mirar sus pechos subiendo y bajando, veía sus piernas abiertas y en medio de ellas el vello vaginal de donde mi pene emergía y se hundía una y otra vez, provocando cada vez más gemidos y quejidos de Lety, que aún dormida, estaba experimentando placer al ser penetrada.
Seguí metiéndole la verga una y otra vez, las veces que quise y ella se dejaba coger entre sueños, disfrutándolo, sonriendo, gozando, aumenté la velocidad y la fuerza a tal grado que casi despierto a mi amiga pero eso no sucedió. Yo sentía ya la próxima eyaculación y en el momento del clímax saqué mi palo de la vagina de mi amiga y me vine en un silencioso mar de semen sobre el vientre desnudo de Leticia.
Me levanté mientras ella regresaba a la posición como dormía, dándome la espalda y la volví a cubrir con las sábanas. Me vestí, crucé por la sala en donde mi amigo Pablo dormía a pierna suelta y salí de la casa, abordé mi auto y conduje por la avenida, adentrándome en la oscuridad de la noche. Al día siguiente Leticia fue por su auto a casa de Alejandro, yo le abrí la puerta y la invité a pasar, la invité a desayunar pero ella se negó argumentando que quería llegar pronto a su casa, antes de que Pablo despertara, para prepararle el almuerzo.
No insistí y la acompañé hasta su auto, caminé detrás de ella mirando su rico trasero y recordando claramente como la noche anterior había sido mío. La miré subirse al carro, observé sus senos bajo la blusa y recordé sus pezones.
Lety se despidió y yo la seguí con la mirada. La había hecho mía por una noche, sabía bien que nunca se volvería a repetir pero estaba satisfecho.
Y quien sabe, tal vez algún otro día, en alguna fiesta...
 

duosote

Bovino maduro
Registrado
23 Jun 2007
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218
muy bueno.. quien no ha fantaseado con la novia o esposa de un amigo.. aunque como tu lo dices.. son intocables por la amistad, pero cuando a uno le gana la calentura, no hay mas que hacer...

gracias y saludos
 

DARK-GOW

Bovino maduro
Registrado
11 Jun 2009
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Woooooa yo eh tenido experiencias muy parecidas excelente tu relato
 
N

night_runner

Visitante
gracias por aportar :D..solo como sugerencia: trata de separar con párrafos para que sea mas entendible el relato :D
 

roger000003

Becerro
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22 Mar 2009
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31
pues con esos amigos para q quiero enemigos q poca m........... con un amigo como tu la verdad es q ni a la esquina
 

stinky_tareas

Bovino Milenario
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Buen relato, man esta shingon

aunk neta para la prox ponlo en renglones separados, por que asi, termina todo cansado y te pierdes con facilidad en la lectura!

Thanks de todas maneras!
 

galdor

Bovino de alcurnia
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muy bien men muy bien las cosas suceden por lago y pues uq ebien que ya siquiera te quitaste al tentacion jejejejeje
y puses esperando el proximo relato men que bueno
 

cuca_racha

Bovino de alcurnia
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No mams caon hiciste q yo tambien deseara a lety... q chido relato... pon mas compa!!!
 

lezama

Bovino Milenario
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muy buen relato pero .... k buen amigo eres.... :S
 
S

Studebaker

Visitante
Que no a eso que hiciste se le llama violación? que poca mad... la tuya.
No mames!!! No sabes que un relato a veces es más fantasía que realidad? Yo hubiera hasta tomado fotos y me hubiera llevado su ropa interior como recuerdo.
Estás muy moquito carnal, bien dice la sección. No apto para Becerritos como tú!!!!
Es de las mejores historias que he leído!!!:metal:

A escribir más vacunos!!!!!! :punzadita:
 
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