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Confesiones del Lecho de Muerte

cargov

Bovino adolescente
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28 Abr 2009
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91
Que tal, perdón por dejar de escribir por un buen tiempo… pero han pasado muchas cosas, algunas muy buenas y otras más o menos…

Quisiera relatarles algo que me sucedió en estos días. Debido a la mala vida y al desmadre que mi mamá llevaba, pasó unas semanas postrada en cama. Tiempo en el cual pudimos platicar de muchas cosas. De las aventuras y las desventuras que vivimos juntas.

Hablamos con el corazón. Y ya que estábamos siendo sinceras, decidí hacerle la pregunta del millón; la que siempre me intrigó durante tanto año. Y era sobre cómo es que paró siendo una gran Puta, después de ser una señora respetada. (Para los que leen mi relato por primera vez, le digo ella se divorció de mi padre, porque él la sorprendió con otro hombre. Cosa que yo no le perdoné por un buen tiempo. Después mi madre y yo primero fuimos enemigas, por un pene, que nos volvía locas a ambas; luego comprendí que yo era tan zorra como ella y que en lugar de pelear, era mejor compartir. Y de allí en adelante cada una de nosotras hacía lo que quería)

Si bien, mi madre falleció a las seis semanas, esto es lo que me dijo:

“- Te recordas de Julio – El del relato Sabía que era Infiel – (y como no, si nos paró cogiendo a ambas) Solo sonreí.

No sé cómo te enteraste de lo de él y yo; (ya que jamás le dije que Julio y yo éramos novios) pero él no fue con el que inicie siéndole infiel a tu padre. Ni era tan puta como Julio me conoció. Todo eso fue un proceso, un poco doloroso y a la vez excitante.

Julio tenía un primo llamado David, moreno de 1.78 metros cuerpo atlético, muy simpático, que llegaba a la casa, pues tu padre le pagaba para que nos arreglara algunas cosas, a veces el techo, o una fuga de agua, cualquier cosa.

Con el tiempo, se hizo como de la familia y tu padre ya no se preocupaba de estar presente cuando David llegaba, pues él se portaba muy correcto. Pero por el trabajo de tu padre, la mayor parte del tiempo me encontraba sola, a veces muchos días.

Un día platicando con una vecina (doña Tere) salió el tema de que como era posible que pasará tanto tiempo sin sexo (esta señora, no tenía tamaño, pero si fama de que le cabía cualquier cosa) que ella había notado que me llamaba la atención el moreno (pues no le sabía el nombre a David); a lo que solo me limité a hacerme la indignada. Ella solo sonrió y me dijo,- no se haga, usted no es de piedra; le aseguro, que en el fondo le pica la vagina cuando lo ve -

Créeme, que me quedé helada con su respuesta. Yo le dije que no era como ella, que yo si era una dama. Solo se tiro una carcajada y agregó – una dama; pero con ganas de un grueso y largo pene; mire, como usted, se la lleva de muy refinada, le doy un consejo… Si no quiere manchar su dis que honra… venga a mi casa y le mostraré algo –

No sé porque pero la seguí a su casa (ella vivía en frente de nosotros), al llegar me sentó en la sala y entro a una habitación. Unos instantes después, regresó con algo que no conocía en ese entonces… era una pequeña capsula ovalada de color rosado como de una pulgada o pulgada y media más o menos, que en uno de sus extremos tenía un cable y un pulsador.

Mire me dijo… esto es para cuando este sola y le den ganas. La iba a insultar, pero mi duda ante ese nuevo aparato me hizo reaccionar, preguntando qué es eso. Un vibrador, esto es para viejas que como usted, se la llevan de santas; es decir, que no le quieren poner los cuernos a su marido y mantenerse contentas. E lo dio y lo pude tocar y observar con lujo de detalles. Doña Tere activó el pulsador y sentí como su motorcito hacía zumbar la capsula, haciendo que se moviera.

La vi con cara de asombro. Así que se sentó a mi lado y se subió el vestido hasta la cintura, se hizo a un lado, (lo que hasta ese momento solo había visto en los carteles del mecánico de tu papá) su tanga negra. Se colocó el vibrador en el clítoris y lo hizo funcionar. Pude ver cómo le cambiaba la cara por el placer que sentía.

Lo uso unos dos minutos y me dijo, pruébelo. Como cree, le dije. Mire, pruébelo una vez, si no le gusta no hay problema, no pasó nada; que pierde, solo tiempo. La curiosidad pudo más, así que como ese día tenía una falda algo pegada y larga, me tuve que bajar la misma, dejando ver mis piernas blancas y mi bikini. Eso era lo más atrevido que me ponía, porque tu papá me lo pedía. Ella al ver mi ropa interior, me dice… - con razón sale huyendo su marido, si se viste como vieja –

Me asusté cuando ella me bajó el bikini y abrió mis piernas. Pasó la capsula por mi clítoris una y otra vez, sin activar el pulsador. No lo niego, me gustó; pero me gustó mucho más cuando activó el pulsador. Eso fue una explosión de energía que recorrió todo mi cuerpo. En tanto año de casada no había sentido algo así. Casi grito del placer. No sé ni cuánto tiempo tuve el vibrador, lo que si fue que termine no una, sino varias veces, al grado que le deje mojado el cojín del sillón.

Cuando por fin reaccioné, me avergoncé tanto, que doña Tere, solo sonrió y me dijo, es suyo, yo tengo varios y hasta unos más grandes. Lléveselo y cuando este sola y tenga ganas lo usa. Créeme, salí como alma en pena. Al llegar a la casa fui al ropero y lo guardé bajo llave.

Con el tiempo, me enteré que doña Tere por medio de uno de sus amantes, le dijo a David, que yo usaba vibradores, pues era una puta solapada. Lo que hizo que David sintiera morbo y de ese día en adelante me viera con lujuria.

David seguía llegando a la casa por unas reparaciones pendientes, y cada día platicaba más conmigo, y sus pláticas ya no eran las de antes sobre reparaciones… Por ejemplo, me decía: “Don Carlos, sí que la descuida, se va mucho tiempo… Yo no haría eso su tuviera una novia, esposa o amante como usted…” A lo que yo solo sonreía y le decía, si ¿verdad? Cada día las charlas subían de tono. Pues aunque ya no había reparaciones por alguna razón llegaba siempre a la casa.

Un día se me olvido que él podaba un árbol que estaba detrás del dormitorio, y que hay una celosía para que ingresara un poco de aire fresco al cuarto. Me fui a bañar, y como no me recordé que estaba trabajando David, salí solo en toalla, me dirigí a mi cuarto y rápidamente para mi mala suerte y su buena fortuna al abrir la gaveta para sacar mi ropa interior vi el vibrador (que ya había usado un par de veces, siendo honesta me dijo) y se me antojó… Por lo que ni lenta ni perezosa me acosté en la cama, me quité la toalla y me coloque el vibrador y lo activé.

Estaba tan excitada por las sensaciones que este aparatito producía, que no me di cuenta que David, me observaba desde la celosía. Así que pudo ver como estrujaba mis pechos y pellizcaba mis pezones. Así como mis manos buscaban mi vagina e introducía con mis dedos el vibrador, hasta el fondo de mi vagina… No sé cuántas veces gemí o grite…
Pero cuando vi la cara de David en la Celosía, me fui de este mundo. Me levante desnuda y me fui corriendo para la sala. David, casi se cae del árbol al verse sorprendido. Llegó corriendo a la sala y me vio sentada en el sillón, tratando de taparme solo con las manos.

“Ya ve”, me dijo “su esposo es muy malo, él no debería dejar que su esposa esté pasando estas vergüenzas… que van a pensar” Yo no dije nada… Por la excitación que tenía o por la vergüenza. Con todo esto, se me olvido que traía el vibrador dentro de la vagina y que el interruptor salía de la misma. Para mi mala suerte (o buena, no lo sé insisto), esté quedó en el sillón y cuando David se sentó, lo activó y las sensaciones fueron muchas… por lo que grite…

El, ni lento ni perezoso, aprovechó a poner una mano sobre mis piernas y poco a poco fue subiendo, hasta llegar a mi cintura, la cual por el vibrador (lo que me hacía sentir) ya no me cubría… Dejé que viera mis pechos redondos y sus pezones rosados, que se mantenían firmes por el ejercicio y por el poco uso. Cuando él los tocó, sentí que me recorría un relámpago, pues fue tal su intensidad, que un toque bastó para que yo le rogara; le suplicara porque me hiciera suya.

Encantado, se baja desnuda y veo su pene erecto, grueso, largo y venoso. Jamás había visto uno así. En serio… Cuándo lo vi, lo quería en mi vagina ya… Pero David me dijo, que lo mamara. A lo que me negué, pues ni a tu padre se lo había hecho…

Ok, me dijo, mientras presionaba nuevamente el vibrador y pellizcaba mis pezones… Yo pedía piedad, pues sentía mucho placer, pero quería el placer más grande de todos… Un pene… Me hizo nuevamente el mismo comentario… Me lo mamas… ¡NO! Respondí nuevamente… y volvió a hacer lo mismo, pero esta vez no solo activó el vibrador, si no que empezó a chupar mis tetas, como niño recién nacido y con hambre… Eso me ponía como loca e indefensa…

No pude más y le dije, lo que quieras, lo que quieras… y cuando sentí, su pene estaba frente a mis ojos (literalmente); abrí mi boca lentamente y comencé a meterme el pene en mi boca, y como toda inexperta, lo raspe con los dientes… él me dijo, como se debía hacer, mientras usaba magistralmente el vibrador en mi vagina… En unos minutos, me volví una experta. Y Según David, le di la mamada de su vida.

Bueno, me dijo… ya es hora… se sentó en el sillón y me colocó frente a él de manera que yo me sentará en su pene, desesperada me lo introduje en mi vagina y poco a poco sentía como se introducía y era como un hierro muy caliente, que entraba y quemaba mis entrañas…

Como buena jinete cabalgaba a David, con ritmo desenfrenado, mientras él gozaba de ver el espectáculo, ya que veía mis tetas rebotar y ver su pene desaparecer una y otra vez en el interior de mi vagina…

Cuando vio David, que bajaba el ritmo, me colocó de perrito en sillón, me dio una nalgada, que creo que hasta los vecinos la escucharon… Y me penetro muy fuertemente la vagina una y otra vez… yo no sabía si era mucho dolor o mucho placer… Cuando me asusto...

Siento un chorro caliente que recorre mi vagina… me quito inmediatamente de David… y le reprocho… No hay pena, eres casada y listo…

Al terminar, le digo a David, que esto no debió haber pasado… que fue un error, que allí quedará nada más… Si me dice… Es un error, el que una mujer tan caliente esté atrapada en una vida de monja… Mira la ropa interior que cuelga de tu tendedero… ni mi mamá la usa…

Yo te voy a liberar y vas a sacar todo esa lujuria que hay en ti… Niega, que gozaste… Niega, que gozas con el vibrador… hasta te aseguro, que te imaginas ir con él a la tienda… (Me leyó la mente me dije…)

No pasará, es cierto… ya no pasará así… pues ahora yo te voy a transformar, ya verás…

Dicho esto, se vistió y se fue…

Yo me quedé sentada en el sillón, desnuda y con la vagina adolorida y los pezones con marcas de mordiscos… vaya que esa semana no vino tu papa…

Al otro día cuando tú estabas en el colegio, llegó con una bolsa… en la bolsa una revista pornográfica muy explícita, una tanga blanca y un brasiere de encaje blanco.

Esto es todo tuyo, me dijo, mientras metía sus manos en mi blusa… A lo que yo intenté evitar… pero no funcionó… me tomó de los pechos… y los estrujo de tal forma que me hacía daño… No era sí como lo pensé… Pero no hay de otra… El brasiere y la tanga, son para mañana, cuando venga… la revista es para que veas como te debes comportar…

Dicho eso rompió mi blusa y me tiro al sillón. Se saca el pene y me dice… Tú sigues… Me asuste tanto, que ni pregunte y empecé a mamárselo… Ya vez… si puedes, y te gusta. Desnúdate, me dijo… mientras yo lo hacía, sacó una cámara (en ese entonces de rollo) y me fotografío… Ese fue el principio del fin


- Continuara -
 

Arahel

Bovino adolescente
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30 Sep 2009
Mensajes
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Huy!! Va bien el relato, pero nos dejas picados en la mejor parte
 
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