dobberman
Becerro
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- 10 May 2012
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aquí la continuación de la trilogía de citas con esta delicia de mujer.
La segunda cita.
En esta segunda cita, ya lo habíamos premeditado ir a un motel; para evitar tantas interrupciones y quizá un lio con la policía, a lo que ella estuvo de acuerdo; quede de pasar por ella en 10 minutos a dos cuadras de su casa.
Cuando llegue al punto de reunión, la mire a lo lejos pero esta vez venía muy pensativa, venia vestida con un pantalón de mezclilla y un top naranja.
Cuando se sube le pregunto: -¿todo bien? Y ella contesta que sí, sin más importancia me dispongo a dirigirme al motel, el cual se encontraba a como 15 minutos de mi localidad; trate de ser ameno con pláticas inocentes y bromitas ligeras, pero ella en tono serio y pensativo solo se limitaba a contestar solo lo fundamental.
Al llegar al motel, entre, pague y compre unas cervezas para entrar en ambiente; ya adentro le insistí, “¿todo bien?” y ella limitándose a destapar una cerveza y contestar: si, no arruinemos esto.
Me acerqué a ella, la tome de la cintura y le plante un beso apasionado como aquellas que nos dábamos en aquella ocasión, ella respondía muy bien, baje mis manos a tomas sus deliciosas nalgas, la bese apasionadamente recorriendo con mis labios sus mejillas, cuello y al llegar al pecho, desnude sus hermosos senos y los succione cual bebé hambriento, mis manos se dirigieron rápidamente a tomar su zona vaginas y darle pequeñas sobadas, ella, respondía positivamente con leves gemidos en mi oreja; cundo trate de desabrochar su pantalón, ella me lo impidió; le pregunte: - ¿Qué sucede? Veníamos a esto, no? Ella con voz casi sollozante me contesta a lo que yo asumo una reverenda mamada:
-¿solo para esto me quieres?, ¿Qué soy para ti?, ¿Qué ha de mi esposo?, lo amo, yo no soy una puta, esto jamás debió pasar.
Tiempo después que toma una botella de agua, de esas que te dan en el motel con todo y etiqueta y la empieza a beber, situación que me hace encabronar y le digo: - tienes razón, vámonos de aquí, deja te llevo a tu casa.
Salimos del motel, creo hasta ahora fue mi más corta estancia en un sitio así, y me dirigí enojado a su casa, durante todo el camino no nos hablamos, el gusto que me dio, fue que al rato de eso, me contó que llego a su casa con la botella de agua del motel.
La segunda cita.
En esta segunda cita, ya lo habíamos premeditado ir a un motel; para evitar tantas interrupciones y quizá un lio con la policía, a lo que ella estuvo de acuerdo; quede de pasar por ella en 10 minutos a dos cuadras de su casa.
Cuando llegue al punto de reunión, la mire a lo lejos pero esta vez venía muy pensativa, venia vestida con un pantalón de mezclilla y un top naranja.
Cuando se sube le pregunto: -¿todo bien? Y ella contesta que sí, sin más importancia me dispongo a dirigirme al motel, el cual se encontraba a como 15 minutos de mi localidad; trate de ser ameno con pláticas inocentes y bromitas ligeras, pero ella en tono serio y pensativo solo se limitaba a contestar solo lo fundamental.
Al llegar al motel, entre, pague y compre unas cervezas para entrar en ambiente; ya adentro le insistí, “¿todo bien?” y ella limitándose a destapar una cerveza y contestar: si, no arruinemos esto.
Me acerqué a ella, la tome de la cintura y le plante un beso apasionado como aquellas que nos dábamos en aquella ocasión, ella respondía muy bien, baje mis manos a tomas sus deliciosas nalgas, la bese apasionadamente recorriendo con mis labios sus mejillas, cuello y al llegar al pecho, desnude sus hermosos senos y los succione cual bebé hambriento, mis manos se dirigieron rápidamente a tomar su zona vaginas y darle pequeñas sobadas, ella, respondía positivamente con leves gemidos en mi oreja; cundo trate de desabrochar su pantalón, ella me lo impidió; le pregunte: - ¿Qué sucede? Veníamos a esto, no? Ella con voz casi sollozante me contesta a lo que yo asumo una reverenda mamada:
-¿solo para esto me quieres?, ¿Qué soy para ti?, ¿Qué ha de mi esposo?, lo amo, yo no soy una puta, esto jamás debió pasar.
Tiempo después que toma una botella de agua, de esas que te dan en el motel con todo y etiqueta y la empieza a beber, situación que me hace encabronar y le digo: - tienes razón, vámonos de aquí, deja te llevo a tu casa.
Salimos del motel, creo hasta ahora fue mi más corta estancia en un sitio así, y me dirigí enojado a su casa, durante todo el camino no nos hablamos, el gusto que me dio, fue que al rato de eso, me contó que llego a su casa con la botella de agua del motel.
