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La instructura de Judo

lianjie

Becerro
Registrado
22 Ene 2010
Mensajes
27
La infantil instructura de Judo

Tenían años de conocerse, ambos eran practicantes dejudo en la preparatoria pero luego de que él cambiara el deporte por las fiestas en la universidad, ella siguió entrenando hasta convertirse en maestra.

Luego de varios años, movido por el amor a los combates aunque después de varios kilos de más y cero condición física, volvió a su antigua escuela donde ahora la encontró en el papel de instructora.

El reencuentro fue por tal motivo bastante agradable,entre las practicas se la pasaban hablando de infinidad de cosas: recuerdos,chistes, coqueteos aunque estos de broma, pues siempre se habían visto sólo y exclusivamente como dos buenos amigos.

Ella era baja de estatura, delgada y con cada centímetro muscular tonificado, como aquellas niñas gimnastas que compiten enlas olimpiadas: el alma de una mujer enfundada en un cuerpo de niña. Él, con la práctica poco a poco fue perdiendo peso pero nada más, no era la gran cosa,mediana estatura, chistoso, pero con una chispa en su carácter que a ella siempre le atrajo.

Una tarde, después del entrenamiento, maestra y alumno se quedaron guardando el equipo utilizado, su padre no sólo seguía mirándola como a una niña pese a sus 22 años, sino que la trataba como a una, pasaba todas las tardes por ella, no obstante, ese día transcurrían los minutos sin que él apareciera.

El equipo se había guardado en su totalidad, únicamente restaban unas pesas que debían ir en la bodega, lugar al que sólo la maestra podía entrar debido a que las reglas del lugar así lo marcaban y para hacerlas cumplir siempre había un guardia vigilando.

Marcos no notó que el policía no se encontraba en su lugar habituado hasta que volteó a buscarlo luego de que Fabiola le pidiera guardar las pesas, eran muchas, le dijo, y ella ya estaba muy cansada para llevarlas todas. Sin más, aceptó gustoso de ayudar a su amiga y maestra y ambos se encaminaron a la bodega en lo más lejano del gimnasio.

Él jamás había estado en ese lugar, era un sitio lúgubre aunque conocer esa sección le causaba una cierta alegría, misma que sefortalecía al ver las pequeñas pero bien levantadas nalgas de Fabi que se turnaban para subir y bajar a cada paso que la joven daba frente a él, como tantas veces, se preguntó a sí mismo lo duras que debían estar por el excesivo ejercicio y por tanto, lo rico que habrían de apretar.

Ella volteó al sentir su mirada, sonriéndole amistosamente como no dándose cuenta de los lascivos pensamientos de su aprendiz.

Finalmente llegaron al destino, la bodega era ridículamente pequeña para la cantidad de cosas que guardaba; "¿dónde las dejo?"preguntó viéndole ahora los firmes y pequeños senos y el ombliguito debajo dela blusa que se levantaba dejando ver el perfecto y marcado abdomen;"donde sea" respondió ella con su cándida voz también de niña, pero con una extraña sonrisa y una picardía emanando de sus ojos.

Una vez liberado del peso de aquel equipo, Marcos se vio asaltado por la cálida boca de su amiga-maestra-niña, fue extraño, su movimiento no fue rápido como lo hace en las formas donde es una experta, aunque fue igual de certero y letal que los golpes que lanza en los combates.

Sus labios sabían a sal, producto de horas de enseñanza física, pero su lengua era dulce, muy dulce, lo que mezclado con la espesura de su saliva, daban la sensación de estar probando una manzana. Sus manos se aferraron a su cintura precoz, estrecha como toda ella, exquisita,firme. Sus pechos se aplastaron contra su cuerpo, los sentía inquietos,ansiosos por ser liberados, pero aprensivos con su cuerpo que de inmediato comenzó a reaccionar con una erección. Las segundas en reanimarse fueron sus manos que se deslizaron seguras por la espalda angosta, las yemas de sus dedos sintieron el nacimiento de un culo apenas cubierto por sus pantalones deportivos, era duro como lo imaginó.

Ella sintió crecer su pene entre sus muslos atléticos,cuando lo besó no lo pensó demasiado, la idea le vino en el momento que, de camino a la bodega, lo descubrió como otras tantas veces mirándole el culo, por eso, pese a que fue ella quien tomó la iniciativa, sentir lo que era capaz de provocar en su amigo, le causó admiración y una calentura que le deshacía la vulva, se la derretía, la empapaba. Sus pechos eran bombas de tiempo cuya detonación era acelerada por los frotamientos, sus besos eran increíbles porque sus bocas y los estilos de ambos se complementaban, estaban cargados con la misma lujuria,sus salivas se mezclaban en un caldo de deseo que escurría por sus labios,todos con los que contaba su cuerpo, estaban plenamente mojados, brillantes de deseo.

No pudo aguantarse más las ganas, la tenía a sudisposición y no perdería la oportunidad, se aferró a sus nalgas perfectas contanta fuerza como si las quisiera arrancar, las amasaba, las separaba, las gozaba,su pene sentía el calor de esa mujer-maestra-amiga-ex niña, saltaba al contactode sus cuerpos y esa sensación le agradaba en demasía, fue entonces que comenzólos frotamientos, penetraba la unión de sus muslos con las mismas ganas como sise tratara de su concha.

Sus besos bajaron al cuello y eso la hacía sentirse en la gloria, en ratos sus manos abandonaban la espalda de él para tocarse con disimulo su monte de Venus, sus labios, dentro de ellos o su clítoris en el mejor de los casos, los tocamientos eran al azar, los hacía rápido apenada de ellos, lo hacía así misma porque las manos de él no paraban de pellizcarle la cola de una forma deliciosa, hasta que en un momento, tras seguir los movimientos de sus dedos, una de las manos de él la descubrió en su tarea masturbatoria,entonces, sin parar de limpiar con su lengua el sudor de su cuello y oídos, la relevó de tan dedicada labor y ahora fueron los dedos de Marcos los que aceleraron su respiración, las palpitaciones en su concha que en ratos también se alojaban en su culo, con un cosquilleo que le subía por la espina dorsal y que salía del otro lado a través de sus pezones.

Si encontrarla tocándose la rajita lo tomó por sorpresa, descubrir que su humedad había empapado ya sus pantalones deportivos lo dejó estupefacto, se encontraba bastante excitado, con la mano que tenía libre y que aún masajeaba su cola, tomó su mano izquierda y la dirigió a su verga erecta para que ella también le diera placer, al sentir su dureza ella titubeó y lo soltó de inmediato, pero sin tener que volverla a invitar, sola volvió a tomar su falo con fuerza, a sobarlo por encima de la ropa, con movimientos circulares en la punta que lo hacían alcanzar el cielo e incrementar su deseo, sus ganas de tocarla más adentro, por sentir su piel. Sin preámbulos, metió la mano en su ropa, sintió la mata de pelos semirizados y medianamente abundantes, pasó sobre ellos hasta llegar a la rajita donde hurgó lo necesario para encontrar el botón ardiente y fuente de su placer, al tocarlo,sus piernas le fallaron, se doblaron levemente como si fuera a desfallecer pero entonces él la tomó con más fuerza, sin detener el movimiento de su dedo índice sobre esa perla carnal. Al tiempo, sus labios se abrieron dejando escapar un gemido de placer contenido, los ojos se abrieron mirando la lámpara incandescente en el techo, candente como su entrepierna.

El placer excesivo le causó miedo, trató de detenerlo,de separarse de él sin lograrlo, no recordó cómo hacerlo a pesar de ser ella la maestra de un arte marcial; él frotó con más fuerza, con velocidad quemante, un fuego que concluyó con una lluvia que emanó de su pucha, que mojó la mano de él y que bien pudo haber mojado todo el cuarto.

Sintió que el calor le desbordaba por todos lados, que el alma se le saldría por la vagina junto con el resto de su orgasmo, la voluntad se le escapó del cuerpo, ahora era totalmente de él quien podría hacer de ella lo que le viniera en gana y así lo hizo, sin dejarla recuperarse de la reciente venida, le bajó los pantalones hasta los tobillos aunque a decir verdad,ella lo estaba esperando. La volteó de espaldas y la recargó sobre unas colchonetas de gimnasia apiladas, le separó las piernas y comenzó a acariciar sus nalgas con cierta violencia, a penetrar fugazmente su coño con los dedos y sin que lo esperase, osadamente sintió su viscosa lengua violando su intimidad,fue un placer indescriptible, caliente y húmeda la penetraba sin piedad, le recorría toda la raja hasta la cola, era un mar de sensaciones.

El sabor a sudor imperaba en todo su cuerpo incluyendo en su panocha, la transpiración en esa zona era en especial escandalosa y a Marcos lo volvía loco, se había ya sacado la verga que agitaba entre su mano mientras disfrutaba de los jugos vaginales de Fabiola que en su abundancia,escapaban por sus muslos a través de su ingle; por un instante se dejó llevar y concentró sus lamidas en su culo, intentó penetrar ese orificio pero los poderosos músculos de su nalgas que al sentir al invasor se contrajeron, impidieron su cometido. Sobre su pantalón yacía un charco de líquido pre seminal, su glande resplandecía con un rojo brillante, era momento de entrar en ella, la tomó por la cintura, después, con una mano dirigió la enhiesta carnosidad hacia los labios íntimos de la mujer, pasó la cabeza entre ellos penetrando los pelos negros en innumerables ocasiones sin penetrarla, únicamente haciéndola brincar de gusto y desesperación.

Ella, echaba hacia atrás la cola, quería sentirlo,quería que se la metiera toda de una vez, quería sentirlo hombre, dentro de supanocha que moría por su verga, sin embargo, él jugaba con ella, la provocaba pese a lo inmensamente excitada que ya estaba, sosteniéndose de las colchonetas con una sola de sus manos, comenzó a frotarse los pechos hasta entonces desatendidos, se pellizcaba así misma los pezones, entonces, tal cual como ocurrió con la masturbación, esa acción se volvió una orden para Marcos quien quitándole la mano de sus senos le alzó la blusa, bajó el sostén liberándolos, pequeños y sensibles al tacto, como la piel cuando se eriza al contacto de un briza, sea propió de ellos, los jalaba, los alzaba, los magullaba hasta que finalmente,sintió toda su hombría escabullirse veloz dentro de su concha.

El orificio de su pucha era bastante angosto como el de una virgen, al estar dentro de ella era como tener el miembro aprisionado en una cárcel de hirvientes carnosidades, era una vagina cálida y acogedora, hizo verdaderos esfuerzos para no terminar en ese preciso instante, su pene palpitó pero no pasó de ahí, lentamente comenzó a sacarlo sintiendo cada milímetro de su interior, una profundidad que nadie quisiera abandonar nunca por lo que de inmediato volvía a adentrarse en ella, a cada metida la secundaba un gritito de ella apenas perceptible, él quiso callarla para evitar que fueran descubiertos, fue entonces que tras colocar su dedo en sus boca, ella comenzó a recorrerlo con su lengua, lo ensalivó todo para después engullirlo, pasearlo por sus dientes,sacarlo y comenzar una felación que aunque fuera a su dedo, causaba un placer gratificante.

La imagen de su cuerpo era fenomenal, un diminuto talle, una breve cintura que culminaba en las duras y amplias carnes de su culo moreno, la raya de su cola parecía que podría matarlo con su imponente poderío muscular,“una muerte que bien valdría la pena”, pensó, al tiempo que aceleró las embestidas y los movimientos pélvicos que hacían que el pene subvaginal,recorriera cada rincón de la casi cerrada concha.

Cuando incrementó sus movimientos, enseguida vino su segundo orgasmo, fue más intenso que el que instantes atrás le habían causado sus dedos, esto era distinto, su verga parecía una brasa que quemaba su interior, estaba enloquecida, no podía parar de chupar su dedo, desearía tenerlo a él al mismo tiempo con una verga secundaria frente a ella y mamarsela con todo y bolas, la idea la animó para golpear con fuerza su culo contra sus caderas que no paraban de penetrarla, mientras el orgasmo se le alojaba en el estomago, le recorría las piernas y le salía por el culo.

Se dio cuenta de su segundo orgasmo cuando su ojete comenzó a convulsionar, se contraía en medio de esas nalgas que bien tenía a su disposición, un terremoto que comprimía aún más las paredes vaginales, no había de otra, su pene estaba destinado a morir aplastado dentro de esa chica, ya era tarde, lo sabía, lo veía venir, un hormigueo detrás de sus huevos confirmó lo obvio, acabaría en su interior, no quería hacerlo pero sería un desperdicio no inundar ahora con su semen aquel coño complacido. Los espasmos vinieron violentos, se aferró a sus pechos con la mano que aun permanecía en ellos y sacando el dedo de su boca postró toda la mano en sus labios, ella suspiró al sentir la descarga, él casi se desmalla, el semen corrió a borbotones dentro y fuera de esa panocha juvenil.

Tras su orgasmo se tumbó ligeramente sobre ella, sus dedos se entrelazaron, su respiración jadeante disminuía al igual que el tamaño de su pene todavía en su interior, cuando hubo estado en reposo nuevamente, sin espera, el semen corrió afuera y bajó al piso, algunos chorros en caída libre,otros deslizándose por las piernas; al salir, el pene dejó por instantes un coño abierto e inundado, una imagen que él nunca olvidará, se subió los pantalones y se fue sin decir nada, quedándose ella recostada, con las nalgas al aire, el coño abatido y una dicha enorme. En eso escuchó un ruido, era él volviendo para poseerla nuevamente como ella deseaba…o ¿no?

CONTINUARA…
 

coom10

Bovino maduro
Registrado
30 Ago 2007
Mensajes
167
buen relato, hay que ver si la que sigue supera esta...!!
 

iskamisaki

Bovino adicto
Registrado
7 May 2009
Mensajes
592
demonios!...que savajes pero que rico!!! jajajaja


esperamos la continuacion...gracias por compartir!
 
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