Welcome!

By registering with us, you'll be able to discuss, share and private message with other members of our community.

SignUp Now!

De versos a besos I

vanellope

Becerro
Registrado
27 Nov 2012
Mensajes
23
No sé por dónde empezar, esta historia es larga (muy larga) y aunque sé que este no es un foro de amor, si no de relatos eróticos, no sé porqué habrían de estar peleadas ambas cosas.

Tarde bastante tiempo en decidirme poder publicar esto, porque esta es una historia real. Me pasó a mí. Y aunque estaba recelosa de contarla, porque ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida; creo que es una historia digna de contarse.

Nunca he sido fan de los foros, ni de estas cosas. Y que ironías de la vida, vine a encontrar el amor precisamente aquí, en ba-k.

Comenzaré por contarles quien soy. Mi nombre es Liz, así, a secas. Tengo 24 años. Soy una mujer universitaria, muy apasionada de mi carrera, que trabaja y que es como cualquier persona normal.

Al grano pues (lamento si hay mucha paja en mi texto, ¡pero jamás había escrito algo así!).

Hace un par de meses vinieron unos amigos de mis papas a comer. Comentando sobre una serie de televisión (the walking dead), les platiqué que quería ver la serie pero que no la había encontrado en internet. Y fue ahí donde me enteré de ba-k. Me dijeron que me inscribiera y que podría bajar varias series y esas cosas. Y así lo hice.

Una noche, estaba en mi cuarto con un insomnio de la fregada, eran ya las dos de la mañana y yo seguía dando vueltas en la cama. Así que tome la lap y la prendí. Como era entre semana, no había nadie con quien charlar a esa hora, así que entre a ba-k y me puse a navegar.

Siempre me he considerado una mujer que no se avergüenza de lo que es, y por lo mismo, no tengo reparo en contarles que disfruto demasiado de mi sexualidad.

Total, ese día navegaba por la página cuando llegué a este foro. Leí un par de relatos, que me parecieron entretenidos, pero nada fuera de lo común, todos eran muy parecidos.

Muchos hombres que presumían de ser muy buenos en la cama, de cogerse a sus suegras, primas, amigas de la infancia. Puchas, vergas, culos y demás (no había tenido la oportunidad de ver que hay muchas mujeres que también escriben por aquí, ahora lo sé).

En fin, seguí leyendo aquellos relatos que de repente me provocaban una sonrisa, a veces una sensación extraña, y muchas otras un par de bostezos.

Entonces, mis ojos se posaron en un nombre: Damian Lara.

Inexplicablemente sentí una atracción ante las letras que mis ojos no podían dejar de ver. El título del relato ni siquiera era llamativo, “saliendo de apuros” no es precisamente un título muy atrapante (no intenten buscarlo, el usuario ya no existe, y después sabrán porqué). A pesar del extraño título, me decidí a abrirlo. Y comiencé a leer.

Cada palabra me envolvió, sentí de verdad una familiaridad con esas líneas, como si me las hubiera escrito un amigo de hace muchos años. El hombre del relato era un hombre común, con una vida común y con una experiencia fuera de lo normal (el relato hablaba de cómo fue testigo y participe de un trío entre su esposa, él, y otro hombre).

Imprevistamente mis manos comenzaron a sudar, cada línea que avanzaba, me atrapaba más.
De repente y sin aviso alguno sentí algo… raro. ¿Acaso era un cosquilleo en el vientre bajo? No, ¡un momento! ¡El cosquilleo provenía de más abajo!

Terminé de leerlo y quedé cautivada. Pero sentí una necesidad de leerlo por segunda vez, este completo desconocido, Damian, causó un efecto muy raro en mí.

Al terminar de leer aquel relato por segunda vez, mi excitación era notoria. No pude evitarlo más, tenía la piel chinita. Sentí un escalofrío que recorrió mi espalda completa. No solo era una experiencia contada, era una experiencia que viví con cada sentido.

El corazón me latía de prisa e inexplicablemente al leer el relato, pude imaginar cada personaje, pude percibir cada aroma y sentir cada caricia. Sin embargo, dentro del relato yo no era participe, tan solo era un fantasma que se encontraba viviendo la escena sin formar parte de ella, y por supuesto, sin que los participante se dieran cuenta de mi presencia.

No pude más. Sentí una necesidad arrolladora de compartir esas sensaciones y sentirlas como mías.
Sin pensarlo deje la computadora a un lado y cerré los ojos. Reviviendo cada palabra, cada momento, cada sensación. Y... comencé a tocarme.

Mis manos estaban húmedas, pero eso no me impidió que pudiera sentir cada caricia a la perfección.

Con las manos temblorosas por la excitación que el relato había causado en mi, comience por tocarme el rostro (del que se asomaban pequeñas perlas de sudor que bajaban desde mi frente), me acaricié la cara como un amante que acaricia a su amada, con delicadeza, con mucha ansiedad. Poco a poco fui bajando hasta tocar mi cuello, masajeándolo y bajando mi mano aún más.

Mis pechos (que son grandes y no caben en mis pequeñas manos) se encontraban tensos, reaccionando a las caricias que mis propias manos les propiciaban; para ese momento mis pezones se encontraban duros, como respuesta a cada movimiento de las yemas de mis dedos, que los acariciaban sin parar, pero de una manera suave, frágil y constante.

No era la primera vez que mis manos se daban el deleite de recorrer mi propio cuerpo, pero aquella vez la sensación era diferente. Todo debido a un relato que había decidido hacer mío.
Tenía las manos frías, estaba sudando frío.

Cuando mis pechos se acostumbraron a tan gratas caricias, comencé a bajar una de mis manos y acaricié mi abdomen, hasta llegar al ombligo, lo que me produjo un cosquilleo arrancando una sonrisa tenue.
No podía parar, pero tenía que volver a leer, así que de nuevo comience con el relato (aunque una de mis manos no dejaba de acariciar mis senos).

Comencé a vivir la experiencia de nuevo, percibiendo cada aroma, cada color, cada caricia, escuchando cada palabra y cada gemido como si yo estuviera ahí, escondida entre las sombras observando lo que se suscitaba frente a mí.

No pude esperar más, lentamente baje la única mano libre que me quedaba (porque la otra estaba manejando la computadora) encontrándome con mi sexo.

En ese momento, mis dedos disfrutan de su calidez y humedad. Me doy cuenta que la humedad es mayor a la que normalmente existe, eso es una señal de la excitación que invade a mi cuerpo.
(Ahora me doy cuenta que hablo en presente, pero es que ya lo dicen por ahí “recordar es volver a vivir”).

El relato es corto, así que termino de leerlo rápidamente, pero para ese entonces (cuando lo he leído ya 3 veces) me lo sé casi de memoria. Así que sin darme prisa comienzo a tocar nuevamente mis pechos con una mano, mientras la otra se encarga de mi entrepierna.

La sensación es placentera, y después de haber disfrutado la calidez y humedad comienzo a mover las puntas de mis dedos suavemente, mis manos (y sobre todo mis dedos) tienen un mapa exacto de mi cuerpo, parece que toman vida propia y se encargan de mí.

Me dejo llevar, mis dedos se mueven de manera suave sobre mis labios vaginales, abriéndolos, cerrándolos, poco a poco buscan lo que muchos hombres tardan siglos en descubrir, pero mis dedos saben perfectamente donde esta mi clítoris.

No es necesario meter mis dedos a la boca, no hay necesidad de lubricación, ya que para ese momento me encuentro tan húmeda que mi ropa interior se encuentra mojada.

Comienzo con un movimiento en círculos sobre el tan anhelado punto de placer, son movimientos suaves, mientras mi mano izquierda se encarga de masajear mis pechos, de rodear con las yemas los pezones. No puedo evitar morderme un labio, es una manía que tengo cada vez que estoy en una situación de placer, o en su defecto, de nervios.

Siento un calor que recorre todo mi ser, se me escapan un par de gemidos (aunque debo ser cuidadosa, no vivo sola y no quisiera que en mi casa se enteraran de tan placentero festín).

Mis movimientos siguen suaves, mientras pienso que habrá sentido aquel escritor que me ha cautivado con sus letras, no puedo evitar seguir tocándome mientras percibo ese aroma tan especial que proviene de mi sexo, y de mi piel.

Los movimientos comienzan a hacerse más rápidos sobre mi clítoris, y es ahí cuando no puedo evitar (con la otra mano) introducir dos dedos a mi vagina, esa cavidad caliente y para ese entonces hinchada que me pide a gritos ser penetrada, aunque tendrá que conformarse solamente con mis dedos.

Mientras mi espalda comienza a arquearse, mis dedos se mueven furtivamente contra mi clítoris, aprisionándolo, frotándolo, y de vez en cuando, dando pequeños golpecitos sobre él, que causan un éxtasis total sobre mí ser; mis dedos entran y salen de mi vagina, encajan a la perfección; es un movimiento constante, firme, a veces lento, otras veces más rápido.

Quisiera poder gritar, pero no puedo, lo que hace que mi energía no pueda escapar del todo, lo que provoca que el orgasmo sea más duradero, más placentero…

Sintiendo que en cualquier momento estallaré, frotando cada vez más rápido, con más fuerza, como si mi vida dependiera de ello, mis dedos no pueden parar de penetrar esa cavidad que está a punto de estallar…

Entonces sucede, siento perfectamente como escurren mis mieles sobre mis dedos, sobre mi mano entera, siento una tensión enorme en cada músculo, puedo percibir un olor más bello que el de las flores, me retuerzo, me arqueo, me voy… ¡Me vengo!

Poco a poco retiro mis manos de aquel templo encargado de darme una noche de placer increíble, no puedo evitar acercar mis manos al rostro para percibir (a una distancia considerable) el aroma de mí ser.

Mis músculos comienzan a relajarse, mis labios (esta vez bucales) se abren un poco, dejando escapar un suspiro pequeño, casi inaudible.

Sonrío, me regalo una sonrisa por tan buen trabajo hecho.

Y pienso que esta ha sido una noche cautivante, una noche de placer conmigo misma.

Solo esperaba que Damian escribiera un relato pronto, ahora existía un lazo extraño que nos unía, y él ni siquiera sabía que acababa de regalarme una noche maravillosa, y mucho menos sabía de mi existencia.

Pensé que tal vez algún día tendría el valor de hablarle, y decirle que aquella noche fue el motivo del dulce orgasmo de una mujer.

Apagué la computadora y me recosté en la cama, aún empapada de sudor de la noche que acaba de invadirme, poco a poco cerré los ojos y me quede dormida.

(continuará...)
 

leon809

Bovino adolescente
Registrado
4 Abr 2011
Mensajes
61
Excelente relato amiga, me cautivo!! Felicidades, esperamos sigas relatándonos tus maravillosas experiencias!! Saludos.
 

pastor666

Bovino maduro
Registrado
29 Nov 2009
Mensajes
320
Bueno Amiga, aquí nos cuentas el inicio de lo que parece una historia llena de deseos, pasión y que por supuesto involucra los sentimientos, ya sean afectivos o de amor. Espero le des continuación a este relato, y, aunque como dicen que la curiosidad mató al gato, nos cuentes porque Damian Lara se fue del foro, yo si tuve la oportunidad de leer sus relatos. Besos!
 

mexpepin

Bovino adolescente
Registrado
3 Sep 2011
Mensajes
56
Que buena historia no tardes mucho con la continuacion y saber que paso con damian.
 

oskar13

Bovino maduro
Registrado
28 Dic 2008
Mensajes
423
haha.
siento perfectamente como escurren mis mieles sobre mis dedos
se nota que quisiste meterle originalidad pero por algo eres becerra :D solo antes de continuar leeyendo su relato me gustaria saber si "involucra" algun tío de por aqui o simplemente me quedaré como en su historia, imaginandome ser su dulce mano entre las sabanas.... digo... siempre ahi que probar un pedazo del pastel antes de querer deborarselo..
 

vanellope

Becerro
Registrado
27 Nov 2012
Mensajes
23
haha. se nota que quisiste meterle originalidad pero por algo eres becerra :D solo antes de continuar leeyendo su relato me gustaria saber si "involucra" algun tío de por aqui o simplemente me quedaré como en su historia, imaginandome ser su dulce mano entre las sabanas.... digo... siempre ahi que probar un pedazo del pastel antes de querer deborarselo..
Si continuas buscando, verás que son varias partes y si, efectivamente, hablo más adelante sobre el. Cuidate y gracias por el comentario
 
Arriba Pie