puga puga
Bovino adicto
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Este relato lo encontré por ahí, se los comparto haber que les parece. Saludos. Todos los créditos a su autor: feros 1
La Esposa De Mi Amigo: I
Cuando tenía 24 años y trabajaba en una oficina de gobierno nos hicimos mas que compañeros, nos hicimos grandes amigos aunque el me llevaba 10 años de edad, a el lo llamaré Salomón y a su esposa Esther para identificarlos en mi relato aunque no sean sus nombres verdaderos.
Salomón me festejaba mis conquistas y siempre andaba preguntando detalles, que aunque yo le contaba algunas cosas nunca le daba la información que quería, se lo dejaba a su imaginación. El me hablaba mucho de su esposa y me decía que tanto le hablaba de mí que quería conocerme y fue hasta una reunión en su casa por motivo de su cumpleaños que nos conocimos. Cuando llegué a su casa, no había llegado todavía nadie de los invitados y Salomón llamó a su esposa (para presentarnos) que se encontraba en la cocina haciendo los últimos preparativos.
Cuando apareció era una mujer chaparrita blanca de buena figura, lo que no pude sustraerme fue de admirar sus grades tetas y unas piernas muy bonitas.
En cuanto se realizó la presentación Esther de inmediato me abordo con un, “ conque usted es el famoso pirufo.”
Comentario que por la espontaneidad me saco completamente de onda y vacilé en contestar diciéndole mi nombre, continuó con mucha familiaridad como si me conociera de mucho tiempo preguntándome por algunas mujeres y por sus nombres, situación que me mantuvo muy incómodo, pero ya estaba ahí y ni hablar había que aguantar. Dentro de mi me hacía preguntas como ¿que le ha contado Salomón a su esposa?, ¿hasta donde le ha contado? etc.
Afortunadamente en ese momento empezaron a llegar mas visitas y me salvaron del interrogatorio, durante la reunión Esther cada que había chance me echaba miraditas y sonrisas muy picaras diciéndome, “ tenemos mucho que platicar pero ya habrá tiempo .” Esa noche no paso absolutamente nada.
Su marido y yo teníamos un despacho en sociedad y por azares del destino ya no pudimos pagar la renta de la oficina y como alternativa el ofreció su casa y nos mudamos a ella en un local separado de su casa, que aunque se intercomunicaban tenía su acceso aparte, para esto ya habían pasado varios meses de nuestro primer encuentro y verdaderamente ya me había integrado a la relación de su familia. Para esto Salomón se había cambiado de trabajo y salía de noche, por lo que la mayor parte de la tarde me la pasaba solo trabajando en su casa y hasta Esther me esperaba para comer.
Durante la comida ella no desaprovechaba la oportunidad para empezar los cuestionamientos acerca de mis amoríos, con el tiempo le fui ganando confianza y me atrevía a contarle algunas intimidades para ver su reacción. Definitivamente había empezado a tender la red para atraparla, anhelaba el momento de acariciar sus hermosos melones y sus voluptuosas caderas, Esther normalmente usaba vestidos entallados que no dejaban nada a la imaginación, con sus pláticas un tanto picantes me mantenía con la pija en todo lo alto, hasta que una ocasión cuando llegué la encontré en la cocina muy sonrojada, traía un vestido con un excelente escote que dejaba ver el nacimiento de esos volcanes. Sus pezones se le marcaban enormes señal de excitación, ella argumento que se le había hecho tarde pero que la comida ya iba a estar para que comiéramos, sin decir nada me fui a trabajar y a los quince minutos me llamo para sentarnos a la mesa.
Su rubor no había desaparecido y sus pezones seguían erectos, en el transcurso de la comida ella me preguntó, “¿como es que usted anda con mujeres casadas, como le hace para conquistarlas?”
Aunque le contesté le di vuelta al asunto y le pregunte porque andaba tan acalorada, después de varios segundo me confeso que una amiga había estado en su casa y le había llevado una revista de sexología y después que se fue su amiga la comenzó a leer y por eso se le había hecho tarde.
Al mismo tiempo cambió su tono de voz que casi no la oí cuando me preguntó, “ ¿usted sabe exactamente donde se encuentra el punto G? Casi me atraganto con el bocado pero le di mi respuesta a lo que ella con su voz adormilada dijo, “ yo traté de investigar explorándome como dice la revista pero lo único que conseguí fue arañarme y unas ganas incontenibles de orinar.”
Al escucharla noté como los lóbulos de sus oídos se pusieron tan rojos que parecían cerezas, sus pezones se le habían levantado mas de lo que los traía, en cuanto a mi sentía que la pija me iba a reventar estaba bien caliente, traté de guardar la ecuanimidad y aunque quise cambiar de tema Esther volvió a la carga ahora preguntando si me gustaba que las mujeres usaran liguero y medias.
Le conteste rápido, "y a quien no."
“¿Y como se los ponen debajo del calzón ó arriba?”
Ya en mi mente tenia otras intenciones, así que le dije, “¿como es posible que me pregunte eso? Sí usted las ha de usar y se le han de ver muy hermosas sus piernas.”
Por lo que ella contestó, “ aunque usted no lo crea no sé, porque Salomón piensa que quienes usan esos atuendos son unas putas, y así me ha dicho que ni se me ocurriera comprar algo así.”
Tratando de no cuestionar el comportamiento de mi amigo me quede callado, para ese momento ya habíamos terminado la comida y como de costumbre di las gracias y me dispuse a ayudar a recoger la mesa. Con los comentarios vertidos los dos andábamos como braza y al estar retirando los platos rocé con mi pija su cuerpo por la espalda porque ella permanecía sentada, y no pudo ocultar un estremecimiento que la cimbró y se paró súbitamente queriendo quitarme los platos que yo traía en la manos y quedó exactamente entre mis brazos.
Así comenzó nuestro juego erótico disimuladamente se me repegó para sentir mi virilidad entre el valle que formaban sus lindas nalgas, ninguno de los dos nos decidíamos a dar el siguiente paso, solo con el pretexto del juego de querer quitarme los platos y yo a no dejarme, nos estuvimos restregando algunos minutos hasta que por fin ella giró su rostro hacía mi y de inmediato busqué sus labios que respondieron en un apasionado y candente beso.
Nos olvidamos de los platos y así de espaldas a mi por fin vi realizado mi sueño de acariciar sus turgentes senos y aunque ella se dejaba hacer plenamente lo que yo en ese momento quisiera, de pronto se separó diciendo, “ ¡NO! Esto no está bien .” Quise volver a prenderme de su linda boca pero me rechazó por lo que le dije que si se había arrepentido, por lo que Esther comentó, “no, no me arrepiento pero lo que estamos haciendo no está bien .” En tales circunstancias no insistí y al tratar de irme a trabajar me contuvo con un brazo y me dijo, “ no se enoje pero no se nada de esto y no sabría como sobrellevarlo .” En su voz suplicante había una clara invitación a que yo la guiara y me volví a prender de su boca.
Ella respondió de maravilla dejando que le metiera la lengua y jugara con la suya en su interior, mientras mis manos levantaban su vestido para acariciar sus hermosas piernas de diosa, por cierto no traía pantymedias mata pasiones ya que ella las acostumbraba.
Cuando besaba sus ricos melones por encima de su escote, ella con voz lastimera me dijo, “ya vamos a pararle alguien puede venir y se va a dar cuenta.” Yo no estaba dispuesto a dejar la presa y le dije al oído, que si nos echábamos un rápidin y ella pregunto, “¿ como es eso ?”
La tomé del brazo y la llevé por dentro de su casa hasta donde yo trabajaba, ahí había un banco alto (de dibujante,) la empine, levante su vestido hasta arriba de su cintura y baje sus calzones hasta el piso para quitárselos, le pedí que abriera sus piernas y rápidamente me saque el nabo se lo acomodé en su entrada de la vagina para ir dejando que se resbalara entre sus paredes interiores, ella estaba mas que lubricada por lo que ni trabajo me costó llegar hasta el mismo fondo. Esther al sentirse llena comezón a mover sus caderas en un delicioso vaivén, estábamos tan calientes que ella comenzó a gemir placenteramente al tiempo que aceleraba sus movimientos y en breve los dos nos venimos en un fulgurante orgasmo.
Me vacíe completamente en su interior, podía sentir sus contracciones tratando de exprimir hasta la ultima gota de mi néctar, encimado sobre de su espalda me quedé hasta que pasaron los estertores del clímax, nos repusimos, nos dimos un suculento beso en señal de agradecimiento mutuo y ella se fue para su habitación, no antes de levantar su calzón y dármelo para que lo conservara como trofeo...
las otras partes ya están subidas...2, 3 y 4
La Esposa De Mi Amigo: I
Cuando tenía 24 años y trabajaba en una oficina de gobierno nos hicimos mas que compañeros, nos hicimos grandes amigos aunque el me llevaba 10 años de edad, a el lo llamaré Salomón y a su esposa Esther para identificarlos en mi relato aunque no sean sus nombres verdaderos.
Salomón me festejaba mis conquistas y siempre andaba preguntando detalles, que aunque yo le contaba algunas cosas nunca le daba la información que quería, se lo dejaba a su imaginación. El me hablaba mucho de su esposa y me decía que tanto le hablaba de mí que quería conocerme y fue hasta una reunión en su casa por motivo de su cumpleaños que nos conocimos. Cuando llegué a su casa, no había llegado todavía nadie de los invitados y Salomón llamó a su esposa (para presentarnos) que se encontraba en la cocina haciendo los últimos preparativos.
Cuando apareció era una mujer chaparrita blanca de buena figura, lo que no pude sustraerme fue de admirar sus grades tetas y unas piernas muy bonitas.
En cuanto se realizó la presentación Esther de inmediato me abordo con un, “ conque usted es el famoso pirufo.”
Comentario que por la espontaneidad me saco completamente de onda y vacilé en contestar diciéndole mi nombre, continuó con mucha familiaridad como si me conociera de mucho tiempo preguntándome por algunas mujeres y por sus nombres, situación que me mantuvo muy incómodo, pero ya estaba ahí y ni hablar había que aguantar. Dentro de mi me hacía preguntas como ¿que le ha contado Salomón a su esposa?, ¿hasta donde le ha contado? etc.
Afortunadamente en ese momento empezaron a llegar mas visitas y me salvaron del interrogatorio, durante la reunión Esther cada que había chance me echaba miraditas y sonrisas muy picaras diciéndome, “ tenemos mucho que platicar pero ya habrá tiempo .” Esa noche no paso absolutamente nada.
Su marido y yo teníamos un despacho en sociedad y por azares del destino ya no pudimos pagar la renta de la oficina y como alternativa el ofreció su casa y nos mudamos a ella en un local separado de su casa, que aunque se intercomunicaban tenía su acceso aparte, para esto ya habían pasado varios meses de nuestro primer encuentro y verdaderamente ya me había integrado a la relación de su familia. Para esto Salomón se había cambiado de trabajo y salía de noche, por lo que la mayor parte de la tarde me la pasaba solo trabajando en su casa y hasta Esther me esperaba para comer.
Durante la comida ella no desaprovechaba la oportunidad para empezar los cuestionamientos acerca de mis amoríos, con el tiempo le fui ganando confianza y me atrevía a contarle algunas intimidades para ver su reacción. Definitivamente había empezado a tender la red para atraparla, anhelaba el momento de acariciar sus hermosos melones y sus voluptuosas caderas, Esther normalmente usaba vestidos entallados que no dejaban nada a la imaginación, con sus pláticas un tanto picantes me mantenía con la pija en todo lo alto, hasta que una ocasión cuando llegué la encontré en la cocina muy sonrojada, traía un vestido con un excelente escote que dejaba ver el nacimiento de esos volcanes. Sus pezones se le marcaban enormes señal de excitación, ella argumento que se le había hecho tarde pero que la comida ya iba a estar para que comiéramos, sin decir nada me fui a trabajar y a los quince minutos me llamo para sentarnos a la mesa.
Su rubor no había desaparecido y sus pezones seguían erectos, en el transcurso de la comida ella me preguntó, “¿como es que usted anda con mujeres casadas, como le hace para conquistarlas?”
Aunque le contesté le di vuelta al asunto y le pregunte porque andaba tan acalorada, después de varios segundo me confeso que una amiga había estado en su casa y le había llevado una revista de sexología y después que se fue su amiga la comenzó a leer y por eso se le había hecho tarde.
Al mismo tiempo cambió su tono de voz que casi no la oí cuando me preguntó, “ ¿usted sabe exactamente donde se encuentra el punto G? Casi me atraganto con el bocado pero le di mi respuesta a lo que ella con su voz adormilada dijo, “ yo traté de investigar explorándome como dice la revista pero lo único que conseguí fue arañarme y unas ganas incontenibles de orinar.”
Al escucharla noté como los lóbulos de sus oídos se pusieron tan rojos que parecían cerezas, sus pezones se le habían levantado mas de lo que los traía, en cuanto a mi sentía que la pija me iba a reventar estaba bien caliente, traté de guardar la ecuanimidad y aunque quise cambiar de tema Esther volvió a la carga ahora preguntando si me gustaba que las mujeres usaran liguero y medias.
Le conteste rápido, "y a quien no."
“¿Y como se los ponen debajo del calzón ó arriba?”
Ya en mi mente tenia otras intenciones, así que le dije, “¿como es posible que me pregunte eso? Sí usted las ha de usar y se le han de ver muy hermosas sus piernas.”
Por lo que ella contestó, “ aunque usted no lo crea no sé, porque Salomón piensa que quienes usan esos atuendos son unas putas, y así me ha dicho que ni se me ocurriera comprar algo así.”
Tratando de no cuestionar el comportamiento de mi amigo me quede callado, para ese momento ya habíamos terminado la comida y como de costumbre di las gracias y me dispuse a ayudar a recoger la mesa. Con los comentarios vertidos los dos andábamos como braza y al estar retirando los platos rocé con mi pija su cuerpo por la espalda porque ella permanecía sentada, y no pudo ocultar un estremecimiento que la cimbró y se paró súbitamente queriendo quitarme los platos que yo traía en la manos y quedó exactamente entre mis brazos.
Así comenzó nuestro juego erótico disimuladamente se me repegó para sentir mi virilidad entre el valle que formaban sus lindas nalgas, ninguno de los dos nos decidíamos a dar el siguiente paso, solo con el pretexto del juego de querer quitarme los platos y yo a no dejarme, nos estuvimos restregando algunos minutos hasta que por fin ella giró su rostro hacía mi y de inmediato busqué sus labios que respondieron en un apasionado y candente beso.
Nos olvidamos de los platos y así de espaldas a mi por fin vi realizado mi sueño de acariciar sus turgentes senos y aunque ella se dejaba hacer plenamente lo que yo en ese momento quisiera, de pronto se separó diciendo, “ ¡NO! Esto no está bien .” Quise volver a prenderme de su linda boca pero me rechazó por lo que le dije que si se había arrepentido, por lo que Esther comentó, “no, no me arrepiento pero lo que estamos haciendo no está bien .” En tales circunstancias no insistí y al tratar de irme a trabajar me contuvo con un brazo y me dijo, “ no se enoje pero no se nada de esto y no sabría como sobrellevarlo .” En su voz suplicante había una clara invitación a que yo la guiara y me volví a prender de su boca.
Ella respondió de maravilla dejando que le metiera la lengua y jugara con la suya en su interior, mientras mis manos levantaban su vestido para acariciar sus hermosas piernas de diosa, por cierto no traía pantymedias mata pasiones ya que ella las acostumbraba.
Cuando besaba sus ricos melones por encima de su escote, ella con voz lastimera me dijo, “ya vamos a pararle alguien puede venir y se va a dar cuenta.” Yo no estaba dispuesto a dejar la presa y le dije al oído, que si nos echábamos un rápidin y ella pregunto, “¿ como es eso ?”
La tomé del brazo y la llevé por dentro de su casa hasta donde yo trabajaba, ahí había un banco alto (de dibujante,) la empine, levante su vestido hasta arriba de su cintura y baje sus calzones hasta el piso para quitárselos, le pedí que abriera sus piernas y rápidamente me saque el nabo se lo acomodé en su entrada de la vagina para ir dejando que se resbalara entre sus paredes interiores, ella estaba mas que lubricada por lo que ni trabajo me costó llegar hasta el mismo fondo. Esther al sentirse llena comezón a mover sus caderas en un delicioso vaivén, estábamos tan calientes que ella comenzó a gemir placenteramente al tiempo que aceleraba sus movimientos y en breve los dos nos venimos en un fulgurante orgasmo.
Me vacíe completamente en su interior, podía sentir sus contracciones tratando de exprimir hasta la ultima gota de mi néctar, encimado sobre de su espalda me quedé hasta que pasaron los estertores del clímax, nos repusimos, nos dimos un suculento beso en señal de agradecimiento mutuo y ella se fue para su habitación, no antes de levantar su calzón y dármelo para que lo conservara como trofeo...
las otras partes ya están subidas...2, 3 y 4
