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La fantasia de compartir a mi esposa - real

Marco Marto

Becerro
Registrado
14 May 2013
Mensajes
12
Hola. Espero no decepcionarles con este relato. Fue algo que nos pasó hace tiempo a mí esposa y a mí.

Por obvias razones no daré los nombres reales, pero será lo único ficticio en mi historia. Espero les agrade.

Mi apariencia no es importante, solo daré un resumen: Mido 1.83 de altura, peso 82 kilos y soy fornido, me gusta mucho el gym, tez de piel morena, no negro, solo apiñonado. Amo el futbol y las luchas de la UFC.

Lo realmente importante aquí, es mi señora esposa. Ella es de tez blanca, delgada, mide 1.72 y pesa 71 kilos aproximadamente. Sus ojos son color miel y su cabello es largo, lacio y de color café claro. Usa copa D y pues, después de cuatro años de casada, sin hijos, tiene caderas prominentes. Sus pompis (le encanta que le diga “pompis” a sus glúteos) son bonitas. En fin, no es una super modelo, pero por su altura y delgadez llama mucho la atención.

Ahora, la historia comienza aquí:

En diciembre del año pasado invitamos a varios amigos nuestros a comer a nuestra casa. Cuatro parejas sin hijos, pues se divierten bien y tranquilos. Después de la comida, nos sentamos a ver algunas películas. El baño de debajo de la casa no cerraba bien, obvio mis amigos no lo sabían. Mi esposa entro de la cocina al baño a cambiarse la minifalda, porque yo jugando la ensucie de vino, nadie de ellos pudo advertir eso, así que Paco (un amigo que estudio en la misma uni que yo) entro al baño. Yo vi todo desde la cocina. El abrió la puerta, mi esposa solo en panti grito levemente “ocupado”, el, la vio de arriba abajo y se disculpó, notándose en él un rubor irreparable. Yo solo me reí, ellos no vieron que yo los vi. Lo que me puso a pensar fue que mi esposa no cerró la puerta y mi amigo se le quedó viendo por lo que creo yo fueron más de 30 segundos (una eternidad, si estás viendo a alguien desnudo). En otras palabras, a mi esposa le gusto que la viera.

Los amigos se fueron, mi esposa y yo no mencionamos nada. Ella desconocía que yo sabía lo que había pasado.

En la noche, como habíamos tomado algunas copas (varias), comenzamos a besarnos sobre la cama; nos desnudamos y comencé a poseer a mi esposa. Ella estaba mucho más tomada que yo y, por ende, con mucho mas sueño. Así que me pidió que la dejara dormir, a cambio de lamer y besar uno de mis pezones, mientras acariciaba el otro con su manita, entre tanto que yo me masturbaba. Yo acepté y ella se recostó en mi pecho, abrazándome, acariciando con sus tersas manos mi pecho, dando ligeros golpeteos tiernos en mis costillas, hasta llegar a mi pezón con su mano y al otro con sus labios. Aquello me excitaba muchísimo, así que le pedí que se hincara sobre la cama, inclinada hacia mí y que siguiera haciendo eso que tanto me estaba gustando. Ella lo hiso y fue majestuoso ver su enorme trasero apuntando hacia la puerta de la alcoba. Estaba tan excitado, que comencé a llamarla con palabras más groseras y fuertes: “puta”, “perra”, “culona”, cosas por el estilo. Le pedí que moviera su cuerpo, sus caderas y pompis bailando para mí. Ella comenzó a hacer un movimiento sutil hacia atrás y hacia adelante. Eso me hiso fantasear y preguntarme ¿Qué sería si ese movimiento lo provocara otro detrás de mi esposa, poseyéndola? Lo que me hiso pedirle que gimiera como si la estuvieran penetrando. Ella dejo de lamer mi pezón, me vio a los ojos y me dijo “¿estás seguro que quieres fantasear así?” – “si mi amor, imagina que estas entregando tu culo a otro mientras a mí me haces este sexo tántrico tan rico”. Ella me sonrió y volvió a lamer y besar mi pezón, mientras gemía; y gemía tan rico que yo estaba por venirme. En algún momento de toda esta deliciosa fantasía, ella dejo de sostenerse con su mano sobre la cama, y yo la sostenía. No advertí donde estaba su otra mano, ya que yo la sostenía! Cuando pensé en ello, descubrí que su mano estaba en su entre pierna, moviéndose rápida y delicadamente. Entonces descubrí que sus gemidos no eran falsos, estaba por venirse masturbándose ella también. Quise ayudarle metiendo mis dedos en su vagina, pero no me dejó, alegando: “Mi colita ahorita le pertenece al que está detrás de mí”… Ella también fantaseaba!

Ella tuvo un orgasmo muy tranquilo. Normalmente, le tiemblan un poco las piernas y pierde fuerza en ellas. En orgasmos más intensos, le tiemblan tanto que tengo que sostenerla para que no caiga. Este orgasmo fue muy tranquilo, relajado. Mojó un poco la sobrecama y se dejó caer sobre mi pecho, abrazándome de esa forma tan tierna que ella sabe. Yo eyaculé segundos después, manchando su costado con mi semen. Ella no pudo decir una palabra, estaba cansada, y no tanto por el sexo, si no por el ajetreo del día, y el alcohol que traía de más. Así que no dijo nada y se durmió tan rápidamente, que su primer canto de morpheo (para no decir ronquido) vino mucho antes que yo pudiera cerrar los ojos, lo cual fue un alivio para mí, ya que pude ahorrarme la titánica labor de estar despierto mientras ella conciliaba el sueño, labor en la que el 80 % de las veces fracaso (por qué son así las hermosas damas? No lo entiendo ji ji)

Los días siguientes transcurrieron de forma normal, excepto por una cosa. Mi esposa se mostraba mucho más coqueta que de costumbre, y no con migo. Con migo era (como siempre ha sido) muy sensual y erótica: en las noches oscuras, mientras conducíamos de regreso a casa, me practicaba felaciones mientras yo conducía. Cuando nadie nos veía, en público (por ejemplo en un bar o en el cine) se levantaba la falda, y me mostraba sus pantis. O introducía su dedo en su vagina y sin advertirlo yo, me lo daba a lamer. Pero ahora, le sonreía y guiñaba el ojo a algunos hombres (al parecer los que eran de su agrado), e inmediatamente me veía de reojo a mí, porque sabía que eso me excitaba. Desde siempre usa minifaldas, faldas cortas o con aberturas muy arriba, y ahora siempre cruzaba las piernas dejando ver lo hermosas que eran. Eso y las miradas de los demás hombres, me excitaban mucho. Antes teníamos sexo tres o cuatro veces a la semana. Ahora lo hacíamos diario y a veces dos veces (en la mañana y en la noche). Pero faltaba algo.

Las fantasías de los tríos y de que alguien más la poseyera eran mucho más recurrentes, no solo en el sexo, si no cuando platicábamos de ello.

Pasaron poco más de dos meses, se llegó el 14 de febrero, el cual cayó en jueves. Decidimos ir a un bar cerca de nuestra casa, a celebrar nuestro hermoso amor (hemos tenido problemas, pero los solventamos). Reservé una mesa dos semanas antes, en un rincón cerca de la barra. Nuestra intención era pasar un rato divertido, romántico y terminarlo con una sesión de sexo desmedido. Así que decidimos solo tomar dos copas y bailar.

Al estar bailando, noté que un joven, al parecer solitario, no dejaba de ver a mi esposa. Cohibido cuando yo lo veía, pero lo hacía cuando podía. En varios hombres se mostraba ese comportamiento, a causa de la vestimenta de mi esposa. Una blusa, solo eso llevaba puesto. Obviamente cuando llegamos traía puesta una gabardina (no iba a andar así por la calle, aun en el auto, no es seguro). Pero al quitarse la gabardina, traía una blusa de botones, larga, pero que solo cubría hasta 7 cm arriba de sus rodillas. En todo el tiempo en el bar, ella no dejaba de restregarme su cuerpo, lo que provocaba de vez en vez que su blusón se atorara en mi cinturón y se levantara, dejando ver su hermosa figura solo cubierta por su panti de encaje. Todos disfrutaban eso, y no me molestaba.

Al terminar de bailar la tercera pieza, nos sentamos y notamos que el joven solitario de la barra, seguía mirando a mi esposa. Y también notamos que seguía solo, y que nadie si quiera platicaba con él.

Yo: “Amor, lo has notado”

Ella: “Si, quien viene solo un 14 de febrero a un lugar como este?”

Yo: “No lo sé, lo averiguamos?” Y me paré de la mesa, dirigiéndome hacia él.

No sabía que podría pasar. Solo me acerque a él.

Yo: “Buenas noches, espero no molestarte, pero mi esposa y yo te hemos notado solo, y nos preguntábamos si aceptarías tomar una copa con nosotros”

El: “Molestarme? Para nada”

Nos dirigimos a nuestra mesa, jalé una silla y nos sentamos a platicar. Nuestra platica fue extensa, y si de por sí el propio relato ya es largo, no tiene caso aunar en ello. Así que lo resumiré en nombres, edades (no era mucho más viejo que nosotros, de hecho, de la misma edad de mi esposa, solo dos años menor que yo), aficiones. Mi esposa reía con sus bromas, y yo lo elogiaba un tanto. Él nos confesó que su novia acababa de terminar con el esa misma noche, ahí mismo. En otras palabras, llego acompañado, y lo dejaron. La misma copa con la que comenzó a sufrir su perdida, era la misma con la cual fue a nuestra mesa, no había tomado gran cosa. Nosotros también solo llevábamos una copa.

El: “Discúlpenme un momento, no tardo”

Y se dirigió al baño. Fue cuando mi esposa y yo comenzamos a hablar de algo que era más que una fantasía, era una posibilidad.

Yo: “Se nota triste”

Ella: “Si, un poco”

Yo: “Podríamos hacerle esta noche menos triste, no crees?”

Ella: “Deja de dar tanta vuelta en palabras, y dime que planeas”

Yo: “Quiero que le hagas el amor”

Ella: “Estas loco? Como fantasía está bien, pero tener sexo con otro hombre, no lo creo”

Yo: “Mírame a los ojos y dime que no lo vas a hacer”

Ese reto lo había hecho un millón de veces; cuando la obligue a saltar en bungee, a saltar en paracaídas, a viajar en la banana en el mar. Así que supuse que aquí también funcionaría… y acerté.

Ella: “Tu lo resistirás?”

Yo: “Solo será una vez, cierto?

Ella: “No es competencia para ti” y sonrió maliciosamente.

Juan regresó a nuestra mesa (ahora ya conocíamos su nombre). Mi esposa comenzaría a tener “deslices” con él y yo me haría de la vista gorda. Y para comenzar, me paré al baño. No tenía ganas precisamente, pero quería dejarlos solos. Mi esposa me platicó lo que sucedió en mi ausencia:

Ella: “Oye, lamento tu “truene” con tu novia, ¿Vivian juntos?”

El: “No, aun no, y que fortuna que no fuera así”

Ella: “Ya lo creo”.

Ella levantó su pie y acariciaba su pierna por debajo de la mesa, al tiempo que acariciaba su mano sobre la mesa.

El: “Si tu esposo viene…”

Ella: “Él sabe que estoy haciendo esto, por eso se fue”

El: “Entonces, quiere que coquetees con migo?”

Ella: “Quiere mitigar un poco el dolor que te causa tu ruptura”

El: “Pues, gracias. Pero no es necesario. ¿Acostumbran mucho esto?”

Ella: “Con esto te refieres a…”

El: “A que tu seduzcas hombres para “mitigar su dolor””

Ella: “La verdad no, jamás habíamos hecho algo igual, es solo que…”

El: “Dilo, ya estamos entrados en mucha confianza”…

En eso regresé y me senté como si nada pasara. Una canción suave comenzó a tocar (ustedes saben, de esas que ponen en los bares entre las 10:30 y 11:30 de la noche).

Yo: “Juan, porque no invitas a bailar a Marce (mi esposa)”

Juan: “Me harías el honor Marce?”

Marce: “Claro” y le sonrió dulcemente.

Los vi alejarse a la pista. Él la sostuvo del hombro lejos de ella, pero ella lo jaló. Ella le platicaba muy cerca de su rostro, y él se veía muy a gusto. Tomados de la cintura, el me miraba de reojo y yo disimulaba viendo a otras mujeres. Cuando hubo terminado la canción y regresaron, seguimos platicando. Ya como a media noche, en el bar no nos veían con buenos ojos, puesto que entre los tres solo habíamos tomado tres copas.

Yo: “Juan, si no te quitamos mucho tiempo, te podemos invitar un café en casa?”

Juan: “Solo díganme algo, ¿No me van a robar mis órganos verdad”

Marcela y yo reímos.

Marce: “Por supuesto que no, veras que es una casa muy bonita en un lugar muy decente. Podrás pedir ayuda si te hacen algo” - reímos nuevamente

Nos levantamos y salimos al estacionamiento.

Yo: “Juan, traes auto?”

Juan: “Si, está por acá”

Estaba cuatro lugares más lejos del nuestro. Él se alejó y tuve una idea:

Yo: “amor, vete con él, me siguen ok?”

Marce: “Estas seguro? Y si intenta algo?”

Yo: “No te hará nada malo, y lo que pase en su auto no importa, complácelo, complácete y compláceme”

Ella caminó dando pequeños saltos y gritándole su nombre.

En el camino, yo los veía platicar por el retrovisor. Me fui despacio, para dar tiempo a que sucediera algo más…. Y sucedió. Antes de llegar a casa, hay que pasar por unas avenidas no muy transitadas, y un poco oscuras; cerro de un lado y llano del otro. Por la misma oscuridad, yo no podía ver lo que sucedía en el auto de Juan. Y no hubiera visto nada, si no fuera porque un trailero, que venía más rápido que nosotros, alumbró el auto de Juan por detrás. En ese momento me di cuenta de dos cosas: La primera era que de verdad veníamos muy lento. Y la segunda, ya no logré ver la sombra de la cabeza de mi esposa, lo que solo significaba una cosa… venía practicándole una felación. Cosa que confirmo mi esposa al otro día. Imaginarme los labios rojos de mi esposa chupando un miembro que no fuera el mío, me excitó demasiado. Mi erección era un tanto molesta, ya que llevaba un pantalón vaquero.

Al llegar a casa, estacioné el auto en la entrada y conté 15 segundos en lo que yo apagaba el motor, tomaba mis cosas básicas (celular, llaves, etc) y salí del auto. Ese tiempo fue suficiente para que Juan se acomodara el pantalón y mi esposa, bueno, ella no tenía que hacer nada, solo pasar saliva.

Abrí la puerta y ellos caminaron hacia la entrada, Juan no levantaba la mirada, y mi esposa solo me sonrió muy apenadamente. Yo quería decirle que no tenía que ser así, que yo estaba más que excitado, pero no podía.

Una vez dentro, invite a Juan a sentarse en la sala, mi esposa se quitó sus zapatillas y se dirigió a la cocina, a preparar café.

Yo: “Juan, bienvenido a nuestra casa. Nos gusta hacer amigos, sabes?”

Juan: “Si, tu esposa me hablo de eso en el camino”

Él volteaba fingiendo admirar la casa. Platicamos cosas triviales, nuestros empleos, nuestra música. Mi esposa no tardó en volver con una charola de galletas, la dejó en la mesa de centro, regreso a la cocina, y se trajo tres tazas de café.

Yo estaba sentado en un sofá individual, Juan en el más grande y mi esposa, cuando colocó las tazas en la mesita, se sentó en mis piernas, ofreciéndole a Juan una vista espectacular de sus piernas cruzadas. Entonces tuve una idea muy maliciosa.

Yo: “Amor, no te cohíbas con nuestro amigo, ahora es como de casa”

Le dije esto a mi esposa intentando que ella comprendiera mi mensaje, y así fue (por algo somos esposos, pensamos ya de una manera muy igual).

Marce: “Ok, espero no te moleste Juan, es que normalmente yo ando en Topless en mi casa”

Acto seguido se deshizo de su blusón. Sus hermosos senos colgaban libremente, ya que ella cuando sale con migo no usa sostén (siempre le meto la mano a sus pechos para acariciar sus pezones,… bueno, siempre que nadie ve). Juan estaba con sus ojos fijos en mi esposa. Solo tenía su panti puesta, nada más. Y volvió a sentarse sobre mí, pero ahora, con el pretexto de alcanzar su café y el mío, con las piernas abiertas sobre mí, dándome la espalda. La excitación de Juan era más que notoria, y sobre todo, contagiosa.

La plática se tornó muy difícil a partir de ese momento. Tanto mi esposa como yo queríamos que, nuestra fechoría comenzara lo más pronto posible, pero, por más increíble que parezca, ninguno de los tres sabía cómo comenzar. Fue aquí donde me di cuenta que la mayoría de relatos eróticos y las películas porno son falsas. Cuesta mucho trabajo iniciar con aquello. Así que, tuve otra idea. Juan se disculpó y preguntó la dirección del baño. Aproveché para ponerme de acuerdo con mi esposa. ¿Qué haríamos? Bueno, fue sencillo. Le diríamos tal cual son las cosas. Las mentiras nunca dejan nada bueno, así que en cuanto regreso Juan, decidimos hablarle con la verdad. Le contamos todo lo que nos había ocurrido, con dos intensiones: que supiera de donde salió la idea y excitarlo.

Juan: “Así que ustedes fueron al bar, sin la intención de buscar un “cómplice” para su fantasía?”

Yo: “Por más increíble que parezca, así fue”

Marce: “No te ofendas Juan, si decides negarte, lo entenderemos, y no habrá ningún problema”

Juan: “Seamos honestos, quien se negaría a poseer a tan hermosa mujer”

Ahora Juan era un tanto más descarado, miraba lascivamente a mi esposa y se notaba una erección grande en su pantalón.

Yo: “Entonces, lo harás?”

Juan solo asintió con la cabeza. Mi esposa me dijo “Entonces mi amor, con tu permiso” y se sentó sobre él, poniendo sus hermosos senos frente a su cara. El no titubeó en comenzar a lamerlos, sobarlos y llenarlos de besos. Yo me sentí muy extraño. Jamás imaginé a mi esposa en esa situación, yo imaginaba que solo se desnudarían, la penetraría y ya, pero no. Jamás pensé en un “preámbulo sexual”. No tuve intención de detenerles, ya que yo lo quise, y mejor me dispuse a disfrutar el espectáculo.
Ella comenzó a bajar por su pecho, arrodillándose en el piso frente a él, desabotonando una camisa lila muy elegante que traía puesta. Por fin podría admirar la felación que imagine de camino a casa. Cuando por fin desabotonó su camisa…

Marce: “Párate por favor”

Se puso de pié y yo me cambie a un lado del sillón. Mi morbo y excitación terminaron de aniquilar mi pudor y orgullo. Juan estaba extasiado mientras Marcela quitaba toda su ropa. Al bajar su ropa interior (un bóxer pegado), su miembro saltó alegre, apuntando a los senos de mi esposa. Ella lo aprisionó con sus hermosos senos y le practico lo que se conoce como una “rusa” (aun no entiendo por qué se llama así). Su pene no era muy diferente al promedio, la verdad no supe si era más grande que el mío o no, pero era suficiente para Marcela. Comenzó a meterlo en su boca y a chuparlo como si quisiera sacar agua de una manguera. Cuando me di cuenta yo tenía mi mano sobando mi miembro encima de mi pantalón.

Juan: “Aaahh, Marcela, que rico! Sam (mi nombre) tienes una gran mujer, si me permites decírtelo”.

Yo: “No te preocupes, disfrútalo mucho, porque jamás lo volverás a tener”

Esa frase fue para defender mi territorio, ya que cierto sentimiento de celos estaba castigando mi corazón. Cuando terminé esa frase, Marcela dio una felación por demás frenética, tan deliciosa que pensé que Juan se vendría en ese momento. Marcela lo pensó también, ya que Juan profería gemidos por demás fuertes.

Marcela se paró y se besó con él, mientras comenzaba a bajar su panti.

Yo: “Alto, un segundo porfis”

Juan: “Hice algo mal?”

Yo: “No, pero Marcela está jugando sucio, se está desnudando sola, ella te desnudo a ti. Y te toca”

Marce: “Me parece justo”

Marcela se puso de pie e hiso algo que ya teníamos tiempo que no hacíamos ella y yo, y que trataré de describir a la perfección. Se subió en el sillón individual, colocando un pie en un descansa brazos, y el otro en el otro descansa brazos. Se inclinó recargándose en el respaldo del sillón y dejando expuesto su gran trasero.

Marce: “Amor necesitará las tijeras”

Juan: “Las tijeras para qué?”

Yo: “Baja su panti por favor”

Juan: “Pero tiene las piernas abiertas, no bajará hasta abajo”

Yo (con las tijeras en mano): “Para eso son las tijeras”

Comenzó a bajarle su panti, obviamente no llegó muy abajo y corté sus pantis. Juan entendió inmediatamente lo que mi esposa quería: El legendario cunnilingus. Mi esposa bajo un poco sus hermosas caderas, para que Juan pudiera saborear ese manjar, yo no dejaba de acariciar mi pene sobre mi pantalón mientras veía la vagina de mi esposa invadida por la lengua de Juan.

Marce: “Aaahh, Juan, lámeme, no… ah! Si lámeme porfa”

Juan no paraba de hacer lo suyo. Sus manos se volvían locas en las piernas de mi esposa, acariciaba sus pantorrillas y sus piernas frenéticamente. De pronto despegó su boca y le pidió que se bajara. Marcela, se bajó y se pasaron al sofá más grande. Ella se recostó abriendo las piernas, él se posó sobre ella, subiendo sus deliciosas piernas a sus hombros. La penetró suavemente, pero lo que vino después no fue nada suave. No la lastimaba, porque sus gemidos de mi esposa no eran de dolor, definitivamente no lo eran.

Marce: “Ah! Ah! Juan, ah!!... dame, dame duro… hay papy, agarra mi mano!” – Me pidió, entre gemidos.

Me puse del otro lado de ella, sentándome en la mesita de centro. Ella me tomo de mi rodilla y me apretaba. De pronto Juan sintió algo de pena y se detuvo.

Juan: “Estas bien” – me preguntó

Yo: “No hay problema, yo sabía que todo esto pasaría”

Marcela: “No pares de nuevo por favor, sigue dándome”

Juan se puso de pie.

Juan: “Dame tus nalguitas paradas por favor”

Marcela: “Espera, antes… mi amor, desnúdate por favor”

Me desnude y me recosté en el sofá grande. Ella abrió mis piernas y se hinco frente a mi verga, recargándose con sus ante brazos en mi pecho y pellizcando mis pezones.

Marcela: “Ahora si Juan, penétrame hasta que eyacules”

Juan: “Donde quieres que te eche mi semen?”

Yo: “Tu despreocúpate, llénala por dentro de semen, ya tenemos listo todo” (habíamos comprado una pastilla para el día después)

Marcela: “Ya, quiero verga ya!”

Juan comenzó a arremeter contra ella, suave, pero firmemente.

Marcela: “Ay! Ay! Juan, no pares, no pares papi!”

Le era difícil a mi esposa pegarse mamando a mi miembro, y eso era porque estaba a punto de llegar al orgasmo. Me miró a los ojos, me mando un beso y con todas sus fuerzas (creo yo) se pegó a lamer y chupar mi pene, mientras parecía que quería arrancar mis pezones, cosa que me encanta. Sus gemidos ahogados me tenían extasiado. Los gemidos de mi esposa eran ahogados por mi miembro en su boca, sin embargo eran bastante sonoros, como suplicas por más. Eso me tenía en una excitación orgásmica… y eso fue lo que pasó… Mi esposa gemía fuertemente cuando yo estaba a punto de eyacular.

Yo: “hay… puta, me voy a venir, me voy a venir!”

Cuando mi esposa escucho eso, gemía más y arremetía más contra mi miembro. Mi eyaculación se hiso inminente, llenando la boca de mi esposa. Ella me succionaba y lamia mi miembro, no dejaba escapar mi semen, pero tampoco lo tragaba por completo. Se despegó de mi miembro para poder gemir a gusto.

Marce: “Ay! Ay! Ahí está… papi ahí está!... ahí! Ahí… aaaaay!”

Fue increíble ver su rostro de satisfacción gritar un orgasmo tan delicioso. De sus labios escurría aun algo de mi semen. Sus ojos se fijaron en los míos, podía ver un placer explosivo dentro de ella. Juan, al sentir su pene empapado por los fluidos de mi esposa, y al sentir ese inminente temblor de piernas de ella, grito – “Me vengo… toma mi lechita, mamasita” – e inundo el interior de mi esposa con su semen.

En lo personal, odio cuando alguien le dice “lechita” al semen. Es semen y punto. Pero obviamente no me iba a poner delicado en esa situación. Cuando Juan se despegó de mi esposa, le pedí a mi esposa que siguiera de rodillas sobre el sillón, pero que se enderezara. Ella no entendió al principio porque, pero era evidente. El espectáculo de ver escurrir su vagina de semen, directamente al sillón y también por sus piernas, era deliciosamente perverso.

Invitamos a Juan a darse un baño, mientras mi esposa y yo nos bañábamos en el otro baño. Nos bañamos torpemente, jugueteando como siempre, pero sin tardar demasiado tiempo. Salimos antes que Juan, quien no tardó más de 5 minutos en salir también.

Yo: “Juan, es muy noche y estas muy cansado para irte a casa, tenemos tres habitaciones sin usar, porque no te quedas en alguna”

Juan: “Se los agradezco, pero vivo muy lejos de aquí, de echo, en otro estado”

Marce: “No eres de aquí”

Juan: “Nou, soy del estado de Hidalgo, vengo de Pachuca”

Yo: “Y porque venias con tu novia hasta aquí”

Juan: “Ella es de aquí, y yo vine con el propósito de pedirle matrimonio a mi novia” – Y sacó un anillo de compromiso bastante elegante – “Toma Sam, consérvenlo por favor, ya que no puedo usarlo para otra persona y quiero que me recuerden bien”

Marce: “No nos volveremos a ver?”

Juan: “No lo creo, porque no quiero”

Yo: “Tan mal te tratamos”

Juan: “Quieres que te sea honesto?. No quiero volver a verlos porque podría enamorarme de tu esposa y no quiero eso”

Yo: “Enamorarte?”

Juan: “Coge demasiado bien, jamás había sentido físicamente lo que ella me hiso sentir. Entonces, no te sorprenda que pueda enamorarme de ella, yo, o cualquiera que la disfrute”

Marce: “Gracias por ser tan sincero. Yo amo a Sam, y creo que esto no se volverá a repetir con nadie. Fuiste tú el más indicado para callar esa perversa idea, y serás el único”

Yo: “Gracias Juan. Estas bien para conducir? No quieres un RedBull, tengo en la nevera”

Juan: “Si, eso me ayudará, mil gracias”

Guardé el anillo en mi buró, nos vestimos (ya que seguíamos enredados en toallas) y nos dirigimos a la puerta. Cuando abrí la puerta, Juan salió y se dirigía a su auto, cuando se dio la media vuelta y me dijo

Juan: “Sam, quiero pedirte un último favor”

Yo: “Si Juan, dime”

Juan: “Déjame darle un último beso a tu hermosa esposa, por favor”

Yo: “Claro, sin problema”

Me hice a un lado, ya que mi esposa estaba detrás de mí. Él se paró frente a ella, la tomó de la cintura, le agarro uno de sus pechos y la beso apasionadamente. Creo que para mí ya era demasiado, me sentí celoso, pero no lo demostré. Ella solo le acarició el cabello. El beso terminó y Juan salió sin decir otra palabra.

Han pasado ya tres meses. Mi esposa me ha dejado impactado con cada sesión de sexo. Es mucho más intensa, más complaciente, más salvaje y al mismo tiempo más tierna. Hace dos noches me hiso un comentario que me mantiene a la expectativa:

“Mi amor, creo que ahora me toca sentir celos a mí, quiero verte cogiéndote a otra mujer”

Y eso me lo dijo hace dos noches, mientras nos masturbábamos mutuamente; yo a ella, y ella a mí. Lo hacemos seguido, es una forma diferente de hacer el amor. No me ha mencionado nada estos días, tal vez solo lo dijo por la excitación del momento. Pero tengan por seguro, que si me cumple eso… se los contaré…

Espero no haberles aburrido. Un saludo.
 

Maximus_Skywalker

Bovino Milenario
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buen relato es un buen copy - paste el que traes aqui.. ya que aqui justamente hace un par de años lo lei.

pero recordar es vivir.. saludos
 

Marco Marto

Becerro
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Me gustaría que me mostraras donde esta ese relato, ya que yo me tardé dos días en escribirlo y es mío. Es más, esto lo hice en Word por que no quería tener el internet abierto.

Así que, te agradecería mucho me mostraras ese lugar de donde yo lo copie según tu.
 

MR AGUILA

Bovino maduro
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Lei tu relato y te puedo decir que entiendo al compañero que menciona que hiciste un copy paste, no dudo que este relato sea tuyo, lo que pasa es que en un 95% es completamente parecido al que en una ocacion postearon en este foro, es complicado tal vez decirte quien lo posteo y en que fecha, pero si te puedo asegurar que el parecido es enorme, de cualquier forma si tu escribiste el relato, pues muy bien, es muy bueno.
 

Marco Marto

Becerro
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Lei tu relato y te puedo decir que entiendo al compañero que menciona que hiciste un copy paste, no dudo que este relato sea tuyo, lo que pasa es que en un 95% es completamente parecido al que en una ocacion postearon en este foro, es complicado tal vez decirte quien lo posteo y en que fecha, pero si te puedo asegurar que el parecido es enorme, de cualquier forma si tu escribiste el relato, pues muy bien, es muy bueno.
Valla, eso es muuuuy diferente. Y si, no creo ser el primer hombre en compartir a su esposa con alguien ji ji. Pero sip, esto me paso a mi. Lo importante es que les gustó el relato. Un día de estos, nos animamos y subimos unas fotitos ji ji
 

jona90

Becerro
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aburrido? para nada, muy bueno tu relato, felicidades y si te cumple, espero poder saber que te fue bien, saludos
 

chepe0707

Baneado :(
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GUAU BRODER QUE BUENA HISTORIA, ESPERO Y PRONTO NOS PUDIERAS DELEITAR CON UNA PEQUEÑA FOTOGRAFIA DE TU ESPOSA, LA VERDAD ME QUEDE CON LA IDEA DEL RELATO, ESPERO Y NOS PUEDAS COMPLACER A LOS DE ESTE POST, DE ANTE MANO MIL GRACIAS AMIGO SE TE AGRADECE EL APORTE
 

ninja

Bovino maduro
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orale., que bien le fue al pinche Juan después de que lo mandaron a la Gaver!
 

drcat

Bovino maduro
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perenmen, voy al baño y luego termino de leer, voy a la mitad!!
 

drcat

Bovino maduro
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finalmente terminé...de leer este relato, estuvo bastante bueno.

Calificacion....: 8
 

nazgul

Bovino Milenario
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Me gustó mucho tu relato, y sí si me gustaría que te animaras a compartirnos unas fotos de tu esposa que por la descripción que pones debe ser hermosa.

Saludos hermano.
 

2xenea

Becerro
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worale buen relato, sta entretenidon jeje y con la malicia necesaria jiji..
saludoss xoxo
 

Teseo2099

Bovino de alcurnia
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Si tu historia es real, vaya valor para contarlo. Se agradece. y como dije antes si los 2(tu y tu esposa) estan deacuerdo en compartir pues adelante. Por cierto cuantos años tiene tu mujer? si se puede saber claro. Solo x curiosidad.
 

Maximus_Skywalker

Bovino Milenario
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1.994
Valla, eso es muuuuy diferente. Y si, no creo ser el primer hombre en compartir a su esposa con alguien ji ji. Pero sip, esto me paso a mi. Lo importante es que les gustó el relato. Un día de estos, nos animamos y subimos unas fotitos ji ji
Me gustaría que me mostraras donde esta ese relato, ya que yo me tardé dos días en escribirlo y es mío. Es más, esto lo hice en Word por que no quería tener el internet abierto.

Así que, te agradecería mucho me mostraras ese lugar de donde yo lo copie según tu.
Lei tu relato y te puedo decir que entiendo al compañero que menciona que hiciste un copy paste, no dudo que este relato sea tuyo, lo que pasa es que en un 95% es completamente parecido al que en una ocacion postearon en este foro, es complicado tal vez decirte quien lo posteo y en que fecha, pero si te puedo asegurar que el parecido es enorme, de cualquier forma si tu escribiste el relato, pues muy bien, es muy bueno.
perdón, no lei sino hasta ahora estos coments .. en efecto Mr Aguila no me dejara mentir ya que somos asiduos de esta sección y hace un tiempo un relato demasiado parecido a este se publico, no era mi intención ofenderte diciendo que no era veridico, pido una disculpa. y ya me pusiste a mi en la encrucijada de encontrar ese viejo relato .. saludos.
 
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