La primera vez que la vi me encontraba platicando con unos amigos de cosas bastante triviales que no vale la pena mencionar aquí. Ese día, que quede atontado por su belleza, Carla rozó mi brazo al pasar cerca de mí despidiendo un exquisito aroma a mujer, endulzando mis ojos con su exquisita figura la cual estaba ataviada con una blusa color azul claro, que resaltaba la prominencia y hermosura de sus pechos, y unos jeans que a su paso atraían las miradas hacia su trasero.
Más tarde en ese mismo día, me dirigí hacia su pupitre tratando de pedirle prestados los apuntes de la clase anterior…
- Hola, tu nombre es Carla ¿verdad?-
En ese instante sentí su mirada dulce, unos ojos azules que asemejaban la inmensidad y la tranquilidad del mar…
- Si y tú te llamas Carlos por lo que supongo que debería llamarte tocayo.
No pude evitar reírme del comentario en cuestión, sin embargo, unos segundos después le dije:
- Oye serías tan amable de prestarme los apuntes de la clase anterior; es que la clase de economía se me hace muy aburrida y si no fuera por tus lindos ojos créeme que durante las clases estaría dormido. -
- Que cosas dices, no necesitas adularme para que te preste los apuntes, pero si quieres puedes venir a mi casa por la tarde para que te los dé porque cada tarde los paso a la computadora y así me sirve de estudio para el examen que ya está próximo; te voy a apuntar la dirección en un papel.-
- Te agradezco mucho, estaré por tu casa a las 5 de la tarde. -
- Bye, hasta pronto -
Al voltearse lo que vi fue su cabello largo y lacio que rozó mi cara inundándome de un delicioso y caro perfume.
En ese mismo día a las 5 de la tarde…
Llegue luego de muchos apuros porque en el centro de la ciudad había una manifestación que impedía a la gente a su destino a tiempo y al tocar el timbre la vi usando unos shorts de mezclilla cortos y una blusa bastante diminuta.
- Hola tocayo, yo creí que ya no venías, vente vamos a mi cuarto que tenemos mucho que estudiar.-
- Ok, pero ¿tus papás no se enojarán si pasó a tu cuarto?-
- No te preocupes, ellos no están porque fueron a una comida. Espero que cuando ellos vengan tú ya no estés aquí.-
En ese instante sentí un leve enojo porque quería que acortara mi visita pero seguí mi camino hacia su cuarto embebido de su agresiva belleza.
Empezamos repasando a Adam Smith, Keynes y demás por lo que dos horas se nos habían ido como agua.
- Oye, ¿no te has cansado?
- Si un poco, y los apuntes del profesor son algo confusos. Bajemos a la cocina para tomar un refresco ¿no? Y luego regresamos.-
- Ok me parece perfecto-
En la cocina…
- Oye Carlos, cuando pasé cerca de ti en la escuela vi que se te paró
Sonrojándome me hice el tonto y le dije:
- No sé a que te refieras.-
- A tu pene, no te hagas el menso.-
- Pues no sé, tú que eres tan observadora- repliqué en un tono sardónico, sin embargo, no podía dejar de observar sus pechos.
- Mira si no quieres que hablemos de eso hay la dejamos-
- ¿Qué es lo que quieres hablar? -
- Dime si te gustó porque tú a mi si desde que te vi en el tercer semestre.-
- Pues si me gustas y mucho- contesté algo acomplejado sus preguntas.
- No te pongas rojo que pareces tomate, es más mira desde que bajamos noté que no dejas de verme los senos y eso me calentó mucho.-
En ese instante, y al calor de sus palabras, me acerqué a sus labios y delicadamente nos dimos un beso apasionado y la cargué de la cocina hacia un sofá de la sala. Ahí la acosté suavemente dirigiendo mis manos hacia el botón de su short de mezclilla que cedió con mucha facilidad.
- No Carlos, ¿y si vienen mis papás?
- Eso no importa, yo te deseo y yo sé que tú a mi me deseas y al bajarle su calzón, le metí un dedo en su vagina que parecía rendirse incondicionalmente por los jugos que emanaba. - Sus ojos azules en ese momento se habían convertido en un par de llamas ardientes por el deseo.
- si, mmmmmm dame más Carlos.
Lo único que pensé en ese instante era su blusa que aunque diminuta era un obstáculo para alcanzar ese par de melones que tenía por tetas y la arranqué con mi única mano desocupada de forma inmisericorde y aumenté un dedo más sobre su cuevita.
- ayyy, mmmmmm si así, bebé.
Lamentablemente tuve que parar intempestivamente para poder quitarme el pantalón y la trusa, y sacar mi pene que deseaba con fruición estar dentro de su vagina.
- No pares bebé, no me dejes así. Métemela ya.- Ella me miraba acostada como un perrito suplicando porque la penetrara.
En el sofá, ya manchado por sus jugos, me acosté encima de ella quedando mi pene listo para aquella misión que deseaba tanto. Cerré los ojos, le di un pequeño beso y empecé la acometida fuertemente tanto que a la primera penetración, tenía sus nalgas hasta mis testículos y sorbía con deseo cada uno de sus pezones hasta dejarlos rojos y bien paraditos.
- Mmmm, mmmmmmmm.
Su cara se estaba poniendo cada vez más roja y gritaba cada vez más fuerte.
- Mmmmm, ayyyyyy, mmmmm que rico mi amor, ¡como deseaba este momento!- Sus ojos se habían puesto en blanco y sus caderas tenían un movimiento cadencioso inconsciente.
En ese instante, llegaron sus papás y si quieren que les cuente posteen sus comentarios si les gustó mi relato.
Más tarde en ese mismo día, me dirigí hacia su pupitre tratando de pedirle prestados los apuntes de la clase anterior…
- Hola, tu nombre es Carla ¿verdad?-
En ese instante sentí su mirada dulce, unos ojos azules que asemejaban la inmensidad y la tranquilidad del mar…
- Si y tú te llamas Carlos por lo que supongo que debería llamarte tocayo.
No pude evitar reírme del comentario en cuestión, sin embargo, unos segundos después le dije:
- Oye serías tan amable de prestarme los apuntes de la clase anterior; es que la clase de economía se me hace muy aburrida y si no fuera por tus lindos ojos créeme que durante las clases estaría dormido. -
- Que cosas dices, no necesitas adularme para que te preste los apuntes, pero si quieres puedes venir a mi casa por la tarde para que te los dé porque cada tarde los paso a la computadora y así me sirve de estudio para el examen que ya está próximo; te voy a apuntar la dirección en un papel.-
- Te agradezco mucho, estaré por tu casa a las 5 de la tarde. -
- Bye, hasta pronto -
Al voltearse lo que vi fue su cabello largo y lacio que rozó mi cara inundándome de un delicioso y caro perfume.
En ese mismo día a las 5 de la tarde…
Llegue luego de muchos apuros porque en el centro de la ciudad había una manifestación que impedía a la gente a su destino a tiempo y al tocar el timbre la vi usando unos shorts de mezclilla cortos y una blusa bastante diminuta.
- Hola tocayo, yo creí que ya no venías, vente vamos a mi cuarto que tenemos mucho que estudiar.-
- Ok, pero ¿tus papás no se enojarán si pasó a tu cuarto?-
- No te preocupes, ellos no están porque fueron a una comida. Espero que cuando ellos vengan tú ya no estés aquí.-
En ese instante sentí un leve enojo porque quería que acortara mi visita pero seguí mi camino hacia su cuarto embebido de su agresiva belleza.
Empezamos repasando a Adam Smith, Keynes y demás por lo que dos horas se nos habían ido como agua.
- Oye, ¿no te has cansado?
- Si un poco, y los apuntes del profesor son algo confusos. Bajemos a la cocina para tomar un refresco ¿no? Y luego regresamos.-
- Ok me parece perfecto-
En la cocina…
- Oye Carlos, cuando pasé cerca de ti en la escuela vi que se te paró
Sonrojándome me hice el tonto y le dije:
- No sé a que te refieras.-
- A tu pene, no te hagas el menso.-
- Pues no sé, tú que eres tan observadora- repliqué en un tono sardónico, sin embargo, no podía dejar de observar sus pechos.
- Mira si no quieres que hablemos de eso hay la dejamos-
- ¿Qué es lo que quieres hablar? -
- Dime si te gustó porque tú a mi si desde que te vi en el tercer semestre.-
- Pues si me gustas y mucho- contesté algo acomplejado sus preguntas.
- No te pongas rojo que pareces tomate, es más mira desde que bajamos noté que no dejas de verme los senos y eso me calentó mucho.-
En ese instante, y al calor de sus palabras, me acerqué a sus labios y delicadamente nos dimos un beso apasionado y la cargué de la cocina hacia un sofá de la sala. Ahí la acosté suavemente dirigiendo mis manos hacia el botón de su short de mezclilla que cedió con mucha facilidad.
- No Carlos, ¿y si vienen mis papás?
- Eso no importa, yo te deseo y yo sé que tú a mi me deseas y al bajarle su calzón, le metí un dedo en su vagina que parecía rendirse incondicionalmente por los jugos que emanaba. - Sus ojos azules en ese momento se habían convertido en un par de llamas ardientes por el deseo.
- si, mmmmmm dame más Carlos.
Lo único que pensé en ese instante era su blusa que aunque diminuta era un obstáculo para alcanzar ese par de melones que tenía por tetas y la arranqué con mi única mano desocupada de forma inmisericorde y aumenté un dedo más sobre su cuevita.
- ayyy, mmmmmm si así, bebé.
Lamentablemente tuve que parar intempestivamente para poder quitarme el pantalón y la trusa, y sacar mi pene que deseaba con fruición estar dentro de su vagina.
- No pares bebé, no me dejes así. Métemela ya.- Ella me miraba acostada como un perrito suplicando porque la penetrara.
En el sofá, ya manchado por sus jugos, me acosté encima de ella quedando mi pene listo para aquella misión que deseaba tanto. Cerré los ojos, le di un pequeño beso y empecé la acometida fuertemente tanto que a la primera penetración, tenía sus nalgas hasta mis testículos y sorbía con deseo cada uno de sus pezones hasta dejarlos rojos y bien paraditos.
- Mmmm, mmmmmmmm.
Su cara se estaba poniendo cada vez más roja y gritaba cada vez más fuerte.
- Mmmmm, ayyyyyy, mmmmm que rico mi amor, ¡como deseaba este momento!- Sus ojos se habían puesto en blanco y sus caderas tenían un movimiento cadencioso inconsciente.
En ese instante, llegaron sus papás y si quieren que les cuente posteen sus comentarios si les gustó mi relato.
