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Algunas veces las cosas no salen como uno las espera (parte 2)

hombrenet

Becerro
Registrado
9 Mar 2012
Mensajes
13
Les invito a conocer la parte 1.
http://ba-k.com/showthread.php?t=2851958

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Después de tener nuestro primer encuentro con la chica de preciosos ojos, nuestros días cambiaron completamente.
Aquel encuentro espontaneo e improvisado, me provocó un extraño sentimiento de dependencia hacia ella. Siempre me ha agradado verle sus bonitos ojos (su mirada pícara y segura, como un par de luces que brillan en su rosto), su sonrisa, el lacio de su cabello y cómo cae en sus hombros cuando camina… y claro, verle el cuerpo tan bien formado. Ahora sólo pensaba en lo que sucedió aquella tarde, y las ganas de repetirlo.
Aunque, es importante aclararlo, siempre he sido muy tímido, nunca me había atrevido a hacer algo así, pero su belleza me provocó olvidar mi timidez, y claro, el apoyo de ella fué muy importante.
Sabía que repetir aquel momento iba ser difícil (o imposible), yo no podía provocar nada por mi calidad de profesor de la universidad, y ella una alumna a la que le llevaba fácilmente unos 6 años (pensándolo bien, no muchos).
No sé si me había enamorado, o era solamente una sugestión, pero llegar a la Universidad lo hacía con mucha alegría, y una vez llegando a los salones, la buscaba con la vista disimulada (aunque algunas veces volteaba toda mi cabeza dentro de un salón para buscarla), sólo verla era suficiente para que mi día se iluminara.
Ella tiene una amiga, casi inseparable, de nombre Ana (Anita), no tan atractiva como Karen, pero son inseparables. En algunas ocasiones se han quedado las dos conmigo en el laboratorio después de clases para aclarar dudas, yo con gusto le aclaro las dudas que tengan, pero ya no volvimos a hablar de aquel tema. Los días pasaron como si nada hubiera pasado, aunque dentro de mí estaba aún el sabor de aquella tarde de locura y de amor.

Era un miércoles, cuando Karen llegó sin su amiga al salón, pensé que llegaría más tarde, pero terminó la clase y no llegó. Terminando la hora de clases, cuando los alumnos salían, Karen se acercó a mí:
- Profesor, ¿puede aclararme unas dudas?
- Claro – le dije, así como en otras ocasiones, pensándolo bien, después de nuestro encuentro en mi casa, era la primera vez que se quedaba sola conmigo en el laboratorio, porque en tres ocasiones anteriores se había quedado con su amiga, esos momentos los disfrutaba.
Comenzamos a dialogar sobre el tema de la clase, y bastó unos minutos con ella, para que regresara a aquel memorable momento, lo recordé todo, y no sólo yo, también mi miembro, pero tenía que disimularlo completamente, no era momento de eso, ni el lugar.
- ¿Me podría explicar esto? – Me mostró una hoja de su cuaderno que tenía letras redondas, muy bien formadas en tinta negra.
Su voz tierna, sencilla, delgada, suave… su olor a perfume dulce, inolvidable… aun cuando pasaron varias semanas, creo que su perfume quedó impregnado en mi cuerpo por siempre, y tenerla cerca nuevamente provocó que los recuerdos llegaran de inmediato.
En un laboratorio: solitario, sin ruido, desestresados por terminar el día, los dos solos, con su mirada brillosa, sus labios color naranja… ¿cómo resistirme? ¿Qué hacer?
Estaba nuevamente atontado, mi respiración me volvió a delatar, era cada vez más rápido, como si mi olfato quisiera recibir detalles de su perfume.
Con seguridad le dije:
- Ven, siéntate – y con señas le mostré la silla que estaba al lado del escritorio, yo me senté en otra silla.
Sabía que éste no era el momento para “jueguitos”, así que traté de controlarme, y leer lo que había escrito, aunque esto último era muy difícil. Levanté mi vista ligeramente para saber cómo se veía de cerca, recordar detalles de ella, Karen sólo veía su cuaderno y esperaba que le explicara.
¿Sentirá lo mismo que yo? ¿Por qué tendrá esa serenidad como si nada hubiera pasado? ¿Será que ya lo olvidó? ¿Será que sólo fue un juego pasajero sin importancia? Y hasta llegué a pensar lo peor, ¿será que está acostumbrada a estos jueguitos?
No sé cuánto tiempo pasó desde que tomé su cuaderno para tratar de leer lo que escribió, aunque sus letras estaban muy claras, yo no podía entenderlas, mi mente estaba en otro momento, en otro tiempo… Por lo que opté leer en voz alta para disimularlo todo, haciendo como si estuviera pensando qué contestar.
Mientras comencé a leer, discretamente acerqué mis dedos de mi mano derecha hacia su brazo, quería al menos sentirla, rozarla era suficiente. Mi gran sorpresa fue cuando ella alejó su brazo unos centímetros de forma disimulada. Aunque disimuló, era evidente su rechazo, posiblemente tal como fue evidente el destino de mis dedos.
Ella con suavidad tomó su cuaderno de mis manos y comenzó a leer el texto.
Su rechazo provocó una necedad en mí, pensé que debería tocarla, por lo que ahora ya no lo hice de forma discreta, sino que fue directa, pero disimulando que le seguía en la lectura (yo leyendo de reojo). Ella se alejó más, también de forma directa, tampoco disimuló. Esto hizo que me sintiera rechazado, me molestó, pero a la vez lo comprendí, ella no quería que las cosas se repitieran ni por lo menos recordar indicios de aquel momento.
Me quedé callado, sabía que todo había terminado, mis ilusiones eran solo eso “ilusiones” y debería tocar la realidad. Al verme Karen quieto, se acercó con comodidad para darse a entender mejor, pero yo no pude evitar tener las manos quietas y la busqué nuevamente, esta vez fuí hacia sus dedos... esto fue fatal… ella se levantó sin soltar su cuaderno, lo metió en su mochila, se dio la vuelta y se perfiló hacia la salida del laboratorio.

Para mí fue penoso, triste, definitivamente esto había terminado. Me sentí como un niño regañado, lo único que hice fue pararme y ver cómo la chica más hermosa que había visto en mi vida se acercaba a la puerta con pasos rápidos y seguros… todo estaba perdido.

… pero… ya casi llegando a la puerta, a unos pasos… su ritmo para caminar disminuyó, se le notaba pensativa… llegó a la puerta, levantó la vista, sacó sólo la cabeza y volteo hacia los dos lados de afuera, se dio la vuelta y me dijo:
- No me hagas esto – volvió a ver hacia afuera, cerró la puerta y continuó - ¿estás dispuesto? ¿Sabes a qué le tiramos? – lo único que quería era rozar su piel con mis dedos, pero eso era imposible después de tener todo su cuerpo en mis brazos… y claro que sabía a lo que le tiraba, podría ser ella expulsada de la escuela y yo despedido si alguien nos viera en una posición deliciosa.
Me quedé callado, ella regresó la mano a la chapa de la puerta, viendo hacia la puerta, le puso el seguro a la puerta y se quedó parada ahí, sin moverse.
Mi corazón se quería salir, latía y se movía hasta mis orejas. Estábamos como a 10 metros, y estoy seguro que hasta ella escuchó mi corazón. Recordé aquel momento en mi casa, caminé lento hacia ella, y sin detenerme. Llegué donde estaba, le tomé de la cintura, la jalé hacia mí (ella estaba de espaldas a mi). Ella me tomó las manos y se las colocó en su vientre. Buscó pegar su rostro con el mío: Ella adelante, yo atrás… ella se sentía con paz, yo me sentía en las nubes.
No sabía hacia donde llevarla, no había mucho, sólo la jalé, caminamos hacia atrás, hacia donde sea… hasta que chocamos con una silla, nos detuvimos, le dí la vuelta, la jalé nuevamente hacia mí y de inmediato busqué sus ricos pechos, redondos y duros.
Se desabotonó los botones de su blusa, muy rápido, sabía que no debíamos perder tiempo, mientras hacía esto, yo bajaba mis labios, ella movía su brazier para que llegara mejor. Nuestra respiración ya estaba completamente deformada, ya no era respiración, era agitación.
Nos desabotonamos el pantalón, ella se lo quitó, yo sólo me lo remangué hacia abajo, se quitó su tanguita morada, yo sólo me llevé mi chones a mis rodillas. Me empujó para que me sentara en la silla, me senté y ella se sentó sobre mí, abriendo sus piernas y colocándose exactamente en mi miembro.
Sentí como entré suavemente en una parte cálida y mojada… ella con sus brazos, rodeó mi cuello, con suavidad me abrazó colocando su rostro pegado al mío… su aroma de mujer perfumado me prendió más… y comenzó sus movimientos… arriba… abajo… arriba… abajo… suavemente, delicioso, perfecto, como si danzáramos una música de Bach… con un ritmo unísono…
Mientras danzábamos, acariciaba su espalda, bajaba mis manos hacia sus redondos glúteos… qué ricos estaban…
Separó su rostro del mío, y sus labios buscaron los míos, sus labios eran suaves, carnosos. Los míos estaban muy mojados, sentí cómo ella tragaba mi saliva… sin perder la danza de nuestros cuerpos.
Siguió con movimientos más fuertes… más fuertes… mas… ella no gemía, no sacaba palabras… sólo gestos con los ojos y la boca. Separó sus labios de los míos para hacerse para atrás, pero sin despegar sus genitales de los mios, sólo lo hizo para acomodarse mejor... veía como disfrutaba, abría la boca, su respiración muy agitada me demostraba que estaba en su mejor momento… ella comenzó movimientos mas rápidos... mas rápidos... finalmente cerró los ojos, apretó muy fuerte los dientes y… poco a poco calmó su ritmo con un suspiro que se notó cómo se oxigenaron sus pulmones.
Se paró suavemente (se notaba cansada, era una posición difícil para ella), después yo me paré, le toqué sus formas traseras y no pude evitar darle la vuelta y tocar mi miembro con su glúteos: suaves, cálidos, redondos… ¡qué delicioso!
Teníamos que actuar rápido, podrían llegar al laboratorio, aunque estaba cerrado con seguro, se podrían imaginar, aunque no ver, bueno, sólo personal de seguridad podría entrar…
Me agarré los pantalones casi caídos y me llevé a Karen hacia el escritorio.
Ella tomó posición, agarró con sus dos manos el escritorio, se empinó ligeramente y yo llegué con mi miembro por atrás… directo al destino: introducirla por atrás… era mi primera vez, sabía que le dolería (por lo que he sabido), por lo que entré suavemente… suave… suave… ella mandó su mano derecha hacia atrás, hacia mis gluetos, y me jaló, como indicándome que entrara mas rápido, talvez por el tiempo que teníamos, talvez porque le gustaba, no lo sé, no era momento de investigar, sino de disfrutar…
Entré suavemente sin detenerme, sentí como abría espacio hasta llegar al fondo… ella no decía nada, sólo notaba que hacía fuerza con sus puños. Salí ligeramente y volví a entrar, y repetí esto no sé cuántas veces… salía, entraba… salía… entraba… suavemente... era delicioso, apretadito, rico, sentía en mi ingle su piel cálida, suave, sabrosa… tanto, que hasta lo saboreaba con la boca.
Estuvimos así varios minutos, hasta que sentí una fuerte sensibilidad en mi estómago, y aún más fuerte en mi miembro… no quería parar, quería saber en qué terminaba esto… qué rico… qué rico… ella sólo aceleró su respiración, talvez la lastimaba, talvez lo disfrutaba… cuando… se escuchó sonidos en la puerta, por fuera… primero tocaron, después como tratando de forzar la chapa… qué desesperación, la combinación de excitación y estrés me desvanecieron, yo no quería terminar así nada mas, son esas ocasiones en las que no te interesa lo que pase, solo te interesa terminar porque lo estás disfrutando… mi Karen me ayudó, se movía más fuerte hacia atrás, a los lados… yo entraba y salía… qué rico, sensibilidad con presión de que abrieran la puerta… hasta que ya no pude y me vacié dentro de ella, no me dió tiempo de avisar, ni de pedir permiso... es mas... no quería ni hablar en ese momento.
Ella se paró de forma muy delicada, sin que me saliera de ella, aproveché para acariciarle la ingle, subir mis dedos a los lados de su cintura... sentía sus curvas suaves envueltas en sudor, era maravilloso...

En eso, recordé que intentaron abrir la puerta, apreté a Karen con fuerza como si fuera el último abrazo (de hecho posiblemente lo era), y me salí de ella. En cualquier momento regresarían con personal de seguridad, si tenían clases en ese laboratorio, buscarían quien abriera.

Comenzamos a vestirnos apuradamente, y reacomodar nuestro desorden, ya estábamos vestidos (a medias), cuando se escuchó forcejeo de la puerta, ya estaban abriendo, posiblemente personal de seguridad ya había llegado, nosotros debimos abrir la puerta para que nadie se sospechara, pero no nos dió tiempo, en esa desesperación, alcancé a ver tirado una tela morada al lado de la silla, me acerqué muy rápido a ver qué era, y era la tanguita de Karen, "nervios", estrés... sudor jajaja... fuí corriendo a levantarlo y lo metí en mi mochila de laptop.

Cuando abrieron el laboratorio, se asomó una mujer, era la policía, la mujer que debía guardar el orden en los laboratorios de ésta área, realmente todo estaba en orden.
Con cara de rareza nos preguntó – ¿Qué hacen? ¿Por qué no me abrieron? – Lo único que pude decir, porque fue lo que se me ocurrió fue: - estamos en asesoría.
Qué pena, todo era evidente, no vio nada, pero nuestros cabellos ligeramente alborotados, una mesa mojada, una silla en medio… un olor a sudor… ¡con razón Karen me dijo si sabía a lo que le tiraba!

No dijimos nada más, salimos del laboratorio como niños regañados…
- Voy a la dirección a checar – dije
- Gracias, nos vemos – me dijo
- Te llevo
– No gracias, así está bien.
Ella se fue despacio, yo estaba dolido aun del miembro, pero en mis manos aún estaba el calor de Karen. Caminé hacia la Dirección y recordé lo que metí en la mochila de mi lap, lo abrí discretamente para confirmar si todo fue un sueño o realidad, y efectivamente algo morado aún se veía dentro.
Ahora es cuestión de esperar qué me dicen en la Dirección. Lo que me digan no importa, lo disfruté y eso lo vale todo.

Mientras escribo esto, tengo a mi lado una tanga morada, mi inspiración, como muestra de algo que parece fantasía, pero que me recuerda que es verdad...

Definitivamente... las cosas no salen como uno las espera... salen mejor...
 

hunterpatch

Bovino maduro
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30 Nov 2008
Mensajes
411
Pues habrá que ver si conservas tu trabajo y a la chica, eso si sería lo mejor, de mientras, excelente relato. Saludos.
 
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