Iniciar con el tema de la escritura de relatos eróticos ya rondaba mi mente hace bastante tiempo y de no ser por un buen amigo con el que intercambiamos candentes “cyber-sesiones” amatorias no me animaría a hacer realidad todo esto.
Para empezar y proyectar en ustedes imágenes precisas de nosotros, las típicas descripciones de los amantes: él, guapísimo, alto 1:85, tez blanca, ojos grandes color miel y sin ser robusto mantiene un cuerpo bien marcado, buena espalda y muy buena cola. Yo, bajita, 1:55, piel canela en mi país diríamos gordita voluptuosa. No tengo cuerpo de modelo sin embargo fui bendecida con una linda figura de reloj de arena, busto 105 copa c, cintura 96, caderas 110.
Sin mayores preámbulos les dejo a continuación el primer relato que debo admitir no solo es mío, como verán cuenta con la importante participación de él.
- Te imagino sentada en una silla con algo muy sexy puesto, y yo en toalla parado frente a ti.
- Mmm... suena bien, ¿Te describo mi ropa entonces? Un neglige negro, todo de seda transparente, con tirantes súper delgados y lacitos delante. Un brasiere muy pequeño que empuja mis senos hacia arriba, como si estuvieran por salirse y una tanga pequeñísima bien encajada entre mis carnes
- ¿Bien metida en tu culo?
- Si, como sé que te gusta…
- ¿El escenario?....
- Una habitación de hotel, una cama gigante, espejos biselados y una silla en medio... tapiz rojo, muy cómoda.
- Lo que imaginaba es que estabas sentada en una silla con los ojos cerrados, vendados. Yo me acerco a ti para que sientas mi olor, mi respiración... para que apenas me percibas te haría pequeños roces con mis labios en distintas partes de tu cuerpo, tu cuello, tu espalda… Eso imaginaba
- Mmm..... lo que yo me imaginaba podría cerrar con lo tuyo, ¿me dejas explayarme?
Te imagino acercándote al aparato de sonido y poniendo música jazz con saxofón, nada demasiado ruidoso. En las esquinas de las mesitas de la habitación pequeñas velas encendidas, por ende nos encontramos a media luz. La música es súper sexy. Empiezas a caminar como pantera por la habitación, no bailas pero te contoneas muy rico.
Me muerdo un labio viéndote avanzar y alejarte de mí. Mi respiración se acelera solo con la idea de saber que tenemos ese hermoso lugar para los dos y todo lo que nos espera.... la noche es larga.
Te acercas a una mesa y tomas la botella de vino espumante, sirves dos copas y te tomas una en seco. La otra la tienes entre tus manos y te acercas con ella, cuando estoy por tomarla me la quitas, me susurras que “nada de manos”. Así que las pongo juntas detrás de mi espalda y prometo quedarme quietecita. Acercas la copa a mis labios y viertes ese elixir, poquito… gota a gota y a propósito derramas un poco y ves como las gotas surcan mi cuello llegando a mis pezones duros. Me guiñas un ojo y te alejas.
De nuevo ese andar como pantera. Empiezas a moverte con la música vas meneándote, agachándote, volteando, girando y te quitas la toalla. Llevas bóxers y me ordenas que te los quite, sin embargo, como no puedo hacerlo con las manos, deberé hacerlo con….
- La boca
Acerco mis labios a tu cintura y te miro directo a los ojos, yo también puedo hacerte sufrir. Ni me aproximo a tu paquete, voy hacia un lado de tu cadera y empiezo a bajar el bóxer…. lentamente. Dejo ese lado para ir al otro y hacer lo mismo.
Esperaba que tu erección saltara de golpe pero no. Llevas también otra ropita pequeña, no es una tanga sino más bien una trusa muy elegante, como un pequeño esmoquin. Ahí si quería acercarme a tu entrepierna, veo que ya está todo muy apretado ahí pero te alejas, me dejas arrodillada a los pies de la silla muerta de deseo.
Empiezas a moverte de nuevo, te pregunto si puedo tocarme y me dices que solo con una mano y solo si estoy semi recostada en la silla y con una pierna arriba para que tú veas bien. Acepto. Me acomodo en la silla, hago a un lado la tanga y empiezo a dedearme. Tú te contoneas de nuevo, lentamente bajas la trusa quedando tu tranca erecta y tus huevos afuera…"quiero lamer -te digo- acércate” no es una orden…. Es una súplica.
Vienes hacia mí y me acomodas en la silla, colocas con delicadeza mis piernas en el espaldar de la silla y recuestas mi espalda en el asiento quedando mi cabeza colgada fuera de la silla. Sin mediar más palabras me tomas las muñecas y me ensartas el guevo de una y hasta el fondo.
- Uff
Me provocas arcada y una lagrimilla sale de mis ojos. Empiezas a moverte. Con una mano me sujetas las dos muñecas y con la otra empiezas a masturbarme. Mi orgasmo es inminente, me voy a correr, gimo teniendo tu verga en la garganta y grito ahhhhhhhhhhhhhggggggggggggggggggggggrrrrrrrrrrr. Me sueltas y te arrodillas.
- Te lo tendría bien profundo mientras acabas
Tu cabeza está ahora a la altura de la mía y me besas apasionadamente. Me masajeas las tetas mientras me besas. Del suelo, cerca de la silla tomas un pañuelo de seda, me vendas los ojos y haces que me siente como una dama de nuevo.
- Pues en ese punto jugaría con mi guevo por todo tu cuerpo. Tu sin poder usar la manos de nuevo y con los ojos vendados, que lo único que sientas es como impregno todo tu cuerpo con él. Conociéndote, tú intentarías pescarlo con la boca: Te permito a veces lograrlo, te dejo tragarlo un par de veces para luego sacarlo y pasarlo por tu cara y tus tetas, llenándote toda de él. Me hago una paja con tu piel, con tu rostro y en tu cuerpo. Con alma sientes que paro y te abro las piernas. Te jalo de la silla un poco hacia mí para servirme tu cuca. Me agacho de una forma muy primitiva y con una mano abro los labios de tu cuca para saborear tu clítoris con mi lengua y con la otra me hago una paja.
Con seguridad ya estoy toda mojada y gimiendo.
- Tú con los ojos vendados caes en un trance. Tengo la mano que masajea mi verga mojada por mis fluidos y te agarro las tetas llenándolas mientras me como tu concha. Sientes como la punta de mi lengua dura frota tu clítoris e intenta entrar profundo en ti, estás mojada y tus corridas chorrean hasta tu culo. Con una mano sigo manteniendo tu vagina muy abierta, la otra la quito de tus tetas y comienzo a llenar por fuera tu culo de tus mismos líquidos. Te sientes toda impregnada de mi guevo. Siento que te vienes y meto dos dedos en tu cuca y comienzo a cogerte con ellos mientras mi lengua estimula tu clítoris, de forma rápida y cuando tienes otro fuerte orgasmo chupo tu clítoris con fuerza.
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mmmmm….. que rico!!!! No pares!!!
- Ya acabando tu orgasmo saco mis dedos de tu concha y aprovechándome del placer que sientes te clavo un dedo en el culo mientras lamo tu clítoris ya de forma más suave.
Siiiii!!! Sigue así… Estoy tan deseosa de ti que te suplico me penetres, te necesito dentro. Hazme tuya ya!!!
Te paras frente a la silla y me ayudas a incorporarme. Me quitas la venda de los ojos pero la sostienes con una mano. Nos besamos apasionadamente mientras caminamos hacia la cama, me haces echar y te pones encima. Mirándome a los ojos me adviertes que quieres hacerlo muy duro pero de nuevo no podré usar las manos, ni para tocarme, ni para tocarte.
Tomas el pañuelo seda con tus dos manos y con suavidad me enganchas a la cama.
Una vez más esa cara de pantera.
Tu tranca durísima recorre mi clítoris y la entrada de mi culo. Pones una pierna mía en tu hombro y la otra me la dejas estirada en la cama. Me siento abiertísima para recibirte y cuando creo que entraras salvajemente no lo haces. Metes la puntita y la sacas. Me vuelves loca. ¡Te quiero dentro ya! Arremetes de nuevo, solo la puntita y afuera. Me muevo, revuelco. No hay mucho que pueda hacer. Sonríes pícaramente. Una de tus manos coge mi cintura y ahí sí, adentro y hasta el fondo.
Grito, me duele, siento tus 18 centímetros partiéndome. Es como un hierro ardiendo en mis entrañas. Te quedas quieto y cuando me acostumbro y deja de doler, contraigo los músculos internos. No te mueves, simplemente disfrutas de la presión que genero, te gusta pero basta de sutilezas.
Inicias el bombeo, fuerte y lento. Cada estocada es profunda. Tus huevos chocan con mis nalgas y los jugos de mi vagina rebalsan hasta la cama. Gimo quedito y empiezas a acelerar el ritmo, penetraciones menos profundas pero más rápidas. Voy a correrme de nuevo, lo sabes, aceleras… si.... si... si...... ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Empiezo a temblar y la seda se suelta. Me acaricias el rostro y me pides que acaricie tu espalda y arañe un poco tus nalgas. Lo hago mientras continuas bombeando. Tu turno para venirte mi amor - ¿dónde lo quieres? - te pregunto como gata en celo.
- Dentro de tu culo
Entonces me volteas. Me pongo de a cuatro en la cama. Te alejas un poco de ella para ver como escurren los jugos de mi vagina.
- Mi verga esta que explota
Te acercas y empiezas otra vez a bombearme por la vagina mientras introduces dos dedos en mi ya bien lubricado ano. Entran y salen juntos, al mismo tiempo. “Voy a venirme -te grito- voy a venirme”. Mis brazos que apenas me sostienen desfallecen. Mi cabeza queda en la almohada, mis brazos extendidos en la cama y mi cola en punta recibiendo toda tu hombría. Aprovechas este fuerte orgasmo y sin avisarme introduces tu guevo en mi ano
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!
El orgasmo se intensifica, sigue durando y tú ya no puedes más. Entras solo dos o tres veces y te corres. Siento tu leche caliente inundándome los intestinos
- Ahhhhhhhhhhhhh
Te dejas caer sobre mí, sudoroso. Yo me estiro en la cama y nuestros cuerpos relajados y pegajosos permanecen unidos acompasando de a poco nuestras respiraciones. Todo va quedando en calma de nuevo.
Queridos Bakunos, se agradecerán las críticas constructivas que puedan hacer a este relato.
Besos húmedos y Buenas Noches
Para empezar y proyectar en ustedes imágenes precisas de nosotros, las típicas descripciones de los amantes: él, guapísimo, alto 1:85, tez blanca, ojos grandes color miel y sin ser robusto mantiene un cuerpo bien marcado, buena espalda y muy buena cola. Yo, bajita, 1:55, piel canela en mi país diríamos gordita voluptuosa. No tengo cuerpo de modelo sin embargo fui bendecida con una linda figura de reloj de arena, busto 105 copa c, cintura 96, caderas 110.
Sin mayores preámbulos les dejo a continuación el primer relato que debo admitir no solo es mío, como verán cuenta con la importante participación de él.
- Te imagino sentada en una silla con algo muy sexy puesto, y yo en toalla parado frente a ti.
- Mmm... suena bien, ¿Te describo mi ropa entonces? Un neglige negro, todo de seda transparente, con tirantes súper delgados y lacitos delante. Un brasiere muy pequeño que empuja mis senos hacia arriba, como si estuvieran por salirse y una tanga pequeñísima bien encajada entre mis carnes
- ¿Bien metida en tu culo?
- Si, como sé que te gusta…
- ¿El escenario?....
- Una habitación de hotel, una cama gigante, espejos biselados y una silla en medio... tapiz rojo, muy cómoda.
- Lo que imaginaba es que estabas sentada en una silla con los ojos cerrados, vendados. Yo me acerco a ti para que sientas mi olor, mi respiración... para que apenas me percibas te haría pequeños roces con mis labios en distintas partes de tu cuerpo, tu cuello, tu espalda… Eso imaginaba
- Mmm..... lo que yo me imaginaba podría cerrar con lo tuyo, ¿me dejas explayarme?
Te imagino acercándote al aparato de sonido y poniendo música jazz con saxofón, nada demasiado ruidoso. En las esquinas de las mesitas de la habitación pequeñas velas encendidas, por ende nos encontramos a media luz. La música es súper sexy. Empiezas a caminar como pantera por la habitación, no bailas pero te contoneas muy rico.
Me muerdo un labio viéndote avanzar y alejarte de mí. Mi respiración se acelera solo con la idea de saber que tenemos ese hermoso lugar para los dos y todo lo que nos espera.... la noche es larga.
Te acercas a una mesa y tomas la botella de vino espumante, sirves dos copas y te tomas una en seco. La otra la tienes entre tus manos y te acercas con ella, cuando estoy por tomarla me la quitas, me susurras que “nada de manos”. Así que las pongo juntas detrás de mi espalda y prometo quedarme quietecita. Acercas la copa a mis labios y viertes ese elixir, poquito… gota a gota y a propósito derramas un poco y ves como las gotas surcan mi cuello llegando a mis pezones duros. Me guiñas un ojo y te alejas.
De nuevo ese andar como pantera. Empiezas a moverte con la música vas meneándote, agachándote, volteando, girando y te quitas la toalla. Llevas bóxers y me ordenas que te los quite, sin embargo, como no puedo hacerlo con las manos, deberé hacerlo con….
- La boca
Acerco mis labios a tu cintura y te miro directo a los ojos, yo también puedo hacerte sufrir. Ni me aproximo a tu paquete, voy hacia un lado de tu cadera y empiezo a bajar el bóxer…. lentamente. Dejo ese lado para ir al otro y hacer lo mismo.
Esperaba que tu erección saltara de golpe pero no. Llevas también otra ropita pequeña, no es una tanga sino más bien una trusa muy elegante, como un pequeño esmoquin. Ahí si quería acercarme a tu entrepierna, veo que ya está todo muy apretado ahí pero te alejas, me dejas arrodillada a los pies de la silla muerta de deseo.
Empiezas a moverte de nuevo, te pregunto si puedo tocarme y me dices que solo con una mano y solo si estoy semi recostada en la silla y con una pierna arriba para que tú veas bien. Acepto. Me acomodo en la silla, hago a un lado la tanga y empiezo a dedearme. Tú te contoneas de nuevo, lentamente bajas la trusa quedando tu tranca erecta y tus huevos afuera…"quiero lamer -te digo- acércate” no es una orden…. Es una súplica.
Vienes hacia mí y me acomodas en la silla, colocas con delicadeza mis piernas en el espaldar de la silla y recuestas mi espalda en el asiento quedando mi cabeza colgada fuera de la silla. Sin mediar más palabras me tomas las muñecas y me ensartas el guevo de una y hasta el fondo.
- Uff
Me provocas arcada y una lagrimilla sale de mis ojos. Empiezas a moverte. Con una mano me sujetas las dos muñecas y con la otra empiezas a masturbarme. Mi orgasmo es inminente, me voy a correr, gimo teniendo tu verga en la garganta y grito ahhhhhhhhhhhhhggggggggggggggggggggggrrrrrrrrrrr. Me sueltas y te arrodillas.
- Te lo tendría bien profundo mientras acabas
Tu cabeza está ahora a la altura de la mía y me besas apasionadamente. Me masajeas las tetas mientras me besas. Del suelo, cerca de la silla tomas un pañuelo de seda, me vendas los ojos y haces que me siente como una dama de nuevo.
- Pues en ese punto jugaría con mi guevo por todo tu cuerpo. Tu sin poder usar la manos de nuevo y con los ojos vendados, que lo único que sientas es como impregno todo tu cuerpo con él. Conociéndote, tú intentarías pescarlo con la boca: Te permito a veces lograrlo, te dejo tragarlo un par de veces para luego sacarlo y pasarlo por tu cara y tus tetas, llenándote toda de él. Me hago una paja con tu piel, con tu rostro y en tu cuerpo. Con alma sientes que paro y te abro las piernas. Te jalo de la silla un poco hacia mí para servirme tu cuca. Me agacho de una forma muy primitiva y con una mano abro los labios de tu cuca para saborear tu clítoris con mi lengua y con la otra me hago una paja.
Con seguridad ya estoy toda mojada y gimiendo.
- Tú con los ojos vendados caes en un trance. Tengo la mano que masajea mi verga mojada por mis fluidos y te agarro las tetas llenándolas mientras me como tu concha. Sientes como la punta de mi lengua dura frota tu clítoris e intenta entrar profundo en ti, estás mojada y tus corridas chorrean hasta tu culo. Con una mano sigo manteniendo tu vagina muy abierta, la otra la quito de tus tetas y comienzo a llenar por fuera tu culo de tus mismos líquidos. Te sientes toda impregnada de mi guevo. Siento que te vienes y meto dos dedos en tu cuca y comienzo a cogerte con ellos mientras mi lengua estimula tu clítoris, de forma rápida y cuando tienes otro fuerte orgasmo chupo tu clítoris con fuerza.
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mmmmm….. que rico!!!! No pares!!!
- Ya acabando tu orgasmo saco mis dedos de tu concha y aprovechándome del placer que sientes te clavo un dedo en el culo mientras lamo tu clítoris ya de forma más suave.
Siiiii!!! Sigue así… Estoy tan deseosa de ti que te suplico me penetres, te necesito dentro. Hazme tuya ya!!!
Te paras frente a la silla y me ayudas a incorporarme. Me quitas la venda de los ojos pero la sostienes con una mano. Nos besamos apasionadamente mientras caminamos hacia la cama, me haces echar y te pones encima. Mirándome a los ojos me adviertes que quieres hacerlo muy duro pero de nuevo no podré usar las manos, ni para tocarme, ni para tocarte.
Tomas el pañuelo seda con tus dos manos y con suavidad me enganchas a la cama.
Una vez más esa cara de pantera.
Tu tranca durísima recorre mi clítoris y la entrada de mi culo. Pones una pierna mía en tu hombro y la otra me la dejas estirada en la cama. Me siento abiertísima para recibirte y cuando creo que entraras salvajemente no lo haces. Metes la puntita y la sacas. Me vuelves loca. ¡Te quiero dentro ya! Arremetes de nuevo, solo la puntita y afuera. Me muevo, revuelco. No hay mucho que pueda hacer. Sonríes pícaramente. Una de tus manos coge mi cintura y ahí sí, adentro y hasta el fondo.
Grito, me duele, siento tus 18 centímetros partiéndome. Es como un hierro ardiendo en mis entrañas. Te quedas quieto y cuando me acostumbro y deja de doler, contraigo los músculos internos. No te mueves, simplemente disfrutas de la presión que genero, te gusta pero basta de sutilezas.
Inicias el bombeo, fuerte y lento. Cada estocada es profunda. Tus huevos chocan con mis nalgas y los jugos de mi vagina rebalsan hasta la cama. Gimo quedito y empiezas a acelerar el ritmo, penetraciones menos profundas pero más rápidas. Voy a correrme de nuevo, lo sabes, aceleras… si.... si... si...... ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Empiezo a temblar y la seda se suelta. Me acaricias el rostro y me pides que acaricie tu espalda y arañe un poco tus nalgas. Lo hago mientras continuas bombeando. Tu turno para venirte mi amor - ¿dónde lo quieres? - te pregunto como gata en celo.
- Dentro de tu culo
Entonces me volteas. Me pongo de a cuatro en la cama. Te alejas un poco de ella para ver como escurren los jugos de mi vagina.
- Mi verga esta que explota
Te acercas y empiezas otra vez a bombearme por la vagina mientras introduces dos dedos en mi ya bien lubricado ano. Entran y salen juntos, al mismo tiempo. “Voy a venirme -te grito- voy a venirme”. Mis brazos que apenas me sostienen desfallecen. Mi cabeza queda en la almohada, mis brazos extendidos en la cama y mi cola en punta recibiendo toda tu hombría. Aprovechas este fuerte orgasmo y sin avisarme introduces tu guevo en mi ano
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!
El orgasmo se intensifica, sigue durando y tú ya no puedes más. Entras solo dos o tres veces y te corres. Siento tu leche caliente inundándome los intestinos
- Ahhhhhhhhhhhhh
Te dejas caer sobre mí, sudoroso. Yo me estiro en la cama y nuestros cuerpos relajados y pegajosos permanecen unidos acompasando de a poco nuestras respiraciones. Todo va quedando en calma de nuevo.
Queridos Bakunos, se agradecerán las críticas constructivas que puedan hacer a este relato.
Besos húmedos y Buenas Noches
