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LA ESPIRAL DORADA

baluarte

Becerro
Registrado
29 Feb 2008
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LA ESPIRAL DORADA
Tendido y sometido yo en la cama ella se inclinó temerosa de practicar por primera vez una felación, mi miembro erecto le hacía la invitación, ¿Cómo? No se, pero ella la aceptó.
Tomándolo entre las manos se inclinó y lo hundió en su boca, con tal hambre y ansiedad que sus labios besaron mi pubis, mis testículos, ni la mejor cantante de ópera podría haber superado ese trabajo de garganta y los labios dibujando una perfecta «o» y sin emitir siquiera algún sonido.
Su cabello suelto se sacudía sobre mi vientre y mis piernas con cada subir y bajar de su cara sobre mi, no se detenía, yo no se lo pedía, ella lo disfrutaba; un breve respiro, se levantó y en su rostro la mirada era perversa, la primera vez que se llenaba la boca con una verga la había dejado extasiada, se volvió a inclinar sobre ella no quería perder instante, lamía, chupaba, comenzó a mamar sin dejar de ir de arriba a abajo, habíamos tomado mucho alcohol, pero fue un excelente pretexto para dejar escapar un chorro de orina en su boca, lo cuál la sorprendió e hizo que parará un momento, degustando ese líquido delgado que tenía en su boca notó que el sabor no era desagradable, dijo «sabe a agua» y aventándose a mis labios compartimos mi orina en un beso húmedo y delicioso, lo disfrutó tanto que bajó nuevamente a mi pene por más. debo decirlo, al principio no es fácil orinar en la boca de alguien, pero ella ayudó a conseguirlo, siguió mamando, bebiendo y disfrutando de mi pene y de mi orina, hasta que me pidió que me levantara, me llevó al jacuzzi y de rodillas frente a mi me ofreció su boca abierta y pidió que la orinara, quería que su boca se llenara con mi miada hasta que se le desbordara, sentirla espumosa y caliente derramándose por sus labios, aumentando su deleite con el aroma que es tan suave cuando se ha bebido mucho, y yo complaciente y también perverso la oriné, me vertí por completo en su boca, la escena puedo recrearla desde múltiples ángulos, en todos veo una obra de arte, una escultura, digna fuente de los jardines de la realeza. Con la boca llena y ese tono dorado que realzaba el rosa de su lengua, abrió la garganta, cerró los labios y tragó, bebió toda la orina y sedienta pidió más. Saciada su sed me pidió que la siguiera miando, se bañó en la lluvia dorada, sintió mi chorro en su cara las mejillas, los párpados y todo le escurría cómo un arroyo caliente por su cuello, se levantaba por sus senos y como cascada caía sobre su pubis, sus piernas y su vagina.
Cesó por un momento el dorado flujo, ella volvió a tener una relación oral con mi pene.
Recostado en el jacuzzi ella inclinada sobre mi, continuó hasta hacerme venir, el semen en su boca aumentó su lujuria, el sabor ácido cremoso y ese olor característico estimularon sus sentidos, contrastando con el sabor dorado, experimentó un cóctel que juzgó cómo delicioso, no desperdició ni una gota de semen, me vine dentro de su boca de principio a fin, con su lengua buscó hasta el último mililitro y lo tragó.
 
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