dstefan84
Becerro
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- 11 Oct 2012
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Te beso y me besas. Saboreo tus labios mientras te miro. Me miras y te alejas, luego vuelves y eres tú quién come mis labios. Acaricio tus mejillas y sostengo tu cara cerca de mí. Me sujetas del cinturón y me envuelves con tu boca. Te comes mis labios y mi lengua. Mis alientos y mis deseos.
Acarició tus hombros y bajo con mis manos a través de tu espalda. Te alejas unos centímetros y sonríes. Juegas con tus labios y regresas. Agarras firmes mi culo mientras te presionas contra mi cuerpo. Sientes mi verga dura en el pantalón. Miras mi bulto y vuelves a sonreír. Las cosas se ponen duras, dices, y vuelves a besarme. Ahora frotándome por encima del pantalón.
Agarro tu espalda con una mano, mientras con la otra acaricio tus tetas hasta sentir como se endurecen tus pezones. Los veo marcados en tu blusa y muerdo tus labios suavemente como si fueran tus pezones. Cierras tus ojos y dejas escapar un gemido.
Acaricio tu abdomen lentamente mientras continúo besándote. Hasta que topo con tu pantalón. Antes que lo notes o tengas tiempo para escaparte mi mano ya está bajo tu pantalón, en busca de tu monte. Me muevo lentamente cuando llego a tus vellos. Más lento mientras acaricio tu cuello y oigo tu respiración congelarse. Entonces continúo rápidamente hasta que siento el calor de tus labios y la dureza de tu clítoris. Entonces muerdo tus pezones firmemente hasta mientras acaricio tu clítoris con suavidad. Tu clítoris está rodeado por mis dedos. Un dedo sobre él, dos dedos alrededor acariciando tus labios. Bajo el dedo de al medio entre tus labios, sintiendo como el calor aumenta… hasta que choco con tu humedad. Entonces vuelvo a tu boca con mis labios y mi otra mano firme en tu culo. Presiono tus nalgas tan fuerte como puedo. Tan fuerte como puedas resistir y meto un dedo en tu vagina.
Mi dedo mojado sube y vuelve a tu clítoris. Mis labios dejan sin escapatoria a tu boca.
Saco mi mano de tu culo y sin que lo notes desabotono el pantalón. Al segundo siguiente ya tienes tu pantalón medio abajo. Con el espacio suficiente para dejar expuesto tu calzón. Te miro y sonrío. Sin palabras te giro y te llevo hacia la pared. Pones tus manos sobre la pared mientras dejas expuesto tu culo.
Muevo tu calzón hacia un lado y meto mis dedos en tu vagina. Me mojo en ti y luego acaricio tus labios y tu clítoris. Lo hago una y otra vez hasta que la suavidad y humedad de mis dedos hacen efecto en tus dedos que tratan de rasguñar la pared.
Con una mano te acaricio por fuera. Con la otra mantengo unos dedos dentro de tu vagina. Con mi cuerpo presiono el tuyo contra la pared, mientras trato de alcanzar tu boca con la mía. Te beso mientras te penetro con mis dedos. El tiempo se detiene, te olvidas de respirar y tus ojos se cierran entre la lujuria. Vuelves a respirar y terminas de entregarte. La pasividad de mis manos ahora se convierte en movimiento. Te froto rápido un par de veces y luego sólo mantengo mis manos alrededor.
Saco mis manos y nuevamente tomo tus caderas y las tiro hacia atrás. Te doblas un poco más, dejando tu culo y tu vagina expuestos. Bajo totalmente tu pantalón y tu calzón y comienzo a lamerte. Una lamida grande para empezar, desde tu clítoris hasta tu culo. Otra lamida larga y más rápida mientras sostengo tus caderas para que no escapes. Te como con lujuria. Te como, como si fueras mi comida. Te como sin pensar en nada más que en cómo te gustaría que te lamiese.
Te continúo lamiendo mientras también juego con mis dedos en tu clítoris. Tus piernas tiemblan, pero no de que estás llegando. Tiemblan de querer más y más. Respiras rápido, luego profundo. Gimes suave y a ratos fuerte y agresivamente. Tus piernas vuelven a temblar y parece que vas a caer. Entonces te sostengo y te boto suavemente al suelo, dejándote de frente. Me tiro al piso y mientras estás tirada, continúo comiendo tu clítoris y tus labios. A ratos metiendo mis dedos o mi lengua firme.
Tus muslos envuelven mi cuello. Tus pies acarician mi espalda. Tus manos agarran firme mi cabeza, acercándome más a los lugares que quieres que coma.
Desde abajo veo tu cara. Te veo mordiendo tus labios. Veo tus ojos abrir y cerrar. Veo tus ojos blancos cuando saboreo tu clítoris. Veo como tus tetas se juntan cuando tus manos me mantienen firme junto a tu clítoris.
Soy tus manos. Soy tu lengua que nunca ha podido alcanzar este lugar. Soy tu dildo.
Continúo lamiéndote tanto como deseas, hasta que tus piernas vuelven a temblar. Tus gemidos se convierten en pequeños gritos. Tu boca se pone tan roja que pareciera explotar. Y tus fluidos se vuelven un río del que no paro de beber. Te comienzas a correr. Me sostienes firme junto a tu clítoris mientras susurras no pares. Gritas. Gritas sin parar hasta que sueltas mi cabeza y paro de lamerte. Te beso suavemente en tu clítoris, luego en tus labios y luego en tu monte. Y me quedo recostado afirmado en tu abdomen.
Tus manos se sueltan por completo y te dejas estar. No hablamos por un par de minutos, hasta que empiezas a reír. Cómo te devuelvo esto, me preguntas? No tienes nada que devolver, te digo. Tan sólo lo quería hacer.
Acarició tus hombros y bajo con mis manos a través de tu espalda. Te alejas unos centímetros y sonríes. Juegas con tus labios y regresas. Agarras firmes mi culo mientras te presionas contra mi cuerpo. Sientes mi verga dura en el pantalón. Miras mi bulto y vuelves a sonreír. Las cosas se ponen duras, dices, y vuelves a besarme. Ahora frotándome por encima del pantalón.
Agarro tu espalda con una mano, mientras con la otra acaricio tus tetas hasta sentir como se endurecen tus pezones. Los veo marcados en tu blusa y muerdo tus labios suavemente como si fueran tus pezones. Cierras tus ojos y dejas escapar un gemido.
Acaricio tu abdomen lentamente mientras continúo besándote. Hasta que topo con tu pantalón. Antes que lo notes o tengas tiempo para escaparte mi mano ya está bajo tu pantalón, en busca de tu monte. Me muevo lentamente cuando llego a tus vellos. Más lento mientras acaricio tu cuello y oigo tu respiración congelarse. Entonces continúo rápidamente hasta que siento el calor de tus labios y la dureza de tu clítoris. Entonces muerdo tus pezones firmemente hasta mientras acaricio tu clítoris con suavidad. Tu clítoris está rodeado por mis dedos. Un dedo sobre él, dos dedos alrededor acariciando tus labios. Bajo el dedo de al medio entre tus labios, sintiendo como el calor aumenta… hasta que choco con tu humedad. Entonces vuelvo a tu boca con mis labios y mi otra mano firme en tu culo. Presiono tus nalgas tan fuerte como puedo. Tan fuerte como puedas resistir y meto un dedo en tu vagina.
Mi dedo mojado sube y vuelve a tu clítoris. Mis labios dejan sin escapatoria a tu boca.
Saco mi mano de tu culo y sin que lo notes desabotono el pantalón. Al segundo siguiente ya tienes tu pantalón medio abajo. Con el espacio suficiente para dejar expuesto tu calzón. Te miro y sonrío. Sin palabras te giro y te llevo hacia la pared. Pones tus manos sobre la pared mientras dejas expuesto tu culo.
Muevo tu calzón hacia un lado y meto mis dedos en tu vagina. Me mojo en ti y luego acaricio tus labios y tu clítoris. Lo hago una y otra vez hasta que la suavidad y humedad de mis dedos hacen efecto en tus dedos que tratan de rasguñar la pared.
Con una mano te acaricio por fuera. Con la otra mantengo unos dedos dentro de tu vagina. Con mi cuerpo presiono el tuyo contra la pared, mientras trato de alcanzar tu boca con la mía. Te beso mientras te penetro con mis dedos. El tiempo se detiene, te olvidas de respirar y tus ojos se cierran entre la lujuria. Vuelves a respirar y terminas de entregarte. La pasividad de mis manos ahora se convierte en movimiento. Te froto rápido un par de veces y luego sólo mantengo mis manos alrededor.
Saco mis manos y nuevamente tomo tus caderas y las tiro hacia atrás. Te doblas un poco más, dejando tu culo y tu vagina expuestos. Bajo totalmente tu pantalón y tu calzón y comienzo a lamerte. Una lamida grande para empezar, desde tu clítoris hasta tu culo. Otra lamida larga y más rápida mientras sostengo tus caderas para que no escapes. Te como con lujuria. Te como, como si fueras mi comida. Te como sin pensar en nada más que en cómo te gustaría que te lamiese.
Te continúo lamiendo mientras también juego con mis dedos en tu clítoris. Tus piernas tiemblan, pero no de que estás llegando. Tiemblan de querer más y más. Respiras rápido, luego profundo. Gimes suave y a ratos fuerte y agresivamente. Tus piernas vuelven a temblar y parece que vas a caer. Entonces te sostengo y te boto suavemente al suelo, dejándote de frente. Me tiro al piso y mientras estás tirada, continúo comiendo tu clítoris y tus labios. A ratos metiendo mis dedos o mi lengua firme.
Tus muslos envuelven mi cuello. Tus pies acarician mi espalda. Tus manos agarran firme mi cabeza, acercándome más a los lugares que quieres que coma.
Desde abajo veo tu cara. Te veo mordiendo tus labios. Veo tus ojos abrir y cerrar. Veo tus ojos blancos cuando saboreo tu clítoris. Veo como tus tetas se juntan cuando tus manos me mantienen firme junto a tu clítoris.
Soy tus manos. Soy tu lengua que nunca ha podido alcanzar este lugar. Soy tu dildo.
Continúo lamiéndote tanto como deseas, hasta que tus piernas vuelven a temblar. Tus gemidos se convierten en pequeños gritos. Tu boca se pone tan roja que pareciera explotar. Y tus fluidos se vuelven un río del que no paro de beber. Te comienzas a correr. Me sostienes firme junto a tu clítoris mientras susurras no pares. Gritas. Gritas sin parar hasta que sueltas mi cabeza y paro de lamerte. Te beso suavemente en tu clítoris, luego en tus labios y luego en tu monte. Y me quedo recostado afirmado en tu abdomen.
Tus manos se sueltan por completo y te dejas estar. No hablamos por un par de minutos, hasta que empiezas a reír. Cómo te devuelvo esto, me preguntas? No tienes nada que devolver, te digo. Tan sólo lo quería hacer.
