joerive
Bovino adicto
- Registrado
- 22 Abr 2009
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Como abogado en muchas ocasiones me veo relacionado con personas algo raras, pero hasta ahora nunca me había topado con personas que creyeran o practicasen tanto lo que comúnmente conocemos como brujería, resulta que mis abuelos tienen una finca hará cosa de un par de meses que me dediqué a supervisar trabajos en el lugar y un viernes por la tarde me encontré con una joven mujer, en uno de los caminos, su vehículo se encontraba accidentado y aparentemente estaba sola.
En cierta forma me hizo sentir culpable por su percance, y le presté toda la ayuda posible llamando a una grúa para que la remolcase al taller más cercano y ofreciéndole alojamiento en mi finca, pero muy cortésmente rechazó mi invitación. A la semana siguiente me volví a topar con la joven en el mismo punto de la carretera donde la conocí, ya era algo tarde para que una mujer sola se encontrase en esos lugares por lo que me detuve a saludarla y sin perder tiempo me pidió que la llevase hasta el pueblo. En el corto trayecto permaneció en silencio. Realmente no era una belleza pero tenía algo que me llamaba la atención, en el momento en que la observaba ella mirándome muy seria dijo: no sé como agradecerle el favor que me hace, en ese momento pensé "si me diera una buena mamada mientras la llevo me sentiría sumamente complacido".
No había terminado de pensarlo cuando ella se inclinó sobre mi y con sus finas manos abrió mi pantalón, yo me quedé asombrado y seguro de no haber dicho ni una sola palabra, era como si me hubiese leído la mente, sacó mi pene y al sentir sus carnosos labios sobre mi glande fui aminorando la velocidad hasta detenerme, mientras que ella con mi miembro dentro de su boca me hacía pasar un magnífico momento, me lo lamía y chupaba como si en ello le fuera la vida, el placer que yo experimentaba en esos momentos no lo cambiaría por nada en el mundo, su forma y manera de hacérmelo era tan especial que cada vez que me encontraba a punto de acabar dentro de su boca me soltaba y me daba un pequeño mordisco con la punta de sus dientes sobre mi inflamado glande, así que luego comenzaba a mamarlo con la misma insistencia que al principio, hasta que al fin me dejó que vaciará mi semen dentro de su boca el cual desapareció totalmente.
Casi de inmediato se incorporó y me dijo sin escupir que podíamos proseguir, yo me encontraba algo confundido pero al ver sus grandes ojos negros viendo hacía el camino decidí continuar, al cabo de unos pocos segundos llegamos a las cercanías del pueblo. Bajamos del auto y con suavidad se acercó a mí y me comenzó a empujar, diciéndome "esta noche tu eres invitado mío" algo de curiosidad me fue embargando y me provocó el continuar acompañándola el resto del camino.
Llegamos a un sitio oscuro iluminado por velas, entré primero y al fondo de lo que creí una casa vi una gran piedra plana como una cama -o un altar-, lentamente nos fuimos acercando pero cuando voltee ella, sin decir palabra, se fue quitando la ropa hasta quedar en unas pequeñas pantaletas. Lo más lógico hubiera sido salir corriendo, ya que uno ha escuchado tanto sobre sectas religiosas que hacen ofrendas a quien sabe quién, pero algo en la joven me atraía hacía ella como un poderoso imán atrae a un pequeño pedazo hierro. A medida que me iba acercando a ella yo también me fui quitando la ropa que tenía puesta hasta quedar igual que ella, la sola vista de su bello par de tetas hizo que mi miembro se pusiera en condición de combate, a medida que me acercaba a la joven más excitado me encontraba al punto que sin mayores demoras se lo comencé a introducir, para mi grata sorpresa ella era virgen y pude sentir como se lo rompí.
Para ser la primera vez lo hacía muy bien, se movía con fuerza y con energía propia de una mujer de su edad, para mi el vaciar mi semen dentro de ella fue algo divino. Me voltee a ver a la joven y ésta se encontraba acostada boca abajo con sus nalgas ligeramente levantadas, el solo espectáculo de volver a ver su hermoso trasero desde otra posición me excitó nuevamente, y como la vez anterior me le monté sobre ella y comencé a penetrarla, realmente no se cuanto tiempo permanecimos en ese lugar pero llegó el momento que sentía que era observado por más de una persona, pero en esos momentos no era esa mi principal preocupación, yo seguí metiendo y sacando mi pene hasta que nuevamente me vine dentro de ella, al terminar escuché a lo lejos una gran algarabía como si se tratase de una celebración, no le di mayor importancia y me quedé dormido sobre el cuerpo de la joven.
Al despertar me encontré completamente solo y desnudo en una cueva y sin ningún tipo de iluminación a tientas con mis manos encontré mi ropa y como pude me la fui poniendo a medida que me dirigí a la entrada para mi sorpresa ya era de día y al preguntar a los vecinos del lugar si habían escuchado o visto a la joven nadie me pudo decir nada, hasta el día de hoy no he vuelto a verla he regresado en otras ocasiones con una linterna hasta aquella piedra redonda, no he vuelto más por la cueva ya que me da la impresión que eso tan sólo fue una ilusión, o cosas de brujería.
En cierta forma me hizo sentir culpable por su percance, y le presté toda la ayuda posible llamando a una grúa para que la remolcase al taller más cercano y ofreciéndole alojamiento en mi finca, pero muy cortésmente rechazó mi invitación. A la semana siguiente me volví a topar con la joven en el mismo punto de la carretera donde la conocí, ya era algo tarde para que una mujer sola se encontrase en esos lugares por lo que me detuve a saludarla y sin perder tiempo me pidió que la llevase hasta el pueblo. En el corto trayecto permaneció en silencio. Realmente no era una belleza pero tenía algo que me llamaba la atención, en el momento en que la observaba ella mirándome muy seria dijo: no sé como agradecerle el favor que me hace, en ese momento pensé "si me diera una buena mamada mientras la llevo me sentiría sumamente complacido".
No había terminado de pensarlo cuando ella se inclinó sobre mi y con sus finas manos abrió mi pantalón, yo me quedé asombrado y seguro de no haber dicho ni una sola palabra, era como si me hubiese leído la mente, sacó mi pene y al sentir sus carnosos labios sobre mi glande fui aminorando la velocidad hasta detenerme, mientras que ella con mi miembro dentro de su boca me hacía pasar un magnífico momento, me lo lamía y chupaba como si en ello le fuera la vida, el placer que yo experimentaba en esos momentos no lo cambiaría por nada en el mundo, su forma y manera de hacérmelo era tan especial que cada vez que me encontraba a punto de acabar dentro de su boca me soltaba y me daba un pequeño mordisco con la punta de sus dientes sobre mi inflamado glande, así que luego comenzaba a mamarlo con la misma insistencia que al principio, hasta que al fin me dejó que vaciará mi semen dentro de su boca el cual desapareció totalmente.
Casi de inmediato se incorporó y me dijo sin escupir que podíamos proseguir, yo me encontraba algo confundido pero al ver sus grandes ojos negros viendo hacía el camino decidí continuar, al cabo de unos pocos segundos llegamos a las cercanías del pueblo. Bajamos del auto y con suavidad se acercó a mí y me comenzó a empujar, diciéndome "esta noche tu eres invitado mío" algo de curiosidad me fue embargando y me provocó el continuar acompañándola el resto del camino.
Llegamos a un sitio oscuro iluminado por velas, entré primero y al fondo de lo que creí una casa vi una gran piedra plana como una cama -o un altar-, lentamente nos fuimos acercando pero cuando voltee ella, sin decir palabra, se fue quitando la ropa hasta quedar en unas pequeñas pantaletas. Lo más lógico hubiera sido salir corriendo, ya que uno ha escuchado tanto sobre sectas religiosas que hacen ofrendas a quien sabe quién, pero algo en la joven me atraía hacía ella como un poderoso imán atrae a un pequeño pedazo hierro. A medida que me iba acercando a ella yo también me fui quitando la ropa que tenía puesta hasta quedar igual que ella, la sola vista de su bello par de tetas hizo que mi miembro se pusiera en condición de combate, a medida que me acercaba a la joven más excitado me encontraba al punto que sin mayores demoras se lo comencé a introducir, para mi grata sorpresa ella era virgen y pude sentir como se lo rompí.
Para ser la primera vez lo hacía muy bien, se movía con fuerza y con energía propia de una mujer de su edad, para mi el vaciar mi semen dentro de ella fue algo divino. Me voltee a ver a la joven y ésta se encontraba acostada boca abajo con sus nalgas ligeramente levantadas, el solo espectáculo de volver a ver su hermoso trasero desde otra posición me excitó nuevamente, y como la vez anterior me le monté sobre ella y comencé a penetrarla, realmente no se cuanto tiempo permanecimos en ese lugar pero llegó el momento que sentía que era observado por más de una persona, pero en esos momentos no era esa mi principal preocupación, yo seguí metiendo y sacando mi pene hasta que nuevamente me vine dentro de ella, al terminar escuché a lo lejos una gran algarabía como si se tratase de una celebración, no le di mayor importancia y me quedé dormido sobre el cuerpo de la joven.
Al despertar me encontré completamente solo y desnudo en una cueva y sin ningún tipo de iluminación a tientas con mis manos encontré mi ropa y como pude me la fui poniendo a medida que me dirigí a la entrada para mi sorpresa ya era de día y al preguntar a los vecinos del lugar si habían escuchado o visto a la joven nadie me pudo decir nada, hasta el día de hoy no he vuelto a verla he regresado en otras ocasiones con una linterna hasta aquella piedra redonda, no he vuelto más por la cueva ya que me da la impresión que eso tan sólo fue una ilusión, o cosas de brujería.
