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La última noche.

brec14

Becerro
Registrado
2 Abr 2012
Mensajes
2
En un atardecer de invierno, el sol desaparecía frente a nuestros ojos, el frio de la noche era más intenso.
Observábamos el ocaso, sentados y tomados de la mano.
Decidimos partir de tan maravilloso lugar pues la oscuridad llegaba y era hora de marcharnos.
Optamos por cenar en mi apartamento, parecía ser una noche común.
Pedimos una pizza, vimos un par de películas, jugamos, en fin. Incomparables los momentos que paso a su lado.
Entre uno de nuestros tantos juegos, resbalamos y caí sobre él. Nos vimos a los ojos, y lentamente nos besamos, un beso tierno y apasionado
Nos levantamos dispuestos a una aventura,
Continuamos besándonos hasta llegar a la habitación.
Me abrazó fuertemente y comenzó a besar mi cuello, él sabe que me vuelve loca que lo haga, continuaba para complacerme.
Lentamente le quitaba su camisa, pasaba mis manos por su pecho, por su espalda mientras lo besaba.
Poco a poco me deshacía de mis prendas, el tocaba mi cuerpo con delicadeza, sus manos tibias y suaves bajaban por mi espalda, sus brazos rodeaban mi cuerpo, llego a mi busto, mientras yo le quitaba el pantalón.
Nos dirigimos a la cama y nos recostamos, sin dejar de besarnos.
Acariciaste cada parte de mí, mis piernas, mis caderas, mi abdomen, mi pecho, mi espalda, te adueñaste completamente de mí.
Tus manos se convirtieron en mi obsesión, bajaban por mi busto a mi vientre, llegaban al lugar indicado y tomaban el poder, acariciaban cada intimo lugar, se hicieron parte de mí, tus dedos estaban húmedos, y yo me complacía con tenerte junto a mí.
Descubrías misterios dentro de mi cuerpo. De pronto tu boca mordía mi seno derecho con tanta pasión con tanta seguridad pasaste al izquierdo llenándote de mí.
Bajaste besando mi abdomen, hasta que llegaste al lago que satisface la pasión, era tan excitante sentir tu lengua juguetear conmigo, una manera esplendida para complacerme.
Llegó el momento de complacer nuestros cuerpos hasta cansarnos, hasta agotar nuestras fuerzas, llegó el momento de hacernos uno mismo.


Te introdujiste en mí, de una manera suave y apasionada, con un gemido expresé lo bien que me sentía.
Un vaivén de deseos, de pasión, de locura pero sobre todo amor.
Mi cuerpo pedía más de esas sensaciones extrañas, pero maravillosas.
Cambiamos de estado un par de veces, pero en cada uno de ellos era un placer enorme el que viajaba por nuestros cuerpos.
Llegamos a nuestro máximo punto, lograste excitarme de una manera tan expendida, como nadie lo había hecho jamás.
Nuestros cuerpos se estremecieron, nuestro ritmo cardiaco estaba acelerado, el calor de nuestros cuerpos era muy alto, pero continuábamos complaciéndonos.
Se terminaba mi aliento y el tuyo por igual, nos tranquilizamos, nos abrazamos, después de amarnos, de tocar nuestra alma juramos nunca separarnos, cerramos el juramento con un suave y tierno beso.
Unidos en un solo cuerpo nos quedamos dormidos, sin saber que no despertaríamos más.
 
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