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Segundo encuentro con Alfredo el tintorero - Parte 1

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29 Jul 2020
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6
Gracias por darme un espacio, me desahogo de algunos temas personales escribiendo

te recomiendo visites el primer encuentro (partido en 2):

Encuentro 1 - parte 1
Encuentro 1 - parte 2

Han pasado algunos meses de aquel primer encuentro entre Mariana y nuestro amigo Alfredo, muchos meses en los que Mariana solo da la orden de que la chica que le ayuda lleve y recoja su ropa, donde Alfredo personalmente recibe y atiende sus prendas y espera que ese culito monumental regrese a pedirle otra revolcada como en aquella primera sesión.

Como toda mujer Mariana es hábil, en algunas ocasiones en estos 8 meses ha dejado entre sus prendas unas braguitas que ha utilizado en alguna sesión de entrenamiento físico lo cual provoca que se impregnen sus jugos y su aroma, algo que mantiene viva la esperanza de nuestro costeño don a que vuelva a estar dentro de ese par de nalgotas, como todo conocedor de ropa, se daba cuenta de que esa culona seguía evolucionando algo que pensaba cuando olía esas braguitas usadas cada que tenía chance de dedicarle una jalada a ese traserísimo.

Gracias a la idea de Mariana, Alfredo ha habilitado la opción de entrega a domicilio, inclusive haciendo algunos flyers con esa información y con el teléfono de la tintorería y su número personal lo que le ha incrementado el numero de clientes, pero el anzuelo no ha pescado a nuestra amiga Mariana.

Mariana al tener grabados los momentos como Alfredo disfrutaba su tremendo trasero decidió cambiar la rutina con su instructor a algo más agresivo y hacer unas nalgas aun mas grandes y fuertes, acompañados claro de algunos retoques estéticos ese trasero era digno solo de una reata a la que ella misma le había acuñado su nombre con aquella mamada de campeonato que le propinó a nuestro don costero.

Mariana también accedió a salir con Héctor, el típico tipo de bonita cara, buen nivel ejecutivo, de mundo pero que realmente en la cama no le propiciaba ni un cuarto de la verguisa que le acomodó Alfredo para lo cual de nuevo esa tensión sexual se veía incrementándose cada que Héctor se sentía un campeón coronando con aquella chica de tremendas piernas y delicioso trasero, ni tantito se aproximaba al tamaño de semejante leño que se cargaba nuestro entrañable amigo Alfredo.

Llegó fin de año, fiestas, pedas, preparativos, vacaciones y esa época de recordar y celebrar, Mariana acordó con su chica que tomara un par de semanas de vacaciones.

Dentro de esas festividades se encontraba agendada una noche de chicas, aquellas noches donde las damas dejan el pudor en sus casas y cuentan con lujo de detalles sus aventuras o desaventuras sexuales, Mariana disfrazando un poco la escena en alguna otra noche de chicas ya había confesado la aventura con Alfredo, dando lujo de detalles y dejando a la imaginación de las demás damas como era recibir una tremenda re cogida, Karen, una chica algo liberal tomó la palabra en esa reunión para contar su experiencia con un amante sobre el sexo anal, algo sucio y doloroso terminó en ser para Karen algo que probó y fue de las mejores experiencias sexuales en su vida, Mariana recibió este mensaje e inmediatamente pensó en dos opciones en el miembro común de Héctor acompañado de su mediana experiencia o en aquel misil de don reata de gato bodeguero desflorando aquel virginal orificio algo que tuvo una reacción de que casi se ahoga con su propia bebida.

Al día siguiente nuestra amiga empezó a buscar el ABC del sexo anal, métodos, prácticas, ayudas, higiene, lubricantes y accesorios para poder realizar esa práctica llamando poderosisimanente su atención un lubricante de tamaño familiar y un plug de esos cortos pero de buen grosor para poder incursionar en esa práctica, evidentemente fueron un desastre esas prácticas, algo doloroso y poco funcional.

Antes de partir a un descanso la chica de limpieza había dejado una cantidad descomunal de ropa de Mariana con el tintorero, algo que casi olvida Mariana y entre el estrés laboral, el desastre de la práctica anal, una pelea decembrina con Héctor tenía a Mariana vuelta loca, como buena persona organizada había puesto en un imán en el refrigerador el teléfono de la tintorería donde fingiendo su voz tuvo que llamar para pedir su ropa a domicilio:

El chalan – tintorería
Mariana – buen día quisiera que me enviaran el viernes mi ropa a mi domicilio ubicado en la unidad fuentes 37 – interior Z06, mi número de folio es 68427
El chalan – permítame no me cuelgue, ¿don Alfredo tiene en sus registros este número de 68427?
Alfredo – ¿Mariana?, dame el teléfono “buenas tardes, Marianita que milagro”

Mariana por fin ha picado en el anzuelo, o quizás ella estaba por aventar el anzuelo también:

Mariana: Alfredo, buenas tardes veo que ya no se queda con las prendas o quizás si pero ya ni me dice nada, puede mandar a su muchacho a dejarme la ropa el viernes? Solo que sea después de las 3 de la tarde ya que tengo una junta muy importante y no me gustaría que dejaran mi ropa en vigilancia

Alfredo: no se preocupe, se la voy a dejar completita a su domicilio la ropa.

Sigue en segunda parte
 
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