Después de sufrir por cuatro días, el martes como a las 2 de la tarde me llegó un mensaje y mi corazón casi se me sale por los ojos cuando vi que era de Kenia, me decía "todo el fin de semana pensé en ti, ya me quería regresar para continuar donde nos quedamos. Te invito a comer a las 3:00 en mi depa. Se puntual porque tengo que ir a recoger a mi niña a las 4 " con esto mi cabecita (la de abajo y la de arriba también) se puso a mil por hora, supuse de inmediato que habría algo bueno (de comer y de coger) pues la situación se había quedado muy intensa el viernes pasado, por lo que me salí un poquito antes de la oficina, pasé a la farmacia por condones, y a las 2:59 estaba ya tocando su puerta.
Kenia me recibió con la sonrisa que me había enamorado, así como con el minishortcito con el que la conocí el día que se instaló en el departamento. En cuanto entré al depa y cerró la puerta, corrió a mis brazos (o yo corrí a los suyos) y nos besamos. Tiré al suelo la bolsa que traía y ni nos acordamos de la comida. Del abrazo inicial, la tomé en mis brazos y la levanté, tomándola de sus nalguitas: la acariciaba y besaba, la llevé al sofá (no me animé a dirigirme a su cama - todavía) y ella me empezó a desabotonar la camisa: "como me estorba esto - y esto también " me decía al quitarme el cinto. Le ayudé quitándome los zapatos y calcetines, para quedar en bóxers, y le dije "esto es injusto, yo aquí en bóxers y tú no te has quitado nada!! " y al decir esto, la tomé otra vez en mis brazos y la llevé a su cama. Una vez ahí, Kenia solita se quitó la camisa y shorts, para quedar en un juego de brassiere- tanguita color crema. La había imaginado mil veces pero ver su cuerpo casi desnudo no se asemejaba ni a mi más remota fantasía: era algo hermoso . Así se lo dije y comencé a besar su pecho y su cuello mientras le acariciaba sus piernas y nalgas. La acomodé de espaldas para desabrochar su brasierre y tímidamente lo sostuvo frente a sus chichitas para evitar que se cayera, pero yo con mis labios lo moví mientras besaba sus pechos de abajo hacia arriba, hasta que toqué con mi lengüita su tímido pezón que firmemente ya asomaba. Le dí un pequeño lengüetazo a cada uno, para después irlos envolviendo con mis labios húmedos, midiendo su respuesta, asomándome a ver su sonrisa que me encantaba e invitaba a continuar con ese ritual de amor. Cambié mi atención a la parte de abajo de su cuerpo, besando su vientre plano y llegando al límite de su tanguita, y al sentir que levantaba una pierna, entendí la invitación a bajar esa pequeña prenda que escondía el tesoro del cual ya escurría un líquido producto de su (nuestra) excitación. (Entenderán ustedes que la batalla se siente ganada cuando la mujer levanta la cadera para que uno quite la tanga) Al quitarlo, no me dejó apreciar la belleza de su panochita, pues ella se levantó, me empujó y en el mismo movimiento me quitó mi boxer, el cual no escondía para nada mi tremenda excitación pues mi verga ya asomaba en todo su esplendor. Ya de espaldas en la cama, continuamos besándonos y con mis dedos encontré ese punto que le arrancó un suspiro, su pequeño clítoris que hizo que se estremeciera y que hizo también que ahora ella se pusiera de espaldas y me jaló acomodándome encima de ella. Me detuve un poco para ponerme el condón (lo había dejado tirado en la entrada) pero rápido me lo puse y empecé a rozar su panochita con mi pene, dejando que su lubricación hiciera efecto y nos facilitara la entrada. No ocupé mucho tiempo, pues ya estaba muy mojadita, y poco a poco fui empujando y ella lentamente jalándome, mordiéndome la oreja, susurrándome "así, así, me encantas" gimiendo y mostrándome sus pechos como invitándome a comérmelos. En cuanto mi verga estuvo toda dentro de ella, me acomodé para poder besar sus pezones lo que sentí que le encantaba, y sus movimientos de cadera me demostraban que sabía y disfrutaba lo que estábamos haciendo. La excitación, atracción que sentía, y el tiempo que había estado pensando en este momento hacia más intensas las emociones, sin dejar de lado que la hermosa mujer se movía de una manera única. Ella se volteó para ponerme sus nalguitas frente a mí, y yo sin dejar pasar la oportunidad, la tomé de perrito y empecé a darle y darle. Pensé por un momento que me vendría, por lo que le puse pausa al asunto y le pregunté si quería acomodarse de otro modo, Ella riendo me dijo "SI! quiero ponerme arriba aunque muy probablemente me venga muy rápido ! " Complaciéndola la acomodé arriba de mí, y una vez mas, lentamente la penetré mientras ella subía sus rodillas, y puso sus pechos a la altura de mi boca para que los besara. Empezó así a moverse y yo a besar sus pezones, brincando de uno a otro, noté que aumentaba el ritmo y se separó de mi; sus manos se detenían en mi pecho y sus uñas se clavaron casi hasta hacerme sangrar, sus ojos se cerraban como en una agonía y sus gemidos se convirtieron casi en gritos para estallar en un orgasmo intensísimo, mi pene estaba casi también a reventar y alcanzamos el clímax al mismo tiempo, Inundándola de mi semen y ella a mí de los jugos que escurrían por su panochita. Tardamos unos minutos en recuperar el aliento y que nuestro corazón regresara a su ritmo habitual, para quedar fundidos en un abrazo, pegajoso por nuestro sudor, sangre, semen, fluidos, saliva, pero hechos uno pues todavía mi pene latía dentro de su panochita, y sin querer separarme de ella ni un centímetro. Así reposamos unos minutos hasta que volteó a verme y con aquella sonrisa que me desarmaba por completo, me repitió " me encantas" y yo le dije " no te imaginas cuanto he soñado con este momento y espero que no sea el único sueño que me haces realidad" Nos alistamos con el dolor de nuestra alma y me fui a mi departamento mientras ella iba a recoger a su niña a la escuela.
Esta fue la primera vez, afortunadamente de muchas.- Hasta el día de hoy seguimos juntos y seguimos cogiendo tan intensamente como la primera vez. Espero que les haya gustado, y continuaré platicando mis aventuras romanticosexuales-.
Kenia me recibió con la sonrisa que me había enamorado, así como con el minishortcito con el que la conocí el día que se instaló en el departamento. En cuanto entré al depa y cerró la puerta, corrió a mis brazos (o yo corrí a los suyos) y nos besamos. Tiré al suelo la bolsa que traía y ni nos acordamos de la comida. Del abrazo inicial, la tomé en mis brazos y la levanté, tomándola de sus nalguitas: la acariciaba y besaba, la llevé al sofá (no me animé a dirigirme a su cama - todavía) y ella me empezó a desabotonar la camisa: "como me estorba esto - y esto también " me decía al quitarme el cinto. Le ayudé quitándome los zapatos y calcetines, para quedar en bóxers, y le dije "esto es injusto, yo aquí en bóxers y tú no te has quitado nada!! " y al decir esto, la tomé otra vez en mis brazos y la llevé a su cama. Una vez ahí, Kenia solita se quitó la camisa y shorts, para quedar en un juego de brassiere- tanguita color crema. La había imaginado mil veces pero ver su cuerpo casi desnudo no se asemejaba ni a mi más remota fantasía: era algo hermoso . Así se lo dije y comencé a besar su pecho y su cuello mientras le acariciaba sus piernas y nalgas. La acomodé de espaldas para desabrochar su brasierre y tímidamente lo sostuvo frente a sus chichitas para evitar que se cayera, pero yo con mis labios lo moví mientras besaba sus pechos de abajo hacia arriba, hasta que toqué con mi lengüita su tímido pezón que firmemente ya asomaba. Le dí un pequeño lengüetazo a cada uno, para después irlos envolviendo con mis labios húmedos, midiendo su respuesta, asomándome a ver su sonrisa que me encantaba e invitaba a continuar con ese ritual de amor. Cambié mi atención a la parte de abajo de su cuerpo, besando su vientre plano y llegando al límite de su tanguita, y al sentir que levantaba una pierna, entendí la invitación a bajar esa pequeña prenda que escondía el tesoro del cual ya escurría un líquido producto de su (nuestra) excitación. (Entenderán ustedes que la batalla se siente ganada cuando la mujer levanta la cadera para que uno quite la tanga) Al quitarlo, no me dejó apreciar la belleza de su panochita, pues ella se levantó, me empujó y en el mismo movimiento me quitó mi boxer, el cual no escondía para nada mi tremenda excitación pues mi verga ya asomaba en todo su esplendor. Ya de espaldas en la cama, continuamos besándonos y con mis dedos encontré ese punto que le arrancó un suspiro, su pequeño clítoris que hizo que se estremeciera y que hizo también que ahora ella se pusiera de espaldas y me jaló acomodándome encima de ella. Me detuve un poco para ponerme el condón (lo había dejado tirado en la entrada) pero rápido me lo puse y empecé a rozar su panochita con mi pene, dejando que su lubricación hiciera efecto y nos facilitara la entrada. No ocupé mucho tiempo, pues ya estaba muy mojadita, y poco a poco fui empujando y ella lentamente jalándome, mordiéndome la oreja, susurrándome "así, así, me encantas" gimiendo y mostrándome sus pechos como invitándome a comérmelos. En cuanto mi verga estuvo toda dentro de ella, me acomodé para poder besar sus pezones lo que sentí que le encantaba, y sus movimientos de cadera me demostraban que sabía y disfrutaba lo que estábamos haciendo. La excitación, atracción que sentía, y el tiempo que había estado pensando en este momento hacia más intensas las emociones, sin dejar de lado que la hermosa mujer se movía de una manera única. Ella se volteó para ponerme sus nalguitas frente a mí, y yo sin dejar pasar la oportunidad, la tomé de perrito y empecé a darle y darle. Pensé por un momento que me vendría, por lo que le puse pausa al asunto y le pregunté si quería acomodarse de otro modo, Ella riendo me dijo "SI! quiero ponerme arriba aunque muy probablemente me venga muy rápido ! " Complaciéndola la acomodé arriba de mí, y una vez mas, lentamente la penetré mientras ella subía sus rodillas, y puso sus pechos a la altura de mi boca para que los besara. Empezó así a moverse y yo a besar sus pezones, brincando de uno a otro, noté que aumentaba el ritmo y se separó de mi; sus manos se detenían en mi pecho y sus uñas se clavaron casi hasta hacerme sangrar, sus ojos se cerraban como en una agonía y sus gemidos se convirtieron casi en gritos para estallar en un orgasmo intensísimo, mi pene estaba casi también a reventar y alcanzamos el clímax al mismo tiempo, Inundándola de mi semen y ella a mí de los jugos que escurrían por su panochita. Tardamos unos minutos en recuperar el aliento y que nuestro corazón regresara a su ritmo habitual, para quedar fundidos en un abrazo, pegajoso por nuestro sudor, sangre, semen, fluidos, saliva, pero hechos uno pues todavía mi pene latía dentro de su panochita, y sin querer separarme de ella ni un centímetro. Así reposamos unos minutos hasta que volteó a verme y con aquella sonrisa que me desarmaba por completo, me repitió " me encantas" y yo le dije " no te imaginas cuanto he soñado con este momento y espero que no sea el único sueño que me haces realidad" Nos alistamos con el dolor de nuestra alma y me fui a mi departamento mientras ella iba a recoger a su niña a la escuela.
Esta fue la primera vez, afortunadamente de muchas.- Hasta el día de hoy seguimos juntos y seguimos cogiendo tan intensamente como la primera vez. Espero que les haya gustado, y continuaré platicando mis aventuras romanticosexuales-.
