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El Juego

reivajtvfj

Becerro
Registrado
10 Mar 2008
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26
Comparto con ustedes, otra historia de la colección

Normalmente nos reunimos a comer cada mes mis excompañeros de universidad, en esa ocasión nos vimos con un matrimonio, Rodrigo con su esposa Nelly, mi esposa y yo. Luego de comer nos pusimos a ver una película que tenía muchas escenas eróticas.

Terminando la película les propuse jugar a las cartas y así lo hicimos,y mi esposa sigirió que jugáramos de a prenda (que fue lo que la hizo hacer tal propuesta no lo se pero la idea fue mas que genial) y Nelly dijo, "bueno, pero no de a varias, de una por una".

Dijo Rodrigo: "yo creo que ya le paramos, no vaya a ser que pierda una de ellas y no se quiera quitar algo, son muy miedosas", a lo que mi esposa contestó: "yo por mí le seguimos para que veas quien tiene miedo: las mujeres o los hombres", a lo que contestó Nelly: "¿a poco si pierdes te quitarías el vestido?" Si - contestó mi esposa - de inmediato dije yo "pues vamos a seguirle".
Jugamos y perdió Nelly, volteó a ver a su esposo como pidiendo su aprobación para quitarse una prenda, su esposo arqueó los hombros y Nelly se quitó la blusa. Pude distinguir el tamaño de sus senos. Noté como se ponía un poco nerviosa al decirle a mi esposa: "si pierdes tu te vas a tener que quitar el vestido".

Continuamos jugando de tal suerte que al rato mi esposa, Rodrigo y Nelly solo traían la ropa interior, yo mi pantalón y mis boxers. Tenía prendas para todavía perder. En la siguiente jugada perdió mi esposa, todos nos quedamos callados, seguramente ellos como yo sintiendo un cosquilleo en todo el cuerpo, una sensación muy especial esperando que suceda algo que nunca hemos hecho, y que por dentro, tanto ellos como yo deseábamos.

Luego de unos segundos de silencio, que parecieron eternos, Nelly le dice: "Pues perdiste, ¿te vas a echar para atrás?", mi esposa voltea a verme y yo levemente asiento con la cabeza, y sucedió: ¡mi esposa se quitó el brasier! Ahí estaban sus pechos, a la vista de los otros tres, pero en especial de Rodrigo que los miró detenidamente, cosa que a mí me hizo que se me erectara mi pene de inmediato.

Continuamos jugando. Perdí yo y me quedé en puros boxers. Perdió Nelly y para sorpresa de todos, ni volteó a ver a su esposo, de inmediato se quitó el brasier, y he ahí otro par de senos a la vista de todos nosotros. Su respiración estaba levemente agitada.

¡Qué suerte traía Nelly! ¡volvió a perder! Dijo entonces: "yo no me voy a quitar los calzones", entonces mi esposa, que es muy vaciladora comenzó a corear "¡que se los quite! ¡que se los quite!," Nelly nuevamente volteó a ver a su marido quien no hizo ni mueca ni comentario, estaba con una sonrisa nerviosa, "esta bien –dijo Nelly- pero vamos a seguir jugando hasta que todos quedemos iguales" ¡y se quitó la tanga, quedando completamente desnuda! Para entonces ya todos teníamos una sonrisa nerviosa, pero, seguramente ellos como yo, sintiendo ese cosquilleo que empezaba a gustarnos.

Perdió Rodrigo el siguiente juego y ya sin inmutarse se quedó completamente desnudo. Al momento de quitarse los calzones, vi como mi esposa estaba atenta para verle su miembro, el cual estaba a media erección.

¡Ah que Nelly, que suerte se traía! ¡volvió a perder! Con una gran sonrisa nos dijo: "como ya me quedé sin ropa, pues ¿qué me quito?, vamos al siguiente juego", "No –dije de inmediato- ¡que chistosa!, algo tienes que hacer como castigo, déjame pensar, mmmmmm, propongo que vayas a la cocina así como estás y nos traigas otra copa". Mi esposa, dijo que sí, que era justo que hiciera algo y que si le tocaba a otro que estuviera desnudo también debería hacer algo.

Se fue a la cocina y trajo el refresco, por iniciativa suya nos sirvió en nuestro vaso, yendo al lugar de cada uno. Al estarme sirviendo pude percibir ese olor característico, emanado de su vagina, signo inequívoco de que estaba muy excitada y mojada.

El siguiente juego lo perdí yo. Para entonces ya tenía mi pene parado, pero al pensar que me quedaría desnudo noté como se me ponía más duro, los boxers estaban ya algo mojados con el líquido que desde hacía rato me había salido.

Me paré, y con toda intención me retiré un poco de la mesa, de tal forma que Nelly viera como me quitaba los boxers. Nelly estaba atenta, vería mi pene! lo vería erecto!. Me los quité y me erguí, la miré, por un momento se le quedó viendo a mi erecto pene, después sus ojos miraron a los míos... volví a sentarme.

Solamente quedaba mi esposa con una prenda. Pero volví a perder yo y al momento Nelly pidió ponerme el castigo (tal vez por venganza) "¿Qué voy a hacer?–le pregunté" y ella me ordenó: "ve con tu esposa y agárrale los pechos, acarícialos como haces cuando hacen el amor". Fui a donde mi esposa, me puse detrás de ella y comencé a acariciarle ambos pechos, teniendo cuidado de acariciarle en forma especial los pezones, que desde hacía rato los tenía bien erectos, tomándolos con dos dedos y haciendo como que la ordeñaba suavemente, mi esposa dijo que ya y fui a sentarme.

Para ese momento yo ya estaba sumamente excitado y quería que las cosas fueran mucho más lejos. Tuve suerte, perdió Rodrigo, mi esposa quería ponerle el castigo pero insistí en ser yo quien lo hiciera, la decisión la jugamos a una carta y gané; estuve a punto de no animarme a ponerle el castigo pero me dije "ahora o nunca" y le ordené: "para estar todos iguales, tu quítale la tanga a Laura" – que así se llama mi esposa -. Creo que mi esposa era la que estaba más caliente, porque no dijo nada, solo se paró y esperó a que Rodrigo se los quitara. Cuando se paró Rodrigo y fue hacia mi esposa, el espectáculo era tremendamente erótico, pues ahí estaba Laura, parada, con puros calzones y hacia ella iba un hombre, desnudo, con su pene bien erecto, acercándose para desnudarla. Se paró frente a ella, tomó los calzones por la parte de atrás y comenzó a bajárselos, pero no había agarrado los calzones en si, metió sus manos, tocando sus nalgas y así se los bajó, pasando su cara muy cerca del sexo de Laura. Después se sentaron.

Acto seguido les dije: "bueno, pues ya estamos todos igual, ¿le paramos?", tonto de mi, que pregunta tan estúpida. Afortunadamente Nelly reclamó: "no, a Laura no le ha tocado ningún castigo, vamos a seguirle, pero propongo que los castigos a la mujer los ponga la otra mujer e igual con los hombres", aceptamos y le seguimos.

Seguramente a Nelly le excitó mucho ver a su esposo desnudando a otra mujer, porque el siguiente juego lo perdió nuevamente mi esposa y le ordenó: "agárrale el pene a Rodrigo y ve si cabe en tus manos", mi esposa, que estaba más caliente que todos, le dijo a Nelly que no dijera pene, que acostumbramos llamarle verga y fue hacia Rodrigo y se la agarró con ambas manos y nos dijo que estaba mas o menos grande.

Perdió Nelly y Laura le ordenó que tuviera sexo oral con Rodrigo durante 5 segundos (cómo me hubiera gustado que le dijera que lo hiciera conmigo), ella fue hacia su esposo, tomo su pene y se lo chupó durante 5 segundos. Fue una escena tremenda, pero yo más que atento a lo que hacían estaba pendiente de la reacción de mi esposa, quien no quitaba la vista de la escena, estaba roja de la excitación, por un leve instante se tocó uno de sus pezones.

El siguiente juego lo perdí yo. Rodrigo me dijo que el castigo era que con su esposa hiciera la posición para hacer el amor que más me gustara. Le dije a Nelly: "¡agáchate un poco y pon tus manos en la pared!", así lo hizo, yo me puse detrás de ella e hice como que la estaba penetrando desde atrás, pero al momento de ponerme tras ella, bajé mi pene con la mano, de tal suerte que quedara entre sus piernas, le dije que la posición era un poquito más agachada, se agachó un poquito más y les dije que era la posición que me gustaba, pero al mismo tiempo, y debido a la posición de Nelly, puede tocar su vagina con mi pene y penetrarla poquito, muy poquito, ¡pero lo hice! Muy claro sentí su estremecimiento.

Nos fuimos a sentar a seguir jugando. Por un momento crucé una mirada con Nelly, sentí que le había gustado el leve contacto de mi pene con su vagina.
A esas alturas, seguramente ellos como yo sentíamos unas ganas tremendas de realizar el coito, no importaba con quien, aunque pareciera que todos queríamos un intercambio de pareja. Sin embargo, los momentos anteriores habían sido tremendamente eróticos, algo que nos estaba gustando mucho.

Sin más comentarios, Rodrigo barajó nuevamente las cartas. ¿qué seguía? Habíamos llegado ya muy lejos, ¿qué pudiéramos hacer que fuera más excitante que lo que ya habíamos hecho? Me preocupaba que el juego terminara de un momento a otro, pero me preguntaba: ¿cuál será el final? En verdad fue un final increíble, les contaré.

Rodrigo barajó las cartas, jugamos y perdí. Rodrigo tardó unos momentos en pensar, mientras tanto yo me preguntaba: "¿qué me ordenaría hacer que fuera más atrevido y excitante que lo que ya había hecho? ¿me propondría hacer algo con mi esposa?". Rodrigo me echó una mirada pícara y me dijo: "acaríciale el clítoris a tu esposa hasta que tenga un orgasmo", un tanto desilusionado fui hacia mi esposa, le abrí las piernas y comencé a acariciarle allí donde se me ordenó. Aproveché para besarle en los labios y chuparle ambos pechos, de reojo vi que Rodrigo y Nelly estaban juntos viéndonos, pero ella tenía el pene de él en sus manos masturbándolo lentamente; me dije que todo estaba a punto de acabar, ellos seguirían hasta hacer el amor, tuve la intención de montar a mi esposa, penetrarla y hacer el acto final. Pero afortunadamente mi esposa tuvo su orgasmo y de inmediato me paré para evitar que Rodrigo y Nelly se fueran a hacer el amor. Les dije: "vamos a seguirle". Estaba esperando mi oportunidad de ponerle el "castigo" a Rodrigo, lo pensaría muy bien, pues no quería que cada quien con su pareja hiciera el amor, ya estaba decidido a que terminara en un intercambio.

El siguiente juego lo perdió mi esposa. Parece que Nelly tenía en mente algo desde hacía un rato, tal vez por venganza, tal vez porque deseaba lo mismo que yo, pues de inmediato le dijo: "Siéntate arriba de Rodrigo, de frente a él, que te penetre y se queden así durante 5 segundos". Eso ya era mucho, era ir demasiado lejos, tan lejos como lo deseaba yo. Solo esperaba que mi esposa aceptara: y aceptó... ya iba hacia él, pero le dije que debíamos tener cuidado, que usara un condón. Seguramente ella ansiaba sentir la verga de Rodrigo, pues personalmente fue a la habitación a traer un paquete de condones, mientras regresaba, los tres estábamos callados, nos veíamos y teníamos todos una sonrisa nerviosa, pero sumamente excitados, pues lo que veríamos era algo muy fuera de lo común. Regresó Laura, ya había sacado un condón, Rodrigo extendió la mano para ponérselo, pero Laura le dijo que ella lo pondría; iba a ponérselo y vio que el pene de Rodrigo no estaba completamente erecto y se lo hizo notar diciéndole: "así no voy a poder ponerte el condón", de inmediato Rodrigo empezó a masturbarse para que se le erectara bien, pero mi esposa lo detuvo y le dijo: "así no, déjame ayudarte": ¡ah bárbara! : se llevó el pene a la boca y empezó a jugar con él, cuando sintió que ya estaba bien duro, ella misma le puso el condón, cruzó un pie, le agarró el pene y se lo acomodó, lentamente fue haciendo que la penetrara hasta quedar completamente sentada. Como Nelly estaba con los ojos bien abiertos y sin articular palabra les dije que yo contaría los segundos, tardándome deliberadamente en empezar: 1... 2.... 3... 4.... 5, cuando Laura se estaba levantando, Rodrigo la volvió a sentar y ella se volvió a parar, fue una sola embestida, le pellizcó un cachete y le dijo: "tramposo".

Se fue a sentar, y mientras yo barajaba las cartas, Rodrigo se estaba acariciando su pene, ya sin pena. Seguramente si yo perdía el juego me tocaría hacer algo con Nelly, pensando así hice trampa y perdí.
¡Y me resultó la treta! Rodrigo me ordenó que acostara sobre la mesa a Nelly y que la penetrara, ahora por 10 segundos ¡pero bombeándola! Ella me dijo que también me pondría un condón; como lo tenía completamente erecto, no me chupó el pene, solo lo acarició a todo lo largo, agarrándome los testículos y pesándolos, como queriendo ver que tan cargados estaban. Me puso el condón y ella misma se recostó en la mesa, Rodrigo y Laura se habían parado para ver todo con detalle. Cuando estaba a punto de penetrarla, de reojo vi que mientras nos veían, Laura estaba detrás de Rodrigo, tocando con sus pechos su espalda y con el pene de él en su mano derecha, masturbándolo lentamente, su otra mano le pellizcaba uno de sus pezones.

Miré a los ojos a Nelly, su mirada me pedía que ya se la metiera, que la bombeara, su respiración era agitada, el color de sus mejillas era de un rojo intenso, sus pezones completamente erectos y sus pechos se movían al compás de su agitada respiración. De pronto me encontré en una encrucijada: seguramente al penetrar a Nelly mi esposa y Rodrigo pasarían a mayores cosas, algo que yo deseaba que ocurriera, pero que también deseaba ver, también deseaba enormemente penetrar a Nelly, pero si lo hacía no vería la escena de Rodrigo con mi esposa. La solución fue simple: hice que Nelly diera un giro de 180 grados, le acaricié el clítoris, primero con mi mano y después con mi pene, aunque le estaba gustando ella quería sentirme dentro de ella, por eso me dijo: "¡ya métemela por favor!", esa expresión me puso, como dicen, a cien, se la metí poco a poco, mirándola fijamente a los ojos para ver su reacción, sus gestos, teniéndosela toda a dentro, empecé a bombearla, ella tenía los ojos cerrados, gozando las embestidas.

En esos breves momentos me olvidé de mi esposa y Rodrigo, los busqué con la mirada, seguían donde mismo, ahora ella estaba jugando con el líquido seminal que el tenía en la punta de su pene, cuando tuvo su dedo mojado se lo llevó a la boca, me miró y empezó a contar: 1... 2... 3... 4... 5... 6... 7... 8... 9... 10 y como habíamos acordado, intenté salirme de Nelly, pero ella me dijo: "no te salgas, ¡sigue por favor!", claro que Rodrigo y Laura escucharon, miré a mi esposa como preguntándole qué hacía, ella me sonrió y continué bombeando a Laura. Mientras, mi esposa y Rodrigo se fueron al sillón, el se sentó y ella se llevó su pene a la boca; cuando sentí que yo iba a terminar, me salí y le pedí que fuéramos también al sillón.

Cuando llegamos ya Laura estaba sentada sobre Rodrigo, con el pene de él dentro de ella, la sostenía de las nalgas, levantándola y dejándola caer, por unos momentos nos detuvimos a ver la escena: era increíble y excitante, claramente se veía como el pene de Rodrigo entraba y salía de la vagina de mi esposa. Tumbé a Laura sobre el sillón, a un lado de ellos y empecé besándole sus pechos, succionando sus pezones, lentamente fui bajando hasta besar sus bellos púbicos, seguí con su pierna izquierda, hasta la rodilla, luego regresé por el mismo camino, volví a besar su pubis, continué con su pierna derecha, iba bajando hacia su rodilla pero ella tomó mi cabeza y la llevó hacia su entrepierna, busque con mi lengua su clítoris y empecé a besarle, a mordisquear, al rato tuvo un orgasmo, me tomó de la cabeza y me besó en los labios diciéndome: "ahora métemela, quiero sentirla otra vez", se la metí en la posición del misionero, pero así me costaba trabajo ver lo que hacían Laura y Rodrigo, por lo que le pedí que hiciéramos la posición del perrito, de esa forma pude ver como Laura seguía encima de Rodrigo, ahora era ella la que subía y bajaba frenéticamente.

Estuvimos ambas parejas un rato así, después Laura se bajó de Rodrigo, se recostó en el sillón, le quitó el condón y le dijo que se sentara sobre ella, se puso un almohadón, de tal manera que pudo meterse el pene de Rodrigo a la boca, mientras con una mano lo masturbaba, me imaginé que se tragaría todo su semen, en esa posición podía ver su vagina roja y húmeda, pero no podía ver como lo masturbaba con la boca y la mano, por eso me salí de Nelly y la llevé frente a ellos, le pedí que con sus manos se recargara en el sillón y la penetré desde atrás, ambos podíamos verlos ahora.

Mi esposa estaba frenética, masturbándolo con boca y mano de forma muy rápida, Rodrigo hizo el gesto inequívoco de estar a punto de venirse y yo pensé: "¡se va a tragar su semen!", pero justo antes de que explotara se la sacó de la boca pero siguió masturbándolo con la mano y entonces ocurrió: el descargó todo su semen sobre la cara de ella con tal fuerza que le alcanzó a mojar el pelo y el sillón, fue increíble ver la cara de mi esposa llena de semen de otro, pero más increíble fue cuando ella lo volvió a tomar, se lo llevó a la boca y se lo limpió todo.

Ya no podía aguantar más, empecé con la sensación tan bonita previa a la eyaculación, pero Nelly se dio cuenta, hizo que me saliera, me quitó el condón y se hincó frente a mi, tomo mi pene con una mano y se lo llevó a la boca e hizo lo mismo que Laura: me estaba masturbando con boca y mano, estando a punto de estallar, se lo sacó de la boca, pero lo dejó apuntando ahí mismo, su mano trabajaba muy rápido, su boca estaba abierta, esperando recibir todo mi semen, y reventé, gran parte cayó dentro de su boca y otra parte a su cara, se tragó lo que tenía adentro y nuevamente se llevó el pene a la boca, lo chupó hasta dejarlo limpio y flácido.

Nos sentamos en el sillón, cada quien con su pareja, estuvimos así, desnudos, un rato, quedamente le pregunté a mi esposa que si le había gustado y me dijo que si, me abrazó y me besó.

Nos vestimos, platicamos un rato y se despidieron con una recomendación de Nelly: no vayan a perder la baraja, el próximo mes comemos en mi casa, se la llevan.
 

reivajtvfj

Becerro
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10 Mar 2008
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De visita en el D.F.

Comparto esta otra, a ver que les parece

Hola, ahora les quiero contar algo que me sucedió en el Metro de la ciudad de México. Resulta que hace poco, mi esposo fue a hacer unos trámites de los terrenos que tiene en el pueblo de donde somos y tuvo que estar en el D. F. por varios días.

Uno de esos días, me habló por teléfono diciéndome que necesitaba unos papeles y que se los llevara al día siguiente; yo casi no conozco la ciudad pero me dijo que llegando, tomara un taxi y se los llevara a una dirección cerca de la estación del Metro Tacubaya. Total, encargué a los niños con mi cuñada y me fui con la idea de verlo y agradarle.

Como eran días de calor, me puse ropa ligerita, una falda amarilla de algodón arribita de la rodilla, con una abertura hasta el muslo, una blusita blanca, un suetercito cerrado de cuello “V” y unos zapatos de tacón; según yo; así me veía bonita para agradarle a José. Tomé el autobús en Arcelia a las ocho de la mañana esperando llegar a México como a las dos de la tarde, un señor que me tocó de compañero, me fue chuleando todo el camino y me acordé de cuando le mamé la verga toda la noche a un señor que conocí también en un autobús, de esta misma ruta.

Me puso cachonda con sus cosas y sus miradas lascivas, incluso me echó un rollo de que si las cosas que a uno le gustan no las puede tocar, se echan a perder y lo dejé agarrarme las piernas un rato. No sé por qué pero siempre que viajo, me caliento yo sola y esta vez no fue la excepción, así que me levanté dos veces al baño, para pasar junto a él y excitarlo viéndome por atrás, incluso le miraba el pene bien erecto sobre el pantalón.

Su mano en mis piernas me estaba excitando mucho pero era de día y había personas que me conocen en el autobús, así que le quité la mano de mis piernas, me acomodé en el asiento y me hice la dormida. Al resbalarme en el asiento, la falda se me subió un poco más y la apertura de la falda dejó ver mis piernas un poco más de la cuenta, inclusive sentía como rozaba mi muslo con su antemano.

Antes de llegar a México, me ofreció dinero por acostarme con él y me propuso un montón de cosas, diciéndome quedito, casi en el oído, lo que me iba a hacer en la cama y luego, se quitó la chamarra, se la puso sobre las piernas y me enseñó su pene, luego se comenzó a masturbar para que yo lo viera; finalmente él terminó, se limpió con su pañuelo y me lo regaló. Cuando llegamos a México, le di un beso de despedida pero él me abrazó y no quería soltarme, por fin me zafé, luego me quiso seguir y yo me puse nerviosa y sin hacerle caso a mi esposo de tomar un taxi, corrí y me metí al Metro, pensaba que ahí iba a estar más segura.

Compré mi boleto y me subí, afortunadamente me le perdí a aquel hombre y ya más tranquila, pensaba que le había dado más entrada de la cuenta, recordaba su manota acariciando mis piernas y luego, su mano sobándose su pene, también su chamarra moviéndose mientras se masturbaba y su eyaculación. En ese momento, yo saqué el pañuelo y lo sentí muy húmedo, enseguida lo olí y me lo puse en la cara; iba tan distraída que hasta varias estaciones después, me di cuenta de que todos los hombres no me quitaban la vista de encima pues iba mal sentada y seguro, se me veía la pantaleta.

Después, un tipo se me pegó en mi hombro y comenzó a restregarme su pene, yo me saqué de onda con eso y me levanté del asiento para bajarme; me acuerdo que era la estación Tacuba y que por sonsa, me había equivocado pues la había confundido con Tacubaya. Caminé por el andén un rato hasta que me di cuenta de que, por la manera en que iba vestida, llamaba mucho la atención de los hombres y me decían de todo, que mamacita, culito, rica y muchas otras cochinadas pero que, en el fondo, me halagaban.

Subí las escaleras y en el pasillo, encontré a una pareja de jóvenes a quienes les pregunté cómo llegaba a la estación Tacubaya; el chavo se me quedó viendo y me dijo que los siguiera, más adelante se encontraron con otros muchachos más que los estaban esperando, todos vestían de negro y tenían tatuajes, aretes y pulseras de cuero, eran como de una pandilla o una banda. Cuando me vieron, comenzaron a piropearme y me veían de arriba abajo, me di cuenta que les gustaba.

Caminamos un poco más por el pasillo hasta que ellos se detuvieron a comprar refrescos, entonces sacaron una botella y comenzaron a servirse y a tomar. Enseguida, la muchacha comenzó a hacerme preguntas de todo y ya le dije que era de provincia, que estaba casada, que no conocía la ciudad, que iba a buscar a mi esposo, en fin, todo lo que me preguntó; inclusive, la muchacha les dijo que andaba perdida y que iba a Tacubaya, entonces me di cuenta que se veían unos con otros y alguno dijo “pues bolita, ¿no?”, luego supe a qué se refería.

Volvimos a caminar y bajamos al andén, yo no sabía ni donde estaba y me dejé llevar por esos muchachos; ellos me empezaron a decir “ñorita, está usted re buena” y otras cosas que no me acuerdo. Luego, la muchacha me ofreció tequila del que estaba tomando y me tomé varios tragos, no se me hizo fuerte porque yo estoy acostumbrada a tomar mezcal, estaba un poco espantada pero confiaba en que ellos me iban a llevar a la estación Tacubaya.

Llegó el tren y nos metimos todos en bola, había mucha gente así que me fueron empujando hasta la puerta de enfrente. Cuando me di cuenta, estaba hecha sándwich entre uno de los muchachos que estaba recargado en la puerta, yo de espaldas a él y el novio de la muchacha enfrente de mí. Arrancó el tren y comenzaron a repegarse en mí, haciéndome sentir la verga del muchacho de atrás entre mis pompis y el de enfrente, en mi vientre hasta que alguien dijo “hagan bolita, hagan bolita”.

Enseguida, yo me acordé de un programa cómico de la televisión donde un tipo le “daba sus llegues” a las pasajeras de los micros pero inmediatamente, sentí algunas manos en mis piernas, en mis pompis, algunos besos en mi cuello y en mis senos, incluso la muchacha me pidió mi bolsa y se la di, realmente me estorbaba. Después, sentí como me subían la falda y me rompían la pantaleta, luego un pene entre mis pompis y una mano agarrándome toda la conchita.

También, sentía besos en mi cuello y en mis oídos, además de que alguien apretaba mis senos, entonces yo me aflojé todita, era demasiado para mí; a continuación, alguien me tomó una mano y me la puso en su pene, que ya estaba fuera del pantalón, enseguida se lo empecé a frotar cuando sentí un dedo penetrando mi vagina, era el del muchacho que tenía enfrente mientras su novia lo estaba masturbando con la mano. Al mismo tiempo, yo veía las sombras de la gente, las luces de los túneles, el abrir y cerrar de las puertas y el silbatito típico del Metro.

En un momento dado, ese dedo tocó algo dentro de mí que, con sus caricias, me hizo gemir de placer y venirme en la mano del muchacho, hasta oí que les dijo a los otros “¡qué bárbara, se vació toda!”, inclusive mis piernas se mojaron y sentía las gotitas de mi venida llegarme hasta los pies. Al instante, la muchacha apresuró la masturbación hasta que la verga de su novio escupió su semen en mis vellos púbicos, luego lo limpió con mi falda, él se limpió la mano en mi blusa, sobre mis senos.

Al mismo tiempo, la muchacha me daba de tomar de su botella cuando sentí calientito entre mis pompis y luego, el escurrir del semen del muchacho que estaba atrás de mí, que ya tenía un dedo en mi colita. Mi mano ya estaba llena también del semen del otro muchacho, un gordito bien dotado, entonces la muchacha me dijo “ñorita, arréglese porque a la siguiente bajamos”.

Rápidamente, yo me arreglé la falda y la blusa como pude, mi suéter había desaparecido, estaba húmeda, mi vagina escurría aún mis juguitos, el semen de los muchachos también me escurrían por las piernas hasta los pies y mi mano estaba pegajosa; era la estación Pino Suárez y ya estaba un poco ebria. Nos bajamos del tren y caminé con ellos como autómata, la verdad me había olvidado de todo, estaba excitadísima, me llevaban en medio de todos mientras me manoseaban y escuchaba sus risitas y sus comentarios de “está buena la ñora esta, a ver qué tal la mama”.

A continuación, le recordé a la muchacha que necesitaba llegar con mi esposo y ella me dijo “para allá vamos, ñorita”, luego pasamos varios pasajes y por fin, llegamos a otro andén, enseguida llegó el tren y nos subimos. Este iba igual de lleno que el anterior, enseguida la muchacha me dijo “agasájese ñorita, estos chavos están bien buenos”.

Volví a quedar entre dos de los muchachos, ahora eran otros, otra vez escuché eso de “bolita, bolita”, entonces entendí que todos se ponían alrededor para que nadie viera lo que me estaban haciendo. Enseguida, el de atrás me subió la falda y se empezó a masturbar con mis pompis, incluso trataba de metérmelo por atrás pero no podía, ya que yo me resistía apretándome pero su babita le permitió aflojarme un poco y meterme el dedo en el ano; otra mano estaba ya jugando con mi clítoris y alguien me puso la mano en otro pene y yo le agarré la verga al de adelante.

Después, yo comencé a besar al muchacho que tenía enfrente de mí, su lengua la tenía casi en la garganta cuando me vine en sus manos; por su parte, el muchacho que tenía atrás eyaculó casi en mi vagina. Luego, ellos me dijeron que ya nos íbamos a bajar, era la estación Pantitlán, enseguida me dieron más tequila mientras la gente nos veía indiferente, aunque mi faldita amarilla no entonaba con lo negro de la vestimenta de todos los demás.

Bajamos del tren en medio de un río de gente, incluso un muchacho me abrazó y así me dejé llevar, me agarraba las pompis y las piernas; por otro lado, la muchacha seguía dándome tequila y me di cuenta que ya era otra botella. Caminamos por varios pasillos, salimos y volvimos a entrar y volvimos a bajar a un andén, había muchísima gente, entonces le pedí la botella y me tomé varios tragos.

Mientras llegaba el tren, el muchacho que me llevaba abrazada comenzó a besarme en la boca y yo le correspondí, luego la muchacha se acercó y me dijo “no se preocupe ñorita, ahora sí ya vamos a Tacubaya”. Llegó el tren y ellos se metieron empujándose entre todos, luego alguien dijo “acá está el asiento pa’ la ñora” y el muchacho me llevó a un asiento en un rincón; ahí, él me sentó en sus piernas y me siguió besando hasta que el tren arrancó.

De inmediato, él me subió la falda y sentí su pene en la entrada de mi vagina, entonces le dije que si no tenía condón, no me la metiera, enseguida pidió un “gorrito”, alguien se lo dio y se lo puso. Así, él me lo metió y me pidió que me moviera, eso me gustó y me moví lo mejor que pude, además, por la situación, estaba excitadísima y escuchaba el murmullo de la gente, el tren avanzando y deteniéndose en las estaciones.

Después, alguien me puso su pene en la boca y se lo mamé hasta que se vino, luego vino otro y otro y otro más, más bien buscaban mi boca para eyacular, para terminar de hacerse sus chaquetas. Por mi parte, yo me volví a venir dos veces hasta que el muchacho que me tenía sentada, se paró, se quitó el condón y eyaculó en mis piernas.

Inmediatamente, otro ocupó su lugar y con él me dolió porque la tenía muy grande y casi al instante, eyaculó dentro de mí y llegó otro, entonces busqué otra verga para seguir mamando y luego otra. Después, mientras se la mamaba al novio de la muchacha, sentí una venida en mi cara y otra en mi cabello y en mi oreja de quién sabe quiénes y escuché que la muchacha dijo “ya vamos a llegar”.

Rápidamente, yo me levanté y todos me soltaron, algunos gritaban no sé por qué, tenía semen por todos lados, mi boca me sabía raro y eructaba mucho. Así llegamos a la estación Chapultepec, ahí ellos se bajaron y me quedé sola en el asiento del rincón, ya el tren estaba semi vacío, entonces le grité a la muchacha que me diera mi bolsa y los papeles que llevaba pero el tren cerró sus puertas y vi el sobre de los papeles de mi esposo que alguien aventó por la ventana, enseguida me levanté a recogerlos y sentí la mirada de las demás personas en el vagón.

Luego le pregunté a una persona cuánto faltaba para Tacubaya, alguien me dijo que dos estaciones, entonces regresé a mi asiento y vi dos condones usados tirados en el piso, otro estaba en el asiento y además de mí, los vieron todos los pasajeros que iban cerca. Con una pena horrible, como pude me hice fuerte para llegar a Tacubaya, era evidente que tenía semen en la cara, en las piernas y en el cabello.

Por fin, me bajé del tren y esperé a que todos salieran del andén, luego traté de arreglarme y de limpiarme un poco pero al acomodarme la falda, me di cuenta que estaba muy arrugada y que no llevaba pantaleta, además, la blusa la tenía desabrochada, con manchas negras a la altura de los senos y no supe por qué ya no llevaba brassier, no supe dónde me lo quitaron. También observé el semen reseco en mis piernas, los zapatos húmedos de semen también, enseguida vi la hora y eran las cinco y media de la tarde.

Salí de la estación y comencé a buscar la dirección, me supongo que me veía fatal pero aún así, los piropos no faltaron, aunque ahora eran más ofensivos, incluso algunos hombres se paraban en su carro a preguntarme cuánto cobraba. Por fin llegué, mi esposo ya me estaba esperando y estaba enojado porque ya era muy tarde pero cuando me vio, me preguntó qué me había pasado, le contesté que me habían asaltado en el Metro.

Enseguida, él casi me gritó frente a sus compañeros que era una pendeja, que me había dicho que me fuera en taxi, entonces le di los papeles y busqué un baño. Cuando me vi, me di cuenta que parecía una puta, despeinada, el rímel corrido, no tenía puestos mis aretes ni reloj ni mis anillos, además, estaba bien cruda, tenía semen reseco en la cara, en el cabello y en el cuello.

Pensé en lavarme pero decidí no hacerlo, me había gustado y esos restos eran mi recuerdo; sin embargo, me pinté un poco y salí a la calle, me metí a un bar, pedí una cerveza y me la tomé de un trago. Después, un tipo se me acercó y me invitó otras, fueron como diez, me cayeron del cielo porque recordé que no llevaba dinero; claro, enseguida me invitó al hotel pero se lo agradecí y le expliqué que estaba esperando a mi esposo.

Regresé a donde él estaba y lo esperé un rato hasta que salió mientras sus amigos, mis paisanos, no me quitaban la vista de encima, yo estaba medio tomadita y les propuse festejar lo bien que les había ido en sus trámites en el bar al que había ido. Ellos aceptaron y así, yo tomé como cosaca, estaba contenta hasta que, a las doce, tomamos el autobús de regreso y cuando apagaron la luz, comenzó el camino de regreso, enseguida suspiré profundamente pero noté que me dolía un poco la quijada, aunque estaba satisfecha.

Después pusieron una película y como íbamos a oscuras, mi esposo me comenzó a manosear y me preguntó por qué no llevaba ropa interior, le contesté que me la había quitado antes de subir al autobús, para ir más cómoda. Enseguida, sentí su manota en mi cuello y con su fuerza, bajando mi cabeza hacia su entrepierna; para esto, él ya tenía la verga afuera y me la metió en la boca diciéndome que me veía muy bien con esa falda.

A continuación, él me puso su chamarra encima y comenzó a dedearme y a agarrarme los senos mientras yo se la mamaba como siempre, como a él le gusta, exprimiéndosela con la garganta e intercalando algunas chupaditas en los huevos, también unas lamidas en su tronco y unos lengüetazos en su glande. Así se lo hice hasta que llegamos a Iguala, me dio como tres eyaculaciones en la boca y con sus dedos, me hizo venirme varias veces hasta dejar empapado el asiento.

Llegamos a Iguala y me acurruqué en las piernas de mi esposo, sentí que alguien me puso otra vez la chamarra encima y escuché la voz de una señora que pasó al baño y nos dijo “es que ya se le cayó y se le ve todo a la muchacha”, luego no supe más, me quedé bien dormida.
 

reivajtvfj

Becerro
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Rosa

Su nombre es Rosa, está casada con Hugo (39), tiene 38 años, dos críos, y dos fabulosas tetas que siempre fueron de mi admiración, un culo bien parado y duro, en una palabra un hermoso cuerpo a pesar de los críos. A estos chicos los conozco desde hace aproximadamente 12 o 13 años. Alicia, mi esposa algunos años más, ya que estudió con ella en la Universidad y sin dudas puedo decir que es su mejor amiga; Por lo que tenemos una relación de mucha confianza entre los cuatro, pero siempre como amigos, por lo que jamás pensé en tener una aventura con ella. Pero desde hacía un tiempo empecé a notar que ella, muy sutilmente, cada vez que nos veíamos me buscaba mucho con su mirada cuando manteníamos una conversación entre los cuatro, pero yo trataba de disimular para no armar ningún problema ya que tanto mi esposa como su marido son un tanto celosos, además siempre estaban presente sus hijos por lo que hubiese sido muy desubicado de mi parte cualquier intento.

Pero aquella noche todo fue muy distinto, con mi esposa invitamos a cenar a nuestros amigos a casa y mi primera sorpresa fué el verlos llegar solos, sin sus hijos, y la segunda sorpresa y más grata para mí fué que Rosa vino con una blusa negra totalmente transparente y sin corpiños, pero con un delgado saco de hilo por encima, ya que nos encontrabamos en verano y la temperatura era elevada no me pareció demasiado extraño. Al verlos y ver en particular esos hermosos montes practicamente desnudos me provocó una involuntaria erección que intenté disimular a toda costa, cosa que por la mirada de Rosa no logré, ya que me sonrió muy cómplice. Ya en el ascensor como ibamos hablando los cuatro en tono de broma un poco fuerte, aproveché un segundo de distracción y le susurré al oído lo guapa que estaba, lo cual le agradó pues me lo agradeció con un beso en la mejilla.

Yo no lograba terminar de entender su actitud, pues a pesar de nuestra confianza nunca había actuado de esa manera. La cena se desarrolló de una manera muy normal, con charlas sobre temas comunes, pero con algunas miradas cómplices entre ambos y con algunas erecciones mias al ver las tetas de mi amiga al servirse la comida o la bebida, ya que se le abría su saco y dejaba toda su belleza a mi vista. Yo intentaba por todos los medios disimular mi calentura, pero cada vez se me hacía mas difícil ocultar mi erección. Lo interesante ocurrió cuando Alicia propuso ir a comprar helado para saciar en parte el calor. Yo dije que no tenía ganas de salir, pero como ella insistió tanto, Hugo (el esposo de Rosa) dijo que no se hiciera problema, que él la llevaba en el auto, a lo que Rosa dijo que aprovecharía para llamar a su casa para ver como estaban sus hijos, por lo que Alicia y Hugo se fueron. Yo sabía que a partir de ese momento disponía de aprox. 40 o 50 minutos para llevar a cabo cualquier locura, pues la heladería se encuentra un tanto lejos de casa.

Mientras hablaba por teléfono no dejé de mirarla, a esa altura ya con descaro no sacaba los ojos de ese hermoso par de tetas, miradas que fueron correspondidas lo cual me estaba poniendo más caliente aún. Cuando terminó de hablar por teléfono, me hizo el comentario de que tenía mucho calor y salió rapidamente al balcón, yo me acerqué por detrás de ella y le dije que eso era muy fácil de solucionar, que se quitara el saco y su calor sería saciado en parte, ella respondió que no podía sino iba a quedar practicamente desnuda ante mis ojos y ya había visto como la miraba durante la cena por lo que eso podía llegar a ser muy peligroso. "Lo que pasa es que hoy estas terriblemente sexy", le dije, "Y si usas esas transparencias no debes hacerlo a medias tintas", a lo que respondió que tenía razón, que se lo sacaría hasta que llegaran nuestras parejas. Cuando tuve ante mí semejante bellas tetas no pude evitar decírselo, a lo que respondió: "Te dije que eras peligroso". "Es que desde hace tiempo deseo besar esas tetas, Rosa", le respondí.

En ese momento ella dudó un poco de su actitud e intentó entrar nuevamente al living, entonces la tomé de la cintura y acercándola a mi pene que se encontraba totalmente duro le dije: "Rosa voy a besarte toda y te voy a coger en este mismo instante", ella intentó soltarse, entonces tomé con mis manos ambas tetas y comencé a besarla en el cuello, su resistencia poco a poco empezó a ser cada vez menor, le desabroché la camisa mientras seguia besándola en el cuello, para ese momento Rosa ya estaba ardiendo y me decía que hacía tiempo que estaba caliente conmigo. Luego ella se dio vuelta y mientras yo le besaba una de sus tetas y acariciaba la otra con mi mano, bajó la cremallera de mi jean y sacó a la luz a mi pobre pene que a esa altura estaba que explotaba y empezó a masturbarme. Luego me sentó en un sillón y me hizo una mamada espectacular, con la cual me corrí en su boca. Rosa se tragó toda mi leche para no dejar rastros y me siguió mamando a pesar de mi corrida. Después levantó su pollera, se quitó sus bragas y me colocó su clítoris en mi boca, besé esa concha como si fuese la última vez en mi vida, cosa que Rosa agradeció ya que se corrió rapidamente con mi lengua. A esa altura mi pene ya estaba otra vez en guardia, le pedí que se colocara en cuatro patas y la penetré desde atrás, logrando así un par de corridas más de mi amiga, mientras tanto con mis dedos le acariciaba el agujerito de su culo y comencé a meterle un dedo mientras la estaba cogiendo, luego de las corridas y cuando pensé que su culo estaba listo le dije: "Ahora te voy a encular perra", ella primero se negó, pero su calentura era tal que luego me pidió que lo hiciera despacio ya que normalmente su marido no la cogía por el culo. Le dije que si, y empecé a penetrar su hemoso culo despacio como ella me pidió, una vez que entró la cabeza se la clavé hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, con lo que arranqué unos gritos de placer que me excitaron aún más y empecé con el mete y saca en su culo hasta que nos corrimos juntos. Luego nos besamos de manera muy dulce y nos fuimos a lavar y a acomodarnos la ropa.

En ese momento me comentó que hacía tiempo que no gozaba de esa manera, a lo que respondí que esto era el comienzo ya que en 40 minutos, como tuvimos, todo lo habíamos hecho muy a la apurada. Unos minutos después llegaron Alicia y Hugo con el helado y nosotros como si nada, los esperamos escuchando música y conversando. Comimos el helado, seguimos charlando de pavadas, nuestras miradas siguieron cruzándose, lo cual me ponía como loco, eso hizo que permaneciera con una erección terrible durante el resto de la velada. En algún momento nos cruzamos con Rosa en la cocina y ella acarició suavemente mi mastil al pasar, con lo que casi me corro sobre el pantalón (hubiese sido un verdadero papelón), el hecho que ni Alicia ni Hugo se dieran cuenta de la situación alimentaba de sobremanera mi morbo. Luego de un par de horas se fueron nuestros amigos y como yo seguía muy caliente, le regalé a mi esposa una hermosa noche de ardiente sexo, regalo que Alicia agradeció ya que no se lo esperaba y yo lo necesitaba, después de algunas corridas, más de ella que mias, ya que yo venía con desventaja, nos dormimos abrazados con mi pene dentro de se concha.

Desde ese día con Rosa nos convertimos en amantes y una o dos veces por semana nos encontramos para compartir horas de sexo infiel, con más tiempo para gozar y gozar, de más está decirles que somos más amigos que antes. Me gustaría que me escribieran y dieran sus comentarios sobre mi relato.
 

chirilas one

Bovino maduro
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Primero en comentar es un honor ahora si excelente aporte leyendolos de corrido son sumamente entretenidos y el de EL JUEGO en especial es muy bueno y cumple con su cometido se agradece y se recomienda gracias bro
 

greymon

Bovino adicto
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bueno segundo me gusto un chingo el del juego kizas el mejor de los 3 gracias por el aporte
 

METAMORF

Becerro
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EXCELENTES, MUY BUENOS ES UN GUSTO LEER ALGO QUE TE HACE IMAGINARLO FELICIDADES BROTHER
 

dunklemann

Becerro
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Excelentes relatos, mi favorito tambien es: El Juego!
el segundo la verdad estuvo muy asqueroso (si es que es real)!
 

mariobautista

Bovino adicto
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me agradó mucho el primero. no leí los demás pero tenlo por seguro que luego me regreso a continuar con la lectura. saludos
 

viper2008

Bovino adolescente
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excelente el del juego, solo he jugado a perder prendas pero nada mas espero se me de la oportunidad de completarlo (no con mi novia pq no me gustaria prestarla, pero si con algunas amigas)... el segundo como que medio fake... y el tercero que no daria yo por tener una amiga de mi novia asi :)
 

antoba

Bovino adolescente
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hoye no te an dicho que eres bueno para relatar historias porque lo eres graciaspor el aporte
 

Night_Angeluz

Bovino maduro
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Kbron...
Te rifaste con la de El Juego... Es la mejor mas erótica y exitante historia que he leído, me recuerda muchas cosas que pasaron con juegos de botella xD jajaja... gracias!!!
 

nenepapito

Bovino maduro
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que esquicita lectura acabo de tener, el del
juego simplemente sublime que detalles al
narrar de verdad gracias que buen aporte
esperamos mas
 

ferni martinek

Becerro
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excelentes relatos, y el segundo pues un poco asqueroso, y no muy creible, pero al fin cumplio su cometido, gracias
 
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